Scott Douglas (1927-1996). El icónico bailarín y coreógrafo estadounidense que transformó la danza clásica

Scott Douglas, nacido el 16 de junio
de 1927 en El Paso, Texas, y fallecido el 26 de marzo de 1996 en
Manhattan, Nueva York, fue uno de los bailarines y coreógrafos más
influyentes en la danza del siglo XX. Originalmente llamado Jimmy
Hicks, Douglas dejó una marca indeleble en el mundo de la danza
clásica, tanto por su talento en el escenario como por su invaluable
aporte como maestro y coreógrafo. A lo largo de su carrera, trabajó con
algunas de las figuras más importantes de la danza, lo que consolidó su
legado en la historia de las artes escénicas.
Orígenes y contexto histórico
Desde una edad temprana, Scott
Douglas mostró una inclinación natural hacia la danza. Comenzó a
estudiar bajo la tutela de Karma Deane cuando tenía tan solo seis años.
A los nueve años, debutó como bailarín de tap dance en el circuito
Orpheum, marcando el inicio de una carrera que lo llevaría a escenarios
de prestigio mundial. Tras su servicio militar, Douglas decidió
profundizar su formación en danza con algunos de los maestros más
renombrados de la época. Entre ellos se incluyen nombres como Ruth Saint-Denis y Lester Horton, cuya influencia fue crucial en su evolución artística. Además, estudió con Willam y Lew Christensen,
cuyas enseñanzas ampliaron su comprensión de la danza y la coreografía,
dotándolo de una perspectiva única que le permitiría destacar en el
escenario.
En 1948, con 21 años, Douglas se unió al San Francisco Ballet,
donde comenzó a ganar reconocimiento por su destreza técnica y su
expresividad en el escenario. Su formación variada y su capacidad para
fusionar diferentes estilos de danza lo prepararon para convertirse en
una figura clave en la danza estadounidense.
Logros y contribuciones
La carrera de Scott Douglas alcanzó nuevas alturas cuando, en 1950, ingresó al Ballet Theater de Nueva York
(hoy conocido como el American Ballet Theatre). Desde su llegada,
rápidamente se destacó como uno de los solistas más prominentes de la
compañía. Fue en el Ballet Theater donde su carrera despegó de manera
significativa, participando en numerosos estrenos de obras de renombre.
Uno de sus primeros éxitos fue su interpretación en la obra The Capital of the World (1953), una coreografía de Eugene Loring.
Esta pieza marcó un hito en la carrera de Douglas, quien pronto se
convirtió en una pieza fundamental del repertorio del Ballet Theater. A
lo largo de su carrera en esta compañía, Douglas interpretó y estrenó
una serie de obras que siguen siendo recordadas por su complejidad
técnica y emocional. Entre ellas destacan Festa (1957), de Erik Bruhn, y Paean (1957), y Concerto (1958), ambas de Herbert Ross.
Además de sus éxitos en el Ballet
Theater, Douglas también tuvo el privilegio de trabajar con otros
importantes grupos y coreógrafos. En 1966, estrenó el paso a dos Ricercare, junto a Mary Hinkson, con una coreografía de Glen Tetley.
Esta pieza destacó no solo por su complejidad técnica, sino también por
la profundidad emocional que ambos bailarines supieron aportar al
escenario.
Su repertorio también incluyó obras de gran impacto como Carmina Burana (1959), de John Butler, con la que se presentó en la New York City Opera. Además, participó en el estreno de David & Bathsheba (1960), una obra de John Butler para la cadena de televisión CBS.
Momentos clave
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1948: Se une al San Francisco Ballet, lo que marca el comienzo de su carrera profesional.
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1950: Ingresa al Ballet Theater de Nueva York, donde se convierte en solista principal a partir de 1953.
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1953: Estreno de The Capital of the World, una obra de Eugene Loring.
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1957: Estreno de Festa de Erik Bruhn y Paean de Herbert Ross.
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1966: Estreno de Ricercare con Mary Hinkson, una coreografía de Glen Tetley.
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1959: Participa en el estreno de Carmina Burana de John Butler.
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1963-1964: Trabaja como bailarín invitado con el Het Nationaal Ballet de Ámsterdam.
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1969: Se retira de los escenarios como bailarín, pero continúa su carrera como maestro y coreógrafo.
A lo largo de su carrera, Douglas también trabajó con otros importantes grupos internacionales, como el Nederlands Dans Theater, el American Ballet Theatre, el National Ballet of Canada, el Ballet de Stuttgart, el Ballet Real Danés, y el Ballet del Teatro de la Scala.
Su habilidad para enseñar y coreografiar permitió que su influencia
perdurara mucho después de su retiro del escenario en 1969.
Relevancia actual
El legado de Scott Douglas sigue
siendo relevante en la danza contemporánea. Su enfoque innovador en la
técnica y la expresión artística dejó una huella imborrable en las
generaciones futuras. Como maestro, formó a numerosos bailarines que
llevaron su enfoque técnico y artístico a nuevas alturas. La dedicación
de Douglas a la danza, tanto en el escenario como en su faceta como
maestro, ha asegurado su lugar como una figura fundamental en la
historia de la danza estadounidense.
Su trabajo con coreógrafos de
renombre y su participación en la creación de obras que han perdurado
en el tiempo hacen de Douglas una figura esencial en el desarrollo de
la danza clásica en los Estados Unidos y en todo el mundo. Su
influencia sigue siendo evidente en las compañías de ballet que
continúan interpretando las obras que ayudó a crear y en las escuelas
de ballet que siguen transmitiendo su técnica y estilo.
Hoy en día, su nombre es recordado
con cariño y respeto por todos aquellos que han tenido la oportunidad
de trabajar con él o de aprender sobre su legado. La danza clásica
continúa evolucionando, pero la contribución de Scott Douglas sigue
siendo un pilar fundamental sobre el cual se construyen muchas de las
tradiciones actuales.
MCN Biografías, 2025. "Scott Douglas (1927-1996). El icónico bailarín y coreógrafo estadounidense que transformó la danza clásica". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/douglas-scott [consulta: 28 de septiembre de 2025].