Marie-Jeanne (1920-2007). La bailarina que revolucionó el ballet estadounidense

Marie-Jeanne Pelus, conocida profesionalmente como Marie-Jeanne, fue una figura destacada en la danza clásica, cuyas contribuciones y logros marcaron un hito en la historia del ballet estadounidense. Nacida en Nueva York el 12 de agosto de 1920, esta talentosa bailarina y profesora dejó una huella imborrable en la escena del ballet internacional. Su carrera estuvo marcada por la asociación con figuras legendarias del ballet y la creación de interpretaciones que aún son recordadas con admiración.

Orígenes y contexto histórico

Marie-Jeanne creció en el corazón de Nueva York, una ciudad que en la primera mitad del siglo XX era un hervidero de innovación artística. Desde temprana edad, mostró un talento natural para la danza. A pesar de no haber recibido clases previas, con tan solo 14 años fue aceptada en la prestigiosa School of American Ballet, donde comenzó su formación formal. Este fue solo el comienzo de una carrera que la llevaría a convertirse en una de las bailarinas más notables de su época.

En 1937, hizo su debut con el American Ballet Caravan, una de las compañías más relevantes de la época, donde tuvo la oportunidad de interpretar algunas de las obras más emblemáticas de los ballets contemporáneos. Entre sus primeras interpretaciones destacadas se encuentran Filling Station (1938) y Charade, or the Debutante (1939) de Lew Christensen y Billy the Kid (1938) de Eugene Loring. Estas piezas no solo marcaron su entrada en el mundo del ballet, sino que también demostraron su versatilidad y capacidad interpretativa.

Logros y contribuciones

Marie-Jeanne no solo fue una de las bailarinas más talentosas de su generación, sino que también tuvo una relación estrecha con los compositores y coreógrafos más influyentes de su tiempo. George Balanchine, uno de los coreógrafos más importantes de la historia del ballet, creó varios papeles principales específicamente para ella. Su relación profesional con Balanchine resultó en algunos de los ballets más significativos de la danza clásica del siglo XX, como Serenade (1941), Ballet Imperial (1941), Concerto Barocco (1941), Divertimento (1941), Apollon Musagète (1941) y El Murciélago (1941). Estos trabajos consolidaron a Marie-Jeanne como una de las grandes intérpretes del repertorio balanchiniano.

Inicios en el Ballet Russe y su internacionalización

Marie-Jeanne fue la primera bailarina estadounidense invitada a una de las compañías rusas más importantes de la época, el Ballet Russe de Monte Carlo, con el que se presentó entre 1945 y 1947. Durante su estancia con este grupo, estrenó varias obras que marcaron su carrera, como Comedia Balletica (1945) de Todd Bolender, Night Shadow (1946) de George Balanchine, Raymonda (1946) de Alexandra Danilova y Balanchine, y Virginia Sampler (1947) de Valerie Bettis. La colaboración con Alexandra Danilova y otros coreógrafos rusos le permitió perfeccionar su técnica y expandir su repertorio internacional.

Su paso por el Ballet Russe también incluyó una etapa en el Original Ballet Russe del Coronel de Basil en 1942 y en el Grand Ballet du Marquis de Cuevas en 1944. Esta internacionalización de su carrera fue fundamental para su formación como artista, ya que le permitió enfrentarse a las demandas de diferentes tradiciones de ballet y expandir su dominio técnico.

Momentos clave

A lo largo de su carrera, Marie-Jeanne vivió varios momentos clave que marcaron el rumbo de su trayectoria artística:

  1. 1940: Se convirtió en la primera bailarina estadounidense invitada a la compañía rusa Ballet Russe de Monte Carlo.

  2. 1945-1947: Estreno de diversas obras coreografiadas por grandes maestros como Todd Bolender, Alexandra Danilova y George Balanchine.

  3. 1948: Se unió al Ballet Society, que poco después adoptó el nombre de New York City Ballet, y estrenó piezas fundamentales de Balanchine, como The Triumph of Bacchus and Ariadne y La Traviata: Act III Ballet.

  4. 1953: Regresó brevemente al New York City Ballet antes de retirarse de manera definitiva.

Estos eventos fueron momentos clave no solo en su carrera, sino también en la evolución del ballet estadounidense. Su contribución al repertorio de la danza clásica, especialmente a través de su estrecha colaboración con George Balanchine, dejó una marca indeleble.

Relevancia actual

El legado de Marie-Jeanne sigue vivo en la memoria colectiva del ballet clásico. Su influencia perdura tanto en los bailarines actuales como en los coreógrafos que continúan utilizando su repertorio. Las obras que interpretó, particularmente las de George Balanchine, siguen siendo representadas en todo el mundo, y su estilo sigue siendo un referente para los nuevos talentos.

Además de su éxito como intérprete, Marie-Jeanne se dedicó a la enseñanza tras su retiro. En 1953, después de su segundo matrimonio, se estableció en Gainesville y comenzó a dar clases en la Universidad de Florida, donde formó a futuras generaciones de bailarines. Su trabajo como profesora fue crucial para el desarrollo del ballet en los Estados Unidos, y muchos de sus alumnos han alcanzado el éxito en las principales compañías de ballet del mundo.

Marie-Jeanne también dejó una huella profunda en la historia del ballet al ser una de las primeras mujeres en ser reconocida tanto en Europa como en América por su talento, lo que ayudó a abrir el camino a otras bailarinas estadounidenses en el escenario internacional.

Contribuciones adicionales

Además de su extensa carrera en el escenario, Marie-Jeanne contribuyó al ballet clásico a través de su participación en la creación de nuevas obras y su capacidad para interpretar papeles complejos y desafiantes. Entre sus colaboraciones más notables están las realizadas con los coreógrafos Lew Christensen y Eugene Loring, quienes fueron clave en su desarrollo como artista. Su participación en la creación de ballets y su habilidad para adaptarse a diferentes estilos y enfoques coreográficos contribuyó a la modernización del repertorio clásico y a la expansión de la danza contemporánea.

Su influencia también se extendió al mundo de la música, ya que muchas de las obras que interpretó fueron acompañadas por compositores de renombre. Esto permitió a Marie-Jeanne colaborar con una amplia variedad de artistas y enriquecer aún más su enfoque del ballet como una disciplina multidimensional que abarca la música, la coreografía y la interpretación emocional.

Obras destacadas

Marie-Jeanne dejó un legado de obras fundamentales para el ballet, muchas de las cuales fueron creadas por los grandes coreógrafos de la época. Entre las más destacadas se encuentran:

  • Filling Station (1938) de Lew Christensen.

  • Billy the Kid (1938) de Eugene Loring.

  • Serenade (1941) de George Balanchine.

  • Ballet Imperial (1941) de George Balanchine.

  • Comedia Balletica (1945) de Todd Bolender.

  • Raymonda (1946) de Alexandra Danilova y George Balanchine.

Cada una de estas obras refleja la evolución del ballet clásico y la contribución de Marie-Jeanne al arte de la danza.

Su carrera es un testimonio de su dedicación, talento y capacidad para adaptarse y sobresalir en un mundo tan competitivo como es el del ballet. Su legado sigue vivo hoy, tanto en las enseñanzas que dejó como en las obras que interpretó, que continúan siendo representadas en escenarios de todo el mundo.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Marie-Jeanne (1920-2007). La bailarina que revolucionó el ballet estadounidense". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/marie-jeanne [consulta: 29 de septiembre de 2025].