Leal Casado, Cayetano o «Pepe-Hillo» (1865-?).
Matador de toros español, nacido en Leganés (Madrid) el 7 de agosto de 1865. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de «Pepe-Hillo», remoquete artístico de amplias resonancias históricas que legó a su hijo, el torero madrileño Cayetano Leal Aranaz. Fue el iniciador de una dinastía taurina en la que, además del citado vástago, figuran los nombres de su hermano menor, el diestro de Pinto (Madrid) Eduardo Leal Casado («Llaverito»), y su nieto, el espada de Ciudad de México Francisco Víctor Leal López («Curro Leal»), hijo del ya mencionado Cayetano Leal Aranaz.
Las primeras noticias de su dedicación al ejercicio profesional del toreo datan de 1865, fecha en la que se anunció como banderillero en las cuadrillas de diversos novilleros de escaso relieve que toreaban en plazas de muy baja categoría. Dos años después (concretamente, el día 15 de agosto de 1887), el nombre de Cayetano Leal Casado apareció por vez primera en los carteles de la plaza de Madrid, en donde se presentó en calidad de novillero luciendo una extravagante indumentaria que le valió el apodo con el que luego se haría célebre: según cuentan los cronistas de la época, salió al redondel capitalino vestido a la usanza de los matadores dieciochescos que toreaban en la época del genial coletudo sevillano José Delgado Guerra («Pepe-Hillo»).
Desde esta primera actuación como lidiador de novillos en el ruedo madrileño, el animoso torero de Leganés mostró, junto a su ya comentada extravagancia, una de las principales señas de identidad de su toreo: el valor a ultranza, llevado -a veces- hasta la misma temeridad, y justificado por la inmensa ilusión que albergaba de llegar a convertirse en figura del toreo, como lo había sido su admirado y superficialmente emulado José Delgado Guerra. Sin embargo, pronto se echó de ver que a su ambición y arrojo no les acompañaban ni la gracia del arte ni el conocimiento de los fundamentos técnicos más elementales, por lo que Cayetano Leal Casado acabó convirtiéndose con el paso de los años, cuando el peso de la edad no le permitía ya extremar sus alardes de valentía, en un torero vulgar y desangelado, basto en la ejecución de todas las suertes y desprovisto de cualquier recurso que no naciera de su admirable voluntad y su aplaudida vergüenza torera.
Probó suerte, empero, este «Pepe-Hillo» decimonónico en los ruedos aztecas, donde actuó en calidad de novillero con tan escasa fortuna como había tenido en España. Antes de que acabara el siglo, ya de nuevo en la Península Ibérica, llevó en su cuadrilla como banderillero a su hermano menor Eduardo Leal Casado («Llaverito»), y logró tomar la alternativa el día 25 de octubre de 1897 en el coliseo taurino de Madrid, donde el excepcional espada guipuzcoano Luis Mazzantini y Eguía le cedió la lidia y muerte de un astado perteneciente a la vacada de Moreno Santamaría.
Bibliografía
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– COSSÍO, José María de. Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). (2 vols.).