Félix de Azara (1742–1821): Ingeniero, Científico y Naturalista que Revolucionó la Zoología Sudamericana
Félix de Azara (1742–1821): Ingeniero, Científico y Naturalista que Revolucionó la Zoología Sudamericana
Félix de Azara, nacido el 18 de mayo de 1742 en Barbuñales, Huesca, fue una de las figuras más influyentes del siglo XVIII y principios del XIX en el ámbito científico y naturalista, especialmente en el campo de la zoología. Con una carrera que abarcó desde su formación como ingeniero militar hasta sus contribuciones como naturalista en el sur de América, su legado sigue siendo estudiado y admirado hoy en día. Su nombre está vinculado a las primeras descripciones científicas de especies de fauna sudamericana y su influencia en las teorías biológicas que precedieron a las ideas evolucionistas de Charles Darwin.
Primeros años y formación académica
Félix de Azara nació en una familia que, aunque no pertenecía a la aristocracia, gozaba de cierto estatus dentro de la nobleza menor de Huesca. Su padre, Alejandro de Azara y Loscertales, era el señor de Lizana, lo que proporcionaba a la familia una posición destacada en la sociedad de la época. A lo largo de su vida, Azara demostró tener una fuerte vocación por el conocimiento y la ciencia, aunque, en su juventud, su destino parecía estar marcado por la política o la carrera eclesiástica, dadas las tradiciones familiares.
A partir de 1757, Félix comenzó su formación en la Universidad de Huesca, donde se dedicó a estudiar legislación y filosofía. Sin embargo, el interés por las ciencias exactas lo llevó a un camino muy diferente. En 1764, intentó ingresar en la Academia de Artillería de Segovia para estudiar ingeniería, pero fue rechazado por exceder la edad límite. Esto no detuvo sus aspiraciones, y decidió alistarse en el Regimiento de Infantería de Galicia como cadete, comenzando así su carrera en el ejército. En 1765, se incorporó al cuerpo de ingenieros militares, un paso crucial que le permitió acceder a una educación formal en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, donde completó su formación en las disciplinas que más tarde serían esenciales para su trabajo en el Nuevo Mundo.
Ascenso militar y primeros años de carrera
Félix de Azara fue promovido rápidamente dentro del ejército español. En 1767, fue ascendido a subteniente de infantería y, al mismo tiempo, se le asignó el cargo de ingeniero delineador, lo que lo situó en el centro de los trabajos de fortificación y planificación de las defensas del reino. Uno de sus primeros encargos fue en Barcelona, donde colaboró en la construcción de la fortaleza de San Fernando en Figueras, diseñada siguiendo los principios del ingeniero militar francés Vauban. Estos primeros trabajos fueron fundamentales para el desarrollo de sus habilidades como delineador y como ingeniero militar, y marcaron el inicio de una serie de encargos importantes en el reino.
Sin embargo, fue la campaña de Argel de 1775 la que marcó un hito en su carrera. En esta expedición, enviada por la corona española para restablecer el prestigio de España en el norte de África, Félix de Azara sufrió una grave herida que le dejó secuelas para toda su vida. El fracaso de la campaña, debido a la falta de planificación y al desconocimiento del terreno, fue un golpe para el ejército español. A pesar de ello, Azara fue ascendido a capitán de infantería e ingeniero extraordinario como reconocimiento a su valentía en el campo de batalla.
La expedición a América: un giro hacia la ciencia
A pesar de su éxito como militar, fue en el ámbito científico donde Félix de Azara alcanzaría una de sus mayores influencias. En 1781, se produjo un cambio trascendental en su vida cuando fue enviado a América del Sur, como parte de la misión española para demarcar las fronteras entre las posesiones españolas y portuguesas en el continente. En ese momento, la cuestión de las fronteras en Sudamérica era un tema clave de la política internacional, y España necesitaba a sus mejores hombres para llevar a cabo esta tarea.
Azara fue asignado a la expedición bajo la dirección del capitán de navío José Varela y Ulloa y otros comisionados, con el objetivo de establecer la frontera entre los territorios españoles y portugueses en la región del Paraguay y Misiones, áreas que hoy en día corresponden a territorios de Paraguay, Argentina y Brasil. Sin embargo, los trabajos diplomáticos fueron rápidamente obstruidos por las tensiones con los portugueses, quienes, al no cumplir con sus compromisos, impidieron que la demarcación avanzara.
Frente a la parálisis de las negociaciones, Azara aprovechó la situación para dedicarse a una labor que no solo era científica, sino también de gran relevancia para la humanidad: la observación y el estudio de la fauna local. Aunque su formación inicial no fue como naturalista, pronto se dio cuenta de que los conocimientos acumulados por los zoólogos europeos de la época eran limitados en relación con la fauna sudamericana, y por ello comenzó a realizar sus propias investigaciones, desarrollando un enfoque original y detallado sobre los animales de la región.
Viajes por el Paraguay y Misiones: las primeras contribuciones científicas
Durante más de diez años, Azara recorrió el vasto territorio del Paraguay y Misiones, observando con meticulosidad el comportamiento de los animales, su distribución geográfica y las especies endémicas que encontraba. A lo largo de estos años, realizó más de 50 viajes, documentando sus observaciones en detallados diarios, muchos de los cuales más tarde serían publicados y difundidos en Europa.
Azara se dedicó especialmente a la observación de aves y mamíferos, disciplinas en las que hizo grandes avances, como sus descripciones sobre especies como el zorro de Azara y la zarigüeya de Azara, entre otras. Las observaciones y colecciones que realizó en sus viajes fueron enviadas a Europa, particularmente al Gabinete de Historia Natural de Madrid, y con el tiempo, sus descripciones sirvieron para catalogar más de un centenar de especies que hoy en día son reconocidas por la ciencia.
Además de su contribución en zoología, Félix de Azara también elaboró mapas detallados de la región, algo que fue fundamental para la posterior organización de la geografía de la zona. Su labor cartográfica, que combinaba el conocimiento de las técnicas modernas de la época con la observación in situ, resultó en una de las representaciones más precisas del territorio sudamericano, las cuales serían de gran utilidad para futuras expediciones y colonizaciones en el continente.
El legado de Azara en la biología y la teoría de la evolución
Si bien Félix de Azara no fue un precursor directo de la teoría de la evolución de Charles Darwin, sus ideas sobre la naturaleza y la evolución de las especies tuvieron una profunda influencia en el pensamiento biológico del futuro. En sus escritos, Azara planteó importantes hipótesis sobre la variabilidad de las especies y la influencia del entorno sobre su desarrollo, cuestiones que serían fundamentales para el desarrollo posterior de la teoría evolucionista.
Entre sus observaciones más notables se encuentra su análisis sobre la variación de los animales domésticos cuando regresan a la vida salvaje, lo que podría considerarse una primera formulación de la idea de atavismo o el regreso de rasgos ancestrales. Además, fue el primero en utilizar el término mutación para describir la aparición de características singulares en individuos nacidos de padres comunes, aunque su interpretación de este fenómeno no coincide con la teoría genética moderna.
La influencia de Azara fue particularmente reconocida por Darwin, quien mencionó su trabajo en varios de sus libros, como el Origen de las Especies y el Viaje del Beagle. Según el biógrafo Enrique Álvarez López, las descripciones detalladas y las hipótesis de Azara sobre la fauna sudamericana tuvieron un impacto significativo en las reflexiones que Darwin desarrolló a lo largo de su carrera. De hecho, Darwin mismo reconoció abiertamente la deuda que tenía con Azara, especialmente en lo que respecta a la descripción de las especies animales y las ideas sobre su distribución geográfica.
Azara no solo se limitó a describir las especies de manera teórica, sino que también fue pionero en el estudio de la relación entre especies, como la interacción entre depredadores y presas o huéspedes y parásitos. Estas ideas, adelantadas a su tiempo, anticiparon muchas de las reflexiones ecológicas y biológicas que serían desarrolladas en siglos posteriores.
La Expedición a América del Sur y la consolidación como naturalista
Félix de Azara había llegado a América del Sur en 1781 con el propósito de realizar una labor diplomática y técnica, ayudando a definir las fronteras entre las posesiones españolas y portuguesas. No obstante, las dificultades en las negociaciones con los portugueses, las tensiones diplomáticas y los conflictos territoriales que surgieron impidieron que la demarcación de los límites avanzara como se esperaba. En lugar de rendirse ante las dificultades burocráticas y diplomáticas, Azara encontró una oportunidad para seguir una pasión que ya había comenzado a germinar en él: la observación y el estudio de la fauna local.
Al principio, Azara no contaba con la formación académica específica de un naturalista. Su entrada en el campo de la biología fue más bien un proceso autodidacta, debido en parte a la falta de recursos y materiales científicos adecuados en el territorio sudamericano. A pesar de estas dificultades, Azara se aventuró en la exploración de los rincones más remotos del Paraguay y la región de Misiones. Realizó extensos viajes de exploración a pie, en barco y a caballo, en los que observó y documentó la flora y fauna de los territorios que recorría.
Azara fue uno de los primeros científicos en estudiar a fondo las especies endémicas de Sudamérica, muchas de las cuales no habían sido descritas en Europa. De hecho, sus observaciones y descubrimientos no solo fueron valiosos para la ciencia en términos de descripciones detalladas, sino también en la manera en que Azara pudo establecer patrones sobre el comportamiento de los animales en libertad y en cautiverio. Esta visión de la naturaleza como un fenómeno complejo e interconectado sería uno de los legados más importantes de su trabajo.
Observaciones científicas y la creación de un legado naturalista
Una de las contribuciones más destacadas de Félix de Azara fue su detallado trabajo sobre la fauna de Sudamérica. A lo largo de sus viajes, realizó observaciones sobre una gran cantidad de especies de mamíferos, aves, insectos y reptiles. Muchas de estas especies fueron descritas por primera vez en sus escritos, y algunas de ellas fueron nombradas en su honor, como el zorro de Azara y la zarigüeya de Azara. Aunque sus descripciones científicas eran más detalladas que las de otros naturalistas contemporáneos, Azara también proporcionó observaciones sobre el comportamiento de los animales y su interacción con el medio ambiente, lo que constituyó un avance significativo para la zoología.
En sus escritos, Azara también desarrolló un enfoque sistemático sobre la observación y clasificación de las especies animales. Uno de sus primeros descubrimientos fue que las especies sudamericanas, muchas de las cuales no tenían analogías en el Viejo Mundo, presentaban características inusuales y sorprendentes. Entre sus observaciones, Azara destacó el hecho de que, aunque estas especies no coincidían con las de otras regiones del mundo, sus características no podían ser explicadas únicamente por el clima, como había sostenido el naturalista francés Georges-Louis Leclerc, Conde de Buffon. Para Azara, las diferencias entre las especies debían atribuirse a factores más complejos, como la genética y la adaptación a su entorno natural.
Azara se centró especialmente en el estudio de los mamíferos y las aves, realizando observaciones sobre su comportamiento, anatomía, alimentación y reproducción. Para ello, utilizó una variedad de instrumentos científicos avanzados para la época, como la brújula de pínulas y el horizonte artificial, lo que le permitió realizar observaciones precisas sobre las latitudes y longitudes de las distintas regiones que visitaba. A través de sus observaciones meticulosas, Azara fue capaz de elaborar un catálogo impresionante de las especies animales de la región, algunas de las cuales resultaron ser desconocidas para la ciencia europea.
Una de sus publicaciones más importantes, la Geografía Física y Esférica del Paraguay y Misiones Guaraníes, terminó de consolidar su nombre en el ámbito científico. A través de este trabajo, Azara proporcionó una serie de mapas precisos y descripciones detalladas de los territorios que había explorado, así como de los animales que había observado. Esta obra se considera una de las contribuciones más significativas al conocimiento geográfico y natural de Sudamérica en su época.
La influencia de Azara en la zoología y la biología
La importancia del trabajo de Azara no se limitó a su capacidad para describir nuevas especies o a su afán por entender el comportamiento animal. A medida que sus investigaciones avanzaban, Azara comenzó a formular teorías que influyeron profundamente en la biología y la zoología del futuro. Su trabajo, aunque no tan reconocido en su tiempo, influyó notablemente en la formulación de ideas evolucionistas y en el desarrollo de la teoría de la selección natural, mucho antes de que Charles Darwin lo hiciera más de medio siglo después.
Una de las primeras ideas de Azara que resultó notable fue su interpretación de las variaciones observadas en los animales domésticos que, al escapar a la vida salvaje, mostraban características diferentes a las que tenían cuando vivían bajo el control del ser humano. Este fenómeno lo interpretó como una forma de atavismo, una idea que más tarde sería importante para las teorías sobre la herencia genética y la selección natural. A diferencia de otros naturalistas contemporáneos, como Buffon, que atribuían las variaciones a las condiciones climáticas, Azara sugirió que los cambios en los animales podrían ser el resultado de un proceso más complejo de adaptación hereditaria.
Este planteamiento, que anticipó algunas de las ideas fundamentales de Darwin, también lo llevó a formular teorías sobre la mutación, aunque, en su caso, el concepto de mutación era interpretado de manera diferente. Azara utilizó el término para describir la aparición de características singulares en individuos que no podían ser explicadas por la mezcla normal de las razas, algo que ahora se asocia con los procesos evolutivos de mutaciones genéticas. Si bien sus ideas no fueron completamente correctas desde la perspectiva científica moderna, su trabajo fue crucial para la futura comprensión de la biología de la evolución.
Además, Azara también fue pionero en el campo de la ecología. Fue uno de los primeros en identificar las diferencias significativas entre la fauna del Nuevo Mundo y la del Viejo Mundo. Observó que las especies americanas parecían estar en desventaja en su lucha por la supervivencia, en parte debido a sus características anatómicas y fisiológicas que las hacían vulnerables. Según sus observaciones, las especies americanas, al carecer de los predadores naturales de los ecosistemas del Viejo Mundo, estaban «desprotegidas» y, como resultado, su capacidad de supervivencia era limitada. Azara vio esto como un fenómeno que eventualmente llevaría a la extinción de muchas de estas especies si los ecosistemas de América continuaban siendo invadidos por especies europeas.
Azara también contribuyó a la mejora de la comprensión de las interacciones ecológicas, como las relaciones entre depredadores y presas. Fue uno de los primeros en señalar cómo el comportamiento de los animales se veía influido por su relación con el entorno, lo que resultó ser una idea importante para los estudios ecológicos posteriores. Además, sus observaciones sobre los animales domésticos, como caballos, vacas y cabras, contribuyeron al desarrollo de la teoría de la selección artificial, que más tarde se relacionaría con las ideas de Darwin sobre la selección natural.
La influencia de Azara en Darwin
Si bien Félix de Azara no formuló una teoría completa de la evolución, su trabajo dejó una huella profunda en los estudios sobre la biodiversidad y la biología. Charles Darwin reconoció la influencia de Azara en su propio trabajo, especialmente en su Viaje del Beagle y en su libro El origen de las especies. Darwin mencionó a Azara en sus escritos y, en varias ocasiones, reconoció la deuda que tenía con él, citando sus observaciones sobre la fauna sudamericana y sus ideas sobre la variabilidad de las especies.
El trabajo de Azara fue, de hecho, uno de los primeros en introducir ideas que posteriormente influirían en la teoría de la evolución de Darwin, especialmente en lo que respecta a la importancia de la selección natural, las variaciones de las especies y las mutaciones. A través de sus detalladas descripciones de animales y sus observaciones sobre cómo las especies se adaptan a su entorno, Azara proporcionó a Darwin un contexto rico y detallado sobre la biodiversidad en América del Sur, lo que a su vez alimentó sus reflexiones sobre la evolución.
De esta manera, aunque Félix de Azara no puede considerarse un precursor directo de la teoría de la evolución, su trabajo desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la biología moderna y la comprensión de la naturaleza. Su legado perdura en la ciencia hasta el día de hoy, especialmente en el campo de la zoología y la ecología.
Retorno a Europa y la consolidación de su legado científico
El regreso de Félix de Azara a Europa en 1801 marcó una etapa decisiva en su carrera. Tras pasar más de dos décadas en Sudamérica, donde se dedicó a la investigación zoológica y geográfica, Azara dejó atrás los territorios sudamericanos y regresó a la península con la firme intención de consolidar y divulgar su trabajo. La publicación de sus investigaciones y descubrimientos fue uno de los objetivos más importantes de su retorno. Sin embargo, su regreso coincidió con una época de grandes tensiones políticas y militares, lo que complicó aún más su vida y sus proyectos científicos.
El contexto político europeo de la época, con las guerras napoleónicas en pleno apogeo, influyó considerablemente en la vida de Azara. A su llegada a España, en un momento crítico para la nación debido a los conflictos con Gran Bretaña, Azara tuvo que enfrentarse a una serie de desafíos tanto profesionales como personales. Durante este período, fue destituido de sus cargos diplomáticos y militares debido a su relación con el antiguo sistema de gobierno y las diferencias políticas con Manuel de Godoy, quien ejercía de facto el poder en España.
A pesar de las dificultades políticas, Azara continuó su labor científica con la misma dedicación que lo había caracterizado en sus años en América. Fue entonces cuando comenzó a trabajar en la publicación definitiva de su obra sobre los cuadrúpedos y las aves del Paraguay y Río de la Plata. Estas obras se basaron en los numerosos estudios y observaciones realizadas en sus años de expediciones en el Nuevo Mundo y fueron fundamentales para la consolidación de su reputación como naturalista en Europa.
La publicación de las obras científicas y la difusión internacional
Entre 1802 y 1805, Azara logró finalmente que se publicaran en Madrid sus dos obras fundamentales: Apuntamientos para la Historia Natural de los Cuadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata y Apuntamientos para la Historia Natural de los Pájaros del Paraguay y Río de la Plata. Ambas publicaciones fueron editadas por la imprenta de Ibarra y representaron un importante hito en la zoología descriptiva. Estas obras no solo contenían descripciones detalladas y precisas de las especies animales que Azara había observado durante su estancia en Sudamérica, sino que también incluían una serie de teorías y reflexiones sobre la naturaleza de las especies y su distribución geográfica.
La influencia de estas obras no se limitó a España, sino que se extendió rápidamente a Europa, donde fueron leídas por destacados naturalistas de la época, como Georges Cuvier y Étienne Geoffroy Saint-Hilaire, quienes se encargaron de difundirlas en Francia. En París, el hermano de Azara, José Nicolás de Azara, que en ese momento se desempeñaba como embajador de España, fue crucial para facilitar la publicación de las obras de Félix y para organizar su difusión entre los círculos científicos más relevantes de Europa. La recepción de las obras fue muy positiva, y muchos naturalistas elogiaron la minuciosidad y precisión de las observaciones realizadas por Azara.
Un aspecto crucial de la obra de Azara fue su capacidad para ir más allá de la mera descripción de las especies y comenzar a formular hipótesis sobre su comportamiento, su evolución y su relación con el medio ambiente. Estas ideas, aunque primitivas en comparación con las teorías modernas de la evolución, marcaron una diferencia con los enfoques más tradicionales de los naturalistas de la época, que generalmente se limitaban a clasificar las especies sin profundizar demasiado en sus interacciones ecológicas.
Azara y la evolución de las especies: contribuciones a la biología
Félix de Azara fue un científico adelantado a su tiempo, y su obra tuvo un impacto duradero en el desarrollo de la biología. Aunque no formuló una teoría de la evolución en el sentido moderno del término, muchas de sus observaciones y descubrimientos influyeron notablemente en el pensamiento científico que condujo a las ideas evolucionistas. Un ejemplo claro de su enfoque innovador fue su interés por las variaciones que se producían en los animales domésticos cuando estos volvían a vivir en libertad, como las vacas y los caballos cimarrones. Azara se dio cuenta de que los animales que regresaban a su estado salvaje no solo recuperaban ciertos rasgos primitivos, sino que además experimentaban transformaciones morfológicas significativas. Esto le llevó a formular lo que hoy se podría considerar una primera reflexión sobre el concepto de atavismo, que más tarde sería fundamental para la teoría de la evolución de Charles Darwin.
Otra de las contribuciones de Azara fue su estudio de la mutación en las especies. Aunque su comprensión del proceso era limitada, fue uno de los primeros en señalar que las variaciones morfológicas que ocurrían en los animales no eran necesariamente el resultado de la influencia del clima, como sostenían otros naturalistas como Buffon, sino que podrían deberse a mecanismos internos que aún no se comprendían del todo. Esta intuición, aunque imperfecta, fue precursora de las ideas sobre la herencia y la evolución que se desarrollarían más tarde.
En sus escritos, Azara también se ocupó de la distribución geográfica de las especies, un tema fundamental para la biología evolutiva. Observó que las especies americanas no eran solo diferentes de las europeas, sino que también parecían estar en una posición de desventaja frente a las especies del Viejo Mundo, debido a sus características fisiológicas y de comportamiento. Por ejemplo, describió cómo los animales sudamericanos carecían de la agilidad y las habilidades defensivas de las especies europeas, lo que los ponía en una posición vulnerable frente a los depredadores. Esta idea de que las especies más especializadas tienen más dificultades para adaptarse al cambio fue una visión adelantada a su tiempo.
Un hombre comprometido con la naturaleza y el conocimiento
A lo largo de su vida, Azara mostró un profundo compromiso con la investigación científica, pero también con la preservación y el entendimiento de la naturaleza. Su trabajo no solo tuvo un impacto en la zoología, sino también en la comprensión de las interacciones ecológicas y en el desarrollo de la biología como disciplina. Sin embargo, además de sus estudios científicos, Félix de Azara también se destacó por su capacidad para integrar su trabajo naturalista con las necesidades prácticas de la época.
En sus informes y escritos, Azara no se limitó a realizar observaciones puramente científicas, sino que también se ocupó de cuestiones prácticas relacionadas con la gestión de los recursos naturales y la economía local. Su trabajo sobre la cría de ganado en las fronteras del Río de la Plata, por ejemplo, tuvo un impacto directo en la producción agropecuaria de la región. Durante sus viajes por Sudamérica, Azara tuvo la oportunidad de observar cómo la domesticación y la gestión de las especies animales afectaban a la economía local, y utilizó sus conocimientos científicos para sugerir mejoras en la gestión del ganado y la agricultura.
Azara también desempeñó un papel activo en la política y la diplomacia, aunque siempre mantuvo un enfoque pragmático. En la década de 1800, durante su estancia en Europa, fue llamado a participar en la Junta de Fortificaciones de España, un organismo encargado de organizar las defensas del reino ante las amenazas de las potencias extranjeras. Sin embargo, su interés principal seguía siendo la ciencia, y en su tiempo libre se dedicaba a escribir y a corregir las pruebas de sus trabajos sobre la fauna de Sudamérica.
La última etapa de su vida
Félix de Azara regresó a su tierra natal en 1808, tras haber rechazado varios cargos en la administración española, incluido el de virrey de Nueva España. Ya en su pueblo natal, Barbuñales, se dedicó a una vida más tranquila, aunque continuó su trabajo científico. Durante los últimos años de su vida, Azara escribió varios informes y reflexiones sobre temas relacionados con el estado del Reino de Aragón, la agricultura y las condiciones sociales de su época. También dedicó tiempo a estudiar los olivos de la comarca de Alquézar y las características de los pantanos en la región.
A pesar de su retiro, la influencia de Azara continuó creciendo, y su legado como naturalista fue reconocido tanto en Europa como en América. Su muerte, ocurrida el 20 de octubre de 1821, fue lamentada por la comunidad científica. Félix de Azara dejó un legado duradero que influyó profundamente en la zoología y la biología evolutiva, especialmente en el trabajo de Charles Darwin, quien citó en numerosas ocasiones sus observaciones.
La última etapa de su vida y su legado en la ciencia
Tras pasar más de veinte años en el continente americano, específicamente en el Paraguay y Misiones, Félix de Azara regresó a la península ibérica en 1801, en medio de un turbulento contexto político y militar que marcaría su última etapa de vida. En España, se enfrentó a diversos desafíos, tanto profesionales como personales, que en algunos casos hicieron que su labor científica no recibiera el reconocimiento inmediato que merecía. Sin embargo, a pesar de las dificultades, continuó con su trabajo y dejó un legado perdurable en la zoología y la geografía, campos que él ayudó a transformar gracias a su visión innovadora y su enfoque riguroso.
El regreso a Europa: tensiones políticas y científicas
A su regreso a Europa, Azara se encontró con un panorama muy diferente al que había dejado atrás. España, al igual que el resto de Europa, estaba inmersa en las Guerras Napoleónicas, lo que afectó profundamente tanto a la política interna como a las relaciones exteriores. En este contexto, el regreso de Azara coincidió con una situación en la que España se encontraba en conflicto con Francia y Gran Bretaña, lo que tuvo un impacto directo en sus relaciones con el gobierno español.
A nivel personal, la relación de Azara con el poder político español también se vio afectada por su oposición a las políticas de Manuel de Godoy, quien era ministro principal del rey Carlos IV y, más tarde, de Fernando VII. Godoy fue una figura clave en la política de la época, pero sus acciones fueron muy criticadas por diversos sectores, entre ellos, figuras como Azara, que se mostró en desacuerdo con sus medidas y decisiones. Por esta razón, Azara fue destituido de su cargo en la administración militar y diplomática española, a pesar de su valiosa trayectoria al servicio de la Corona.
Sin embargo, la destitución de sus cargos oficiales no detuvo su pasión por la ciencia. A pesar de las dificultades políticas, Félix de Azara se volcó aún más en su trabajo naturalista, consolidando una obra que ya comenzaba a ser reconocida en círculos científicos internacionales, especialmente en Francia, donde sus descubrimientos y teorías fueron muy apreciados.
La consolidación de su obra científica
A pesar de las adversidades, en 1801 Azara comenzó a trabajar en la publicación de sus observaciones más importantes sobre la fauna sudamericana. En este contexto, publicaría sus obras más significativas: Apuntamientos para la Historia Natural de los Cuadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata (1802) y Apuntamientos para la Historia Natural de los Pájaros del Paraguay y Río de la Plata (1802-1805). Estas obras, escritas con un rigor científico inusual para su tiempo, contenían descripciones detalladas de las especies que había observado a lo largo de sus años de expedición en Sudamérica.
El impacto de estas publicaciones no solo se limitó a España, sino que se extendió por toda Europa. Los naturalistas franceses, como Georges Cuvier y Étienne Geoffroy Saint-Hilaire, se encargaron de difundir el trabajo de Azara y de reconocer la importancia de sus observaciones en el desarrollo de la biología y la zoología. Además, el hermano de Félix, José Nicolás de Azara, quien era embajador español en Francia, desempeñó un papel fundamental en la divulgación de sus escritos en el país galo, convirtiéndose en un vínculo clave entre el naturalista aragonés y la comunidad científica europea.
Las publicaciones de Azara fueron muy influyentes en su tiempo, ya que no solo describían nuevas especies de animales, sino que también introducían ideas innovadoras sobre la distribución geográfica de las especies y sus adaptaciones al medio ambiente. Estas contribuciones fueron fundamentales para el posterior desarrollo de la teoría de la evolución, ya que muchos de los conceptos que él planteó sobre la variabilidad de las especies, las relaciones entre los animales y su entorno, y la influencia de la domesticación en las especies fueron claves para la formulación de las teorías evolucionistas que serían desarrolladas por Charles Darwin más de medio siglo después.
La influencia de Azara en la teoría de la evolución
Félix de Azara, aunque no desarrolló una teoría evolucionista en el sentido moderno del término, fue una figura clave en la evolución del pensamiento biológico. Su obra proporcionó las bases para muchos de los descubrimientos que después se desarrollarían en la biología, en especial en lo que respecta al origen y la variabilidad de las especies.
Una de las contribuciones más importantes de Azara fue su trabajo sobre el comportamiento animal y la relación entre las especies domésticas y las salvajes. En sus observaciones, Azara observó que los animales domesticados, al ser liberados en la naturaleza, volvían a adoptar características más primitivas o “atavistas”. Este fenómeno fue fundamental para el concepto de atavismo, que más tarde jugaría un papel importante en las teorías evolucionistas, especialmente en la obra de Darwin.
Azara también fue pionero en el estudio de la mutación, aunque su concepción de este fenómeno era diferente a la comprensión genética que tenemos hoy en día. Según sus observaciones, las variaciones en los animales no podían explicarse simplemente por la influencia del clima, como se pensaba en la época. En cambio, Azara propuso que estos cambios eran el resultado de un proceso interno, de una herencia genética no comprendida por los científicos de su tiempo. Este concepto de variación espontánea se adelantó a la teoría moderna de las mutaciones genéticas.
Además, Azara observó cómo algunas especies de animales en Sudamérica, como los marsupiales, no tenían contrapartes en Europa o África. En su trabajo, Azara argumentó que la distribución geográfica de las especies no se podía explicar por las condiciones climáticas, como pensaba Buffon, sino que era el resultado de procesos más complejos que implicaban la adaptación y la evolución de las especies a sus respectivos hábitats. Este enfoque ecologista fue muy avanzado para su época y anticipó muchas de las ideas que luego serían desarrolladas por la teoría de la evolución.
Azara también demostró una profunda comprensión de la ecología, ya que analizó cómo las especies interactuaban entre sí y con su entorno. Una de sus observaciones más acertadas fue la de que las especies de animales en Sudamérica parecían estar en desventaja frente a las especies del Viejo Mundo, ya que carecían de los mismos mecanismos defensivos y de adaptación. Azara llegó a la conclusión de que muchas de las especies sudamericanas, debido a su torpeza y falta de habilidades defensivas, estaban condenadas a desaparecer una vez que las especies más competitivas del Viejo Mundo se establecieran en América.
Este tipo de reflexiones no solo influyó en el desarrollo de la biología, sino que también abrió el camino para una comprensión más profunda de la relación entre los seres vivos y su entorno. A través de sus estudios y observaciones, Azara aportó a la biología un enfoque más holístico, que consideraba tanto la genética como el medio ambiente como factores cruciales en el desarrollo y la supervivencia de las especies.
La última etapa de su vida y la retirada
A pesar de las dificultades que enfrentó a su regreso a Europa, Félix de Azara siguió siendo un hombre de gran influencia en la ciencia. Sin embargo, en los últimos años de su vida, se retiró progresivamente de la vida pública y científica, tomando un paso atrás en su carrera. En 1808, tras rechazar la oferta para asumir el cargo de virrey de Nueva España, Azara se trasladó de nuevo a su tierra natal, Barbuñales, en la provincia de Huesca.
En su retiro, Azara no abandonó por completo su labor científica. En los años posteriores, continuó escribiendo informes y realizando estudios sobre temas como la agricultura, las condiciones naturales de Aragón y las especies de plantas y animales que habitaban en su región. Durante esta última etapa, también se dedicó a la escritura de informes sobre los olivos de Alquézar y el Pantano de Huesca, dos de los temas que más le interesaron en sus últimos años.
Sin embargo, en 1815, Azara rechazó la Orden de Isabel la Católica, un acto que se interpretó como un rechazo hacia las políticas absolutistas del rey Fernando VII. En los últimos años de su vida, Félix de Azara vivió con una sensación de desilusión con respecto al rumbo político del país y la falta de reconocimiento por su labor científica. A pesar de ello, su legado como naturalista y científico perduró, y sus obras continuaron siendo estudiadas y valoradas por generaciones posteriores.
Félix de Azara falleció el 20 de octubre de 1821 a los 79 años en su pueblo natal, Barbuñales. Tras su muerte, su sobrino Agustín, marqués de Nibbiano, se encargó de la publicación de algunos de los escritos inéditos de Azara, que fueron fundamentales para continuar el estudio de su obra. Hoy en día, el nombre de Azara está asociado con la zoología y la biología evolutiva, y su influencia en el trabajo de Charles Darwin sigue siendo un tema de estudio para los historiadores de la ciencia.
Reconocimiento y último legado: la influencia perdurable de Azara
El impacto de Félix de Azara en las ciencias naturales, especialmente en zoología y biología, ha sido considerablemente reconocido a lo largo de los siglos. Su trabajo revolucionó la forma en que se entendía la fauna del Nuevo Mundo, especialmente la de Sudamérica, y anticipó muchas de las ideas que se consolidarían en las teorías evolucionistas modernas. Sin embargo, en sus últimos años, el científico y naturalista aragonés no recibió el reconocimiento merecido en su tiempo. A pesar de su contribución fundamental al estudio de las especies y su influencia indirecta sobre figuras clave como Charles Darwin, sus estudios fueron inicialmente eclipsados por otros grandes naturalistas europeos, especialmente por los de la corriente dominante de la época, como Georges-Louis Leclerc, Conde de Buffon.
Después de su regreso a Europa en 1801, Félix de Azara continuó con su obra de forma ininterrumpida, a pesar de las tensiones políticas que se vivían en España durante las guerras napoleónicas. Las dificultades que experimentó con el gobierno español, particularmente con la destitución de su puesto diplomático, no mermaron su dedicación a la ciencia, pero sí afectaron la manera en que su trabajo sería recibido en su país natal. En cambio, su obra fue reconocida en otros lugares, especialmente en Francia, donde los naturalistas lo consideraron una de las figuras más importantes del siglo XVIII en términos de zoología y geografía.
El hecho de que Azara haya influido en la teoría de la evolución, aunque no haya sido un precursor directo de Darwin, es sin duda una de sus contribuciones más duraderas a la ciencia. Su trabajo sobre la variabilidad de las especies, la herencia, y las primeras reflexiones sobre la selección artificial y la adaptación, abrió el camino para una mejor comprensión de la evolución biológica que, con el tiempo, influiría profundamente en las teorías evolucionistas.
Los estudios y la herencia científica de Azara en el contexto del siglo XIX
El siglo XIX, la época en la que Azara completó la mayor parte de su obra, fue un período de enormes avances científicos. Durante ese tiempo, la ciencia natural experimentó una explosión de descubrimientos y teorías, muchas de las cuales se derivaron de los estudios previos realizados por naturalistas como Azara. Uno de los aspectos más innovadores de la obra de Azara fue su enfoque meticuloso y detallado al describir nuevas especies de animales y plantas, muchas de las cuales nunca antes habían sido documentadas. Además de su capacidad para observar y catalogar, Azara fue pionero al intentar comprender las relaciones de las especies entre sí y con su entorno.
Aunque sus estudios no se alineaban con las teorías predominantes de la época, particularmente con la visión del naturalista Buffon sobre las influencias climáticas sobre las especies, Azara logró integrar los elementos de la biología y la ecología para crear una visión mucho más compleja de los ecosistemas del Nuevo Mundo. Entre las muchas aportaciones que hizo Azara, destaca su observación de las especies de animales que no solo eran únicas de América, sino que carecían de contrapartes directas en el Viejo Mundo, lo que implicaba un proceso evolutivo y adaptativo muy distinto.
Su entendimiento de la fauna sudamericana, que había sido considerada “primitiva” por muchos de sus contemporáneos, fue mucho más profundo. En sus estudios, Azara destacó que la fauna americana no era simplemente una versión degenerada de la fauna europea, sino que presentaba características propias que reflejaban una evolución distinta, producto de condiciones geográficas, ecológicas y biológicas únicas.
Por otro lado, la influencia de Azara en la biología fue más allá de su catalogación de especies. Fue uno de los primeros en señalar cómo la domesticación y el contacto entre animales domésticos y salvajes podían cambiar las características físicas de las especies, algo que más tarde sería crucial para las teorías de la selección artificial y natural que desarrolló Darwin. En cuanto a la domesticación, Azara observó cómo los animales domésticos, como los caballos y vacas, cuando eran liberados en el medio natural, mostraban variaciones en sus características físicas, un fenómeno que luego se entendería como un ejemplo temprano de adaptación y selección natural.
Azara y el avance del conocimiento geográfico y la cartografía
Más allá de su contribución al campo de la zoología, Azara también dejó una profunda huella en la geografía y la cartografía de Sudamérica. Durante su estancia en el continente, Azara realizó expediciones y mapeó vastos territorios que aún estaban en gran parte inexplorados. Su conocimiento y su capacidad para documentar la geografía de los territorios sudamericanos fueron fundamentales para la delimitación de las fronteras en las regiones del Paraguay, Misiones y los alrededores del Río de la Plata. Estas labores de cartografía, junto con sus descripciones detalladas de la geografía local, proporcionaron la base para el conocimiento del territorio sudamericano en Europa.
Las cartas geográficas que Azara elaboró, y las observaciones detalladas que realizó sobre los ríos, montañas y paisajes, contribuyeron a una visión más precisa del continente. En muchos aspectos, su obra geográfica fue tan innovadora como su trabajo zoológico, ya que proporcionó una representación precisa de las fronteras y territorios de América del Sur. Aunque no alcanzó la notoriedad que merecía en su tiempo, las contribuciones de Azara fueron vitales para los estudios de geografía y cartografía de su época.
Una de las más destacadas fue su trabajo con la expedición para la demarcación de fronteras entre España y Portugal, que implicó no solo aspectos diplomáticos y políticos, sino también un análisis geográfico detallado de los ríos, montañas y llanuras del territorio en disputa. Este esfuerzo de cartografía fue fundamental no solo para establecer las fronteras de las colonias, sino también para la administración de los territorios de América del Sur. Los mapas de Azara fueron de gran importancia para las autoridades españolas y portuguesas en la determinación de los límites, y su meticulosa observación geográfica permitió un conocimiento más profundo de la región.
La obra inédita y la publicación póstuma de Azara
Después de su fallecimiento en 1821, el legado de Félix de Azara continuó vivo a través de la obra inédita que dejó atrás. A pesar de que en vida su trabajo fue reconocido principalmente por círculos científicos europeos, su legado alcanzó una mayor difusión cuando su sobrino, Agustín, marqués de Nibbiano, publicó gran parte de sus escritos póstumamente. Entre estos trabajos se encontraba una colección de informes científicos sobre la fauna, la geografía y los recursos naturales de Sudamérica, que su sobrino editó y publicó en diversas ediciones, especialmente en Argentina y Uruguay.
Azara también dejó una serie de reflexiones sobre la historia natural de Sudamérica, que influirían en los estudios de los naturalistas posteriores. Sus estudios sobre los cuadrúpedos y aves sudamericanos no solo aumentaron el conocimiento de las especies de la región, sino que también sentaron las bases de muchos de los principios fundamentales que más tarde se aplicarían en el campo de la biología y la zoología.
En cuanto a la difusión de su obra, fue en Francia donde se hizo mayor eco de las investigaciones de Azara. El naturalista y amigo de Azara, Georges Cuvier, desempeñó un papel fundamental en la traducción de las obras de Azara al francés y en la publicación de una edición completa de su trabajo. Gracias a Cuvier y otros colaboradores, las ideas de Azara sobre la fauna sudamericana comenzaron a influir no solo en la biología de la época, sino también en los estudios posteriores sobre la distribución geográfica de las especies y la ecología.
La versión francesa de los Viajes por la América Meridional de Azara fue publicada en 1809 y se convirtió en una de las obras científicas más importantes sobre Sudamérica en ese momento. Aunque el texto original en español no se publicó hasta mucho después de la muerte de Azara, las ediciones en otros idiomas fueron cruciales para la difusión de su trabajo a nivel internacional. A través de estas publicaciones, las observaciones de Azara llegaron a ser ampliamente conocidas, particularmente en los círculos científicos de Europa, y se reconoció su impacto en el desarrollo de la biología y la zoología.
La influencia de Azara en el desarrollo del pensamiento científico moderno
Félix de Azara, a pesar de no haber sido reconocido en vida como el precursor de las teorías evolucionistas, dejó una huella profunda en la ciencia que perdura hasta hoy. Las ideas que formuló sobre la adaptación de las especies y la variabilidad genética de los animales influyeron directamente en el trabajo de científicos como Charles Darwin, quien en sus investigaciones sobre la evolución y la selección natural citó en múltiples ocasiones a Azara.
La contribución más significativa de Azara fue su capacidad para observar la fauna de manera integral, considerando factores como la distribución geográfica, la adaptación al entorno y la interacción entre especies. Su enfoque detallado y sus observaciones sobre la fauna sudamericana contribuyeron a una comprensión más rica y compleja de la naturaleza, que sentó las bases de muchos de los conceptos que más tarde serían desarrollados por la biología evolutiva.
Aunque Félix de Azara no fue el creador de una teoría evolucionista formal, su influencia fue vital para el desarrollo de los estudios sobre la biodiversidad, la evolución de las especies y la ecología. Sus investigaciones, aunque innovadoras para su tiempo, siguieron siendo relevantes para el pensamiento científico moderno, y su legado continúa siendo un testimonio del poder de la observación científica rigurosa y la curiosidad intelectual.
MCN Biografías, 2025. "Félix de Azara (1742–1821): Ingeniero, Científico y Naturalista que Revolucionó la Zoología Sudamericana". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/azara-y-perera-felix [consulta: 18 de octubre de 2025].