Montúfar Larrea, Juan Pío (1758-1818).
Político y prócer de la Independencia de Ecuador, segundo Marqués de Selva Alegre. Nació en Quito el 29 de mayo de 1758 y murió en Cádiz (España), en 1818. Mecenas de intelectuales y artistas, fue amigo y protector de Eugenio Espejo, y se convirtió, en 1809, en el «primer presidente de la América revolucionaria». Huérfano de padre y madre desde los dos años de edad, realizó sus estudios en el Seminario de San Luis, y se dedicó a partir de los 16 años a los trabajos de varias haciendas familiares. En 1791 asistió a la sesión inaugural de la Sociedad Patriótica de Amigos del País, que luego publicaría el periódico Primicias de la Cultura de Quito. Atender a sus negocios no le impidió alternar con los los más notables talentos de su época, como José Mejía, Francisco José de Caldas y Anastasio Guzmán y Abreu. De igual forma, acogió en su casa de Los Chillos a los sabios Alejandro de Humboldt y Aimé Bonpland en 1802; en signo de gratitud y aprecio, Humboldt bautizaría más tarde una de las especies botánicas por él descubiertas con el nombre de Montufari. Montúfar Larrea prestó también su hacienda de Los Chillos para tramar el primer complot contra la dominación española en la Navidad de 1808, el cual, descubierto, valió a los conjurados ser apresados y sometidos a juicio. Gracias a que su hija Rosa sustrajo los papeles del juicio y sobornó al fiscal, pudieron quedar libres.
Al año siguiente, al formarse la primera Junta Suprema en Quito, tras el grito de Independencia del 10 de agosto de 1810, Montúfar Larrea fue elegido presidente, en lugar del destituido presidente de la Audiencia, conde Ruiz de Castilla. En realidad, los quiteños no abogaban por una independencia de España, sino por su fidelidad al rey Fernando VII, en contra de un posible gobierno francés. Pero no fue entendido así por otras ciudades ni por los españoles. El movimiento quiteño no fue secundado por Guayaquil, Cuenca ni Pasto, por lo cual fue desbaratado por tropas limeñas y bogotanas. Ascendido el conde Ruiz de Castilla de nuevo al poder, persiguió y encarceló a muchos de los sublevados. El marqués de Selva Alegre pudo huir. Mientras tanto, la Junta Central de España envió como Comisario Regio a Carlos Montúfar, hijo de Juan Pío Montúfar, para que pacificara la Audiencia. Con él fue madurando la idea de un gobierno criollo, hasta el punto de que el 31 de diciembre de 1810 el primer congreso Constitucional de Quito proclamó su independencia de España, aunque guardando fidelidad al rey Fernando VII. Los españoles volvieron a tomar las riendas del gobierno en 1812. Entonces se castigó a todos los promotores de la rebelión, entre ellos a Pío Montúfar, el cual fue desterrado a Loja y despojado de sus bienes. En 1816 recibió la noticia del fusilamiento de su hijo Carlos en Buga (Colombia). Al poco tiempo, acusado de complot y apresado por el general Toribio Montes, partió desterrado a Cádiz (España), donde murió en 1818. Juan Pío Montúfar, de temperamento pacífico pero amante de la independencia americana, colaboró con su persona y con sus recursos a preparar el camino que alumbraría la nueva nación.