Frederick Ashton (1904-1988): El Genio Británico del Ballet que Revolucionó la Danza Clásica
Frederick Ashton (1904-1988), uno de los nombres más importantes en la historia del ballet clásico, dejó una huella imborrable como bailarín, coreógrafo y director artístico. Nacido en Guayaquil, Ecuador, el 17 de septiembre de 1904, y fallecido en Suffolk, Inglaterra, el 18 de agosto de 1988, Ashton es recordado por sus innovadoras coreografías y su trabajo transformador en el Royal Ballet, donde desempeñó un papel crucial durante más de cuatro décadas. A través de su excepcional legado, Ashton ayudó a definir lo que hoy conocemos como el ballet clásico contemporáneo.
Orígenes y Contexto Histórico: El Comienzo de un Arte Visionario
Aunque nació en Guayaquil, Ashton fue educado en Lima, Perú, donde vivió durante su infancia y adolescencia antes de trasladarse a Londres en 1924. Fue en la capital británica donde su vida dio un giro inesperado. Inicialmente, Ashton se dedicó al comercio, trabajando en una empresa de exportación, pero pronto descubrió su pasión por la danza.
En 1924, comenzó a estudiar danza con la renombrada Marie Rambert. Esta figura sería fundamental en su carrera, ya que fue ella quien le encargó su primera coreografía, Tragedy of Fashion (Goossens, 1926), presentada en el Lyric Theatre Hammersmith de Londres, como parte de la inauguración de la revista Riverside Nights. Este primer trabajo marcó el comienzo de una prolífica carrera en la que Ashton fusionó su técnica impecable con su visión creativa, logrando una serie de innovaciones coreográficas que cambiarían la historia del ballet.
Logros y Contribuciones: Un Innovador en Cada Paso
La carrera de Ashton como coreógrafo despegó rápidamente, y fue reconocido por su capacidad para crear piezas de gran complejidad técnica y emocional. Tras su debut con la compañía de Ida Rubinstein en 1927, Ashton continuó su formación con maestros de la talla de Léonide Massine y Bronislawa Nijinska, perfeccionando su estilo y consolidándose como uno de los coreógrafos más prometedores de su generación.
Algunos de sus primeros trabajos importantes incluyeron Nymphs and Shepherds (Mozart, 1928) y Leda and the Swan (Glück, 1928), los cuales fueron presentados en el contexto de las actividades del Ballet Rambert, compañía con la que Ashton continuó colaborando a lo largo de los años. Para esta compañía, Ashton creó una serie de obras que se consideran fundamentales en su carrera, como Capriol Suite (Warlock, 1930), Mars and Venus (Scarlatti, 1930), Mercury (Satie, 1931), Pavane pour une Infante Défunte (Ravel, 1933), y Mephisto Waltz (Liszt, 1934).
Una de las contribuciones más notables de Ashton al ballet clásico fue su capacidad para integrar elementos de la danza moderna dentro de una estructura clásica. A través de obras como The Lady of Shalott (Sibelius, 1931) y The Judgment of Paris (Berkeley, 1938), Ashton demostró una profunda comprensión de las emociones humanas y una habilidad inigualable para expresar esas emociones a través del movimiento.
Momentos Clave: De Coreógrafo Estable a Director del Royal Ballet
En 1933, Ashton se unió al Vic-Wells Ballet, que más tarde sería conocido como el Royal Ballet. A lo largo de los años, Ashton fue ascendiendo dentro de la compañía, convirtiéndose en coreógrafo principal en 1946. Durante este periodo, dejó su impronta con obras que siguen siendo pilares del repertorio clásico, como Les Rendezvous (Auber, 1933), Cinderella (Prokofiev, 1948) y The Dream (Mendelssohn, 1964), esta última creada para conmemorar el IV centenario del nacimiento de Shakespeare.
Ashton continuó innovando a través de la década de 1950, con obras tan representativas como Homage to the Queen (Arnold, 1953) y Marguerite and Armand (Liszt, 1963), esta última una de sus creaciones más famosas, inspirada en la trágica historia de amor de Marguerite Gautier y Armand Duval, un tema que Ashton exploró con un lirismo único. En 1963, Ashton asumió la dirección del Royal Ballet, sucediendo a Ninette de Valois, y permaneció en este cargo hasta 1970, después de lo cual continuó como coreógrafo fundador de la compañía.
Relevancia Actual: El Legado de un Maestro
La influencia de Frederick Ashton sigue viva en la danza clásica contemporánea. Su enfoque técnico preciso y su sensibilidad artística dejaron una huella indeleble en el Royal Ballet, el cual, bajo su dirección, se consolidó como una de las instituciones más importantes en el mundo del ballet. Su legado no solo se limita a las obras que dejó, sino también a la forma en que formó y guió a generaciones de bailarines y coreógrafos.
Ashton fue un pionero que fusionó lo clásico con lo moderno, y su impacto continúa siendo reconocido internacionalmente. Su contribución al desarrollo del ballet británico fue fundamental, y su trabajo como director artístico del Royal Ballet se mantiene como un punto de referencia esencial para la danza clásica. Obras como The Creatures of Prometheus (Beethoven, 1970) y A Month in the Country (Chopin, 1976) siguen siendo representadas en los principales escenarios de todo el mundo.
Su enfoque en la narrativa a través del movimiento y su capacidad para explorar la psicología humana a través del cuerpo han hecho que sus obras sean atemporales, siendo siempre relevantes para el público y para los bailarines contemporáneos. Además, Ashton fue pionero en la creación de ballets para figuras legendarias del ballet, como Rudolf Nureyev. Fue él quien creó el primer solo para Nureyev en Occidente, Poème Tragique con música de Scriabin, una obra que marcó un hito en la relación entre la danza clásica y la modernidad.
A lo largo de su carrera, Ashton fue reconocido por su labor, recibiendo distinciones como el título de Caballero de la Orden del Imperio Británico (1950), Caballero de la Legión de Honor (Francia, 1960), y el Doctor Honoris causa en Música por la Universidad de Oxford (1976). Su contribución a las artes fue incuestionable, y su trabajo sigue siendo un referente esencial en la historia del ballet.
Lista de algunas de sus principales obras coreográficas:
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Tragedy of Fashion (Goossens, 1926)
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Nymphs and Shepherds (Mozart, 1928)
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Capriol Suite (Warlock, 1930)
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Pavane pour une Infante Défunte (Ravel, 1933)
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Mephisto Waltz (Liszt, 1934)
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Les Rendezvous (Auber, 1933)
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Cinderella (Prokofiev, 1948)
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Marguerite and Armand (Liszt, 1963)
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Rhapsody (Rachmaninov, 1980)
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La Chatte Métamorphosée en Femme (Offenbach, 1985)
Frederick Ashton fue mucho más que un coreógrafo; fue un visionario cuya obra trascendió generaciones. Su contribución al mundo del ballet y su influencia en la danza contemporánea siguen siendo parte fundamental de la formación de nuevos artistas, consolidándose como un gigante de la danza del siglo XX.
MCN Biografías, 2025. "Frederick Ashton (1904-1988): El Genio Británico del Ballet que Revolucionó la Danza Clásica". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ashton-frederick [consulta: 18 de octubre de 2025].