Andrée Howard (1910-1968): La visionaria del ballet británico que dejó una huella indeleble

Andrée Howard, nacida el 3 de octubre de 1910 en Londres y fallecida el 18 de marzo de 1968, fue una destacada bailarina, coreógrafa y diseñadora de ballet británica. Su legado en la danza moderna y el mundo del ballet sigue siendo fundamental para entender la evolución del arte escénico en el Reino Unido y más allá. También conocida como Louise Barton, su carrera estuvo marcada por una constante innovación y un profundo compromiso con la expresión artística.

Orígenes y contexto histórico

Andrée Howard nació en una época de efervescencia cultural en Londres, donde las artes estaban tomando una dirección más experimental, especialmente en el campo de la danza. Desde su infancia, Howard mostró un interés y una habilidad excepcionales para la danza, lo que la llevó a estudiar con algunos de los maestros más importantes de la época, como Marie Rambert, Lubov Egorova, Olga Preobrajenska y Vera Trefilova, quienes fueron figuras clave en su formación. La influencia de estos grandes maestros se refleja en la sofisticación técnica y la originalidad de sus coreografías.

En 1927, Andrée Howard debutó en la compañía Marie Rambert Dancers, una de las agrupaciones más innovadoras de la época, donde permaneció hasta 1930. Durante su tiempo en esta compañía, participó en los estrenos de algunas de las obras más importantes de Frederick Ashton, como The Fairy Queen (1927) y Leda (1928). Esta experiencia fue crucial para su desarrollo, ya que Ashton y otros coreógrafos influyeron profundamente en su estilo y enfoque creativo. Howard también participó en las coreografías de Ashton para Les Petits Riens (1928), Nymphs and Shepherds (1928) y Capriol Suite (1930), lo que consolidó su reputación como una intérprete excepcional.

Logros y contribuciones

En 1930, Andrée Howard se convirtió en miembro fundador del Ballet Club, que más tarde sería conocido como el Ballet Rambert. Este grupo fue crucial en la consolidación del ballet moderno en el Reino Unido y fue una plataforma donde Howard desarrolló muchas de sus ideas coreográficas. Con el Ballet Rambert, estrenó obras clave como The Lady of Shalott (1931) de Ashton y Lysistrata (1932) y Suite of Airs (1937) de Antony Tudor, un coreógrafo que también desempeñó un papel significativo en su carrera.

Howard fue una coreógrafa prolífica, y a lo largo de su carrera creó muchas obras que hoy son consideradas fundamentales en el repertorio del ballet británico. Entre sus creaciones más destacadas se encuentran Our Lady’s Juggler (1933), con música de Respighi, y Mermaid (1934), con música de Ravel. También diseñó vestuarios y escenografías para muchas de sus propias coreografías, lo que le permitió tener un control total sobre el aspecto visual de sus obras.

En 1933, Howard fue invitada a bailar con los Ballets Russes de Monte Carlo, una de las compañías más prestigiosas del mundo en ese momento. Esta experiencia le permitió expandir su red de contactos y adquirir una mayor comprensión de las tendencias internacionales en el mundo de la danza. Además, su colaboración con otros importantes coreógrafos, como Antony Tudor, le permitió perfeccionar su estilo y explorar nuevas ideas y enfoques en sus coreografías.

Algunas de sus coreografías más importantes:

  1. Cinderella (1935), con música de Haendel y Purcell, donde Howard interpretó a una de las hermanastras, una de las primeras veces que asumió un papel en lugar de ser la principal bailarina.

  2. Rape of the Lock (1935), con música de Haydn.

  3. La Muse s’Amuse (1936), con música de Sévérac.

  4. Death and the Maiden (1937), con música de Schubert.

  5. Lady into Fox (1939), con música de Honegger.

  6. Carnival of Animals (1943), con música de Saint-Säens.

Su impacto internacional

La creatividad de Howard no se limitó al Reino Unido. A lo largo de su carrera, coreografió obras para varias compañías de renombre internacional. Algunas de estas producciones incluyen La Fête Étrange (1940) para el London Ballet, que luego fue incorporada al repertorio del Ballet Rambert, y Twelfth Night (1942) para el International Ballet de Mona Inglesby. También creó obras para el Sadler’s Wells Ballet, como Le Festin de l’Araignée (1944), con música de Roussel, y A Mirror for Witches (1952), con música de ApIvor.

Momentos clave

  1. Ballet Rambert: La fundación del Ballet Rambert fue un punto de inflexión en su carrera, donde Howard estableció su reputación como coreógrafa y diseñadora.

  2. Colaboración con los Ballets Russes de Monte Carlo: Esta invitación fue crucial para expandir sus horizontes artísticos y conocer las tendencias del ballet internacional.

  3. Diseño de vestuario y escenografía: Howard no solo fue una excelente coreógrafa, sino que también se destacó en el diseño de los elementos visuales de sus producciones, creando una estética integral para sus obras.

  4. Invitación al Sadler’s Wells Theatre Ballet: Su participación en este renombrado ballet en las temporadas 1948-49 y 1954-55 consolidó su influencia en la danza británica.

Relevancia actual

Hoy en día, el legado de Andrée Howard sigue siendo una parte integral del estudio del ballet moderno. Su capacidad para fusionar la danza con otras formas artísticas, como el diseño de vestuario y escenografía, abrió nuevas posibilidades para futuras generaciones de coreógrafos. Además, sus obras siguen siendo estudiadas y presentadas por compañías de ballet en todo el mundo, lo que subraya la perdurabilidad de su arte.

Su enfoque innovador, que combinaba la tradición clásica del ballet con nuevas técnicas y estilos, hizo que fuera reconocida como una figura clave en el desarrollo del ballet moderno. La capacidad de Howard para colaborar con algunos de los más grandes compositores y coreógrafos de su tiempo también le permitió dejar una marca indeleble en la historia de la danza.

En conclusión, Andrée Howard fue una pionera en la danza moderna que no solo brilló como intérprete, sino también como creadora. Su legado sigue siendo relevante y continúa inspirando a generaciones de artistas y bailarines a explorar las infinitas posibilidades del movimiento y la expresión artística.