Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1702-1781): El Marqués de la Ensenada y la España Reformista del Siglo XVIII
Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada, nació en Hervías, un pequeño municipio situado en la comarca de Nájera, en La Rioja, el 20 de abril de 1702. Su nacimiento coincidió con la festividad de San Zenón, patrón de la localidad, lo que, en su contexto, puede haber dotado a su llegada al mundo de un simbolismo especial, aunque su futuro sería cualquier cosa menos ordinario. En aquellos tiempos, la vida de los niños de familias modestas, incluso cuando pertenecían a linajes de hidalguía, solía estar marcada por la modestia y la dureza de los desafíos cotidianos. Aunque su familia mantenía privilegios de hidalguía, el estatus social de los Somodevilla no era el de la nobleza aristocrática, sino más bien el de una familia de clase media baja, que no obstante gozaba de una posición respetable gracias a la ocupación de su padre, Francisco Somodevilla, como notario apostólico en la villa de Hervías.
Zenón era el primer hijo varón de Francisco y de Francisca Bengoechea Martínez. La familia había contraído matrimonio en 1688, cuando Francisco tenía 23 años y Francisca 18. El padre de Zenón provenía de Alesanco, una pequeña localidad cercana, y, al ser originario de esta, se aseguraba la adquisición de los privilegios de hidalguía, lo que les confería un rango respetable dentro de la estructura social local. La madre de Zenón, por su parte, era originaria de Azofra, otra pequeña villa de La Rioja, también con tradición hidalga.
Aunque su linaje era respetable y contaba con los privilegios que la hidalguía otorgaba, la familia Somodevilla no gozaba de una gran fortuna. A pesar de los derechos de nobleza que ostentaban, la vida de la familia era de carácter modesto, ajustada a los ingresos que generaba el oficio de notario de su padre. En este ambiente creció Zenón, rodeado de la tranquilidad de un pueblo riojano pero también de las tensiones inherentes a una economía precaria. La familia no vivía en la opulencia de la aristocracia, pero sí mantenía una posición respetable en la sociedad local. La pequeña villa de Hervías, en la que la familia residía, se encontraba en la periferia de las grandes ciudades, lo que otorgaba a Zenón una perspectiva del mundo más alejada de los círculos cortesanos y las esferas de poder. Sin embargo, este entorno también influyó en su temprana formación, forjando en él una mentalidad centrada en el pragmatismo y en la eficiencia administrativa.
La primera infancia de Zenón no estuvo exenta de dificultades. En 1705, cuando él tenía apenas tres años, la familia se trasladó a Azofra, la localidad natal de su madre, probablemente debido a la necesidad de un cambio de residencia, aunque la razón exacta no está clara en los registros históricos. En 1707, ya con cinco años, la familia se mudó de forma definitiva a Santo Domingo de la Calzada, un importante centro administrativo en La Rioja, donde el padre de Zenón continuó desempeñando su trabajo como notario apostólico. Este cambio de residencia también marcó una fase en la que Zenón comenzó a recibir sus primeros estudios formales en la escuela parroquial local. En esos años, el niño comenzó a mostrar signos de tener una gran capacidad para los estudios, lo que, aunque no se detalla en fuentes históricas, probablemente marcó el inicio de su inclinación hacia el mundo administrativo y militar.
Lamentablemente, en 1711, cuando Zenón tenía tan solo 8 años, sufrió una tragedia personal: su padre falleció en febrero de ese año. Este hecho fue crucial en la vida de Zenón, ya que, como el primogénito varón, quedó encargado de gran parte de las responsabilidades familiares. La muerte prematura de su padre dejó a la familia en una situación precaria, aunque los padres de ambos, tanto de Zenón como de su madre, ayudaron a la familia con recursos para continuar adelante. Sin embargo, este evento truncó las expectativas de una vida más cómoda y obligó a Zenón a asumir responsabilidades más pronto que muchos de sus contemporáneos.
A los 18 años, Zenón decidió dar un giro significativo a su vida. En 1720, se trasladó a Cádiz, una ciudad portuaria crucial para la navegación y el comercio en España. Aquí, comenzó a trabajar como escribiente en una compañía de fletamientos de barcos. Aunque los detalles sobre cómo llegó a Cádiz son escasos, este movimiento fue significativo, pues a través de este trabajo en el puerto de la ciudad, el joven Zenón pudo entrar en contacto con la infraestructura administrativa de la Armada y el comercio marítimo. Fue en Cádiz donde, ese mismo año, conocería a José Patiño, quien sería una de las figuras más influyentes en su carrera y uno de los estadistas más importantes de la España del siglo XVIII.
La relación con José Patiño marcó un punto de inflexión en la vida de Zenón. Patiño, quien estaba muy involucrado en la organización de la Marina, pronto reconoció el talento de Zenón, y en 1720 lo llevó consigo a Madrid. Este paso significó el comienzo de su carrera administrativa en el servicio público. El joven Zenón de Somodevilla, por lo tanto, empezó a tomar contacto con los más altos círculos políticos, lo que le permitió escalar rápidamente dentro de la estructura de la Armada y el Ejército. En 1720, ingresó a la administración de la Armada con el cargo de oficial supernumerario, iniciando así una brillante carrera de reformas y ascensos que lo llevarían a ser reconocido como uno de los estadistas más importantes de su tiempo.
El primer paso en la Marina fue solo el comienzo de una larga trayectoria que lo llevaría, en pocos años, a desempeñar cargos cruciales para la reestructuración de la Armada española, lo que demostraría que sus habilidades organizativas y su capacidad para tomar decisiones estratégicas no solo se limitaban al ámbito local. A través de su trabajo, tanto en el ámbito militar como en el administrativo, el joven Zenón fue abriéndose paso en un entorno complejo, pero también lleno de oportunidades para aquellos que demostraran su valía. Con la ayuda de Patiño, Zenón se iría orientando hacia la política y la gestión pública, donde su influencia crecería exponencialmente.
En estos primeros años, y en particular a partir de su vinculación con Patiño, Zenón comenzó a formarse como el hombre de Estado que sería, un individuo con un agudo sentido de la administración pública, la economía y la logística. Estos rasgos definirían su futura carrera, que culminaría en su ascenso a Marqués de la Ensenada, un título que marcaría para siempre su nombre en la historia de España.
Ascenso al Poder: El Comienzo de su Carrera en la Administración
La entrada de Zenón de Somodevilla en el mundo de la administración pública no fue producto de una casualidad, sino de una serie de decisiones que marcaron su carrera y que le permitieron ascender rápidamente a posiciones de gran responsabilidad. Su incorporación a la Marina y la administración de la Armada, bajo la tutela de José Patiño, fue el primer paso para lo que sería una de las trayectorias políticas más notables del siglo XVIII en España.
En 1720, tras su traslado a Cádiz, Zenón de Somodevilla comenzó a trabajar como escribiente en una compañía de fletamientos de barcos. Este puesto inicial en el ámbito portuario no solo le permitió familiarizarse con el funcionamiento de las redes comerciales marítimas, sino que también lo introdujo en el mundo de la administración naval, el sector que marcaría su futura carrera. Fue en esta ciudad donde, bajo circunstancias que se desconocen por completo, conoció a José Patiño, un destacado ministro y figura clave en la Armada española. Este encuentro fue crucial, ya que Patiño, impresionado por las habilidades organizativas de Somodevilla, decidió llevarlo consigo a Madrid, donde el joven Zenón comenzaría su carrera en la administración pública.
Al llegar a Madrid, Zenón fue inmediatamente introducido en la maquinaria administrativa de la Armada española, una institución que en aquellos años vivía momentos de transformación. La Armada española necesitaba de una reorganización profunda para enfrentar los desafíos planteados por las potencias europeas de la época, en especial la creciente rivalidad con Inglaterra. Somodevilla, con su aguda capacidad para gestionar y organizar, se adaptó rápidamente al entorno de la administración militar. En octubre de 1720, fue nombrado oficial en la Armada, lo que le permitió comenzar a desempeñar labores de responsabilidad en el ámbito administrativo y logístico de la Marina.
Uno de los aspectos más destacados de su ascenso inicial fue su capacidad para adaptarse a las exigencias de la administración naval, que requería tanto conocimientos técnicos como una gran habilidad para gestionar recursos humanos y materiales. Zenón, en su puesto de oficial, tuvo que organizar diversas expediciones y operaciones militares, lo que le permitió ganar experiencia en la toma de decisiones estratégicas. En 1724, fue promovido a la clase de oficial segundo, un ascenso que consolidó su posición dentro de la estructura administrativa. Un año más tarde, en 1725, se le otorgó el rango de oficial primero, lo que le permitió acceder a mayores responsabilidades y empezar a gestionar tareas más complejas, como la supervisión de las tripulaciones y la administración de los recursos de la Armada.
En 1726, Zenón fue destinado al astillero de Guarnizo, en Cantabria, donde trabajó bajo las órdenes de José Campillo, otro de los grandes estadistas y reformadores del siglo XVIII. La experiencia en Guarnizo resultó crucial para el futuro de Somodevilla, ya que, además de tener contacto con la construcción naval y la logística de la Armada, le permitió desarrollar una red de contactos políticos y administrativos que serían fundamentales para su ascenso. Fue precisamente en este astillero donde comenzó a ser reconocido como un excelente organizador y gestor. Durante este período, Somodevilla también se destacó por su capacidad para resolver problemas logísticos complejos, como la gestión de materiales y la coordinación de los movimientos de la flota.
El año 1728 marcó un nuevo hito en la carrera de Zenón de Somodevilla. Fue ascendido a comisario real de la Marina, un puesto de gran relevancia dentro de la estructura naval española. A partir de este momento, comenzó a participar de manera activa en la organización de diversas campañas militares y expediciones navales que España emprendió en esos años. Su primer gran desafío como comisario real fue la expedición a Orán en 1732, un episodio que marcaría el inicio de su involucramiento en las grandes operaciones militares de la época. La ciudad de Orán, en el norte de África, había sido una plaza importante en la guerra contra los turcos, y su recuperación por parte de las tropas españolas representaba un objetivo estratégico clave para la monarquía hispánica.
Zenón de Somodevilla formó parte de la escuadra española que, en mayo de 1732, zarpó de Cádiz en dirección a Orán. Durante la expedición, Somodevilla fue responsable de la coordinación administrativa y logística, además de desempeñar un papel fundamental en la organización de los suministros y recursos necesarios para la operación. La misión se desarrolló de manera exitosa, y en agosto de ese mismo año, las fuerzas españolas lograron recuperar la ciudad. Este éxito le permitió a Somodevilla ganar una importante reputación en el ámbito militar y administrativo, lo que lo llevó a recibir una nueva promoción, siendo nombrado comisario ordenado de la Marina en 1732.
Tras su éxito en la recuperación de Orán, Zenón fue asignado a nuevas misiones en el Mediterráneo. En 1734, fue destinado a Italia como intendente de la Armada en la flota que tenía como misión apoyar las reclamaciones del rey Felipe V en la península itálica. En ese momento, España, a través de las políticas de Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio, trataba de recuperar las posesiones italianas perdidas tras el Tratado de Utrecht (1713). La intervención española en Italia tenía como objetivo consolidar el dominio sobre el Reino de Nápoles y otras zonas del sur de Italia.
Somodevilla desempeñó un papel clave en la organización de la flota que zarpó de Cádiz en 1734. Durante este período, no solo estuvo involucrado en la organización de las fuerzas navales, sino que también asumió tareas de administración económica de la expedición. Su habilidad para gestionar tanto los aspectos militares como los logísticos y económicos fue crucial para el éxito de la misión, que culminó con la coronación de Carlos de Borbón como rey de Nápoles bajo el nombre de Carlos VII. Como recompensa por su destacada labor, Zenón fue nombrado Marqués de la Ensenada en 1736, un título que consolidó su posición dentro de la nobleza española y lo catapultó a la cima de la política española.
El ascenso de Zenón de Somodevilla fue meteórico, y en 1737 se encontraba ya en el centro de la administración española. Fue nombrado secretario del Consejo del Almirantazgo, un organismo creado por Felipe V para reorganizar y promover la Marina de Guerra española. En esta posición, Somodevilla llevó a cabo una serie de reformas que contribuyeron a modernizar la Armada, crear nuevas estructuras administrativas y mejorar las condiciones de los marineros. Entre sus logros más significativos se encuentra la creación de las matrículas de mar, que permitieron incorporar a la Armada a todos los hombres que se dedicaban a la pesca en el país, lo que aumentó significativamente la marinería y reforzó la flota española.
La carrera de Zenón de Somodevilla, que había comenzado en un entorno modesto, había llegado a las altas esferas del poder en España. A lo largo de la década de 1730 y principios de la de 1740, su influencia política creció de manera exponencial. Su habilidad para llevar a cabo reformas administrativas y su capacidad para manejar grandes proyectos de reorganización de la Armada y el Ejército lo convirtieron en una de las figuras más importantes del reinado de Felipe V y en un precursor de las reformas que se llevarían a cabo durante el reinado de su sucesor, Fernando VI.
Gobierno del Marqués de la Ensenada: Reformas y Políticas
El ascenso de Zenón de Somodevilla al poder culminó con su designación para uno de los cargos más influyentes en la administración de la monarquía española. En 1743, tras la muerte de José Campillo, ministro de Hacienda, Guerra, Marina e Indias, el rey Felipe V lo nombró para cubrir las vacantes dejadas por el ministro fallecido, lo que supuso el inicio de su gobierno en las más altas esferas del poder. Somodevilla asumió un total de cuatro secretarías y una serie de cargos honoríficos y administrativos, lo que lo convirtió en una de las figuras más influyentes del reinado de Felipe V y, más tarde, de Fernando VI.
La influencia del Marqués de la Ensenada no solo se limitó al campo de la política exterior o la administración naval, sino que su visión reformista abarcó una amplia gama de áreas, desde la economía hasta la educación, la cultura y la justicia. Su pensamiento estaba profundamente influido por las ideas de la Ilustración y, a lo largo de su carrera, promovió una serie de reformas que, si bien fueron en su mayoría incompletas o de impacto limitado en su tiempo, sentaron las bases de las transformaciones que se llevarían a cabo en el reinado de Carlos III.
Reformas en la Armada y en la Marina
Una de las principales áreas en las que el Marqués de la Ensenada dejó su huella fue en la reorganización y fortalecimiento de la Armada española. Consciente de la importancia estratégica del mar para el imperio español, Somodevilla impulsó un programa ambicioso para modernizar la flota y aumentar la capacidad naval del país. Bajo su dirección, la Armada española no solo se reforzó en términos de número de embarcaciones, sino también en lo que respecta a la tecnología y la calidad de sus buques de guerra.
Una de las medidas más significativas que implementó fue la construcción de nuevos navíos. En 1748, su administración aprobó la construcción de 50 nuevos barcos en un plazo de ocho años, lo que representaba un esfuerzo considerable para mejorar la flota y reducir la desventaja numérica con respecto a potencias como Inglaterra. Además, bajo su supervisión, la construcción naval se modernizó utilizando nuevos sistemas, como los desarrollados por el ingeniero naval Jorge Juan Santacilia, que permitió construir embarcaciones de mayor capacidad y con una mejor maniobrabilidad. Estos esfuerzos contribuyeron a que la proporción de barcos españoles respecto a los británicos se redujera considerablemente, pasando de nueve barcos británicos por cada barco español a una relación de dos a uno.
A nivel administrativo, el Marqués también reformó la estructura organizativa de la Armada. Uno de los cambios más importantes fue la creación de un sistema de matrícula para la marinería, que permitió que todos los hombres dedicados a la pesca en España pudieran ser reclutados en la Armada en tiempos de guerra. Esta medida aumentó la marinería disponible y contribuyó a fortalecer la flota. Además, promovió la mejora de las condiciones laborales de los marineros, asegurando su remuneración y el pago puntual de sus salarios. El fortalecimiento de la Armada, tanto en términos de números como de calidad, fue un pilar clave de la política exterior del Marqués de la Ensenada.
Reformas en la Economía y Hacienda
La política económica de Somodevilla estuvo profundamente marcada por su deseo de modernizar las estructuras financieras del país sin aumentar la presión fiscal sobre la población. Una de sus iniciativas más ambiciosas fue la creación del Catastro de Ensenada, un registro detallado de las propiedades y recursos de todo el Reino de España, que tenía como objetivo simplificar el sistema fiscal y mejorar la recaudación sin incrementar los impuestos. El Catastro no solo permitió obtener una visión precisa de la riqueza y los recursos del reino, sino que también sirvió como base para una posible reforma tributaria que pretendía un sistema de impuestos más equitativo y eficiente.
Sin embargo, la creación del Catastro fue un proyecto extremadamente complicado, especialmente porque se encontraba con la resistencia tanto de la nobleza como de la Iglesia, dos estamentos que poseían vastas propiedades exentas de impuestos o con privilegios fiscales. A pesar de esta oposición, el Marqués de la Ensenada continuó su labor, impulsando una serie de reformas para reducir el despilfarro y la ineficiencia en la administración de los recursos del Estado.
En cuanto a la gestión de la Hacienda Real, Somodevilla también promovió una serie de medidas destinadas a aumentar las rentas del Reino. Introdujo nuevos impuestos, como el Real Catastro o Capitación, que reemplazaban a cargas medievales como la alcabala, los cientos y los millones, los cuales eran considerados excesivamente gravosos para las clases populares y apenas producían ingresos. A través de este sistema de impuestos, los súbditos de la Corona pagaban en función de su riqueza, lo que hacía el sistema más justo y eficiente. Además, el Marqués trató de reducir el endeudamiento público, realizando esfuerzos por eliminar los juros y otros compromisos financieros que aquejaban al erario real.
Una de sus mayores preocupaciones en términos de economía fue la mejora del comercio interior y la eliminación de las barreras comerciales que existían entre las diferentes regiones de España. A través de sus políticas, Somodevilla favoreció el libre comercio y buscó fomentar la manufactura en el país, lo que permitía que los productos españoles tuvieran un mayor valor añadido y se redujera la dependencia de las importaciones extranjeras. En este sentido, sus políticas fueron claves para fomentar una mayor integración económica dentro de España, aunque, como en el caso de otras reformas, su implementación fue parcial y encontró oposición de los sectores tradicionales.
Reformas en la Justicia y la Cultura
Además de su enfoque en la economía y la Armada, el Marqués de la Ensenada también promovió reformas en el ámbito de la justicia y la cultura. En cuanto a la justicia, su principal objetivo era la creación de un Código Civil y Criminal único y claro, que unificara las leyes y resolviera las discrepancias jurídicas entre los diferentes territorios de España. Aunque este proyecto nunca llegó a materializarse, su intento de modernizar la administración de la justicia fue un paso hacia la consolidación de un sistema judicial más eficiente y transparente.
En el campo cultural, Somodevilla se mostró como un protector de las artes y las ciencias. Fue un firme defensor de la Ilustración y promovió diversas iniciativas que buscaban modernizar la educación en España. Entre sus logros se destacó el fomento de la Academia de Guardiamarinas en Cádiz, que formaba a los oficiales de la Armada, y el establecimiento de un Observatorio Astronómico de la Armada en San Fernando, lo que reflejaba su interés por el desarrollo científico y tecnológico en España. Además, apoyó la creación de instituciones culturales y científicas que, aunque con dificultades, contribuyeron al despertar intelectual del país.
La Política Exterior del Marqués de la Ensenada
En el ámbito de la política exterior, la figura del Marqués de la Ensenada fue central en la formulación de las estrategias diplomáticas de España en el siglo XVIII. A lo largo de su gobierno, España mantuvo una posición estratégica de neutralidad entre las potencias europeas, especialmente entre Inglaterra y Francia, aunque Somodevilla favoreció a esta última debido a los lazos dinásticos y políticos que unían a España con la Casa de Borbón.
La política exterior del Marqués también estuvo marcada por los conflictos de la Guerra de Sucesión de Austria y las dificultades derivadas de la pérdida de territorios en Italia. A pesar de los reveses militares y las dificultades para mantener la soberanía sobre territorios en la península itálica, Somodevilla mantuvo su postura de apoyo a la familia Borbón y trabajó por restablecer el equilibrio de poder en Europa.
Desgracia, Destierros y Muerte
El ascenso de Zenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada, a las más altas esferas del poder en España estuvo marcado por una serie de reformas y logros significativos. Sin embargo, su carrera política experimentó un giro dramático en 1754, cuando, a pesar de sus esfuerzos y contribuciones al reino, su vida y su carrera se vieron abruptamente truncadas por las intrigas cortesanas y las luchas por el poder. Esta caída culminó en su destierro y en un largo periodo de exilio, que marcaría sus últimos años de vida.
La Intriga y la Caída en Desgracia
El 21 de julio de 1754, a las dos de la madrugada, un inesperado golpe de autoridad cambió el curso de la vida del Marqués de la Ensenada. Fue detenido de manera imprevista y se le despojó de sus cargos en un golpe decisivo orquestado por sus enemigos políticos, liderados por Ricardo Wall, quien en ese momento había ascendido como secretario de Guerra. La detención de Somodevilla fue parte de una serie de maniobras que buscaban deshacerse de una figura cada vez más poderosa y presionada por las tensiones internas de la corte.
El cambio de régimen que provocó su destitución fue un reflejo de las intrincadas luchas de poder que caracterizaban la corte española. El entorno político de la época estaba marcado por las facciones que competían por el favor del rey Fernando VI, quien, aunque apodado “El Pacífico”, vivió un reinado lleno de tensiones internas. En la corte, las rivalidades personales y políticas tuvieron un papel destacado, y fue precisamente en ese contexto donde las ambiciones de Wall y otros opositores de Somodevilla se materializaron en la decisión de apartarlo del poder.
El Marqués de la Ensenada, que había sido una de las figuras más influyentes de la administración del rey Felipe V y luego del rey Fernando VI, fue acusado de una serie de cargos no claros, aunque la verdadera razón detrás de su destitución parece estar relacionada con las disputas internas por el control de las políticas militares y fiscales del reino. En particular, su gestión en la Armada y las reformas fiscales que había implementado, como el Catastro de Ensenada, que estaba en pleno proceso de implementación, despertaron el descontento de poderosos sectores de la nobleza y la iglesia, quienes veían amenazados sus privilegios. Además, su esfuerzo por centralizar el poder y la administración en la figura del rey y sus secretarías, en lugar de dejar espacio a las tradicionales facciones regionales, fue un factor que contribuyó a su caída.
El Destierro: Granada y el Fin de una Era
Después de su detención, el Marqués de la Ensenada fue desterrado a Granada, en una decisión que parecía estar destinada a aislarlo completamente del círculo de poder y de las decisiones políticas del país. La medida fue más que un simple castigo; fue un intento por eliminar a un rival político que, con su influencia y su red de apoyos, representaba una amenaza para aquellos que querían consolidar su propio poder en la corte.
La vida de Somodevilla en Granada estuvo marcada por el aislamiento y la frustración. Aunque aún conservaba el título de Marqués de la Ensenada, este título perdió gran parte de su prestigio e influencia, ya que el marqués fue relegado al exilio, lejos de los asuntos de Estado. En Granada, Somodevilla vivió en condiciones precarias, sin el apoyo político que una vez tuvo y sin los medios para continuar su labor reformista. Sin embargo, su mente permaneció activa, y se dice que, a pesar de las dificultades, nunca dejó de reflexionar sobre la situación política de España ni de escribir cartas y memorias que intentaban justificar sus reformas y visiones para el país.
Durante su tiempo en Granada, Somodevilla experimentó una profunda transformación personal. Al estar apartado de los círculos de poder, tuvo la oportunidad de reflexionar sobre las tensiones internas del reino y las razones que llevaron a su destitución. También, se cree que comenzó a lamentar las tensiones políticas que había generado con sus reformas, especialmente en lo que respecta a la administración fiscal y a la centralización del poder. Su relación con algunos sectores de la nobleza y de la Iglesia se había deteriorado durante su mandato, y en el exilio, reflexionó sobre los límites de sus propias reformas y el costo que éstas implicaron para su carrera.
El Marqués de la Ensenada nunca volvió a ocupar un puesto relevante en la administración española después de su destierro. Aunque algunos de sus aliados intentaron interceder por él, el reino había cambiado y las dinámicas de poder se habían modificado. La era de las reformas de la Ilustración, en la que Somodevilla había jugado un papel crucial, estaba llegando a su fin, y con ello también lo hacía la influencia de los hombres que, como él, habían impulsado esas reformas.
Últimos Años y Muerte: El Legado del Marqués de la Ensenada
La historia de Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada, está marcada por su gran capacidad reformista y su destierro a causa de las intrigas cortesanas que marcaron el siglo XVIII. Si bien su vida pública se vio truncada por su destitución, su legado perdura, y su influencia fue clave para la modernización de España, especialmente en los ámbitos administrativo, económico y militar. Esta última parte de su biografía se centra en sus últimos años, su muerte y el impacto de su trabajo, tanto en su época como a lo largo de la historia de España.
El Fin del Marqués de la Ensenada: Exilio y Reflexiones Finales
La vida del Marqués de la Ensenada en el exilio fue, sin duda, un periodo de reflexión profunda. Tras ser desterrado en 1754, y alejado de los centros de poder, la figura de Somodevilla pasó a un segundo plano, aunque su trabajo continuó resonando en los rincones más remotos de la administración española. Pasó sus últimos años en la ciudad de Granada, un lugar que, a pesar de su belleza y su historia, se convirtió en una especie de prisión para él. Durante su destierro, el marqués vivió una situación de aislamiento relativo, lejos de la corte y de los asuntos políticos, pero no dejó de reflexionar sobre las reformas que había intentado llevar a cabo.
Aunque se encontraba apartado de los círculos de poder, la inteligencia y la inquietud reformista de Somodevilla no desaparecieron. Durante este periodo, escribió diversas memorias y cartas en las que defendía sus ideas y su visión sobre el futuro de España. Aunque en este tiempo no tuvo el poder para ejecutar nuevas reformas, sus escritos reflejan la frustración de un hombre que, a pesar de haber sido responsable de profundas reformas, había sido destituido por las intrigas de la corte.
La vida de Somodevilla en Granada estuvo marcada por la soledad y las dificultades económicas. Aunque conservaba su título nobiliario, el Marqués de la Ensenada ya no tenía el mismo poder e influencia que antes, y sus relaciones con la corte y con otros miembros de la nobleza se vieron deterioradas. Sin embargo, la figura del marqués nunca desapareció del todo del imaginario colectivo de la época. Aquellos que conocían sus logros, como la reforma de la Armada, el Catastro de Ensenada y sus esfuerzos por modernizar la administración pública, lo recordaban como uno de los grandes estadistas españoles del siglo XVIII.
Durante su exilio, Somodevilla nunca perdió el contacto con la política española, y sus visiones de reformas, aunque no materializadas en su tiempo, fueron retomadas posteriormente por otros personajes de la Ilustración española, como Carlos III. El marqués también conservó sus conexiones con varios personajes clave de la época, como José Patiño, y su influencia, aunque indirecta, siguió siendo importante en los círculos más progresistas de la política española.
Muerte del Marqués de la Ensenada
El Marqués de la Ensenada murió en Medina del Campo, Valladolid, el 2 de diciembre de 1781, a la edad de 79 años. Su muerte pasó prácticamente desapercibida en la corte y en los círculos de poder, lo que reflejó el olvido en que se encontraba su figura, tras años de exilio y de distanciamiento de los grandes asuntos de Estado. Sin embargo, a pesar de este olvido, su legado se fue consolidando con el tiempo, y su nombre ha sido recordado como uno de los grandes reformistas de la historia de España.
La causa de su muerte no está clara, pero se cree que sus últimos años fueron marcados por la penuria económica y la falta de apoyo político. En sus últimos días, el marqués vivió con una relativa discreción, lejos de los lujos de la corte y de los privilegios que alguna vez disfrutó. Sin embargo, se conserva una gran cantidad de cartas y escritos en los que reflexionaba sobre la política española y sobre su propio papel en la historia del país. Estos documentos muestran la profundidad de su pensamiento y su visión de un país moderno y reformista, muy por delante de su tiempo.
El Legado de Zenón de Somodevilla: Reformas Incompletas, pero Duraderas
A pesar de su destierro y de la aparente caída en el olvido, el legado del Marqués de la Ensenada no se desvaneció. Su obra reformista dejó huellas profundas en la España del siglo XVIII, y muchas de sus iniciativas, aunque no completadas en su época, fueron retomadas y desarrolladas por los monarcas posteriores, como Carlos III. Este rey, conocido como el «Rey Ilustrado», fue el encargado de llevar a cabo muchas de las reformas que Somodevilla había iniciado, aprovechando las bases que él había sentado en la administración pública, la Armada y la economía.
Una de las reformas más importantes que el Marqués de la Ensenada impulsó fue el Catastro de Ensenada, un registro detallado de los bienes, propiedades y recursos del reino, que tenía como objetivo crear un sistema fiscal más eficiente y justo. Aunque el catastro no se completó durante su vida, sus esfuerzos para instaurar una administración fiscal más ordenada fueron fundamentales para el posterior desarrollo de las políticas fiscales en España. Este esfuerzo fue esencial en la construcción de una Hacienda Real más eficiente, que con el tiempo permitió una mejor gestión de los recursos del país.
Además de sus reformas económicas, la reorganización de la Armada que Somodevilla llevó a cabo tuvo un impacto duradero en la defensa y la proyección internacional de España. La creación de una flota más potente y la implementación de un sistema de formación para los oficiales navales, como la Academia de Guardiamarinas y el Observatorio Astronómico de la Armada en San Fernando, son logros que perduraron en el tiempo. Gracias a estas reformas, la Armada española fue capaz de mantenerse como una fuerza de relevancia en el ámbito internacional, aunque con limitaciones frente a potencias como Inglaterra.
En el campo administrativo, la figura de Somodevilla también tuvo un impacto duradero. La centralización del poder en la figura del monarca y la creación de nuevas instituciones para gestionar las finanzas del reino sentaron las bases para una administración más moderna y eficiente. La centralización que promovió le permitió al rey Carlos III gobernar con mayor control y coherencia, tomando de las ideas y reformas de su predecesor. Aunque algunas de las reformas de Somodevilla no se completaron, su influencia fue tan significativa que los siguientes monarcas españoles se basaron en sus principios para llevar a cabo sus propias reformas.
Un Hombre Adelantado a su Tiempo
El Marqués de la Ensenada fue, sin lugar a dudas, uno de los grandes reformistas del siglo XVIII en España. A pesar de las dificultades que encontró en su vida, su legado perduró a través de sus reformas, sus ideas y su visión para un futuro mejor para España. Si bien su caída en desgracia y su destierro le impidieron completar muchas de sus reformas, su contribución a la modernización de la economía, la Armada y la administración pública española sigue siendo un pilar de la historia del país.
A lo largo de los años, su figura ha sido reevaluada y reconocida por historiadores y expertos, que lo consideran uno de los grandes estadistas que nunca alcanzó el reconocimiento pleno durante su vida, pero cuya influencia trascendió los límites de su época. El Marqués de la Ensenada no solo fue un hombre de reformas, sino un visionario que intentó cambiar la estructura de la monarquía española en un momento en que el país enfrentaba grandes desafíos internos y externos. Su historia es un testimonio de los límites del poder, la fragilidad de la fortuna política y el impacto duradero de las reformas, que a menudo requieren generaciones para ser plenamente comprendidas y valoradas.
MCN Biografías, 2025. "Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1702-1781): El Marqués de la Ensenada y la España Reformista del Siglo XVIII". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/somodevilla-y-bengoechea-zenon-de [consulta: 18 de octubre de 2025].