Montúfar y Larrea, Carlos (1780-1816).
Militar ecuatoriano, el más notable entre los que llevaron a cabo la gesta de la independencia en su país. Hijo de Juan Pío Montúfar y Larrea, -II Marqués de Selva Alegre y primer presidente de la América Revolucionaria en 1809-, Carlos nació en Quito en 1780, y murió en Buga en 1816. Se graduó en Filosofía en la Universidad de Santo Tomás de Aquino -hoy Central del Ecuador- en Quito. Fue escogido para formar parte de la expedición del sabio Humboldt. Juntos recorrieron e investigaron muchas regiones andinas, escalaron el Chimborazo hasta los 5.000 m, exploraron las fuentes del Marañón (Huancavilca y Chinchipe) y viajaron a México y Estados Unidos y por fin a España. En España se inició en la carrera militar e incluso luchó como teniente coronel de los húsares, contra la dominación francesa en Bailén. Hacia 1809 entró a formar parte en Cádiz de la Sociedad de Lautaro, junto con otros americanos como San Martín y O’Higgins, quienes juraron luchar por la independencia de América. En 1810 fue nombrado, por el Consejo de Regencia, Comisionado Regio para pacificar Quito, convulsionado por los acontecimientos del mes de agosto. Aunque no llegó a tiempo para evitar los sangrientos acontecimientos del 2 de agosto de ese año, su presencia devolvió la moral y el ánimo, y reorganizó la vida de la ciudad. Pronto organizó la Junta de Gobierno sujeta a la Regencia -hasta que Fernando VII volviera a ocupar el trono de España-, a la que Popayán, Pasto, Cuenca y Guayaquil se negaron a obedecer. No obstante, a lo largo de todo el año de 1812, Quito proclamó su independencia total de España, tuvo su Congreso Constituyente y dictó su propia Constitución. En el enfrentamiento contra los realistas, los patriotas se dividieron entre montufaristas y sanchistas. Esta división facilitó el triunfo de los realistas, quienes a finales de ese año lograron conquistar las ciudades de Quito e Ibarra. Montúfar se vio obligado a esconderse en su hacienda de Cayambe primero, y de los Chillos después. Aquí fue tomado prisionero, juzgado en Quito y condenado a destierro en Panamá. Logró escapar de la cárcel panameña, para pasar a Nueva Granada donde se puso a las órdenes de Simón Bolívar. Enviado a la campaña del sur de Colombia, venció en la batalla de El Palo, pero sufrió la derrota en la Cuchilla del Tambo. Tomado prisionero y trasladado a Buga, fue condenado a muerte por Sámano. En vano las mujeres de Buga se propusieron rescatarlo reuniendo una auténtica fortuna en joyas que ofrecieron al implacable Sámano. A sus apenas treinta y seis años, el 31 de julio era fusilado por «traidor» según los realistas, mientras el pueblo lo aclamaba como «héroe y mártir«.