Duhalde, Eduardo Alberto (1941-2012)


Abogado y político argentino, nacido en Lomas de Zamora (Buenos Aires) el 5 de octubre de 1941 y fallecido el 3 de abril de 2012. Fue gobernador de la provincia de Buenos Aires (1991-1999) y asumió el cargo de presidente de la República el 2 de enero de 2002, tras el efímero mandato de su compañero de partido, el peronista Adolfo Rodríguez Saá, y sólo dos semanas después de la revuelta social que puso fin al Gobierno radical de Fernando de la Rúa.

Finalizó sus estudios de Derecho en 1970 y obtuvo la graduación como abogado y procurador por la Universidad bonaerense, antes de convertirse en profesor de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora para impartir las materias de Instituciones de Derecho Público e Introducción al Derecho. Paralelamente ejerció la abogacía en el Departamento de Asuntos Legales de su localidad natal e ingresó en las filas del Partido Justicialista (PJ). A lo largo de su carrera profesional y política ocupó cargos de alta responsabilidad como la presidencia del Centro de Abogados Peronistas de Lomas, la vicepresidencia del Congreso de Abogados Peronistas de Buenos Aires, la presidencia y la secretaría general de la Mesa de Agrupaciones Peronistas y, en 1971, la presidencia del Partido Justicialista en su ciudad de origen.

Eduardo Duhalde dio sus primeros pasos en la vida pública como concejal de Lomas en 1973, el año en el que Perón recuperaba el poder en la República tras casi dos décadas de exilio. En 1974 asumió la alcaldía de Lomas tras el fallecimiento del primer edil de la localidad y ocupó el cargo hasta el triunfo del golpe militar que en 1976 aupó al poder al general Videla. Duhalde regresó entonces a sus negocios inmobiliarios y a la militancia clandestina en los postulados peronistas.

En 1983 fue elegido intendente de Lomas y en 1987 diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Un año después aceptó el ofrecimiento de Carlos Ménem, entonces gobernador de La Rioja, para acompañarle en la carrera hacia la presidencia en las filas del Partido Judicialista para los comicios del 8 de julio de 1989. El tándem funcionó con éxito y Duhalde se convirtió en el vicepresidente del primer gabinete peronista tras el fin de la dictadura militar. En 1991 abandonó la Casa Rosada para competir por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires y logró un rotundo triunfo electoral con el respaldo de casi el 50% de los votos. Tras las elecciones de mayo de 1995 fue reelegido gobernador y repitió mandato hasta que renunció al cargo para presentar su candidatura, como cabeza de lista del PJ, a las presidenciales de octubre de 1999. Su gestión fue largamente recordada por las obras públicas y la construcción de escuelas y hospitales aunque, tras ocho años como gobernador de Buenos Aires, dejó la provincia en bancarrota y no consiguió solucionar los problemas sustanciales de la ciudadanía. Duhalde, no obstante, responsabilizó del déficit a la política neoliberal del entonces ministro económico, Domingo Cavallo.

Galardonado por las Órdenes de Boyacá (Colombia, 1989), Cruzeiro do Sul (Brasil, 1991), Quetzal (Guatemala, 1991) y Bernardo de O’Higgins (Chile, 1992), en 1992 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Génova (Italia).

Su carrera hacia la presidencia representó una encendida lucha interna en las filas del justicialismo argentino y sentó las bases de una enemistad declarada entre Ménem y Duhalde. Algunas corrientes peronistas se oponían abiertamente a las opciones del gobernador bonaerense y defendían la candidatura del presidente de cara a las elecciones de 1999, lo que hubiera exigido una reforma de la Constitución para salvar la prohibición de optar a un tercer mandato consecutivo. Finalmente, Duhalde fue elegido candidato del PJ a las presidenciales aunque, celebrados lo comicios, fue derrotado por Fernando de la Rúa, líder de la Alianza formada por el Partido Radical (UCR) y el Frepaso (Frente para un País Solidario).

Político enérgico, apodado «el cabezón» por su obstinación demostrada y también por el tamaño de su sesera, regresó a la arena política en las elecciones legislativas de octubre de 2001, donde logró el cargo de senador por la provincia de Buenos Aires. Por entonces, el Gobierno radical atravesaba uno de los peores momentos de su gestión, acosado por la deuda externa, la crisis económica y el descontento social. Al borde de la quiebra financiera, De la Rúa integró en su gabinete al ex ministro Cavallo pero sus medidas económicas y bancarias, encaminadas a paliar la falta de liquidez, fueron contestadas con manifestaciones masivas en las calles del país. En un clima de revuelta social, el Gobierno radical cayó en la madrugada del 20 de diciembre y volvieron a desatarse las luchas internas en el peronismo para elegir al candidato que debía ocupar el poder. El elegido fue Adolfo Rodríguez Saá, gobernador de la provincia de San Luis pero, una semana después, perdió todos los apoyos iniciales y tuvo que presentar su dimisión.

Los líderes justicialistas escogieron entonces a Duhalde para encabezar el Gobierno de salvación que debía concluir el mandato presidencial hasta diciembre de 2003, interrumpido tras la caída de Fernando de la Rúa. Duhalde se comprometió a cumplir su mandato y a no presentarse a la reelección. Con el difícil reto de recomponer la estructura política e institucional del país, envuelto en una severa crisis económica y social, Duhalde tomó posesión del cargo presidencial el 2 de enero de 2002 con un discurso marcado por la prudencia en el que anunció la devaluación del peso como primera medida para frenar la crisis. Tras una década de paridad fija con el dólar, impuesta por la Ley de Convertibilidad menemista de 1991, la moneda nacional argentina perdió un 30% de su valor frente a la divisa estadounidense.

Las calles volvieron a contestar la política financiera del nuevo Gobierno con una sonora «cacerolada» durante la noche del 12 de enero, horas después de que el equipo económico de Duhalde, liderado por Jorge Remes Lenicov, anunciara que se mantendría la congelación de los depósitos en los bancos. La medida, conocida popularmente como «corralito», había sido adoptada por el ex ministro Cavallo para limitar la retirada de fondos y evitar la evasión masiva de capital y fue una de las causas de las revueltas sociales que provocaron la caída de los dos Ejecutivos anteriores.

Las protestas contra las restricciones financieras no remitieron en los meses siguientes y, en la primavera, el ministro económico anunció un nuevo plan encaminado, una vez más, a evitar que la retirada de fondos de los bancos hundiera el sistema financiero del país. El proyecto de ley, que preveía canjear los depósitos retenidos en el «corralito» por bonos de deuda pública, levantó profundas divergencias en las filas del peronismo y de la oposición radical y le costó el cargo al titular del ministerio. Remes Lenicov presentó su dimisión el 23 de abril y, tras él, el Gabinete al completo puso sus cargos a disposición del presidente. Para salvar la crisis, Duhalde anunció un giro importante en su política económica así como una amplia remodelación en el Gobierno y suscribió con los poderosos líderes justicialistas un plan de salvación, basado en las demandas del FMI, para poner en marcha la recuperación del país en un plazo de noventa días. Roberto Lavagna fue nombrado nuevo ministro de Economía.

Entretanto, un amplio sector de la población continuaba padeciendo los efectos de la devaluación del peso, la subida de precios y el acelerado empobrecimiento de las familias. Agrupaciones de parados y jubilados, organizados en torno al llamado Bloque Piquetero Nacional, y grupos sindicales de izquierda organizaron para el 26 de junio una jornada de protesta contra el plan económico del Gobierno y las exigencias del FMI, que concluyó con sonados incidentes en Buenos Aires, donde la policía se empleó a fondo con los manifestantes. Dos jóvenes murieron, noventa resultaron heridos y cerca de 200 fueron detenidos. La violenta represión policial despertó nuevamente la indignación social y miles de argentinos ocuparon las calles de las principales ciudades del país para exigir la dimisión de Duhalde.

Debilitada aún más su legitimidad política después de los graves incidentes del inicio del verano, el presidente anunció el adelanto de las elecciones a marzo de 2003, cuando los comicios estaban previstos para el mes de septiembre. Finalmente, la fecha se retrasó hasta el 27 de abril. Por otro lado, la fuerte división interna en el seno del justicialismo convirtió en inviable la presentación de una única lista electoral y fueron tres los candidatos peronistas que pugnaron por la presidencia de la República: Néstor Kirchner -gobernador de Santa Cruz y favorito de Duhalde- y los ex presidentes Rodríguez Saá y Carlos Menem. Como aventuraban los sondeos, ninguno de los aspirantes logró la mayoría suficiente en la primera vuelta y Kirchner y Menem quedaron emplazados para disputarse la jefatura del Estado en una nueva elección. La retirada de Menem de la contienda días antes de la consulta dejó sin obstáculos el camino para que el 25 de mayo de 2003 Duhalde colocara a Néstor Kirchner la banda presidencial.

La fractura en el seno del peronismo se prolongó durante meses y en el verano de 2005 una juez federal ordenó la intervención del PJ para poner fin a la situación de «acefalia» que mantenía el principal partido del país. La tarea de reconciliación se adivinaba ardua, más aún tras las elecciones legislativas de octubre en las que los argentinos concedieron su respaldo mayoritario al Frente Para la Victoria (FPV) del presidente Kirchner en detrimento del oficialista PJ, controlado por Duhalde.