Agustín Gamarra (1785–1841): Estratégico caudillo cusqueño en los albores de la República

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Contexto histórico y social del Perú a fines del siglo XVIII y principios del XIX

A finales del siglo XVIII, el Virreinato del Perú vivía una profunda crisis política, económica y social. La rigidez de las estructuras coloniales se mostraba cada vez más insostenible ante el empuje de nuevas ideas ilustradas procedentes de Europa y las crecientes tensiones en otras regiones de América. La administración virreinal enfrentaba escasez de recursos, rebeliones indígenas y la influencia de las juntas criollas que buscaban mayor autonomía. El Cusco, cuna de la antigua civilización inca, mantenía un carácter tradicional, pero no quedó exento de la efervescencia intelectual que recorría los centros urbanos de la colonia.

El Virreinato del Perú en crisis

La economía virreinal, basada en la minería y el comercio monopolizado, se resintió por la competencia de otros territorios sudamericanos. Las élites criollas del Alto Perú y el Cusco empezaron a cuestionar restricciones comerciales y buscaron la manera de impulsar reformas locales. Paralelamente, la influencia de los movimientos independentistas en Norteamérica y Francia avivó el debate sobre la legitimidad del dominio español. Este ambiente de transformación sentó las bases para que jóvenes militares y funcionarios criollos contemplaran la idea de un Perú libre de la metrópoli.

La influencia de las ideas ilustradas y los movimientos americanos

Las ideas de la Ilustración llegaron al Perú a través de libros, sociedades secretas y el contacto con intelectuales locales que viajaban a Europa. Conceptos como derechos naturales, soberanía popular y separación de poderes encontraron eco entre estudiantes y militares. Asimismo, las juntas de Buenos Aires y Caracas sirvieron como ejemplos de desafío al poder español. Aunque inicialmente limitadas a círculos intelectuales, estas corrientes fueron permeando a oficiales y funcionarios, generando un caldo de cultivo propicio para futuras alianzas entre sectores criollos e indígenas.

Orígenes familiares y primera formación

Linaje y posición social en el Cuzco

Agustín Gamarra nació en el Cusco el 27 de agosto de 1785, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Fernando Gamarra, ejercía como escribano real, lo que garantizaba cierto estatus y acceso a círculos administrativos. Su madre, Josefa Petrona Messia, procedía de una familia con raíces mestizas acomodadas. Esta herencia mixta influyó en la percepción que Gamarra tuvo de la sociedad cuzqueña: por un lado, conocía bien las dinámicas de poder criollo; por otro, apreciaba la importancia de los sectores indígenas que conservaban tradiciones ancestrales.

Educación en el Colegio de San Buenaventura

Su formación formal se desarrolló en el Colegio de San Buenaventura, institución prestigiosa en el Alto Perú, dirigida por frailes franciscanos. El currículo combinaba estudios clásicos (latín, retórica, filosofía escolástica) con enseñanzas religiosas y matemáticas básicas. La disciplina monástica y el énfasis en los valores cristianos moldearon su carácter: Gamarra adquirió nociones de disciplina, lealtad y jerarquía, que más tarde aplicaría en su carrera militar. Además, el contacto con compañeros criollos e indígenas amplió su red de relaciones sociales, sentando las bases de su futura autoridad política.

Ingreso a la carrera militar y servicio al reino (1809–1820)

Vocación y ascenso en el ejército realista

En 1809, Agustín Gamarra optó por la carrera militar al ingresar como alférez al ejército realista. La decisión respondió tanto a la tradición familiar de servicio público como a la influencia de la coyuntura bélica: España luchaba contra invasiones napoleónicas y requería tropas en sus colonias. Rápidamente demostró aptitudes estratégicas y valentía en combate, lo que le valió el ascenso a teniente coronel. Participó en la batalla de Guaqui (1811), bajo las órdenes del mariscal José Manuel de Goyeneche, enfrentando a las expediciones patriotas de la Junta de Buenos Aires en el Alto Perú.

Posteriormente, combatió en Vilcapuquio y Ayohuma junto a José Manuel de la Pezuela, y en Tucumán y Salta bajo Pío de Tristán. Estas campañas reforzaron su perfil de oficial disciplinado y llevaron al virrey Pezuela a ascenderlo a coronel. Sin embargo, su popularidad entre los indígenas y criollos del Regimiento Nº 1 despertó sospechas de simpatías patriotas, lo que ocasionó dos suspensiones temporales de sus cargos.

Primeros choques de lealtades

Frente a las dudas sobre su fidelidad al rey, Gamarra fue trasladado de refugio a Lima en 1820, donde sirvió como ayudante de campo del virrey Pezuela. No obstante, las tensiones crecientes y la caída de la autoridad virreinal lo llevaron a reconsiderar sus lealtades. La disipación de la influencia realista en el continente y el avance de las fuerzas patriotas impulsadas por San Martín y Bolívar crearon un ambiente de cambio. Gamarra, consciente de las oportunidades políticas y militares, empezó a valorar la posibilidad de incorporarse al movimiento independentista.

Cambio de bandera: adhesión a la causa independentista

Adhesión al bando patriota (1821)

A comienzos de 1821, consciente de la debacle realista y de la pujanza del Ejército Libertador, Agustín Gamarra renunció al ejército español y se presentó en el cuartel general de José de San Martín en Huaura. En este instante definitorio, selló su transición de oficial realista a caudillo independentista. Participó activamente en las operaciones de Cerro de Pasco, donde acompañó a Juan Antonio Álvarez de Arenales en la victoria sobre las tropas realistas de O’Reilly. Su experiencia y conocimiento del terreno altiplánico resultaron fundamentales para consolidar la ocupación patriota en el centro andino.

Segunda Campaña a Puertos Intermedios (1823)

En 1823, el presidente José de la Riva Agüero confió en Gamarra para dirigir junto con Andrés de Santa Cruz la Segunda Campaña a Puertos Intermedios. El objetivo era hostigar las concentraciones realistas en el sur del Perú y el Alto Perú. Gamarra se destacó en la ocupación de Oruro y La Paz, y contribuyó decisivamente a la victoria en la batalla de Zepita (25 de agosto de 1823). Sin embargo, ante el refuerzo numérico de las tropas enemigas, las fuerzas patriotas se vieron forzadas a replegarse, aunque la acción dejó claro el liderazgo militar del joven caudillo.

El prestigio de Ayacucho y sus frutos políticos

Jefe de Estado Mayor en Ayacucho (1824)

El 9 de diciembre de 1824, en la batalla de Ayacucho, Gamarra actuó como Jefe de Estado Mayor bajo el mando de Antonio José de Sucre. Esta contienda selló la independencia definitiva del Perú y el Alto Perú. El rol de Gamarra fue clave en la coordinación de los cuerpos de vanguardia y reserva, lo que le granjeó un prestigio militar incuestionable. Tras la victoria, se le distinguió como uno de los héroes de la emancipación, obteniendo reconocimiento en Lima y el Cusco.

Prefectura del Cusco y reorganización regional (1825–1827)

Con el prestigio ganado en Ayacucho, Gamarra fue elegido Prefecto del Cusco, cargo que desempeñó entre 1825 y 1827. En este periodo, dedicó sus esfuerzos a la reconstrucción del aparato administrativo y la pacificación de la región. Impulsó la rehabilitación de caminos y la reorganización de la recaudación fiscal, promoviendo alianzas con autoridades indígenas y criollas. El historiador Horacio Villanueva documentó cómo Gamarra consolidó el orden público y reactivó la economía local.

Primer mandato presidencial (1829–1833)

Golpe de estado contra La Mar y toma del poder

En febrero de 1829, apoyado por Antonio Gutiérrez de la Fuente, Gamarra se sublevó contra el gobierno de José de La Mar y tomó el control de Lima. Nombró vicepresidente a Gutiérrez de la Fuente y puso fin a la guerra con la Gran Colombia mediante el Armisticio de Piura (enero de 1829). Poco después, firmó el Tratado Larrea–Gual (septiembre de 1829), que definió las fronteras con la nueva república colombiana.

Relación con Bolivia y Santa Cruz

Durante su gobierno, la amenaza de la Confederación Peruano–Boliviana impulsada por Andrés de Santa Cruz llevó a Gamarra a solicitar al Congreso permiso para invadir Bolivia. Aunque la petición fue rechazada, lideró negociaciones que culminaron en el Tratado de Tiquina (agosto de 1831), regulando el comercio y neutralizando temporalmente las ambiciones confederacionistas.

Conflictos internos: liberales vs. autoritarios

La creciente oposición liberal, encabezada por Francisco de Paula González Vigil y Francisco Javier de Luna Pizarro, criticó con dureza el régimen de Gamarra. El discurso “Yo debo acusar, yo acuso” (diciembre de 1832) expuso las arbitrariedades del Ejecutivo. En respuesta, el gobierno clausuró el Congreso a fines de 1832, desencadenando la guerra civil de 1834. Gamarra apoyó la rebelión de Pedro Bermúdez contra el presidente Luis José de Orbegoso, aunque la deserción de tropas favorable a Orbegoso forzó su retirada.

Exilio y conspiraciones contra la Confederación

Derrota frente a Salaverry y destierro (1835–1838)

En agosto de 1835, Gamarra se alió con el caudillo limeño Felipe Santiago Salaverry para desafiar al gobierno de Luis José de Orbegoso. Sin embargo, fue derrotado en la batalla de Yanacocha, cerca del Cusco, el 13 de agosto de 1835, y obligado a huir. Salaverry lo deportó primero a Costa Rica y luego Gamarra se trasladó a Chile, estableciéndose en Santiago. Durante su exilio, dedicó sus esfuerzos a tejer redes de apoyo y a propagar su oposición a la Confederación Peruano–Boliviana, establecida por Andrés de Santa Cruz.

Segunda Campaña Restauradora y regreso triunfal (1838–1839)

Cuando Chile declaró la guerra a la Confederación en 1838, Gamarra se unió a la Segunda Campaña Restauradora liderada por Manuel Bulnes. Comandó la reserva junto a Ramón Castilla, Antonio Gutiérrez de la Fuente y José Rufino Torrico. El punto decisivo llegó en la batalla de Yungay el 20 de enero de 1839, donde las fuerzas aliadas derrotaron definitivamente a Santa Cruz. Tras el triunfo, Gamarra regresó al Perú y asumió nuevamente el poder, siendo aclamado como el administrador del restablecimiento del orden.

Segundo mandato presidencial (1839–1841)

Constitución de 1839 y Congreso de Huancayo

En junio de 1839, el Congreso reunido en Huancayo proclamó a Gamarra presidente constitucional con el título de “Restaurador de la Libertad”. Se promulgó la Constitución de 1839, que reforzó el poder ejecutivo y estableció el orden institucional tras años de conmociones.

Fundación de “El Comercio” y fomento de la prensa

Durante este periodo, se fundó en Lima el diario El Comercio. Su primer número apareció el 4 de mayo de 1839, impulsado por Manuel Amunátegui y Alejandro Villota. Este periódico, que superó esclavitudes financieras y políticas de gobiernos anteriores, se consolidó como la principal tribuna informativa del país.

Última campaña y muerte en Ingavi

Decisión de invadir Bolivia (6 de junio de 1841)

Convencido de la necesidad de eliminar los vestigios confederacionistas, Gamarra solicitó y obtuvo del Congreso autorización para una nueva campaña contra Bolivia. Partió con sus tropas desde Ayacucho y el Cusco rumbo a la frontera boliviana, iniciando formalmente la guerra el 6 de junio de 1841.

Batalla de Ingavi (20 de noviembre de 1841) y legado póstumo

El 20 de noviembre de 1841, en la llanura de Incahue—rebautizada por las autoridades bolivianas como Ingavi—se enfrentaron los ejércitos peruano y boliviano. En el fragor de la contienda, el mariscal Agustín Gamarra cayó mortalmente herido. Tenía 56 años. Su cuerpo fue llevado a Lima en 1849 y sepultado con honores en el Cementerio Presbítero Maestro. La caída de Gamarra sumió al Perú en un prolongado periodo conocido como la Anarquía Militar.

Interpretaciones históricas y legado en el Perú

En décadas posteriores, historiadores como Jorge Basadre y Fernando Belaúnde Terry abundaron en el análisis de su figura: unos destacaron su visión de un Perú fuerte y centralizado; otros subrayaron sus excesos autoritarios y su persistente belicosidad contra Bolivia. No obstante, el papel de Gamarra como constructor del primitivo Estado republicano y su influencia en la formación de los futuros liderazgos militares siguen siendo reconocidos en la historiografía peruana.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Agustín Gamarra (1785–1841): Estratégico caudillo cusqueño en los albores de la República". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/gamarra-agustin [consulta: 18 de octubre de 2025].