Eduardo Leal Casado («Llaverito»): (1875-?) Un matador de toros con legado familiar
Eduardo Leal Casado, conocido en el mundo taurino por su sobrenombre de «Llaverito», fue uno de los matadores de toros más destacados de finales del siglo XIX y principios del XX en España. Nacido el 13 de octubre de 1875 en Pinto, Madrid, Leal Casado se convirtió en un referente del toreo, continuando el legado de una dinastía taurina iniciada por su hermano mayor, Cayetano Leal Casado. A lo largo de su carrera, Eduardo dejó una huella indeleble tanto en España como en el extranjero, siendo considerado un torero de gran destreza técnica y artística, particularmente en el manejo de las banderillas.
Orígenes y contexto histórico
La historia de Eduardo Leal Casado comienza en un entorno familiar profundamente ligado al mundo del toreo. Su hermano mayor, Cayetano Leal Casado, conocido en los ruedos como «Pepe-Hillo», ya era una figura importante en el mundo taurino antes de que Eduardo comenzara su carrera. Su hermano Cayetano fue el iniciador de una saga taurina que incluiría, más adelante, a su sobrino-nieto Francisco Víctor Leal López, apodado «Curro Leal», quien también seguiría el camino de los toreros en la familia. Esta dinastía continuó con Cayetano Leal Aranaz, hijo de Cayetano Leal Casado, quien también hizo historia con el remoquete de «Pepe-Hillo», heredado de su progenitor.
En este contexto, Eduardo Leal fue impulsado desde joven a seguir el mismo camino. A pesar de que abandonó pronto sus estudios elementales, su pasión por el toreo fue la que marcó su destino. Al igual que muchos otros aspirantes en esa época, Eduardo inició su aprendizaje en tientas y capeas en las cercanías de Madrid, en medio de la dureza que caracterizaba a los inicios de los toreros en esos años. La dureza de la vida en el mundo taurino y las difíciles condiciones de la época no fueron impedimentos para que «Llaverito» se decidiera a dar el salto al ruedo profesional.
Logros y contribuciones
Desde sus primeros pasos, Eduardo mostró una gran destreza en el manejo del capote y la muleta, así como una habilidad especial para la ejecución de las banderillas. Su primer gran paso fue unirse a la cuadrilla de su hermano Cayetano Leal Casado, quien, a pesar de no haber alcanzado la misma fama que otros matadores de la época, permitió que el joven Eduardo debutara oficialmente. En septiembre de 1894, Eduardo Leal estrenó su primer traje de luces en la plaza de toros de Valladolid, como banderillero.
El joven torero aspiraba a ser matador de toros por sus propios méritos, por lo que pronto abandonó la cuadrilla de su hermano y se unió a otras como la de los matadores conocidos como «Conejito» y «Bernalillo». Fue en 1895 cuando se presentó por primera vez como espada en la plaza del Puente de Vallecas, en Madrid. En este evento, demostró su notable habilidad, superando incluso a su hermano Cayetano Leal Casado en el manejo de las suertes fundamentales del toreo.
Su destreza y su arte en el ruedo fueron reconocidos rápidamente, lo que lo llevó a cruzar el océano Atlántico para probar suerte en México. En tierras aztecas, Eduardo Leal no solo se consolidó como matador de toros, sino que también obtuvo la oportunidad de recibir la alternativa el 25 de julio de 1897 en la plaza de Monterrey, de manos del torero sevillano Antonio Escobar y Mellado (conocido como «El Boto»). Este fue el primer paso en un proceso de consolidación de su carrera en Hispanoamérica.
En 1898, Eduardo Leal regresó a España para intentar imponer su estilo ante la exigente afición española. Sin embargo, en su primera actuación en Madrid tras su regreso, el 24 de julio de 1898, no logró el reconocimiento esperado. Fue en este momento que la suerte de Eduardo Leal parecía irse desvaneciendo, tal como le había sucedido a su hermano Cayetano Leal Casado.
Momentos clave de su carrera
A pesar de los altibajos en su carrera, Eduardo Leal continuó luchando por hacerse un lugar en la historia del toreo. Uno de los momentos más significativos de su vida taurina fue el 9 de septiembre de 1904, cuando Cayetano Leal Casado volvió a otorgarle la alternativa en la plaza de San Martín de Valdeiglesias, Madrid. En este emotivo evento, «Llaverito» se doctoró oficialmente, lidiando y matando a un toro denominado «Murciano». Esta ceremonia representó la consolidación de su carrera como matador de toros, a pesar de las dificultades y los fracasos previos.
A lo largo de su carrera, Eduardo Leal continuó su trayectoria en tierras mexicanas, donde gozaba de un mayor prestigio que en su propio país. Durante varios años, se presentó en diferentes plazas de América Latina, especialmente en México, y continuó siendo una figura relevante en el toreo. En 1915, su nombre aún se anunciaba en las plazas de Venezuela, donde su arte seguía siendo apreciado.
Relevancia actual
La figura de Eduardo Leal Casado, o «Llaverito», no es solo la de un torero de su tiempo, sino que representa un eslabón más en la rica y extensa historia de la tauromaquia en España y América. Aunque su carrera no alcanzó las alturas de otros toreros contemporáneos, su legado como miembro de una dinastía de toreros sigue siendo relevante para los estudios sobre la evolución de la tauromaquia en el siglo XIX y XX. A través de sus contribuciones, «Llaverito» continúa siendo recordado como uno de los grandes exponentes de la familia Leal, que mantuvo viva la tradición taurina en una época de grandes transformaciones en el mundo del toreo.
Lista de eventos clave en la carrera de Eduardo Leal Casado («Llaverito»):
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1894 – Debut oficial en la plaza de toros de Valladolid como banderillero.
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1895 – Primera actuación como espada en la plaza del Puente de Vallecas, Madrid.
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1897 – Recibe la alternativa en la plaza de Monterrey, México, de manos de Antonio Escobar y Mellado.
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1898 – Confirmación de la alternativa en México, en la plaza de toros de la Ciudad de México, por Juan Jiménez Ripoll.
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1904 – Segunda alternativa en España, otorgada por su hermano Cayetano Leal en la plaza de San Martín de Valdeiglesias, Madrid.
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1915 – Últimas apariciones en Venezuela, continuando su carrera en América Latina.
En resumen, Eduardo Leal Casado («Llaverito») no solo fue un matador de toros, sino también un representante de una saga familiar que perduró a través de generaciones. Su nombre, ligado al toreo de su época, sigue siendo un referente en la historia de la tauromaquia.
Bibliografía
– COSSÍO, José María de. Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). (2 vols.).
MCN Biografías, 2025. "Eduardo Leal Casado («Llaverito»): (1875-?) Un matador de toros con legado familiar". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/leal-casado-eduardo [consulta: 13 de junio de 2025].