Núñez de Lara, Juana, Señora de Vizcaya (ca. 1336-ca. 1358).


Aristócrata hispana, titular del señorío de Vizcaya desde 1352 hasta su fallecimiento. Nació hacia el año 1336 y falleció en Sevilla hacia 1358, víctima de una de las múltiples purgas nobiliarias efectuadas por el rey castellano, Pedro I.

Juana fue una de las hijas de Juan Núñez de Lara IV y de María Díaz de Haro II, anteriores posesores del señorío de Vizcaya. Tras la muerte de su padre en 1350, el señorío había pasado a manos de su hermano Nuño de Lara, que en realidad contaba con apenas tres años de edad y que fue utilizado por un linaje vizcaíno, los Avendaño, para intentar agrupar a los hidalgos vizcaínos contra el cada vez mayor interés de la monarquía castellana de absorber el señorío. Sin embargo, tras algunas tensiones, en 1351 falleció Nuño, lo que dejó a Juana Núñez de Lara como heredera del mismo. A primeros de 1352 Juana fue reconocida como señora por los hidalgos norteños reunidos en Guernica, pero todavía debía validar la elección el nuevo monarca, Pedro I, quien, en 1353, accedió a ello pero poniendo una condición: que Juana contrajese matrimonio con Tello de Trastámara, hermano bastardo del rey, uno de los muchos hijo ilegítimos que Alfonso XI había tenido con Leonor de Guzmán. Alfonso XI ya había intentado dirigir su política de control del señorío de Vizcaya a través de Tello de Trastámara, y también dejó en el testamento que su hermano Pedro, heredero legítimo, continuase por esta senda. Así pues, hacia septiembre de 1353, y bajo el auspicio de Pedro I, se celebró en Segovia el enlace entre Juana y Tello, tras el cual ambos viajaron inmediatamente hacia Vizcaya para que el hermano del rey fuera reconocido como señor del territorio.

Juana ejerció un importante papel en la consolidación del gobierno señorial, ya que, en realidad, ella era la posesora de los derechos señoriales, nieta de señores (Juan el Tuerto) e hija del anterior señor; la imposición de Tello únicamente fue debida a las continuas maniobras de la monarquía para controlar el territorio. En este sentido, Juana colaboró con Tello en todas las decisiones de éste, aunque erróneas para el señorío. Así, durante 1354, la rebeldía del señor de Vizcaya ante Pedro I hizo que el rey casase a su primo, el infante Juan de Aragón, con Isabel Núñez de Lara, hermana de Juana, en un nuevo intento de controlar Vizcaya. Pese a ello, la imposición no fue aceptada por los hidalgos vizcaínos, que siguieron apoyando la legalidad de Juana. Después de un año lleno de las tensiones prebélicas que conducirían finalmente a la fratricida Guerra Civil Castellana, Tello y Juana se instalaron en el castillo de Palenzuela, posesión central del señorío de Aguilar que ostentaba el Trastámara. Hacia allí cabalgó Pedro I, para intentar la rendición y captura de los señores rebeldes. Avisados, ambos consiguieron escapar de esta persecución. Tello se refugió en la Corona de Aragón, donde su hermano Enrique, comenzaba a pactar con Pedro IV la intervención en la guerra que enfrentaba a Castilla y a Aragón (véase: Guerra de los Dos Pedros).

Juana residió durante gran tiempo en Bermeo, villa portuaria cabeza de su señorío, desde donde, en caso de urgencia, podría embarcar rápidamente hacia Francia. No se tienen demasiados datos acerca de su devenir al frente del señorío de Vizcaya, que ejerció en solitario durante las largas ausencias de Tello de Trastámara, al menos entre los años 1354 y 1358. En este último año, Juana residió en Aguilar de Campoó junto a Tello, y de nuevo tuvo que sufrir una intentona de Pedro I por capturarles a ambos, tentativa que esta vez finalizó con la captura de Juana, no así de Tello, que pudo huir hacia Vizcaya. La narración del canciller Ayala no sólo describe el episodio, sino que deja entrever la posición de preeminencia que la dama ostentaba al frente del territorio señorial:

E el rey, desque llegó en Aguilar de Campó e non pudo fallar a don Tello, que fuera apercebido, prendió a doña Juana, su mujer de don Tello, fija de don Juan Núñez de Lara e de doña María su mujer, señora de Vizcaya; ca por esta su mujer cobrara don Tello el señorío de Vizcaya, ca era la fija mayor de don Juan Núñez e heredara la tierra de Vizcaya, e estaba a la sazón en la dicha villa de Aguilar de Campó, que era de don Tello.

(Crónica de Pedro I, ed. cit., p. 192).

Tras esta captura, en junio de 1358, Juana vivió prisionera en los alcázares de Sevilla, a donde fue trasladada de inmediato. El señorío de Vizcaya sufrió un duro varapalo, ya que después de este incidente la hidalguía vizcaína apoyó a Tello de Trastámara, esposo de Juana, mientras que Pedro I intentó en varios momentos arrancar de la posesión a su hermano rebelde. En primer lugar, ofreció el señorío a Juan de Aragón en 1359, pero la Junta de Guernica rechazó la propuesta al mismo tiempo que instaba al monarca a devolver la libertad a Juana, a la que tenían por señora legítima. En 1366, durante la firma entre Inglaterra y Castilla de los acuerdos de Libourne, Pedro I ofreció el señorío de Vizcaya a Eduardo de Gales, el Príncipe Negro, a cambio de su ayuda militar en la Guerra Civil Castellana. La época en el señorío fue confusa, ya que los hidalgos de la Junta, aunque respetaban a Tello por su legalidad, comenzaban a estar hartos de estas tensiones, lo que hizo que poco a poco fuera tomando cuerpo la vieja idea de la monarquía castellana: que el rey fuese por tradición el señor de Vizcaya.

Poco después de que Pedro I ofreciese al Príncipe Negro el señorío, Tello de Trastámara intentó no ceder sus opciones señoriales en Vizcaya mediante una maniobra realmente macabra. En 1366 se presentó en Vizcaya con una dama a la que pretendía hacer pasar por Juana Núñez de Lara que, liberada de su prisión, cedía a su marido todos los derechos. Los hidalgos vizcaínos descubrieron la celada indignados, pues, de camino, se supo que Juana había sido asesinada en Sevilla por orden de Pedro I. El testimonio del canciller Ayala es claro al respecto:

Fue dicho que una dueña que estaba en Sevilla presa por mandado del rey don Pedro se llamaba doña Juana de Lara, mujer del conde don Tello, e el rey fízola traer a Burgos. E como quier que fue, don Tello dixo luego que era su mujer, e levóla a su casa; empero decía en su secreto que lo facía por aver algund título a Lara e Vizcaya, rescelando que aquella mujer se fuese a la partida del rey don Pedro e que los vizcaynos, como son omes a su voluntad, tomasen con ella alguna imaginación, por que don Tello perdiese el señorío de Lara e de Vizcaya. E aunque don Tello era cierto que aquella non era doña Juana de Lara, algunos días tóvola así por mujer; empero después lo negó públicamente e fue fallado que non era ella, ca el rey don Pedro ficiera matar en Sevilla a la dicha doña Juana, mujer de don Tello, gran tiempo avía. E aun después don Martín López de Córdoba, quando fue preso en Carmona, así lo confesó, e dixo que era muerta doña Juana de Lara, e mostró el logar do estaba soterrada.

(Crónica de Pedro I, ed. cit., p. 334).

El texto deja traslucir que, en efecto, Tello de Trastámara era plenamente consciente de que su posesión del señorío de Vizcaya se fundamentaba en el carisma que su mujer tenía con los hidalgos vizcaínos, ya que era ella quien representaba la legalidad tradicional. Por esta razón, el Trastámara intentó tan extraña acción para no perder el señorío, aunque finalmente se descubrió que Juana había sido víctima de una de las muchas purgas nobiliarias efectuadas por Pedro I, posiblemente poco después de ser hecha prisionera en 1358. Al no haber descendencia legítima entre Juana y Tello, el señorío de Vizcaya quedó abocado a su absorción por parte de la monarquía castellana. Por ello, aunque Tello continúo titulándose señor hasta su muerte (1370), el título pasó a la monarquía en la persona de Juana Manuel, esposa de Enrique II, y más tarde a Juan I. Todavía la historiografía romántica del siglo XIX consideraba a Juana Núñez de Lara como la última señora real de Vizcaya, al agotarse con ella toda la tradición gubernativa del territorio vizcaíno.

Bibliografía

  • DÍAZ MARTÍN, L. V. «Don Tello, Señor de Aguilar y de Vizcaya (1337-1370)». (Boletín de la Institución Tello Téllez de Meneses, 47 [1982], pp. 267-337).

  • LÓPEZ DE AYALA, P. Crónicas. (Ed. J. L. Martín, Barcelona, 1991).

  • VALDEÓN BARUQUE, J. Los Trastámaras. El triunfo de una dinastía bastarda. (Madrid, 2001).

  • VVAA. Edad Media y Señoríos: el Señorío de Vizcaya. (Bilbao, 1972).