Nectánebos I o Nekhetnebef I, Rey de Egipto (378-361 a.C.).


(Nkht-nb.f) Primer rey de la XXX dinastía egipcia, con capital en Sais. Natural de Sebennytos, llegó a ser General para, desde su cargo, hacer frente a la insurrección que se había levantado contra Neferites II, el legítimo faraón, pero a quien sin embargo lograría destronar algunos meses después con la ayuda del clero. Nectánebos I (en egipcio, Nekhetnebef, y que Manetón leería como Nectanebes) tomó como nombre de coronación el de Kheperkare y bajo su dirección el Doble País conoció una paz relativa, interrumpida en el 373 a.C. por la intentona de una invasión persa, instigada por Artajerjes II y dirigida por el sátrapa de Siria Farnábazo. Dicha invasión pudo ser contenida en Menfis, gracias a las disputas surgidas entre Farnábazo e Ifícrates, jefe de los mercenarios griegos a sueldo de los persas, y a una crecida del Nilo que dispersó al ejército invasor. Nectánebos I, cuya política evitaría el pacto con los griegos, centró su actuación en favorecer al clero de Neith en Sais, según se sabe por el Decreto de Naúcratis (entrega del diezmo sobre los derechos de aduana y de los objetos manufacturados de tal ciudad), y en una política de construcciones, restauraciones y embellecimiento de edificios prácticamente por todo Egipto (Sebennytos, Tanis, Filae, Menfis, Abidos, Karnak, Edfú, Hermópolis Magna, El-Kab). Sus estatuas -una de ellas de casi 5 m. de altura, proveniente de Hermópolis- apenas permiten reconocer su rostro (son de interés, sin embargo, las cabezas de los Museos de Munich, en yeso -28,30 cm. de altura- y del Louvre, en basalto y de pequeña dimensión). Se ignora el emplazamiento de su tumba, de la cual tan sólo se pudo salvar en su momento algunos ushebtis y su sarcófago, roto, sin embargo, en numerosos pedazos. Entre los altos personajes de su época hay que citar a Harsiese, Tjaisetimu, Uennefer y Shepesirdjes. En el año 366 a.C. asoció al trono a su hijo Teos, quien no dudó en entablar alianzas con Esparta y Atenas para sacar al país del aislacionismo al que lo había conducido su padre.