Gabriel Císcar y Císcar (1760–1829): Científico Ilustrado y Estratega Naval del Reformismo Español
Orígenes familiares y formación inicial
Infancia en Oliva y vínculo con Gregorio Mayáns
Gabriel Císcar y Císcar nació en Oliva, en la provincia de Valencia, en 1760, en el seno de una familia con firmes vínculos con la cultura y el pensamiento ilustrado. Su tío fue el célebre Gregorio Mayáns y Císcar, uno de los más influyentes humanistas y eruditos españoles del siglo XVIII. Este parentesco no solo marcó el entorno intelectual en que creció Gabriel, sino que fue clave para su posterior formación científica y humanística.
Criado en un ambiente propicio al estudio y la reflexión, Císcar mostró desde temprano una inclinación hacia las ciencias exactas, lo cual contrasta con su primera orientación académica: el derecho. No obstante, su vocación por la ciencia y el mar acabaría imponiéndose con claridad.
Educación en Valencia: de las Escuelas Pías a la Universidad
Sus primeros estudios los realizó en las Escuelas Pías de Valencia, instituciones que gozaban de gran prestigio por su calidad educativa y por estar alineadas con los valores ilustrados del momento. Posteriormente, ingresó en la Universidad de Valencia con tan solo catorce años, para iniciar la carrera de leyes. Sin embargo, su paso por el derecho fue breve, ya que en 1777, con apenas diecisiete años, decidió ingresar en la Academia de Guardiamarinas de Cartagena, marcando así el inicio de una carrera naval y científica que lo llevaría a ocupar algunos de los más altos cargos técnicos, académicos y políticos de su tiempo.
Ingreso en la Armada y primeras campañas
Academia de Guardiamarinas y experiencias en Europa y América
Una vez incorporado a la Armada Española, Gabriel Císcar participó en diversas campañas navales en los mares de Europa y América, experiencias fundamentales para su formación práctica en navegación, geografía y astronomía. Estas campañas, más allá de su dimensión militar, ofrecieron a Císcar un contacto directo con los problemas científicos y técnicos de la navegación oceánica, alimentando su interés por la física, la trigonometría y el cálculo.
Regresó a la Academia de Cartagena en 1782, donde reanudó sus estudios y fue nombrado profesor de navegación y matemáticas, reflejando ya su capacidad pedagógica y su dominio del conocimiento técnico. Su ascenso fue rápido: en 1788 alcanzó el rango de teniente de navío, y poco después fue designado director de la Academia de Guardiamarinas, posición desde la cual impulsó reformas académicas de gran calado.
Císcar demostró una habilidad singular para unir la práctica marítima con el rigor científico. Como docente, desarrolló manuales y metodologías innovadoras que combinaban teoría matemática con aplicación náutica. Uno de sus mayores logros en esta etapa fue su revisión y ampliación del Examen marítimo de Jorge Juan, uno de los textos científicos más importantes de la tradición naval española.
Este trabajo no fue una mera reimpresión: Gabriel Císcar añadió una exposición detallada de los principios del cálculo, realizó correcciones conceptuales al texto original, introdujo nuevas proposiciones y, en algunos casos, refutó afirmaciones previas con base matemática, lo que le otorgó reconocimiento como reformador de la ciencia náutica.
Actividad científica y editorial
Dirección de la Academia y ampliación del Examen marítimo de Jorge Juan
El encargo de revisar y ampliar el Examen marítimo teórico práctico del insigne Jorge Juan, obra de referencia desde el siglo anterior, situó a Císcar en el epicentro del pensamiento técnico español. A lo largo de la edición de 1793, introdujo un enfoque mucho más analítico, con notas aclaratorias, demostraciones matemáticas y actualización de los contenidos astronómicos. Esta edición se convirtió en referencia obligada para los estudios náuticos.
Su objetivo no era solo modernizar el contenido, sino también democratizar el acceso al conocimiento científico dentro de la Armada, alineándose con los ideales ilustrados de racionalización, progreso y educación técnica como base del poder naval.
Misiones técnicas en el Mediterráneo: mediciones geográficas y astronómicas
En 1796, emprendió un viaje científico a Trípoli, durante el cual determinó con gran precisión la longitud geográfica de distintos puntos de la costa sur de Cerdeña, entre otros lugares del Mediterráneo. Esta misión, más allá de sus implicaciones estratégicas, tenía una clara dimensión científica, pues buscaba mejorar las técnicas de medición cartográfica y comparación de datos astronómicos con fines náuticos.
Císcar se valió de métodos astronómicos, relojes de precisión y observaciones de cuerpos celestes para calcular longitudes y latitudes, contribuyendo a los estudios gravimétricos con experimentos de péndulo en Madrid. Estos trabajos lo conectaron con la comunidad científica europea y lo posicionaron como un científico técnico de primera línea en su época.
Participación en la creación del sistema métrico decimal
Delegación española ante el Instituto de Francia
Uno de los hitos más relevantes de la carrera de Císcar fue su participación en la misión diplomático-científica de 1798, cuando fue elegido, junto con el matemático Agustín de Pedrayes, como representante de España ante el Instituto de Francia, organismo encargado de validar los patrones del sistema métrico decimal.
La reunión, que congregó a científicos de distintas naciones, buscaba establecer estándares universales de medida basados en principios naturales y mediciones astronómicas. El papel de Císcar fue crucial: no solo representó a España, sino que aportó ideas originales sobre nomenclatura castellana y correspondencias entre medidas tradicionales y decimales.
Memoria Elemental y la propuesta de reforma métrica en España
A su regreso, publicó en 1800 su célebre obra «Memoria elemental sobre los nuevos pesos y medidas decimales, fundados en la naturaleza», donde expuso con claridad las ventajas del sistema métrico y propuso su implementación en España. Esta obra no solo tenía un valor técnico, sino también pedagógico y político, al abogar por una reforma coherente con los ideales ilustrados de universalidad y racionalidad.
En la misma memoria, Císcar relató los experimentos realizados con cuatro péndulos en Madrid, diseñados para comparar la gravedad local con la medida parisina. Estos estudios, además de reforzar su autoridad científica, pusieron de manifiesto su preocupación por adaptar la ciencia al contexto español, sin renunciar a la exactitud internacional.
Su contribución al sistema métrico y a la ciencia aplicada le otorgó prestigio entre los reformistas y científicos ilustrados europeos, al tiempo que lo integraba de lleno en los círculos del poder técnico y político que marcarían su trayectoria futura.
Implicación política durante la Guerra de Independencia
Miembro de las juntas militares y gobernador de Cartagena
El estallido de la invasión napoleónica en mayo de 1808 marcó una transformación radical en la vida de Gabriel Císcar. Desde ese momento, sus saberes técnicos y su perfil ilustrado fueron puestos al servicio de la defensa del Estado español, enfrentando una coyuntura crítica de guerra, desmembramiento institucional y resistencia civil. Ingresó de inmediato en la Junta de Observación y Defensa, organismo de carácter transitorio orientado a organizar la resistencia contra el ejército francés.
En septiembre de ese mismo año, fue nombrado secretario vocal de la Junta General Militar, y poco después, secretario del Consejo Supremo de Guerra y Marina, entonces establecido en Sevilla, uno de los centros neurálgicos de la resistencia patriótica. Su prestigio como militar, matemático y organizador lo llevó a ser designado jefe de escuadra, y en 1809, asumió como gobernador militar y político de Cartagena, una plaza clave para la defensa del litoral mediterráneo.
Desde Cartagena impulsó reformas defensivas, reorganización de arsenales y fortalecimiento de la cadena logística naval. Su perfil técnico y su actitud liberal lo convirtieron en uno de los exponentes de la generación de militares ilustrados que, además de combatir al enemigo, aspiraban a reformar las estructuras del Antiguo Régimen desde dentro.
Primer papel como regente durante la ausencia de Fernando VII
En 1810, las Cortes de Cádiz, reunidas en medio del conflicto bélico y la ausencia del rey Fernando VII, nombraron a Gabriel Císcar como miembro de la regencia, junto a Pedro Agar y Joaquín Blake, para gobernar de manera colegiada. Este primer ejercicio como regente, entre 1810 y 1812, colocó a Císcar en el epicentro de la política liberal española, en un momento de redacción constitucional y transformación profunda del Estado.
Su presencia en la regencia no fue simbólica: contribuyó activamente a la reorganización de la Armada, a la promoción de la educación técnica y al fortalecimiento de las relaciones con potencias extranjeras favorables a la causa constitucional. Tras el breve retorno de Fernando VII en 1813, Císcar volvió a ser designado regente, esta vez junto al cardenal Luis de Borbón, en una segunda etapa que duró hasta el año siguiente.
Durante ambas regencias, su figura fue vista como el arquetipo del tecnócrata ilustrado, capaz de unir autoridad militar, cultura científica y compromiso político liberal.
Persecuciones y rehabilitación política
Confinamiento tras el regreso de Fernando VII
La restauración del absolutismo tras el regreso de Fernando VII en 1814 supuso un duro golpe para los reformistas como Gabriel Císcar. El monarca, que vio en ellos una amenaza a su autoridad personal, ordenó su arresto y posterior confinamiento en diferentes ciudades: Murcia, Cartagena y finalmente su localidad natal, Oliva. Estas medidas punitivas, aunque no acompañadas de violencia física directa, buscaban neutralizar políticamente a los liberales con pasado regencial.
Císcar pasó estos años en un estado de vigilancia y represión silenciosa, sin acceso a cargos públicos ni posibilidad de publicación de obras científicas. Aun así, nunca abandonó el estudio ni la reflexión, manteniendo correspondencia con antiguos colaboradores y discípulos.
Segunda regencia y la Restauración Absolutista
En 1820, tras el triunfo del levantamiento liberal encabezado por Rafael del Riego, se instauró el Trienio Liberal, y Císcar fue llamado de nuevo a Madrid para ocupar su antiguo cargo de secretario de Estado de Marina. En 1823, cuando la presión internacional amenazaba la continuidad del régimen constitucional, fue nuevamente integrado en una regencia provisional, junto a Cayetano Valdés y Gaspar Vigodet.
Sin embargo, la intervención militar de la Santa Alianza, con el respaldo de Luis XVIII de Francia, provocó el colapso del gobierno liberal. El rey recuperó el poder absoluto, y con él vinieron las represalias: confiscación de bienes, orden de arresto y condena a muerte. Para salvar su vida, Císcar huyó a Gibraltar, colonia británica en el sur de la península.
Últimos años en el exilio
Protección británica en Gibraltar y actividad intelectual
La estancia de Gabriel Císcar en Gibraltar, donde residió hasta su muerte en 1829, fue una etapa marcada por el exilio, la precariedad material y la dignidad intelectual. Allí fue acogido bajo la protección del duque de Wellington, Arturo Wellesley, quien reconoció su figura como símbolo del liberalismo español y la resistencia constitucional.
En ese entorno limitado pero relativamente seguro, Císcar retomó su vocación científica y pedagógica. Mantuvo el contacto con académicos británicos y españoles en el exilio, y profundizó en la redacción de obras de carácter técnico, histórico y poético, dando rienda suelta a una reflexión madurada sobre la ciencia ilustrada y la experiencia política de su tiempo.
Publicación del Poema físico-astronómico y homenaje a la ciencia ilustrada
En 1828, un año antes de su muerte, publicó en Gibraltar su obra más insólita y ambiciosa: el «Poema físico-astronómico en siete cantos», donde fusionó su saber científico con la tradición literaria clásica. Este texto representa un testamento intelectual en forma poética, en el que Císcar rinde homenaje a los grandes sabios españoles del siglo XVIII: Tomás Vicente Tosca, Jorge Juan, Antonio Ulloa, José Mendoza y Ríos, José Espinosa y Tello, Agustín de Betancourt, José de Mazarredo y Martín Fernández de Navarrete.
Lejos de ser un simple canto laudatorio, el poema articula principios físicos y astronómicos con reflexiones filosóficas sobre la naturaleza, el universo y el papel del hombre racional. En esta obra, se condensa su vida de estudio, su vocación divulgadora y su firme convicción de que la ciencia debía estar al servicio del progreso humano.
Aportes científicos y legado intelectual
Manuales didácticos y enseñanza náutica en el siglo XIX
Entre los mayores legados de Gabriel Císcar destaca su labor como pedagogo y sistematizador del conocimiento náutico. Su «Curso de estudios elementales de marina», compuesto por cuatro volúmenes —aritmética, geometría, cosmografía y pilotaje—, fue reeditado numerosas veces y utilizado como libro de texto en las academias náuticas hasta bien entrado el siglo XIX. Esta obra fue crucial para estandarizar la enseñanza marítima en España, garantizando la formación técnica de generaciones de oficiales.
Del mismo modo, sus Tratados de aritmética y trigonometría esférica sirvieron como material básico en la enseñanza matemática, destacando por su claridad expositiva y su orientación práctica.
Innovaciones gráficas y estudios sobre la figura de la Tierra
En el campo de la astronomía náutica, Císcar introdujo métodos gráficos para corregir las distancias lunares y determinar longitudes en el mar, reflejados en su obra de 1803, «Explicación de varios métodos gráficos…». Estas innovaciones permitieron mayor precisión en la navegación oceánica y fueron reconocidas tanto en España como en el extranjero.
Otro de sus aportes relevantes fue su participación en los estudios sobre la figura de la Tierra. En su colaboración con José Espinosa y Tello, y en los datos aportados por su Memoria sobre observaciones astronómicas, utilizó las oscilaciones del péndulo que bate segundos como método de medición gravimétrica. Estas investigaciones contribuyeron a los debates sobre la forma del planeta y al desarrollo de la geodesia moderna.
El legado de Gabriel Císcar y Císcar se erige como símbolo de una época en la que la ciencia, la educación y la política se entrelazaban con un ideal de progreso común. Su vida, marcada por la coherencia intelectual, el servicio público y el compromiso con los valores ilustrados, constituye un ejemplo notable de cómo la razón, la técnica y la ética pueden conjugarse en defensa de la libertad y el saber.
MCN Biografías, 2025. "Gabriel Císcar y Císcar (1760–1829): Científico Ilustrado y Estratega Naval del Reformismo Español". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ciscar-gabriel [consulta: 28 de septiembre de 2025].