García Carranza, José (1902-1936): La leyenda del torero «Pepe Algabeño»

José García Carranza, conocido en el mundo taurino como Pepe Algabeño, fue una de las figuras más destacadas de la tauromaquia en España en el primer tercio del siglo XX. Nació el 26 de febrero de 1902 en La Algaba, un pequeño pueblo de la provincia de Sevilla, y falleció el 30 de diciembre de 1936 durante la Guerra Civil Española. Su vida estuvo marcada por su dedicación al toreo y su implicación política, una combinación que le valió tanto el reconocimiento como la tragedia. A lo largo de su carrera, Pepe Algabeño pasó de ser un joven promesa a una leyenda, dejando una huella imborrable en la historia de la tauromaquia española.

Orígenes y contexto histórico

José García Carranza nació en una familia con una profunda tradición taurina. Su padre, José García Rodríguez, fue también matador de toros y fue quien le inculcó el amor por el arte de la lidia. Desde pequeño, Pepe Algabeño estuvo rodeado del ambiente taurino en su Andalucía natal, lo que influyó enormemente en su decisión de seguir los pasos de su progenitor. La Andalucía de principios del siglo XX era un hervidero cultural y político, donde las tradiciones, como el toreo, eran parte fundamental de la identidad local.

Con el apoyo de su familia y la influencia del entorno taurino, Pepe Algabeño comenzó su formación como torero. A los 20 años, el 12 de marzo de 1922, debutó en el coso de Valencia, enfrentándose a novillos de la ganadería de Juan Terrones. Su debut fue prometedor, pues al poco tiempo logró ganarse la atención de los aficionados con su toreo característico y su destreza con la espada. Así, rápidamente ascendió en el mundo taurino, comparándose con figuras como Rafael Gómez Ortega («el Gallo») y Juan Silveti («el Tigre de Guanajuato»), quienes fueron testigos de su evolución.

Logros y contribuciones

La carrera de Pepe Algabeño despegó a gran velocidad, y en 1923, solo un año después de su debut, alcanzó la categoría de matador de toros en la plaza de Valencia, donde Rafael Gómez Ortega le otorgó la alternativa. Su confirmación de alternativa se produjo en Madrid en 1924, con el sevillano Manuel Jiménez Moreno («Chicuelo») como padrino, lidiando toros de la ganadería Murube. A partir de ese momento, Pepe Algabeño comenzó a destacarse por su toreo rudo y campero, un estilo que lo conectaba con las tradiciones más antiguas de la tauromaquia, al mismo tiempo que lo hacía un torero efectivo y apreciado por los aficionados.

El año 1924 marcó un hito en su carrera, pues Pepe Algabeño terminó la temporada en el primer puesto del escalafón de matadores, tras haber lidiado 59 corridas de toros. En las siguientes temporadas, su nombre se consolidó como uno de los más relevantes del panorama taurino, aunque su estilo, aunque admirado por su arrobo y eficacia, también fue criticado por su falta de refinamiento. Sin embargo, Pepe Algabeño no se desvió de su estilo rudo y su facilidad para ejecutar la suerte suprema, lo que le permitió mantenerse en la cima del toreo.

A pesar de este éxito, su carrera tuvo altibajos. En 1929, sorprendió a todos al anunciar su retirada temporal de los ruedos, habiendo celebrado 25 corridas esa temporada. A pesar de su retiro, su nombre seguía siendo sinónimo de habilidad con el estoque y de un estilo de toreo visceral que lo distinguía del resto de sus contemporáneos.

Momentos clave

A lo largo de su vida y carrera, Pepe Algabeño vivió varios momentos que definieron su destino y su legado. Uno de los más destacados fue su retorno a los ruedos en 1933, pero bajo una nueva faceta como rejoneador. Aunque su carrera como rejoneador no fue tan destacada como su trayectoria como matador de toros, este regreso le permitió protagonizar una serie de espectáculos notables, como su actuación en Madrid el 13 de julio de 1933, en la que alternó con el gran rejoneador Antonio Cañero y con figuras del toreo a pie como Fermín Espinosa Saucedo («Armillita Chico») y Domingo López Ortega («Domingo Ortega»).

Sin embargo, en 1934, su carrera dio un giro dramático cuando sufrió un atentado en Málaga el 11 de marzo, un ataque motivado por sus inclinaciones políticas, pues Pepe Algabeño era conocido por su apoyo a la derecha española. Aunque logró sobrevivir, este atentado lo alejó de los ruedos durante un tiempo.

El año 1936, con el estallido de la Guerra Civil Española, marcó un punto de inflexión en la vida de Pepe Algabeño. En lugar de mantenerse al margen del conflicto, se alistó en el bando sublevado, donde desempeñó un importante papel como enlace en el ejército franquista. Su habilidad para montar a caballo fue crucial para sus nuevas funciones, y pronto ascendió a cargos de responsabilidad, como el de ayudante de campo del general Queipo de Llano. Durante su tiempo en el frente, aprovechaba los pocos momentos de calma para entrenarse en la doma de caballos y practicar el rejoneo.

Relevancia actual

La figura de Pepe Algabeño sigue siendo recordada en el mundo del toreo no solo por sus logros profesionales, sino también por la mitología romántica que surgió a su alrededor. Fue un torero que, más allá de sus éxitos en la plaza, se convirtió en un personaje popular gracias a su vida llena de aventuras sentimentales, en las que estuvo relacionado con algunas de las damas más importantes de la sociedad de la época. Este componente personal y emocional de su vida fue especialmente destacado por el escritor y experto taurino Néstor Luján, quien lo describió como «todo un caballero, de prestancia novelesca y gran éxito social», pero también lo definió como «un torero basto y campero, que sólo se mantuvo por sus frenéticos estoconazos».

El trágico final de Pepe Algabeño ocurrió el 30 de diciembre de 1936, cuando, mientras cumplía su misión de mensajero en el frente de Córdoba, fue alcanzado por el fuego enemigo y perdió la vida. Su muerte, en el fragor de la Guerra Civil, selló el destino de un hombre que vivió entre el ruedo y la guerra, entre el arte y la política.

Hoy en día, su nombre permanece vivo en la memoria colectiva del toreo, no solo como un gran torero de su tiempo, sino también como un símbolo de una época marcada por los contrastes y las tragedias de la historia española.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "García Carranza, José (1902-1936): La leyenda del torero «Pepe Algabeño»". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/garcia-carranza-jose [consulta: 1 de octubre de 2025].