Anthony Quayle (1913-1989): El actor británico que conquistó los escenarios y la gran pantalla
Anthony Quayle, nacido en Ainsdale, Sefton, el 7 de septiembre de 1913, fue uno de los actores británicos más importantes del siglo XX. Con una carrera que abarcó tanto el teatro como el cine, Quayle dejó una marca indeleble en la historia de la interpretación. Su talento excepcional y su presencia imponente en pantalla le permitieron destacar en una época en la que actores como Laurence Olivier y Richard Burton dominaban las tablas y los estudios de cine. A lo largo de su vida, Quayle desarrolló una carrera multifacética que no solo le permitió alcanzar el reconocimiento como actor, sino también como director y escritor. Este artículo explora su vida y legado, desde sus primeros años hasta su impacto en la industria cinematográfica y teatral.
Orígenes y contexto histórico
Anthony Quayle nació en un contexto británico de cambio y conflicto. En 1913, el mundo se encontraba al borde de una de las guerras más devastadoras de la historia, la Primera Guerra Mundial, lo que moldearía la vida y el pensamiento de toda una generación. En su juventud, Quayle mostró una inclinación natural hacia las artes escénicas, y fue este impulso el que lo llevó a ingresar en la prestigiosa Royal Academy of Dramatic Arts (RADA) en Londres. Bajo la dirección del renombrado profesor Sir Herbert Beerbohm Tree, Quayle se destacó por su destreza actoral, convirtiéndose en uno de los alumnos más brillantes de su promoción.
A los 18 años, debutó en el teatro, y no mucho después se unió al Old Vic Theatre, un templo del repertorio shakesperiano. La versatilidad y el talento de Quayle fueron evidentes desde sus primeros pasos en el mundo de la actuación, y su carrera creció con rapidez, combinando papeles en el teatro y en el cine.
Logros y contribuciones
Su carrera en el teatro
A lo largo de su carrera, Anthony Quayle se destacó en una variedad de papeles teatrales. En la década de 1930, inició su andadura en Broadway, lo que le permitió alternar entre los escenarios británicos y americanos. Entre sus mayores logros en las tablas destaca su participación en la obra Galileo de Bertolt Brecht, un éxito tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos. En 1948, fue nombrado director de la Shakespeare Memorial Theatre Company en Stratford-Upon-Avon, donde profundizó aún más en el repertorio clásico y contribuyó al renacimiento de los dramas de Shakespeare.
Además, sus contribuciones al teatro británico fueron fundamentales en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, Quayle dejó temporalmente la actuación para unirse a la Royal Artillery, donde pasó seis años sirviendo en el ejército. No obstante, su pasión por el teatro nunca lo abandonó, y en su tiempo libre escribió dos novelas de temática bélica, Eight Hours from England y On Such a Night. Tras la guerra, continuó su carrera en el teatro, destacando en producciones tanto en Londres como en Nueva York.
Su carrera en el cine
En cuanto a su carrera cinematográfica, Quayle comenzó modestamente con un pequeño papel no acreditado en Pigmalión (1938), dirigida por Anthony Asquith y protagonizada por Leslie Howard. Sin embargo, fue a lo largo de la década de 1960 cuando su carrera cinematográfica despegó, convirtiéndose en uno de los actores británicos más solicitados para papeles secundarios en películas de gran envergadura.
Uno de los papeles más importantes de Quayle en el cine fue su interpretación del coronel Harry Brighton en la épica Lawrence de Arabia (1962), dirigida por David Lean. En este clásico del cine mundial, Quayle interpretó un papel clave que le permitió consolidar su presencia en Hollywood y darle a su carrera un impulso significativo. A esta película le siguieron otras exitosas producciones, como Los cañones de Navarone (1961), dirigida por J. Lee Thompson, donde Quayle también desempeñó un papel destacado.
Su habilidad para interpretar personajes de gran autoridad y presencia física lo llevó a convertirse en un rostro familiar para el público en filmes de acción y aventuras. Entre los papeles más notables de esta época se encuentran los de La caída del Imperio Romano (1964) y Operación Crossbow (1965), donde su interpretación y su capacidad para representar figuras de poder le granjearon una reputación como uno de los actores más respetados de su generación.
En 1969, Quayle recibió una nominación al Oscar por su interpretación del cardenal Wolsey en Ana de los mil días, dirigida por Charles Jarrott. Esta película, que se centra en los amores y traiciones en la corte del rey Enrique VIII, es uno de los puntos culminantes de su carrera cinematográfica, en la que compartió escenas con Richard Burton y Genevieve Bujold.
Momentos clave en su carrera
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1932: Quayle debuta en el teatro con el Old Vic Theatre, especializado en repertorio shakesperiano.
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1936: Realiza su debut en Broadway.
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1948: Se convierte en director de la Shakespeare Memorial Theatre Company en Stratford-Upon-Avon.
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1961: Participa en Los cañones de Navarone y Lawrence de Arabia, dos de sus papeles más emblemáticos en el cine.
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1969: Recibe una nominación al Oscar por su interpretación en Ana de los mil días.
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1985: Es nombrado caballero del Imperio Británico por sus contribuciones al arte.
Su legado en la televisión
Además de su trabajo en el cine y el teatro, Quayle tuvo una notable carrera en la televisión. A lo largo de los años, participó en diversas producciones que le permitieron conectar con nuevas audiencias. Entre los trabajos más destacados se encuentran la miniserie QB VII (1974), basada en el best-seller de Leon Uris, que le otorgó aún más reconocimiento a nivel mundial. Otros papeles importantes en televisión incluyen su participación en la serie The Rose Affair (1961) y en producciones como Masada (1981) y The Bourne Identity (1988).
Relevancia actual
El legado de Anthony Quayle perdura a través de su extenso trabajo en el cine, el teatro y la televisión. Aunque su carrera cinematográfica comenzó con papeles secundarios, su habilidad para construir personajes complejos y su presencia imponente en pantalla lo convirtieron en uno de los actores británicos más admirados de su tiempo. A día de hoy, su interpretación en Lawrence de Arabia y Los cañones de Navarone sigue siendo celebrada por críticos y cinéfilos de todo el mundo.
Su contribución al teatro clásico, especialmente en los escenarios de Stratford, marcó una diferencia en la interpretación de las obras de Shakespeare y otros dramaturgos, dejando una huella indeleble en el teatro británico. Además, su paso por la televisión durante las décadas de 1960 a 1980 lo consolidó como una figura de referencia en todos los ámbitos de la interpretación.
Filmografía
A lo largo de su carrera, Anthony Quayle participó en numerosas películas y series de televisión que le aseguraron un lugar destacado en la historia del cine. Algunas de sus películas más conocidas incluyen:
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Pigmalión (1938)
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Hamlet (1948)
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Los cañones de Navarone (1961)
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Lawrence de Arabia (1962)
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Ana de los mil días (1969)
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La leyenda del santo bebedor (1988)
En televisión, Quayle también destacó en series como QB VII (1974), Masada (1981) y The Bourne Identity (1988).
En resumen, Anthony Quayle fue un actor y director cuya vida y carrera dejaron un legado duradero en el mundo del espectáculo. Su habilidad para interpretar tanto en el teatro como en el cine, junto con su capacidad para construir personajes memorables, asegura que su nombre siga siendo recordado por generaciones futuras.
MCN Biografías, 2025. "Anthony Quayle (1913-1989): El actor británico que conquistó los escenarios y la gran pantalla". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/quayle-anthony [consulta: 29 de septiembre de 2025].