Reed, Janet (1916-VVVV). La icónica bailarina que marcó el ballet estadounidense
Janet Reed, nacida el 15 de septiembre de 1916 en Tolo, Oregon, es una de las figuras más representativas del ballet estadounidense del siglo XX. Con una carrera que abarcó desde su formación inicial hasta su contribución al desarrollo del ballet moderno, Reed es recordada no solo como una talentosa bailarina, sino también como una influyente maestra de ballet. Su vida está marcada por su participación en algunas de las compañías más importantes de la época, donde dejó un legado que continúa vivo en el mundo del ballet.
Orígenes y contexto histórico
Reed comenzó su formación como bailarina en un contexto cultural que vivía la expansión del ballet clásico en Estados Unidos. Durante su juventud, el país vivía una era de cambio y consolidación en las artes, donde el ballet buscaba un lugar propio fuera de las influencias europeas. Fue en este ambiente donde Janet Reed comenzó a destacarse, tomando clases con maestros de renombre que definieron su carrera.
Uno de los primeros y más influyentes maestros en su formación fue Willam Christensen, un bailarín y coreógrafo estadounidense que jugó un papel fundamental en el desarrollo del ballet en el oeste de Estados Unidos. En su juventud, Reed también fue alumna de George Balanchine, el legendario coreógrafo ruso-estadounidense que es considerado uno de los mayores innovadores del ballet clásico. Además, Antony Tudor, uno de los coreógrafos más destacados de la época, también fue fundamental en su desarrollo artístico. Con estos tres maestros, Janet Reed no solo aprendió la técnica clásica, sino que también se sumergió en los movimientos más modernos del ballet estadounidense.
Logros y contribuciones
La carrera de Reed despegó a gran velocidad en la década de 1930, cuando hizo su debut como solista en el San Francisco Ballet en 1937, donde interpretó el papel de Odette-Odile en la primera versión integral de El lago de los cisnes que se presentó en Estados Unidos. Esta representación marcó un hito en su carrera, ya que fue una de las primeras veces que el público estadounidense pudo ver una versión completa y detallada de este clásico del ballet.
En los años siguientes, Reed continuó perfeccionándose como bailarina y coreógrafa. En la temporada de 1941-42, se unió a los Dance Players de Eugene Loring, una compañía que se dedicaba a promover el ballet moderno y experimental en Nueva York. Un año después, pasó al Ballet Theatre, donde interpretó papeles solistas en las coreografías Dim Lustre (1943) de Antony Tudor, Fancy Free (1944) e Interplay (1945) de Jerome Robbins, Tally-Ho (1944) de Agnes de Mille, y On Stage! (1945) de Michael Kidd. Estas coreografías de renombrados artistas le permitieron destacar como una de las figuras más versátiles de la danza en su época.
Reed también fue parte del renacimiento del ballet en Estados Unidos cuando se unió en 1949 al New York City Ballet, una de las compañías más importantes del país. Durante su tiempo allí, estrenó numerosos ballets de George Balanchine, uno de los coreógrafos más influyentes del siglo XX. Entre los ballets más destacados en los que participó se encuentran Bourrée Fantasque (1949), Pas de Deux Romantique (1950), Mazurka from a Life for the Tsar (1950), The Card Game (1951), À la Françaix (1951), Western Symphony (1954), Ivesiana (1954), y The Unicorn, The Gordon and The Manticore (1957). Además, interpretó otros ballets importantes como Jinx (1949) de Lew Christensen, Cakewalk (1951) de Ruthana Boris, The Pied Piper (1951) y Ballade (1952) de Jerome Robbins, y Creation of the World (1960) de Todd Bolender.
La habilidad de Reed para interpretar y transmitir emociones a través de la danza fue clave en su éxito, ya que logró que cada coreografía que interpretaba tuviera un sello personal, aportando una interpretación única que cautivó tanto al público como a los críticos.
Momentos clave
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1937: Debut como solista en el San Francisco Ballet en el papel de Odette-Odile en El lago de los cisnes.
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1941-42: Integración a los Dance Players de Eugene Loring, donde continuó su formación.
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1943-45: Estreno de varios papeles solistas en el Ballet Theatre, destacando en coreografías de Antony Tudor, Jerome Robbins, Agnes de Mille, y Michael Kidd.
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1949: Ingreso al New York City Ballet, donde estrenó una serie de ballets fundamentales de George Balanchine.
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1960: Participación en el estreno de Creation of the World de Todd Bolender.
Relevancia actual
La influencia de Janet Reed no se limita solo a su tiempo como bailarina. Tras su retiro, Reed continuó su contribución al mundo del ballet a través de la enseñanza. Desde 1960 hasta 1964, fue maestra de ballet en el New York City Ballet, donde formó a nuevas generaciones de bailarines. Además, su labor como profesora en el Bard College permitió que su legado llegara a un público más amplio y fuera más allá de los escenarios profesionales.
Hoy en día, el impacto de Reed sigue presente en la danza clásica y moderna. Su capacidad para adaptarse a los cambios en la técnica y su habilidad para impartir conocimiento a futuras generaciones son parte esencial de su legado. Su trabajo con coreógrafos como George Balanchine, Jerome Robbins y Michael Kidd ha dejado una huella imborrable en el repertorio del ballet estadounidense.
Janet Reed, más que una simple figura histórica, es un referente del ballet que continúa siendo una fuente de inspiración para bailarines, coreógrafos y maestros de todo el mundo.
MCN Biografías, 2025. "Reed, Janet (1916-VVVV). La icónica bailarina que marcó el ballet estadounidense". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/reed-janet [consulta: 24 de junio de 2025].