Celia Franks (1921-2007). La figura fundamental de la danza británica y la creación del Ballet Nacional de Canadá
Celia Franks fue una de las figuras más influyentes en el mundo de la danza durante el siglo XX. Nacida en Londres el 25 de junio de 1921, se destacó como bailarina, coreógrafa, maestra de ballet y directora artística. Su legado sigue vivo hoy en día, especialmente a través de su trabajo como fundadora del Ballet Nacional de Canadá. Su vida y carrera, marcada por su contribución artística y su dedicación a la enseñanza, la han convertido en un referente esencial dentro del ámbito de la danza clásica.
Orígenes y contexto histórico
Celia Franks nació en el seno de una familia británica en Londres, en una época en la que la danza clásica estaba en pleno auge en el Reino Unido. Su carrera estuvo profundamente influenciada por el ambiente artístico de la ciudad, así como por los cambios históricos que atravesaba Europa en la primera mitad del siglo XX. Durante su formación, Franks estudió en la prestigiosa Royal Academy of Dance, donde tuvo la oportunidad de aprender de algunos de los más grandes maestros de la época, como Antony Tudor y Stanislas Idzikovsky. Este entrenamiento inicial fue fundamental para el desarrollo de su estilo y su posterior éxito como intérprete y coreógrafa.
En 1936, Celia Franks debutó en el Ballet Rambert, una de las compañías de danza más importantes del Reino Unido, donde empezó a consolidar su carrera profesional. Fue en este escenario donde estrenó una serie de piezas clave que marcarían su carrera, como Suite of Airs (1937) de Antony Tudor, Paris-Soir (1939) de Walter Gore y Peter and the Wolf (1940) de Frank Staff. Estas obras, además de ser innovadoras en su momento, representaron un paso decisivo para la danza en el Reino Unido, contribuyendo a la modernización y diversificación de las propuestas coreográficas.
Logros y contribuciones
Celia Franks no solo fue una destacada bailarina, sino también una gran coreógrafa. A lo largo de su carrera, presentó numerosas obras que dejaron una huella perdurable en el repertorio de las compañías con las que trabajó. Como miembro del Sadler’s Wells Ballet entre 1941 y 1946, participó en varios estrenos que marcaron su carrera y la historia de la danza en el Reino Unido. Entre sus principales contribuciones en este periodo se encuentran las coreografías de obras como Hamlet (1942) y Miracle in the Gorbals (1944) de Robert Helpmann, The Quest (1943) de Frederick Ashton y Le Festin de l’Araignée (1944) de Andrée Howard. Además, destacó en la interpretación de Myrtha en Giselle (1941) de Nicholas Sergeyev, un papel que se convirtió en uno de sus más emblemáticos.
La versatilidad de Celia Franks como artista se reflejó no solo en su capacidad para interpretar papeles diversos, sino también en su talento como creadora. Durante su tiempo como maestra de ballet y coreógrafa en el Sadler’s Wells Ballet, Franks presentó las obras Khadra (1946), que utilizó la música de Sibelius, y Bailemos (1947), acompañada de la música de Massenet. Estas obras, aunque menos conocidas, son consideradas esenciales para entender la evolución del ballet británico en la década de 1940.
Momentos clave de su carrera
Uno de los momentos más trascendentales de la carrera de Celia Franks fue su participación en la creación del Ballet Nacional de Canadá en 1951, un proyecto que cambió para siempre el panorama de la danza en Norteamérica. Como bailarina principal de la compañía hasta 1959, Franks no solo desempeñó un papel fundamental en la formación y crecimiento del Ballet Nacional de Canadá, sino que también fue responsable de la creación de algunas de sus obras más importantes, como L’Après-midi d’un Faune (1952), inspirada en la música de Debussy, y Le Pomier (1952), que contó con la música de Grattan. Esta etapa de su carrera también estuvo marcada por la creación de dos de los ballets más emblemáticos del repertorio canadiense: Cascanueces (1964), que utilizó la famosa música de Tchaikovsky, y Cenicienta (1968), cuya partitura fue compuesta por Prokofiev.
Además de su faceta como coreógrafa, Celia Franks dejó una huella indeleble como directora artística. En 1973, encargó a Rudolf Nureyev, una de las figuras más importantes de la danza clásica del siglo XX, la producción de La Bella Durmiente, lo que permitió a la compañía realizar una gira por todo Estados Unidos. Este fue un paso significativo para internacionalizar el Ballet Nacional de Canadá, consolidando su reputación en el ámbito global.
Relevancia actual
Celia Franks sigue siendo una figura de gran importancia en la historia de la danza, no solo por su labor como coreógrafa y bailarina, sino también por su trabajo en la formación de nuevas generaciones de bailarines. A lo largo de su vida, Franks fue reconocida con importantes premios y distinciones. En 1984, recibió el Premio de Danza de Canadá, uno de los más prestigiosos del país, y en 1987 fue nombrada Miembro de la Orden de Ontario, un honor que subraya su relevancia en la cultura canadiense.
El legado de Celia Franks también se ha preservado en los libros y documentos que dejó, como el que coescribió con Ken Bell en 1978, titulado The National Ballet of Canada: A Celebration. Esta obra es una recopilación invaluable que detalla los logros y contribuciones del ballet canadiense y la importancia de Franks en su creación.
Hoy en día, las coreografías de Celia Franks siguen siendo representadas por diversas compañías de ballet en todo el mundo, y su influencia en el desarrollo del ballet canadiense sigue siendo una referencia crucial para la danza contemporánea.
Obras y contribuciones destacadas
A continuación, se presenta un listado con algunas de las obras y contribuciones más relevantes de Celia Franks a lo largo de su carrera:
-
Ballet Rambert (1936-1941):
-
Suite of Airs (1937) – Música de Antony Tudor.
-
Paris-Soir (1939) – Música de Walter Gore.
-
Peter and the Wolf (1940) – Música de Frank Staff.
-
-
Sadler’s Wells Ballet (1941-1946):
-
Hamlet (1942) – Música de Robert Helpmann.
-
Miracle in the Gorbals (1944) – Música de Robert Helpmann.
-
The Quest (1943) – Música de Frederick Ashton.
-
Le Festin de l’Araignée (1944) – Música de Andrée Howard.
-
-
Ballet Nacional de Canadá (1951-1959):
-
L’Après-midi d’un Faune (1952) – Música de Debussy.
-
Le Pomier (1952) – Música de Grattan.
-
Cascanueces (1964) – Música de Tchaikovsky.
-
Cenicienta (1968) – Música de Prokofiev.
-
-
Reconocimientos y honores:
-
Premio de Danza de Canadá (1984).
-
Orden de Ontario (1987).
-
La carrera de Celia Franks es una clara demostración de cómo una artista puede no solo transformar el arte en el que se especializa, sino también dejar un legado duradero que sigue inspirando a nuevas generaciones.
MCN Biografías, 2025. "Celia Franks (1921-2007). La figura fundamental de la danza británica y la creación del Ballet Nacional de Canadá". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/franca-celia [consulta: 18 de junio de 2025].