Gerhard Ottenwaelder, Robert (1896–1970): Compositor que Revolucionó la Música en España y el Mundo
Contexto y Orígenes
Gerhard Ottenwaelder nació en un momento crucial para la música y la cultura de Europa. El 25 de septiembre de 1896, en Valls, Tarragona, España, se encontraba en el epicentro de un periodo de intensos cambios políticos, sociales y culturales. España, a finales del siglo XIX y principios del XX, vivía en una época de agitación: la modernidad se abría paso a través de movimientos de vanguardia en la literatura, las artes visuales y, por supuesto, la música. En Cataluña, particularmente, florecían movimientos como la Renaixença, que buscaban la revitalización del patrimonio cultural catalán.
Durante los primeros años del siglo XX, las influencias de compositores como Isaac Albéniz y Enrique Granados fueron fundamentales en el paisaje musical español, mientras que en el resto de Europa, el auge de las vanguardias musicales estaba comenzando a gestarse con la aparición de nuevas formas de composición y la consolidación de la música moderna. En este contexto, Gerhard Ottenwaelder se formó como compositor, sumando a su bagaje la música germánica, pero con una mirada única hacia el folclore catalán, lo que definiría gran parte de su obra posterior.
Orígenes familiares y primeras influencias
Gerhard Ottenwaelder provenía de una familia internacional, lo que también marcó su visión musical. Su padre era suizo y su madre alsaciana, lo que le permitió entrar en contacto con una diversidad de influencias musicales desde muy temprana edad. Esta herencia germánica sería decisiva, ya que durante su juventud, Gerhard se sintió atraído por las corrientes musicales de la Europa central, particularmente las de Alemania y Austria.
La mezcla de orígenes familiares dio lugar a un joven con una profunda admiración por la música de su entorno, pero también con un interés claro por las corrientes de la música clásica germánica. Esta fascinación por los sonidos del norte de Europa, como los de los compositores vieneses, se mezcló en su corazón con la música folclórica de su Cataluña natal, creando un particular mestizaje sonoro que sería distintivo de su estilo.
La formación inicial: estudios en Múnich y Barcelona
En su adolescencia, Gerhard se vio obligado por su padre a estudiar comercio en Lausana (Suiza). Sin embargo, su verdadera pasión era la música, y fue a los 17 años cuando decidió dejar los estudios de comercio y dedicarse completamente al arte sonoro. Para ello, en 1913, se trasladó a Múnich para ingresar en el Musikhochschule, una de las instituciones musicales más prestigiosas de la época, donde comenzó a estudiar composición.
El estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, interrumpió bruscamente sus estudios en Alemania, lo que lo obligó a regresar a Cataluña. Esta interrupción en su formación le permitió conectarse aún más con la tradición musical española. Fue en Barcelona donde empezó a formarse como compositor de manera más directa, comenzando clases de piano con Enric Granados. Tras la muerte de Granados en 1916, Gerhard continuó su formación con el discípulo más cercano de este, Frank Marshall. Sin embargo, fue el célebre Felipe Pedrell, maestro de los grandes compositores españoles de la época como Manuel de Falla, Isaac Albéniz y Granados, quien tuvo una influencia determinante en su estilo.
Pedrell defendía la idea de fusionar la música folclórica española con la tradición sinfónica europea, algo que dejó una profunda huella en Gerhard. Con la tutela de Pedrell, Gerhard comenzó a comprender la importancia de las raíces musicales españolas, pero también la necesidad de vincularlas con los desarrollos más innovadores de la música europea. De esta manera, Gerhard se forjó una identidad como compositor a caballo entre las tradiciones germánicas y las españolas.
Primeros trabajos y influencias
Durante este periodo en Barcelona, Gerhard comenzó a componer sus primeras obras destacadas. Entre ellas, sobresale su ciclo de canciones basado en poemas de su amigo Josep María López Picó. A través de esta obra, Gerhard exploró una nueva sensibilidad en la música vocal, fusionando su interés por la música alemana con el romanticismo de la poesía catalana.
Una de sus obras más innovadoras de este periodo fue L’infantament meravellós de Schahrazada, dedicada a la soprano Conchita Badía. En esta composición, Gerhard empleó profusamente el cromatismo, acercándose a sonoridades que evocaban las tradiciones musicales alemana y rusa de las primeras décadas del siglo XX. Esta obra fue un paso audaz en la introducción de nuevos recursos armónicos y melódicos, lo cual era todo un desafío para la música española, aún muy influenciada por el impresionismo francés.
Su Trío con piano de 1918 es otro ejemplo claro de su acercamiento a las nuevas sonoridades del siglo XX, en la que conjuga las influencias de compositores como Maurice Ravel y Claude Debussy con elementos de la música popular de la península ibérica. Este tipo de composiciones de Gerhard empezaron a ser cada vez más complejas en cuanto a estructura, tonalidad y textura, reflejando las corrientes modernistas que comenzaban a abrirse paso en Europa.
Desarrollo de su carrera
La evolución en su formación en Viena
A principios de la década de 1920, Gerhard Ottenwaelder tomó una decisión que marcaría un hito en su carrera: se trasladó a Viena para estudiar composición con uno de los mayores referentes de la música contemporánea: Arnold Schoenberg. Esta etapa de su formación fue decisiva, ya que el contacto directo con Schoenberg lo sumergió de lleno en las enseñanzas de la Segunda Escuela de Viena y en el dodecafonismo, una técnica compositiva innovadora que rompería con las convenciones tonales tradicionales.
Durante su estancia en Viena, Gerhard desarrolló una mayor comprensión de los elementos estructurales de la música moderna, especialmente el contrapunto, la forma y la textura. En este contexto, compuso varias obras que denotan la influencia de Schoenberg, como su Quinteto de viento y el Concertino para cuerdas, piezas que mostraban una clara evolución hacia el uso de estructuras más complejas, así como el uso más intensivo del cromatismo y la disonancia.
Además de su contacto con Schoenberg, este período en Viena también fue significativo por su desarrollo personal y profesional. Allí conoció a Leopoldina Feichtegger, quien más tarde se convertiría en su esposa, lo que marcó un punto de inflexión en su vida personal. La consolidación de su vínculo con Leopoldina lo motivó a trasladarse con ella a Berlín en 1925, donde continuó profundizando en las ideas de su maestro. En Berlín, Gerhard se convirtió en asistente de Schoenberg, lo que le permitió tener un acceso más cercano al núcleo de la vanguardia musical vienesa.
Regreso a Barcelona: Nacionalismo y modernismo
Tras varios años en el extranjero, Gerhard regresó a Barcelona en 1927, donde encontró un escenario musical en transición. A pesar de su intensa formación en las nuevas corrientes musicales europeas, Gerhard no perdió el vínculo con sus raíces catalanas. De hecho, en su regreso a la ciudad condal, se percibe un giro hacia el nacionalismo en su obra. La música de Manuel de Falla y la de Isaac Albéniz continúan influyendo en su desarrollo, pero Gerhard comenzó a integrar más decididamente las formas y elementos del folclore catalán en su música.
Uno de los ejemplos más representativos de este cambio es su composición Catorce canciones populares de Cataluña, obra en la que Gerhard amalgama las influencias de la música popular catalana con las técnicas modernistas que había aprendido en su formación europea. En este sentido, Gerhard fue un pionero en la integración de las tradiciones locales con las tendencias vanguardistas internacionales, contribuyendo a la creación de una nueva identidad musical para la España de la época.
Además de su trabajo compositivo, Gerhard empezó a involucrarse activamente en la organización de la vida musical de Barcelona. Fue en 1930 cuando se casó con Leopoldina y en el mismo año obtuvo un puesto en la Escola Normal de la Generalitat de Catalunya como profesor de música. Además, fue nombrado responsable del departamento de música de la Biblioteca de Catalunya, un cargo desde el que promovió varias iniciativas relacionadas con la preservación y difusión de la música contemporánea.
En 1936, Gerhard organizó en Barcelona el XVI festival de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea, un evento trascendental para el panorama musical español, donde se estrenaron obras de compositores como Alban Berg y su propio ballet Ariel, una pieza que integraba las influencias del folclore catalán con la tradición musical europea moderna. Esta obra se basaba en los textos de Josep Vicenç Foix, quien se inspiró en La Tempestad de Shakespeare, mezclando elementos de la obra de teatro con imágenes de la tradición popular catalana.
El exilio en París y el traslado a Cambridge
La victoria franquista en la Guerra Civil Española en 1939 significó un punto de inflexión en la vida de Gerhard Ottenwaelder. Como muchos otros artistas de la Generación del 27, el compositor decidió exiliarse para poder seguir desarrollando su carrera en un entorno más libre y menos represivo. Inicialmente, se trasladó a París, donde se reencontró con viejos amigos como Joan Miró y Josep Lluis Sert, quienes también habían dejado España tras la Guerra Civil. En París, la actividad de Gerhard continuó en un ambiente cosmopolita, pero pronto, debido a las tensiones previas a la Segunda Guerra Mundial, aceptó una beca de investigación en el King’s College de la Universidad de Cambridge en 1939.
La mudanza a Cambridge fue un paso decisivo, ya que en la universidad británica comenzó a desarrollar una nueva etapa de su carrera. Allí, trabajó con la BBC, pero también tuvo que adaptarse a un contexto musical británico que no era tan receptivo a la vanguardia como el europeo. Durante la década de 1940, Gerhard se vio obligado a componer arreglos de zarzuela y música popular española para la orquesta de la BBC bajo el pseudónimo de «Juan Serralonga», ya que la música de vanguardia no contaba con un público estable en Inglaterra.
No obstante, esta etapa de su vida también fue fructífera en términos creativos. En 1941, Gerhard escribió el Cançionero de Pedrell, en homenaje al centenario del nacimiento de su maestro Felipe Pedrell, una obra que reflejaba el profundo respeto y la influencia que Pedrell había tenido en su desarrollo como compositor. Ese mismo año, Gerhard también terminó el ballet Don Quijote, para orquesta de cámara, una obra serial que exploraba las contradicciones entre los personajes de Don Quijote y Sancho Panza.
En el ámbito de la música escénica, Gerhard compuso otros dos ballets importantes: Alegría, con influencias del folclore andaluz, y Pandora, que incorporaba elementos de la música popular catalana. Ambos fueron encargos para compañías de ballet de renombre, como el Ballet Rambert y el Ballet Joos.
Últimos años y legado
Últimos trabajos en la década de 1960
Los años 60 fueron testigos de una evolución significativa en la obra de Gerhard Ottenwaelder, quien continuó innovando en sus composiciones, abrazando nuevas técnicas y explorando la incorporación de la música electrónica en su repertorio. Su Sinfonía nº 3 «Collages», compuesta en 1960, es un ejemplo claro de este enfoque. Esta obra tiene una estructura poco convencional: se divide en siete secciones dentro de un único movimiento. Cada sección refleja las experiencias de Gerhard durante sus viajes por el continente americano, siendo la cuarta sección la que introduce efectos electrónicos, una novedad para la época que agregaba una dimensión contemporánea a su música.
A lo largo de la década de 1960, Gerhard continuó desarrollando su estilo polimórfico y su interés por los nuevos sonidos. Obras como el Cuarteto de cuerdas nº 2 y el Concert per a 8, que también están estructuradas en un solo movimiento dividido en varias secciones, muestran una búsqueda constante de nuevas formas compositivas y una experimentación con las texturas y estructuras musicales. Estas obras, de una complejidad estructural notable, dan cuenta de la madurez de su estilo y de su deseo de continuar explorando el potencial de la música contemporánea.
Sin embargo, su obra más notoria en esta etapa tardía de su carrera fue la cantata «La peste», basada en la obra homónima del escritor Albert Camus. La colaboración entre Gerhard y Camus fue estrecha, y la pieza refleja la filosofía existencialista del escritor, un tema muy en boga en los círculos intelectuales de la época. La cantata no solo incorporaba recursos electrónicos, sino que también incluía un narrador y un coro, lo que evocaba las tradiciones de las tragedias griegas. Esta obra marca uno de los puntos culminantes de la producción compositiva de Gerhard, al fusionar la música clásica con la experimentación vanguardista.
Reconocimientos y la última etapa de su carrera
La última etapa de la vida de Gerhard Ottenwaelder estuvo marcada por varios reconocimientos importantes a su labor compositiva. En 1967, fue nombrado Comendador del Imperio Británico, un galardón que reflejaba su impacto dentro del mundo de la música contemporánea, especialmente en el Reino Unido. Este nombramiento fue una señal del reconocimiento de su obra por parte de la comunidad musical internacional.
Al año siguiente, en 1968, Gerhard recibió otro reconocimiento significativo: fue investido doctor honoris causa por el King’s College de la Universidad de Cambridge, en reconocimiento a su destacada labor como compositor. Esta distinción consolidaba su lugar como una de las figuras clave de la música contemporánea, no solo en España, sino también en el ámbito internacional.
En la última fase de su carrera, Gerhard continuó creando nuevas composiciones, como la Sinfonía nº 4 «New York», encargada por la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Esta sinfonía, que se caracteriza por su estructura innovadora y su lenguaje sonoro arriesgado, es un claro reflejo de la evolución artística que Gerhard experimentó a lo largo de su vida. Además, en este periodo compuso tres obras camerísticas inspiradas en los signos del zodíaco: Libra, Leo y Gemini, en las que combinó su interés por la música serial con influencias astrológicas y personales.
Reflexión final sobre su impacto y la memoria de Gerhard
A pesar de que Gerhard Ottenwaelder falleció el 5 de enero de 1970 en Cambridge, su legado perduró mucho más allá de su muerte. Su música, que fusionaba las tradiciones catalanas con las influencias germánicas y las vanguardias musicales de su época, fue clave en la creación de una nueva identidad para la música española en el siglo XX. Fue uno de los más notables representantes de la Generación musical del 27, y su introducción del dodecafonismo y las técnicas de la Segunda Escuela de Viena en España supuso una revolución que dejó una marca indeleble en la evolución de la música española contemporánea.
Su obra también dejó una huella profunda fuera de España. En la década de 1960, Gerhard fue un miembro activo de la vida musical británica, donde se le rindió homenaje en publicaciones especializadas como la revista The Score, que le dedicó un número completo en 1963. A nivel académico, su influencia se extendió a través de su trabajo en instituciones como la Universidad de Cambridge y la BBC, donde su música fue interpretada por algunas de las más prestigiosas orquestas y conjuntos de la época.
Veintidós años después de su muerte, en 1992, su obra La Dueña se estrenó en el Teatro de La Zarzuela de Madrid y en el Liceu de Barcelona, en una versión de la compañía británica Opera North, bajo la dirección de Antoni Ros Marbá. Este estreno marcó una reafirmación de su música dentro del panorama contemporáneo, señalando el renacer de su legado como compositor de renombre internacional.
En resumen, el impacto de Gerhard Ottenwaelder es inmenso, tanto en su país natal como en el extranjero. Su capacidad para fusionar el nacionalismo catalán con la modernidad europea, su incursión en la música electrónica y su exploración del serialismo lo convierten en una figura fundamental de la música del siglo XX. A través de sus obras, Gerhard abrió caminos que seguirían generaciones de compositores y dejó una huella perdurable en el campo de la música contemporánea.
MCN Biografías, 2025. "Gerhard Ottenwaelder, Robert (1896–1970): Compositor que Revolucionó la Música en España y el Mundo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/gerhard-ottenwaelder-robert [consulta: 16 de octubre de 2025].