José Clavijo y Fajardo (1726–1806): Pensador Ilustrado y Arquitecto del Saber Natural en la España Borbónica
De Lanzarote a la Corte – Formación y primeros pasos en la Ilustración
Infancia en Canarias y primeros estudios
José Clavijo y Fajardo nació el 19 de marzo de 1726 en Teguise, en la isla de Lanzarote, una de las localidades más relevantes del archipiélago canario en el siglo XVIII. Su origen insular tuvo un impacto duradero en su personalidad y formación, como se percibe tanto en sus inclinaciones ilustradas como en su red de contactos intelectuales. Era hijo de Nicolás Clavijo, originario de La Orotava (Tenerife), y Catalina Fajardo, natural de Lanzarote. Esta raíz doble le integraba plenamente en el contexto canario, caracterizado en aquella época por un fuerte influjo clerical y unas elites locales con vínculos mercantiles y administrativos en la Península.
En su infancia, Clavijo fue enviado a Las Palmas de Gran Canaria, donde cursó estudios de Filosofía en el convento dominico de San Pedro Mártir, bajo la tutela de un tío suyo. Este entorno religioso e intelectual representaba una de las pocas vías formativas disponibles en el archipiélago, y su paso por él le dotó de una sólida base escolástica. Pronto pasaría a estudiar Derecho en la Real Audiencia de Canarias, lo que indica una clara orientación hacia la administración pública, una salida lógica para jóvenes con ambiciones ilustradas y orígenes periféricos. Fue alumno de Tomás Pinto Miguel, una figura destacada del derecho canario, lo que le permitió familiarizarse con los engranajes legales del Antiguo Régimen.
Formación jurídica y primeras inquietudes ilustradas
La formación jurídica de Clavijo fue decisiva para su posterior inserción en la maquinaria del Estado borbónico, dominado en esos años por los efectos del reformismo ilustrado y la centralización administrativa. A los 19 años, el joven Clavijo se trasladó a la Península, probablemente movido tanto por sus aspiraciones profesionales como por el deseo de acceder a un entorno más dinámico en términos culturales y científicos. Esta decisión marcó un punto de inflexión: el paso de un joven canario formado en la periferia a un cortesano ilustrado con ambiciones literarias y científicas.
Su paso inicial por Ceuta y San Roque como parte del Ministerio de Marina puede parecer modesto, pero estos destinos eran fundamentales en el control militar y naval del Estrecho de Gibraltar, clave para los intereses borbónicos en el Mediterráneo. De allí, dio el salto a Madrid, donde comenzó a forjar su carrera dentro de la administración central.
Secretaría del Ministerio de Marina y viajes peninsulares
En Madrid, Clavijo fue secretario particular de José Vázquez Priego, una figura clave del entorno ministerial. Pero, más importante aún, en la corte conoció a Pablo Jerónimo Grimaldi, el influyente marqués de Grimaldi, ministro y diplomático que desempeñaría un papel ambivalente en su vida: protector en varios momentos, pero también causante de un importante revés. Gracias al apoyo de Grimaldi, Clavijo accedió a funciones de responsabilidad dentro de la Secretaría del Estado y se consolidó como un hombre de confianza del aparato ilustrado.
Durante este periodo, Clavijo realizó varios viajes por España y Francia, lo cual no solo era inusual para muchos funcionarios de su rango, sino que además facilitó su contacto directo con las corrientes culturales europeas. Francia, cuna del pensamiento ilustrado y sede de los enciclopedistas, dejó una huella profunda en sus ideas, en especial en lo referente a la función social del conocimiento, el papel de la crítica literaria y la importancia del método científico.
El Pensador y la crítica de costumbres
En 1762, Clavijo alcanzó su primer gran hito intelectual con la publicación de El Pensador, un semanario de crítica de costumbres inspirado en el Spectator de Joseph Addison. La elección del formato y del modelo inglés no fue casual: se trataba de una herramienta discursiva clave de la Ilustración, orientada a moralizar al público, educar en el buen gusto y censurar los vicios sociales mediante la sátira razonada.
El Pensador tuvo una gran recepción en los círculos cultos de la época, y fue pionero dentro del periodismo ilustrado en lengua española. El texto revelaba tanto la agudeza intelectual de Clavijo como su dominio del estilo ensayístico y moralizador, que más tarde se vería consolidado con otras publicaciones. La relevancia de esta obra también se percibe en el hecho de que, décadas más tarde, fuera antologada como referente del pensamiento dieciochesco español.
Estado Militar de España y sus antecedentes administrativos
Poco después del éxito de El Pensador, en 1763, Clavijo fue nombrado oficial del Archivo de la Secretaría de Estado, lo que le permitió participar activamente en la elaboración del Estado Militar de España, una recopilación ordenada y sistemática de la estructura del ejército español. Esta obra era el reflejo de su experiencia administrativa acumulada desde sus años en el Ministerio de Marina, así como de su interés por las ciencias del Estado, que incluían estadísticas, censos, organización militar y descripción geográfica.
Este trabajo preludiaba un aspecto esencial de su pensamiento: la necesidad de convertir la administración en instrumento racional y científico al servicio de la monarquía ilustrada. Sus contribuciones al Estado Militar estaban no solo bien documentadas, sino también alineadas con la idea de que el conocimiento del poder debía ser riguroso, ordenado y útil, una noción que entroncaba con la racionalidad ilustrada y que más tarde aplicaría a su trabajo en el Real Gabinete de Historia Natural.
Un drama europeo – La crisis Beaumarchais y el regreso a la vida pública
El escándalo sentimental con Lisset Caron
Uno de los episodios más notorios de la vida de José Clavijo y Fajardo no fue de carácter científico ni administrativo, sino profundamente personal y literario. En 1764, Clavijo protagonizó un célebre escándalo sentimental con María Luisa (Lisset) Caron, hermana del escritor francés Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, autor de El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro. La relación entre Clavijo y Lisset, inicialmente prometedora, terminó abruptamente, y Clavijo rompió el compromiso matrimonial, una decisión que desató la furia de Beaumarchais.
El escritor francés viajó a Madrid para intervenir personalmente, convencido de que se había cometido una injusticia contra su hermana. Beaumarchais emprendió entonces una intriga palaciega para deshonrar a Clavijo y presionarlo a reparar el daño. Esta intervención incluyó apelaciones a personajes influyentes de la corte y maniobras públicas y privadas que lograron afectar la reputación de Clavijo. Como resultado, fue apartado de la vida oficial durante al menos tres años, en lo que representó una caída temporal en desgracia.
Repercusiones literarias: Goethe, Beaumarchais y Baroja
El eco del escándalo trascendió el ámbito doméstico. Beaumarchais incluyó una versión dramatizada del suceso en su obra Eugenie, donde abordó temas de honor, traición y justicia desde una óptica burguesa. Pero fue el escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe quien convirtió a Clavijo en un personaje literario de talla europea con su drama Clavigo (1774), una adaptación libre basada en las memorias de Beaumarchais. Goethe acentuó el dilema moral del protagonista, presentándolo como un hombre dividido entre la ambición y el deber emocional, atrapado en un contexto de hipocresía social.
Más de un siglo después, el escritor español Ricardo Baroja retomó el caso en Clavijo, tres versiones de una vida (1942), mostrando cómo aquel episodio seguía siendo objeto de reflexión histórica y cultural. Así, el escándalo amoroso elevó a Clavijo al rango de símbolo literario, convirtiendo su fracaso afectivo en una parábola sobre la Ilustración, la razón de Estado y los conflictos entre ética privada y responsabilidad pública.
Rehabilitación y reforma del teatro
Después de este paréntesis, Clavijo fue rehabilitado políticamente, lo que demuestra su capacidad para recomponer su imagen y seguir siendo útil al proyecto ilustrado español. En 1770, fue nombrado director de los teatros de los Reales Sitios, una función estratégica dentro de los planes reformistas borbónicos en materia cultural. El teatro era visto por los ilustrados como un vehículo de educación moral y cívica, y Clavijo recibió el encargo explícito de modernizar el teatro español, tarea para la que recurrió a la traducción de comedias y tragedias francesas, consideradas modelos de racionalidad, decoro y verosimilitud.
Este puesto le permitía también influir en los contenidos representados en la corte y consolidar una política teatral que se distanciase del barroquismo decadente aún presente en la escena española. Clavijo promovió una estética neoclásica, más sobria y orientada a la formación del ciudadano ilustrado. A través de esta reforma, el teatro se convirtió en una extensión del proyecto pedagógico del Estado, en línea con las ideas de Voltaire y Diderot, aunque adaptadas a la idiosincrasia hispánica.
Traducciones francesas y modernización escénica
Las traducciones de Clavijo incluyeron obras de autores como Voltaire, Destouches y Marmontel, seleccionadas no solo por su calidad literaria, sino por su contenido moral. Estas versiones debían servir de modelo tanto para autores como para espectadores, integrando el gusto ilustrado en las costumbres de la aristocracia cortesana. Además, Clavijo impulsó cambios en la organización escénica y en la gestión de los espacios teatrales, sentando las bases de una política cultural moderna y coherente.
El prestigio acumulado por esta labor le permitió obtener un nuevo encargo ministerial: la dirección editorial del Mercurio Histórico y Político, el principal órgano de prensa oficial del Estado.
El Mercurio Histórico y Político
En 1773, Clavijo fue designado como responsable del Mercurio Histórico y Político, en sustitución de su paisano Tomás de Iriarte. Este nombramiento confirmó su plena rehabilitación y su retorno a los círculos más influyentes del reformismo borbónico. El Mercurio no era una simple gaceta informativa: era un instrumento de comunicación oficial del Estado, utilizado para difundir medidas políticas, noticias internacionales y contenidos científicos.
Durante su gestión, Clavijo transformó el Mercurio en una plataforma que difundía temas de historia natural, descubrimientos científicos y novedades técnicas, lo que anticipaba su siguiente etapa como organizador del conocimiento científico en el Real Gabinete. Uno de los textos más influyentes que publicó fue la Instrucción para que se recogiesen objetos de historia natural (1776), atribuida a Pedro Franco Dávila, fundador del Real Gabinete de Historia Natural, y que sirvió como manual para los recolectores españoles en América y otras colonias.
Publicaciones sobre historia natural
Esta etapa marcó la transición de Clavijo hacia el mundo científico. A pesar de no ser un naturalista en sentido estricto, comenzó a desarrollar un profundo interés por la sistematización del saber natural, especialmente a través de la gestión editorial y la organización institucional. Su formación en Derecho y su experiencia como archivero y publicista le otorgaban herramientas útiles para este tipo de tareas, más ligadas a la gestión del conocimiento que a la experimentación directa.
En paralelo, su capacidad de traducción multilingüe —dominaba el francés, el italiano y el latín— y su claridad expositiva lo convirtieron en un intermediario ideal entre la ciencia europea y el contexto hispano. Esta competencia sería esencial cuando, años más tarde, emprendiera la traducción al castellano de la monumental obra de Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, uno de los naturalistas más influyentes del siglo XVIII.
Así, en esta segunda etapa, Clavijo consolidó su lugar como intelectual polifacético, capaz de moverse entre la literatura, la crítica moral, la política editorial y la gestión científica. Fue un ejemplo paradigmático del “ilustrado útil” que reclamaban las reformas carolinas: culto, racional, obediente y dedicado al servicio del bien público.
Ciencia y gestión – Clavijo en el Real Gabinete de Historia Natural
Ingreso en el Gabinete y funciones técnicas
El Real Gabinete de Historia Natural de Madrid fue fundado en 1771 como una de las apuestas más ambiciosas de la ilustración científica española bajo el reinado de Carlos III. Su objetivo era reunir, ordenar y difundir el conocimiento sobre la naturaleza, sirviendo como núcleo de investigación y educación científica. José Clavijo y Fajardo fue nombrado en 1777 para desempeñar el cargo de Formador de Índices y Secretario para la correspondencia, lo que marcó el inicio de su labor como organizador y promotor del conocimiento natural en España.
Clavijo no solo gestionó el archivo y la correspondencia del Gabinete, sino que se encargó de la recopilación y clasificación de los objetos de historia natural que llegaban al Gabinete desde diversas expediciones y coleccionistas. Este trabajo requería un sólido dominio de la literatura científica y un enfoque metodológico, cualidades que Clavijo poseía de sobra. El Real Gabinete debía funcionar como un centro de conocimiento ordenado, y para ello Clavijo organizó los fondos y formuló índices que facilitaran su acceso a los científicos y naturalistas que acudían a la institución.
Traducción de Buffon y discurso científico
Una de las contribuciones más destacadas de Clavijo al Gabinete fue su traducción al español de la obra de Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, titulada Historia Natural, General y Particular. Esta monumental obra, que abarcaba desde la historia geológica hasta el estudio de los animales, las plantas y los seres humanos, era una de las más influyentes en Europa durante el siglo XVIII. La traducción de Buffon a través de la labor de Clavijo fue una de las primeras iniciativas para acercar el conocimiento científico europeo a España, y representó un paso importante hacia la modernización del pensamiento naturalista español.
En su prólogo a la traducción, Clavijo expresó sus reflexiones sobre el atraso de la historia natural en España en comparación con otros países de Europa. Aunque se mostró respetuoso con la tradición científica nacional, también destacó la necesidad de adoptar un enfoque más sistemático y empírico en los estudios de la naturaleza. Además, su texto servía de defensa ante las críticas que Buffon había recibido por sus teorías sobre el origen de la Tierra, que contradecían el relato bíblico. Clavijo, consciente de la influencia de la Iglesia, adoptó un enfoque prudente, citando a San Basilio y otras autoridades eclesiásticas para justificar su trabajo y evitar posibles controversias.
El diccionario de historia natural
En paralelo a su trabajo de traducción, Clavijo también comenzó a compilar un diccionario de historia natural. Este proyecto reflejaba su profunda conciencia de la necesidad de un vocabulario científico común, no solo para facilitar el estudio y la clasificación de los objetos naturales, sino para integrar los términos científicos extranjeros en el castellano. Esta labor le permitió estudiar exhaustivamente las obras científicas de otros países y establecer los términos equivalentes en español, lo que fue crucial para la consolidación del saber científico en lengua castellana.
Promoción del conocimiento naturalista
El trabajo de Clavijo al frente del Gabinete no se limitó solo a la organización interna, sino que también impulsó un proceso de intercambio internacional de conocimientos. Gracias a su gestión, el Gabinete pudo mantener una estrecha relación con otros gabinetes científicos europeos, especialmente en Francia y Alemania. Además, bajo su supervisión, el Gabinete comenzó a recibir numerosas colecciones de expediciones científicas que contribuían a la creación de un archivo de conocimiento naturalista único en España.
Uno de los aspectos más destacados de esta etapa fue la recepción de ejemplares de expediciones científicas americanas, incluyendo la expedición de Alejandro von Humboldt, cuyos descubrimientos y colecciones fueron enviados al Gabinete en Madrid. La relación de Clavijo con Humboldt no solo tuvo un impacto en términos de la adquisición de materiales, sino que también permitió que la ciencia española se integrara en los debates internacionales sobre geografía, biología y mineralogía.
Red de naturalistas y coleccionistas
Clavijo cultivó una red de naturalistas y coleccionistas que colaboraron estrechamente con el Gabinete. Entre ellos destacan figuras como Antonio Parra, un coleccionista portugués de objetos naturales en Cuba, o Félix de Azara, uno de los zoólogos más importantes de la época. Clavijo también promovió el trabajo de Eugenio Izquierdo, quien fue el vicedirector del Gabinete y especialista en historia natural y química. La colaboración con Christian Herrgen, un mineralogista alemán, fue particularmente fructífera, ya que permitió que el Gabinete ampliara sus colecciones de minerales y fósiles, contribuyendo a la expansión de la ciencia natural en España.
La red de intercambios científicos promovida por Clavijo también incluyó expediciones a América, como la que realizó Juan Palafox Rovira, cuyos ejemplares fueron enviados al Gabinete. Clavijo, como encargado de la correspondencia científica, jugó un papel crucial en el fortalecimiento de las relaciones internacionales y en la actualización constante de las colecciones del Gabinete con los descubrimientos más recientes de Europa y América.
Humboldt y la mineralogía
Alejandro von Humboldt, el gran naturalista alemán, fue una de las figuras más influyentes con las que Clavijo cultivó una relación cercana. Humboldt, quien realizaba un recorrido por América Latina, mantuvo correspondencia con Clavijo y envió numerosas colecciones al Gabinete de Historia Natural. A través de estas interacciones, Clavijo pudo acceder a materiales de investigación y descubrimientos que ampliaron el conocimiento sobre la fauna, la flora y los recursos geológicos de América.
La mineralogía, en particular, se convirtió en un área de interés para Clavijo. Durante los últimos años del siglo XVIII, la mineralogía española comenzó a recibir un impulso decisivo, gracias en parte al trabajo de Herrgen y a los intercambios con naturalistas europeos. La creación de un gabinete sistemático de mineralogía fue una de las propuestas más destacadas de Clavijo, quien trabajó para establecer una cátedra de mineralogía asociada al Gabinete.
Legado ilustrado – Mineralogía, influencia internacional y reconocimiento póstumo
La mineralogía como obsesión institucional
Durante las últimas décadas del siglo XVIII, la mineralogía se convirtió en una de las obsesiones científicas de José Clavijo y Fajardo. No solo profundizó en su propio conocimiento sobre la materia, sino que impulsó la creación de un Gabinete Sistemático de Mineralogía, cuyo objetivo era sistematizar el estudio de los minerales y promover su clasificación científica. Clavijo, consciente del poder científico y económico de los recursos minerales, propuso la creación de una cátedra de mineralogía dentro de las instituciones científicas de la época, lo que contribuiría a establecer la mineralogía como una disciplina fundamental para el avance de la ciencia natural en España.
Junto a Christian Herrgen, uno de los especialistas más destacados en la materia, Clavijo defendió la importancia de la mineralogía no solo como ciencia teórica, sino como una disciplina que podría tener aplicaciones prácticas en áreas como la geología, la química y la industria. Gracias a sus esfuerzos, España comenzó a consolidarse como un centro de investigación mineralógica en Europa, favoreciendo el intercambio científico y la colaboración con otros gabinetes naturales europeos.
Últimos años y reconocimiento internacional
A pesar de su relevancia en el ámbito científico español, Clavijo fue consciente de que su obra debía extenderse más allá de las fronteras nacionales. Su relación con Alejandro von Humboldt y otros naturalistas internacionales permitió que su trabajo fuera conocido y valorado en el contexto científico europeo. La mineralogía española, gracias a los esfuerzos de Clavijo, empezó a ganar visibilidad, lo que permitió a la ciencia española integrarse en los debates internacionales sobre los avances naturales y geológicos.
El reconocimiento de su trabajo también se vio reflejado en su ingreso en las Academias de Berlín y Copenhague poco antes de su fallecimiento. Estos honores internacionales atestiguaron la trascendencia de su figura en la ciencia y la cultura ilustrada, especialmente en los campos de la historia natural y la mineralogía.
Relación con Humboldt y cartas desde América
La relación entre Clavijo y Humboldt tuvo un carácter especialmente fructífero en el campo de la colección de materiales procedentes de las expediciones científicas en América. Humboldt, al igual que Clavijo, estaba convencido de que el conocimiento científico debía ser universal y accesible, y gracias a esta visión compartida, ambos colaboraron estrechamente para enriquecer el Gabinete de Historia Natural de Madrid con los materiales más novedosos.
Las cartas de Humboldt enviadas a Clavijo desde sus viajes por América son una valiosa fuente para entender el alcance de su colaboración. En ellas, Humboldt detallaba los minerales que había recolectado en su travesía por Colombia y Ecuador, comprometiéndose a enviarlos al Real Gabinete. Estos envíos contribuyeron significativamente a la expansión de las colecciones del Gabinete, que se enriqueció con ejemplares de gran valor para la mineralogía y la zoología, consolidando la posición de la institución como un centro clave de investigación científica.
Miembro de academias europeas
A lo largo de los últimos años de su vida, el prestigio de Clavijo creció en gran medida, especialmente en círculos científicos internacionales. Su dedicación a la historia natural y la mineralogía fue reconocida en varias partes de Europa, lo que llevó a su ingreso en las principales academias científicas de la época. Fue nombrado miembro de la Academia de Ciencias de Berlín y de la Academia Real de Ciencias de Copenhague, dos de las instituciones científicas más importantes de la Ilustración. Estos honores no solo reflejaban su nivel de conocimiento, sino también el respeto que se había ganado como un enlace entre las ciencias naturales españolas y europeas.
En 1798, el Real Estudio de Mineralogía fue aprobado gracias a la colaboración de Clavijo y Herrgen, lo que sentó las bases para la creación de nuevas instituciones científicas y de enseñanza en España. Este hecho mostró la relevancia de sus iniciativas científicas, particularmente en el ámbito de la mineralogía, un área que había impulsado a través de su constante gestión y promoción.
Muerte y memoria
José Clavijo y Fajardo falleció en Madrid el 3 de noviembre de 1806, a los 80 años. Su muerte cerró un ciclo en la historia de la Ilustración española, pero su legado perduró tanto en la institución científica como en el ámbito cultural de la época. En los años posteriores, su figura continuó siendo relevante gracias a su obra y su influencia en la organización del conocimiento naturalista.
El poema de José de Viera y Clavijo, su primo y gran historiador canario, es uno de los testimonios literarios más emblemáticos que dan cuenta de la trascendencia de su vida y trabajo. En Constelación Canaria, Viera le dedicó una obra que destacaba su figura como un «pensador» y «glorioso traductor», poniendo en valor su contribución a la ciencia y la cultura ilustrada española. Este homenaje literario resalta la importancia que Clavijo tuvo no solo en la ciencia, sino también en la difusión del pensamiento ilustrado en el ámbito hispánico.
La Gaceta de Madrid, en la edición del 1 de mayo de 1807, lamentó su muerte y publicó un breve obituario que subrayó su cargo como director jubilado del Real Gabinete de Historia Natural. El reconocimiento póstumo que recibió refleja la dimensión nacional e internacional de su obra, y su lugar en la historia de la ciencia española quedó definitivamente consolidado.
MCN Biografías, 2025. "José Clavijo y Fajardo (1726–1806): Pensador Ilustrado y Arquitecto del Saber Natural en la España Borbónica". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/clavijo-y-fajardo-jose [consulta: 18 de octubre de 2025].