José de Armendáriz (1670-1740): El virrey del Perú que enfrentó rebeliones y reformas fiscales
José de Armendáriz (1670-1740): El virrey del Perú que enfrentó rebeliones y reformas fiscales
José de Armendáriz, nacido en Pamplona en 1670 y fallecido en Madrid el 16 de abril de 1740, fue un político y administrador colonial español que ocupó el cargo de virrey del Perú entre 1724 y 1736. Su gestión, marcada por diversos desafíos tanto internos como externos, lo posicionó como una figura clave en la historia colonial de Hispanoamérica. Durante su mandato, Armendáriz no solo tuvo que lidiar con cuestiones administrativas y fiscales, sino también con rebeliones, enfrentamientos con la Iglesia y desastres naturales. A continuación, se exploran los principales aspectos de su vida y legado, destacando su carácter de líder y su capacidad para manejar situaciones complejas.
Orígenes y contexto histórico
José de Armendáriz nació en una familia de la nobleza española. Su padre, Juan de Armendáriz e Irrisarri, y su madre, Juana García de Garrués, le brindaron un entorno que facilitó su incursión en la carrera militar. Desde joven, Armendáriz se destacó en el ámbito bélico, participando en las batallas de Fleurus y Neerwinden de 1693, en las campañas militares de Cataluña e Italia en 1702, y en la toma de Barcelona en 1714. Estos logros le valieron ascensos dentro del ejército, llegando a ser brigadier, teniente general y comandante general.
Con el tiempo, su carrera administrativa también despegó. Fue nombrado gobernador de Tarragona y Guipúzcoa, y además se desempeñó como inspector general de la caballería y de los dragones de la Corona de Aragón. Su carrera militar y administrativa lo preparó para asumir el cargo de virrey del Perú, cargo al que fue nombrado en octubre de 1723. En diciembre de ese mismo año, zarpó hacia América, llegando a Cartagena de Indias en febrero de 1724.
Logros y contribuciones
Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentó José de Armendáriz como virrey fue la situación económica del virreinato. Desde su llegada, buscó implementar una serie de reformas fiscales para mejorar las finanzas coloniales. Una de sus primeras acciones fue ordenar una revista de indios para reorganizar el sistema fiscal. Aunque la reforma no fue completamente exitosa, logró aumentar el número de tributarios en más de veinte mil. Además, prestó especial atención a aumentar ciertos impuestos, como la sisa, los naipes y las pulperías, con el objetivo de incrementar los ingresos de la Real Hacienda.
En cuanto a la minería, sector clave de la economía virreinal, Armendáriz defendió la ampliación de la mita forzada en las minas de Potosí y Huancavelica. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la producción minera continuó en declive. Por otro lado, el virrey no dudó en enfrentarse a la corrupción. Mandó encarcelar a varios oficiales de la Casa de la Moneda por prácticas fraudulentas y dictó un bando en 1724, estableciendo la pena de muerte para aquellos que practicaran el comercio ilícito.
A pesar de sus esfuerzos por mejorar la situación económica, el contrabando siguió siendo un problema. Los barcos franceses y holandeses seguían utilizando los puertos de Arica e Iquique para introducir mercancías de contrabando. Para combatir esta situación, Armendáriz contrató a la compañía privada del marqués de Torre Tagle para apresar a los navíos ilegales. Además, prohibió el transporte de mercancías españolas en barcos ingleses y reglamentó las condiciones para el embarque de la «plata piña» hacia España.
Momentos clave
El virreinato de Armendáriz estuvo marcado por varios momentos clave que definieron su mandato. En el ámbito de la defensa, y con la asesoría del marino Blas de Lezo, el virrey dispuso la aceleración de la carena de los navíos «Capitana» y «Almiranta» en Guayaquil, además de poner una nueva quilla al navío de guerra «San Fermín». También se realizaron significativas inversiones en la fortificación de los puertos de El Callao y otros puntos estratégicos como Santa Marta, Cartagena de Indias, Portobelo, Panamá, Valdivia, Buenos Aires y Montevideo.
Sin embargo, su gobierno también estuvo marcado por varios levantamientos y rebeliones que pusieron a prueba su liderazgo. La rebelión más significativa ocurrió en Paraguay en 1721, cuando José de Antequera, fiscal de la Audiencia de Charcas, desobedeció las órdenes de Lima y asumió el cargo de gobernador, expulsando a los jesuitas del territorio guaraní en 1724. Esto provocó la intervención de Armendáriz, quien envió una expedición militar comandada por Bruno Mauricio de Zabala para capturar a Antequera. Finalmente, Antequera fue arrestado en Lima y ejecutado en 1726.
Otro de los episodios importantes de su mandato fue la rebelión de los mestizos de Cochabamba, liderada por Alejo Calatayud en 1730. La causa de la rebelión fue el rumor de que el virrey quería empadronar a los mestizos para que pagaran impuestos. Calatayud fue capturado y ajusticiado en enero de 1731.
Además de estas rebeliones, Armendáriz tuvo que lidiar con una serie de insurrecciones indígenas en Azángaro, Carabaya, Cotabambas y Castrovirreina, provocadas por los abusos de los corregidores en el sistema de repartos de mercancías.
Relevancia actual
El legado de José de Armendáriz como virrey del Perú es complejo y multifacético. Si bien su gobierno estuvo marcado por tensiones con distintos sectores, como la Iglesia y las comunidades indígenas, también implementó una serie de reformas que contribuyeron a la estructuración de la administración colonial en el virreinato. Además, su capacidad para hacer frente a las rebeliones y su atención a la defensa del virreinato dejaron una huella significativa en la historia de Perú y Sudamérica.
A lo largo de su mandato, Armendáriz se enfrentó a grandes dificultades, pero también dejó un legado de obras de fortificación y una serie de reformas fiscales que, aunque no exentas de críticas, mostraron su preocupación por el bienestar del virreinato. Su memoria de gobierno, en parte redactada por el polígrafo Pedro de Peralta y Barnuevo, refleja las complejidades de su mandato, marcado por esfuerzos por mejorar la economía y la administración colonial, pero también por los desafíos de mantener el orden en un territorio tan vasto y diverso.
El final de su mandato se produjo en 1736, cuando la Corona le relevó y nombró en su lugar al marqués de Villagarcía. Después de su regreso a España, fue reconocido por su labor, recibiendo el collar de la orden del Toisón de Oro de manos de Felipe V.
José de Armendáriz murió en Madrid el 16 de abril de 1740, dejando un legado de reformas y enfrentamientos que perduraron en la historia colonial del Perú.
MCN Biografías, 2025. "José de Armendáriz (1670-1740): El virrey del Perú que enfrentó rebeliones y reformas fiscales". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/armendariz-jose-de [consulta: 28 de septiembre de 2025].