Agustín de Letamendi (1793-1854). Un hombre de letras, diplomático y defensor de la libertad en tiempos convulsos

Agustín de Letamendi, nacido en Barcelona el 28 de agosto de 1793 y fallecido en Madrid el 21 de abril de 1854, fue un escritor, diplomático y político destacado que vivió en una época marcada por profundos cambios en España y Europa. Su vida estuvo plagada de eventos cruciales, desde su participación en la Guerra de la Independencia hasta su activa implicación en la política y las relaciones internacionales. En este artículo, exploraremos su legado y los momentos más significativos que definieron su carrera.

Orígenes y contexto histórico

Agustín de Letamendi nació en el seno de una familia que, si bien no pertenecía a la nobleza, estaba marcada por una notable dedicación al estudio y la cultura. En su juventud, realizó sus estudios en el colegio episcopal de Barcelona y en el de Cordelles, lo que le permitió forjar una base intelectual sólida. No obstante, fue en un contexto de convulsión social y política en el que Letamendi desarrolló su carrera.

En 1808, a los 15 años, Letamendi se unió al Tercio de Manresa, un grupo militar que participó activamente en la Guerra de la Independencia Española contra las tropas napoleónicas. Su implicación en los sitios de Gerona y Figueras, así como en las batallas de Valls, Vic y Margalef, lo consolidó como un patriota decidido. Sin embargo, en 1811 fue capturado en Figueras y llevado como prisionero a Francia. Este periodo de su vida reflejó la naturaleza dramática y violenta de la España del siglo XIX, marcada por la lucha por la independencia y la inestabilidad política interna.

Logros y contribuciones

A su regreso a España en 1814, Letamendi se dedicó a la escritura y a la diplomacia, y fue rápidamente reconocido por su intelecto y sus habilidades en el ámbito político. En 1817 fue detenido por la Inquisición bajo la acusación de pertenecer a la masonería, aunque pronto fue liberado. En 1818, Letamendi fue nombrado cónsul interino de Francia en Barcelona, un cargo que no llegó a ser definitivo debido a su negativa a abandonar la nacionalidad española.

Durante este periodo, Letamendi comenzó a hacer importantes contribuciones intelectuales. Presentó una Memoria al Duque de San Fernando, Ministro de Estado, para la organización de los consulados en el extranjero, la cual fue bien recibida. Sin embargo, el devenir político de la época lo llevó a tomar otras decisiones. En 1819, propuso una reforma sobre la organización de los consulados, y aunque fue nombrado cónsul en San Agustín, Florida, en 1823, la caída de la Constitución de 1812 lo obligó a abandonar sus planes iniciales.

Una de las características más destacadas de Letamendi fue su capacidad para adaptarse a las circunstancias, ya que se mantuvo comprometido con las causas que consideraba justas. En 1820, participó en la fundación de la revista El Constitucional, que se dedicó a la promoción de las ideas liberales. También fue autor de varios textos políticos, como Cuaderno manual de atribuciones militares (1820), Notas históricas de la explosión prematura del plan proyectado por el héroe de Cataluña el Excmo. Señor Don Luis Lacy (1820), y Opúsculos políticos dedicados a la juventud (1821), que abordaban temas de gran relevancia para la época.

A lo largo de los años, Letamendi también desempeñó roles importantes en la diplomacia española. Tras su estancia en los Estados Unidos, donde se dedicó a la enseñanza y publicó diversos textos, regresó a Europa y fue nombrado secretario de la Legación de los Estados Unidos en Bruselas en 1832. Su visión política internacional se fortaleció al visitar arsenales de Francia, Alemania y Holanda, lo que lo convirtió en un experto en asuntos diplomáticos y militares.

Momentos clave

La Revolución de 1820 y el exilio

Uno de los momentos más significativos en la vida de Letamendi fue su participación en los eventos de 1820, cuando España vivió una breve experiencia de monarquía constitucional. A pesar de su compromiso con los ideales liberales, el regreso de Fernando VII, en 1823, con el apoyo de las fuerzas extranjeras, marcó un giro en la vida de Letamendi. Decidió, entonces, permanecer en los Estados Unidos, donde se dedicó a la enseñanza y a la publicación de artículos políticos que criticaban el retorno al absolutismo.

Durante este tiempo, Letamendi se dedicó a la enseñanza de idiomas, siendo uno de los primeros en enseñar español, francés e italiano a angloamericanos, e inglés para extranjeros. Su libro Spanish Grammar. Dedicated to the Youth of North America (1826) recibió elogios en publicaciones como The North American Review, y consolidó su reputación en el ámbito académico de los Estados Unidos.

La vida diplomática y las tensiones políticas

En los años siguientes, Letamendi se mantuvo activo en la política internacional, ocupando cargos diplomáticos y realizando contribuciones significativas en la política española. En 1833, fue nombrado cónsul de España en Gibraltar, donde permaneció hasta 1835. Durante este periodo, su postura política fue objeto de controversia, siendo atacado por el periódico El Grito de Carteya debido a su vinculación con figuras como Cea Bermúdez. Sin embargo, Letamendi defendió su honor públicamente, desmintiendo las calumnias que se vertieron sobre él en diversos medios de comunicación.

Los últimos años en la diplomacia y su legado literario

En 1836, Letamendi fue nombrado cónsul en Génova y en 1839 en México. Durante este tiempo, publicó varias obras importantes, como el Tratado de Jurisprudencia diplomático-consular y el Manual práctico para la carrera de Estado (1843), que consolidaron su lugar en la historia de la diplomacia española. Además, sus trabajos literarios siguieron influenciando a la opinión pública, destacando su novela Josefina de Comenford o el fanatismo (1849) y su traducción de Timon: Sí y No acerca de la controversia entre los Ultramontanos y los Galicanos (1845).

Relevancia actual

La figura de Agustín de Letamendi sigue siendo relevante en el estudio de la historia política y literaria de España. Su labor como escritor, diplomático y defensor de la libertad durante un periodo tan tumultuoso dejó una huella importante en la historia de su país y en el pensamiento liberal europeo. A pesar de que su legado ha sido en ocasiones eclipsado por otros personajes de su tiempo, la investigación sobre su vida y obra sigue ofreciendo valiosas lecciones sobre la lucha por la libertad y la justicia.

Su relación con figuras como Fernando VII, Juan Van-Halen, Espronceda, Antonio del Riego y María Cristina de Borbón, junto con sus contribuciones a la vida cultural y política, coloca a Letamendi como uno de los personajes fundamentales de su época, cuya influencia se extendió más allá de las fronteras españolas.

En la actualidad, el estudio de su obra y su biografía sigue siendo objeto de análisis en diversas investigaciones académicas. Además, su lucha por los ideales liberales y sus esfuerzos por mejorar las relaciones internacionales de España durante un periodo de gran agitación continúan siendo un referente para quienes estudian la historia de la diplomacia y la política española.

Bibliografía

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A. GIL NOVALES.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Agustín de Letamendi (1793-1854). Un hombre de letras, diplomático y defensor de la libertad en tiempos convulsos". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/letamendi-agustin-de [consulta: 10 de julio de 2025].