González Lucas, José, o «Pepe Dominguín» (1921-2003).
Matador de toros y escritor español, nacido en Madrid el 15 de marzo de 1921 y fallecido también en la capital de España el 6 de julio de 2003. En el planeta de los toros fue conocido por el sobrenombre de «Pepe Dominguín», remoquete que heredó de su padre, el diestro toledano Domingo González Mateos. Miembro de una de las sagas taurinas más importantes del siglo XX, fue hermano de otros dos matadores de toros que también adoptaron como nombre artístico el apodo paterno: Domingo González Lucas («Dominguín») y Luis Miguel González Lucas («Luis Miguel Dominguín»).
Los antecedentes taurinos que había en su familia le animaron a seguir la estela iniciada por su progenitor y continuada por su hermano Domingo, con quien compartió numerosos carteles durante el período de aprendizaje de ambos. Una vez doctorado su hermano mayor, el joven «Pepe Dominguín» siguió curtiéndose en la lidia de varias novilladas hasta que, el día de San Isidro de 1944, compareció ante la docta y exigente afición de la plaza Monumental de Las Ventas (Madrid), donde había de recibir la alternativa de manos de su genial padrino, el matador madrileño (aunque nacido accidentalmente en Caracas) Antonio Mejías Jiménez («Antonio Bienvenida»); el cual, bajo la atenta mirada del coletudo toledano Emiliano de la Casa García («Morenito de Talavera»), que hacía las veces de testigo en aquella solemne ceremonia, le cedió los trastos con los que había de muletear y estoquear a Berreón, un cárdeno entrepelado que había pastado en las dehesas de don Joaquín Buendía. El rematado cartel de aquella tarde se completaba con la grata presencia del caballero rejoneador jerezano Álvaro Domecq Díez, quien tuvo ocasión de comprobar cómo José Domínguez Lucas («Pepe Dominguín») sobresalió en la colocación de los rehiletes.
En efecto, el mediano de los «Dominguines» (que aprovechó el tirón de su hermano Luis Miguel para formar pareja con él en un buen número de festejos durante el segundo lustro de la década de los años cuarenta) fue un banderillero extraordinario, valiente y decidido a la hora de asir los garapullos, y seguro y eficaz en la ejecución de la suerte. Dotado, además, de magníficas facultades físicas, sabía aprovecharlas bien para ganar la cara a los toros con comodidad, clavar el par en el sitio adecuado (asomándose al balcón), y salir airoso del embroque, siempre con tiempo suficiente para adornarse, aun en los pares más comprometidos.
Como muletero, en cambio, no rayó a gran altura, pues aunque se mostraba vivaz y bullidor delante de la cara de los toros, carecía de la gracia y el garbo de otros toreros tocados por la varita del arte. De ahí que pronto abandonara el ejercicio del toreo activo para seguir vinculado al mundillo taurino a través de su nueva condición de empresario, siguiendo así las mismas trayectorias descritas por su padre y por su hermano Domingo.
Al cabo de los años, «Pepe Dominguín» se reveló también como un interesante escritor. Como era de prever, puso su pluma al servicio de sus aficiones taurinas, y se presentó en las librerías con el volumen titulado Mi gente, una obra que, ya desde su propio título, se ocupa del entorno familiar de todos los «Dominguines». En 1981 volvió a los escaparates culturales con el libro Toros en las Ventas, una exquisita edición para bibliófilos que contaba, además de los textos de José González Lucas, con la riquísima colaboración del ilustrador Onésimo Anciones. Y en 1981 volvió a sorprender a los aficionados a los toros y a la lectura, ahora con una obra de creación literaria titulada Carasucia y otros cuentos.
Bibliografía
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GUILLÉN, Curro (pseudónimo). Dos dinastías famosas de toreros. Los Bienvenida. Los Dominguín (Madrid: A. Vassallo, 1961).