PedroFernández de Quirós(1565–1615): El Visionario del Pacífico y la Búsqueda de la Terra Australis
Contexto histórico del siglo XVI: Imperios oceánicos y expansión ibérica
Durante el siglo XVI, los océanos dejaron de ser barreras para convertirse en rutas de conexión y ambición imperial. Las coronas de España y Portugal, amparadas por el Tratado de Tordesillas de 1494, se repartieron los espacios ultramarinos, impulsadas por la expansión religiosa, económica y científica. En ese contexto se desarrolló la exploración del océano Pacífico, un territorio inmenso y mayormente inexplorado por los europeos. Mientras los portugueses dominaban el comercio con Asia por la ruta africana, España buscaba consolidar su dominio desde América hacia el oeste, estableciendo el llamado “Galeón de Manila” como vínculo comercial entre Acapulco y Filipinas. Este escenario marcó la vida y obsesiones del navegante Pedro Fernández de Quirós, un portugués que acabaría sirviendo a la monarquía hispánica en su apasionada búsqueda de la mítica Terra Australis Incógnita.
Nacimiento en Évora y antecedentes familiares
Pedro Fernández de Quirós nació en Évora, Portugal, en 1565, en el seno de una familia modesta. Aunque se conocen pocos detalles sobre sus progenitores, es probable que haya tenido acceso a cierta educación gracias a la riqueza cultural de su ciudad natal, uno de los centros más dinámicos del Renacimiento ibérico. La incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica en 1580 facilitó que figuras portuguesas como Quirós se integraran en las estructuras imperiales españolas.
Influencias de la cultura portuguesa y transición al servicio de la corona española
Desde joven, Quirós quedó cautivado por los relatos de navegantes lusitanos como Vasco da Gama y Magallanes, cuya gesta de circunnavegación aún resonaba en las academias náuticas. A pesar de su nacionalidad portuguesa, se integró plenamente en el servicio de la corona española, atraído por la posibilidad de participar en grandes empresas de descubrimiento. Su formación náutica combinaba la experiencia práctica con un creciente interés por la cartografía y la astronomía, elementos que lo acompañarían toda su vida.
Primeros viajes en el Galeón de Manila y asentamiento en Perú
En su juventud, Quirós realizó varios viajes en el Galeón de Manila, lo que le permitió conocer las rutas marítimas más importantes del imperio y acumular experiencia en largas travesías oceánicas. Establecido en Perú, entró en contacto con las autoridades virreinales y otros marinos, lo que facilitó su posterior nombramiento como piloto mayor en una de las expediciones más significativas del Pacífico.
Un joven piloto al servicio de la exploración del Pacífico
Participación en la expedición de Mendaña (1595): descubrimiento de Marquesas y Santa Cruz
En 1595, Pedro Fernández de Quirós fue designado piloto mayor en la expedición comandada por Álvaro de Mendaña, destinada a continuar la exploración del Pacífico y establecer una colonia española en las islas Salomón. Durante esta empresa, se descubrieron las islas Marquesas y las islas de Santa Cruz, aunque el proyecto colonial terminó en fracaso por enfermedades, enfrentamientos con los indígenas y problemas de disciplina.
Muerte de Mendaña y liderazgo práctico asumido por Quirós
La muerte de Mendaña en alta mar precipitó una crisis de liderazgo. Aunque el mando recayó formalmente en su viuda, Isabel de Barreto, fue Quirós quien asumió de facto el control de la navegación, guiando la debilitada flota hasta Filipinas. En Manila, presentó un extenso memorial al gobernador Antonio de Morga, detallando lo sucedido y solicitando los medios necesarios para regresar a Perú. Esta etapa consolidó su reputación como navegante competente y visionario.
Primeras tensiones con Isabel de Barreto y la consolidación de su rol como piloto mayor
A pesar de las tensiones con la viuda de Mendaña, Quirós logró mantener la cohesión de la expedición, ganándose el respeto de muchos de los tripulantes. La experiencia reveló su capacidad para liderar en condiciones adversas y reforzó su deseo de continuar explorando el Pacífico, especialmente en dirección al sur, donde imaginaba la existencia de un gran continente aún no descubierto.
El nacimiento de una visión: el «Novísimo Mundo»
Primeros memoriales al virrey del Perú
A su regreso al virreinato, en 1597, Quirós dirigió un memorial al virrey Luis de Velasco, solicitando apoyo para una expedición hacia el “Novísimo Mundo” en el Pacífico Austral. En sus escritos, afirmaba que existían tierras desconocidas cerca del Polo Sur, llenas de habitantes que esperaban ser evangelizados. Aunque también envió nuevos memoriales en 1598 y 1599 desde Cartagena, no logró convencer al virrey para que financiara su empresa.
Influencias intelectuales: Gamboa, Gallego y el contacto con un geógrafo inglés
La concepción de Quirós sobre la existencia de una Terra Australis Incógnita no surgió de la nada. Se nutrió de conversaciones con figuras como Pedro Sarmiento de Gamboa, antiguo gobernador del estrecho de Magallanes, y el piloto Hernán Gallego, con quienes discutió rutas y posibilidades de exploración austral. Incluso intercambió ideas con un geógrafo inglés, amigo del corsario John Hawkins, lo que demuestra la apertura intelectual de Quirós a las fuentes más diversas, sin importar su procedencia.
Impulsado por esta convicción, Quirós decidió embarcarse hacia España, donde podría buscar apoyo directo del rey y del papado. En 1600 desembarcó en la península ibérica, dispuesto a promover personalmente su visión de un mundo aún por descubrir y evangelizar. Así comenzaría una nueva etapa de su vida, marcada por la escritura de decenas de memoriales y la obsesión con la mítica Tierra del Sur, a la que consideraba no solo un objetivo geográfico, sino una misión espiritual y civilizatoria.
De Roma a Madrid: un peregrino del descubrimiento
Viaje a Italia y entrevista con el papa Clemente VIII
En su afán por obtener respaldo para su proyecto de descubrimiento y evangelización del hemisferio sur, Pedro Fernández de Quirós viajó a Italia a principios del siglo XVII. Allí logró entrevistarse con el papa Clemente VIII, a quien presentó un memorial en febrero de 1602, gracias al apoyo diplomático del duque de Sesa, embajador español en Roma. En dicho documento, Quirós afirmaba que había explorado 1.500 leguas en el Pacífico, pero que aún quedaban más de 5.000 leguas por descubrir, supuestamente habitadas por pueblos paganos necesitados de la fe cristiana. Esta argumentación combinaba un discurso religioso con un cálculo geográfico, lo cual reforzaba su propuesta ante autoridades tanto eclesiásticas como imperiales.
Producción de memoriales: objetivos evangelizadores y geopolíticos
La entrevista con el Papa fue solo el inicio de una febril actividad documental: Quirós redactó al menos 55 memoriales a lo largo de su vida. Estos textos constituían auténticas estrategias de persuasión dirigidas a diversas figuras de poder, entre ellas el rey Felipe III, a quien dedicó uno de los más famosos memoriales. En él aseguraba que el hemisferio sur ofrecía un circuito de 5.500 leguas aún no determinadas como tierra o mar, y proponía su exploración como una empresa de gloria para la monarquía española. El contenido de estos memoriales incluía datos náuticos, descripciones de las rutas, argumentos religiosos y apelaciones emocionales, revelando el carácter obsesivo y meticuloso del navegante.
Intervención del rey Felipe III y encargo directo desde el Consejo de Estado
El rey Felipe III, impresionado por la elocuencia de Quirós y su insistencia, decidió intervenir directamente. En un gesto inusual, saltó al Consejo de Indias y remitió el proyecto al Consejo de Estado, lo que evidenciaba la importancia política y estratégica que se atribuía a la exploración austral. En 1603, el nuevo virrey del Perú, el conde de Monterrey, recibió la orden de facilitar a Quirós dos navíos, recursos agrícolas y herramientas necesarias para realizar su expedición. La decisión fue trascendental: por primera vez se oficializaba una empresa destinada a la búsqueda de la Terra Australis Incógnita, con respaldo de la corona y objetivos explícitos de colonización.
La gran expedición del Pacífico Sur (1605–1606)
Preparativos en Lima, recursos y apoyo oficial
Tras regresar a Lima, Pedro Fernández de Quirós se dedicó a reunir todo lo necesario para la expedición. Se trataba de un ambicioso proyecto de exploración y colonización, por lo que se incluyeron animales, semillas, herramientas agrícolas, y un nutrido grupo de soldados, artesanos y religiosos. Entre los acompañantes figuraba un nombre fundamental: el navegante Luis Váez de Torres, experto marino y segundo al mando, cuya participación resultaría clave para la historia de la navegación austral.
Durante este período, Quirós vivía en un estado de profundo misticismo. Vestía el sayal franciscano, hacía votos religiosos y promovía la empresa como una misión divina. Este comportamiento generó tanto admiración como desconcierto entre sus hombres, pero contribuyó a fortalecer su imagen como un visionario inspirado más que como un simple aventurero.
La expedición zarpó del puerto de El Callao el 21 de diciembre de 1605, con rumbo a las islas descubiertas por Mendaña. El plan original consistía en seguir la ruta sugerida por Sarmiento de Gamboa, lo que habría conducido a las costas de Australia o Nueva Zelanda, pero el piloto Juan Ochoa, respaldado por gran parte de la marinería, impuso un rumbo distinto: una línea recta hacia las islas Santa Cruz.
Esta decisión provocó tensiones entre los oficiales y Quirós, quien terminó por arrestar a Ochoa y confiar su custodia a Váez de Torres. Sin embargo, el conflicto revelaba un problema estructural de la expedición: la disciplina y la cohesión interna estaban quebradas desde el inicio, lo que condicionaría los resultados de la travesía.
Descubrimiento de Austrialia del Espíritu Santo
En el transcurso del viaje, la expedición alcanzó diversas islas pobladas donde fueron bien recibidos, lo que elevó el ánimo de los participantes. Finalmente, el 1 de mayo de 1606, descubrieron una gran isla en el actual archipiélago de las Nuevas Hébridas. Convencido de haber hallado la ansiada Tierra Austral, Quirós la bautizó como “Austrialia del Espíritu Santo”, en honor a la casa de Austria y con connotaciones claramente espirituales.
En este nuevo territorio, Quirós fundó simbólicamente una ciudad: la Nueva Jerusalén, situada en la bahía de San Felipe y Santiago, a orillas del río Jordán. Allí instituyó la Orden de Caballería del Espíritu Santo, nombrando caballeros a varios de sus compañeros. Este episodio, cargado de simbolismo religioso y caballeresco, revela la dimensión utópica y mesiánica de su empresa.
Sublevación indígena, dispersión de la flota y regreso forzoso a México
Poco después de la fundación simbólica, los indígenas se sublevaron, forzando la retirada de los españoles el 8 de junio. Quirós ordenó regresar a la bahía para pasar el invierno, pero una tempestad dispersó la flota, y su nave fue arrastrada mar adentro. Incapaz de retomar contacto con los otros barcos, y presionado por su tripulación, Quirós decidió regresar a México, adonde arribó en octubre de 1606. Su segundo al mando, Luis Váez de Torres, continuó navegando hacia el oeste y pasó por el estrecho que hoy lleva su nombre entre Australia y Nueva Guinea, aunque sin saber que había bordeado la costa australiana.
Este desenlace, marcado por la frustración y el aislamiento, representó un nuevo revés para Quirós, que pese a todo mantenía viva su fe en el descubrimiento de una nueva civilización cristiana al sur del Pacífico.
Retorno a España y olvido institucional
Viaje de regreso a Madrid en 1607
Tras su forzoso retorno a América, Quirós emprendió su último viaje a Europa en 1607, con la esperanza de convencer a la corte española de reactivar la expedición. Se instaló en Madrid, donde permaneció durante siete años, dedicándose a escribir memoriales y a reivindicar su hallazgo de Austrialia del Espíritu Santo como el umbral del continente austral.
Siete años de pobreza, memoriales y actividad cartográfica
Los años en Madrid fueron de extrema pobreza para Quirós. Sin empleo ni apoyo formal, subsistía con dificultad mientras producía memoriales y se dedicaba a una intensa labor cartográfica. Se le atribuyen más de 200 mapas y esferas, de los cuales solo una ha sobrevivido. Sus documentos combinaban observaciones náuticas, teologías políticas y visiones proféticas sobre la futura grandeza de España en los mares del sur.
Dificultades con el Consejo de Indias y uso posterior por los holandeses
A pesar de sus esfuerzos, el Consejo de Indias consideró quimérico su proyecto, y los apoyos obtenidos anteriormente se desvanecieron. En una amarga ironía, los holandeses —entonces enemigos de España— aprovecharon las rutas y observaciones trazadas por Quirós en sus mapas y documentos. El legado de su expedición quedaba así marginalizado dentro del mundo hispánico, mientras influía silenciosamente en otras potencias emergentes.
Al final de su vida, Quirós recibió una última esperanza: en 1614, el príncipe de Esquilache, nuevo virrey del Perú, fue instruido por el rey para apoyar una nueva expedición. Quirós zarpó hacia América para organizarla, pero murió en Panamá en 1615, sin haber podido cumplir su sueño de alcanzar y colonizar la Terra Australis.
MCN Biografías, 2025. "PedroFernández de Quirós(1565–1615): El Visionario del Pacífico y la Búsqueda de la Terra Australis". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/fernandez-de-quiros-pedro [consulta: 18 de octubre de 2025].