Huáscar. Emperador inca (ca. 1491-1532).
Decimosegundo soberano inca nacido en fecha desconocida en las proximidades de Cuzco y muerto en 1532, posiblemente en Antamarca. Hijo de Huayna Capac y hermano de Atahualpa, con éste libró una gran guerra civil durante los años de la penetración española en Perú.
Era hijo de Huayna Cápac y de su segunda esposa y prima, la Coya Rahua Ocllo, y nació en una casa de recreo próxima a Cuzco adonde solía acudir el Inca para descansar. Su nombre era Inti Cusi Hualpa, que significa ‘Sol de alegría’. El de Huáscar se le impuso por una ceremonia ordenada por su padre para celebrar su nacimiento; dicha ceremonia consistió en que más de 200 orejones o indios nobles realizasen una danza en la plaza principal de Cuzco (Huacaypata), sosteniendo en alto una cadena de oro de 350 pasos. La cadena o soga, “huasca”, con eslabones tan gruesos como un puño, dio nombre a este Inca.
Huáscar representó la tradición inca frente a su hermano Atahualpa. Vivió siempre en Cuzco, rodeado de sacerdotes y nobles, mientras su padre Huayna Capac gobernaba en Tomebamba y educaba a su hijo Atahualpa. Cuando Huayna Cápac enfermó de muerte designó su heredero a un hijo llamado Ninan Cuyuchi y a Huáscar en segundo lugar. Ninan murió (posiblemente de la misma epidemia de viruela que su padre) y Huáscar fue elegido Inca en 1527, tras fallecer Huayna Cápac. La nobleza y el clero acudieron a Cuzco para rendirle homenaje, pero su hermano Atahualpa le envió un mensaje político, y comenzó a reclutar tropas con el pretexto de tener que someter a los rebeldes huancavilcas. Huáscar no receló nada hasta que le hicieron ver que había una conspiración para matarle y que los preparativos de Atahualpa no eran para someter a los huancavilcas, sino para atentar contra él y quitarle el trono. Ordenó entonces una purga en su corte para desenmascarar a los conspiradores. Mando matar a un hermano y un tío comprometidos, y trató con mucha dureza a los orejones que habían acudido a Quito para los ceremoniales fúnebres de Huayna Cápac. Algunos de éstos fueron sometidos a tortura para que revelaran los planes de Atahualpa. Emprendió luego algunas reformas religiosas que ocasionaron un gran descontento, como ordenar que se representase a Viracocha con la imagen del sol, suprimir las panacas y el culto a los Incas difuntos. Incluso se burló de las acllas o vírgenes del sol, permitiendo que unos bailarines las violaran durante una fiesta efectuada en Pomapampa. Fue un mal momento para reformas, pues su hermano Atahualpa se había proclamado Inca en Quito. La división del Imperio era ya una realidad, con dos capitales, Tomebamba y Cuzco, dos Incas, Huáscar y Atahualpa, y dos mundos; el de la tradición y el de las muevas conquistas.
Huáscar conminó a su hermano Atahualpa a presentarse en la Corte, pero este último se limitó a responder enviándole a Cuzco unos emisarios con regalos, lo que enfureció al Inca. Huáscar mandó matar a varios de éstos y envió a los restantes de regreso con unos trajes femeninos para su hermano. Sobrevino luego la guerra civil. Huáscar contaba con todo el aparato bélico incaico, pero Atahualpa poseía un ejercito experimentado y mandado por unos generales veteranos, como eran Chacuchima, Quizquiz y Rumiñahui. Los cuzqueños atacaron Tomebamba, pero no pudieron apresar a Atahualpa. Las acciones siguieron continuamente, y Huáscar se puso al frente de sus tropas. El encuentro se realizo en Cotabamba, junto al río Apurimac. El primer día de la batalla fue favorable a las tropas de Huáscar, pero al siguiente el general Chalcuchima derrotó a sus oponentes, capturó a Huáscar y ocupó la capital. Atahualpa se encontraba entonces en Cajamarca y obró cruelmente, desoyendo los consejos de sus generales, pues mandó ejecutar todos los miembros de la familia adictos a Huáscar, mujeres, niños mayores e incluso muchachos de corta edad.
Se produjo entonces la invasión española. Francisco Pizarro decidió aprovechar la guerra civil existente en su propio beneficio y se dirigió contra Atahualpa, que era el hombre fuerte del Imperio, ya que su hermano estaba prisionero. Atahualpa esperó en Cajamarca a sus enemigos, tanto a los españoles como a su hermano Huáscar, que venía custodiado desde Cuzco. El 15 de noviembre de 1532 se produjo en Cajamarca la batalla de los españoles contra el ejército de Atahualpa. Vencieron los europeos y el Inca quedó preso. Fue entonces cuando, al parecer, mandó secretamente dar muerte a su hermano, para evitar que se uniera a los vencedores. Realmente el fin de Huáscar se encuentra envuelto en contradicciones. Algunas versiones aseguran que los españoles Hernando de Soto y Pedro del Barca, que se dirigían desde Cajamarca a Cuzco, se cruzaron con él y les ofreció por su libertad el cuádruple de lo que les había prometido Atahualpa por su vida, siendo asesinado posteriormente. Otras aseguran que Huáscar fue hecho prisionero de los españoles, que le hicieron objeto de malos tratos. Agustín de Zárate afirmó que cuando le mataron “le hicieron cuartos y tasajos; no se supo donde lo echaron, y que entre los indios se creía que se lo habían comido de rabia”. El Padre Acosta asegura que lo quemaron, y finalmente hay quienes afirman que su cadáver fue arrojado a las aguas del río Antamarca. Las versiones pizarristas aseguraron que Huáscar fue asesinado por orden de su hermano, lo que sirvió para formularle otro cargo mas en el proceso que se le hizo.
Bibliografía
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