Alexander Grant (1925-VVVV). El influyente bailarín y director artístico neozelandés que revolucionó el ballet clásico
Alexander Grant, nacido en Wellington, Nueva Zelanda, el 22 de febrero de 1925, es una de las figuras más destacadas del ballet clásico del siglo XX. Reconocido por su destreza y profundidad interpretativa, Grant se convirtió en un referente tanto como bailarín como director artístico, dejando una huella imborrable en el mundo de la danza.
Orígenes y contexto histórico
La carrera de Alexander Grant comenzó en su tierra natal, donde inició sus estudios de danza con las maestras Kathleen O’Brien y Jean Horne en Nueva Zelanda. Desde joven, mostró una gran pasión y habilidad para la danza, lo que le permitió destacar rápidamente. Su dedicación a la danza le permitió recibir una beca de la Royal Academy of Dance, lo que marcó el inicio de su carrera internacional. En 1946, Grant se trasladó a Londres para ingresar en la Escuela del Sadler’s Wells Ballet, donde su formación adquirió una nueva dimensión.
Pocos meses después de ingresar en la escuela, debutó en el Sadler’s Wells Theatre Ballet, y rápidamente se unió al prestigioso Sadler’s Wells Ballet, que más tarde se convertiría en el Royal Ballet. Este fue el primer gran paso de Grant en una carrera que lo llevaría a la cima del ballet mundial.
Logros y contribuciones
Durante su estancia en el Sadler’s Wells Ballet, Grant fue reconocido por su gran capacidad de adaptación a una amplia variedad de papeles. A lo largo de su carrera, interpretó una increíble gama de personajes, especialmente papeles de carácter, lo que se convirtió en uno de sus mayores sellos distintivos. Entre sus primeras actuaciones destacadas se encuentra el papel de Viejo en Khadra (1946), obra de Celia Franca, el Niño en Les Sirènes (1946) y el Bufón en Cenicienta (1948), coreografiada por Frederick Ashton.
Uno de sus logros más importantes fue la creación de papeles clave en ballets de gran renombre. En 1950, interpretó el papel de Sancho Panza en la obra Don Quijote (1950) de Ninette de Valois, un papel que quedaría grabado en la memoria del público y que marcó el inicio de su colaboración con algunos de los coreógrafos más influyentes de la época. Entre sus trabajos más destacados, también sobresale el papel principal de Donald of the Burdens (1951) de Léonide Massine y el Rey Negro en Bonne-Bouche (1952) de John Cranko.
Momentos clave en su carrera
A lo largo de su carrera, Grant se destacó por su habilidad para interpretar una amplia variedad de roles. La influencia de Frederick Ashton fue fundamental en su carrera, ya que muchos de los papeles más memorables fueron creados especialmente para él. Entre estos, se incluyen:
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Bryaxis, el Jefe Pirata en Tiresias (1951)
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El Dios Eros en Sylvia (1952)
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La Danza Napolitana en el III acto de El Lago de los Cisnes (1952)
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El Espíritu del Fuego en Homage to the Queen (1953)
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Pierre, el marinero francés en Madame Chrysanthème (1955)
Este tipo de papeles, a menudo en el ámbito de la danza de carácter, fueron un punto de inflexión en la danza clásica, permitiendo a Grant destacar por su interpretación además de su destreza técnica. También destacó en el papel de Mercurio en Persephone (1961) y Bottom en The Dream (1964), dos de sus papeles más complejos y admirados.
En 1971, Grant se convirtió en director artístico del Ballet for All, una compañía dependiente del Royal Ballet, y continuó su carrera dirigiendo el National Ballet of Canada entre 1976 y 1983. Durante esta etapa, logró consolidar su reputación no solo como intérprete, sino también como líder artístico. Además, en 1985, fue nombrado bailarín de carácter senior en el London Festival Ballet, lo que consolidó su legado dentro de las principales instituciones de danza del mundo.
Relevancia actual
El legado de Alexander Grant sigue siendo relevante hoy en día tanto en el ámbito del ballet clásico como en la enseñanza de la danza. Su contribución al ballet moderno se mantiene vigente, ya que sus interpretaciones y la creación de papeles de carácter continúan siendo estudiadas y replicadas por bailarines de todo el mundo.
Además, su figura ha sido fundamental para el desarrollo del ballet en Canadá, donde su trabajo como director artístico dejó una huella imborrable. Durante su tiempo al frente del National Ballet of Canada, Grant ayudó a elevar la compañía a un nivel internacional, impulsando tanto la técnica como la interpretación emocional en sus bailarines.
El reconocimiento a su carrera también se vio reflejado en su recepción de importantes galardones, como el título de la Orden del Imperio Británico en 1965, un honor que destacó su influencia en el arte del ballet y su dedicación a la cultura británica.
Enlaces relacionados
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Celia Franca: La coreógrafa canadiense que contribuyó al desarrollo del ballet moderno, influyendo en la carrera de Grant.
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Frederick Ashton: Un pilar fundamental en la carrera de Grant, quien creó papeles icónicos para él.
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Léonide Massine: El coreógrafo ruso que también influyó en el repertorio de Grant.
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Ninette de Valois: La figura esencial en el desarrollo del ballet británico y la creadora de Don Quijote.
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John Cranko: El coreógrafo que marcó un hito en el repertorio de Grant con Bonne-Bouche.
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Andrée Howard: Coreógrafa que también dejó su huella en la carrera de Grant con el ballet Veneziana.
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Alfred Rodrigues: El creador de Jabez and the Devil, un papel que definió la carrera de Grant.
A lo largo de los años, Grant no solo ha sido un modelo a seguir para los nuevos bailarines, sino también un ejemplo de cómo la danza puede trascender las barreras de tiempo y espacio. Con una carrera repleta de logros y distinciones, Alexander Grant sigue siendo una figura clave en el legado de la danza clásica mundial.
MCN Biografías, 2025. "Alexander Grant (1925-VVVV). El influyente bailarín y director artístico neozelandés que revolucionó el ballet clásico". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/grant-alexander [consulta: 30 de septiembre de 2025].