Casado López, Segismundo (1893-1968)
Militar republicano español, nacido en Nava de la Asunción (Segovia) en 1893 y muerto en 1968. La vocación castrense le vino de su padre, militar profesional. Segismundo Casado inició sus estudios militares en la Academia de Caballería de Valladolid, los cuales finalizó en 1911. Más tarde, en 1918, ingresó en la Escuela Superior de Guerra. Ascendió al rango de capitán tan solo un año después. Realizó sus prácticas para obtener el diploma de Estado Mayor en distintos destacamentos de Madrid, Marruecos y Navarra. Volvió a su Arma de Caballería en 1923, desde donde se le encomendó el mando de algunos regimientos. En 1929 obtuvo el rango de comandante. Un año más tarde fue nombrado profesor de táctica de la Escuela Superior de Guerra en la que antes había estudiado.
Con la proclamación de la República y la reforma militar de Azaña, en 1931, Segismundo Casado perdió su empleo, a pesar de ser un republicano convencido. Pronto fue reincorporado al aparato militar del Estado. En 1935 ocupó el cargo de jefe del escuadrón de la escolta presidencial. Cuando se produjo la sublevación del 18 de julio de 1936, seguía siendo el encargado de la seguridad del presidente de la República. Casado acompañó a Azaña desde el palacio de El Pardo hasta Madrid, para evitar un más que probable atentado del regimiento de Transmisiones, que se había sumado al golpe militar. El gobierno de Largo Caballero le incorporó rápidamente como miembro del Estado Mayor.
Fue ascendido al rango de teniente coronel. Durante la Guerra Civil Casado fue el encargado de organizar las incipientes Brigadas Mixtas, cimiento del Ejército Popular. Estas brigadas fueron entrenadas y encuadradas en Albacete entre octubre y noviembre de 1936. De noviembre de ese mismo año a junio de 1937, Casado ocupó el puesto de Jefe de Operaciones del Estado Mayor Central. Posteriormente fue nombrado Inspector General de Caballería y Director de la Escuela Popular del Estado Mayor (junio-julio de 1937). De julio a septiembre de ese año mandó al XVIII Cuerpo de Ejército, para después encabezar el XXI Cuerpo de Ejército (septiembre-octubre). De nuevo en ese mes volvió a su antiguo puesto de Inspector General de Caballería, que ocupó hasta marzo de 1938. Su siguiente destino fue la Jefatura del Ejército de Andalucía (marzo-mayo 1938). El 17 de mayo de ese año fue ascendido a coronel y se le encomendó la dirección del Ejército del Centro, en sustitución del general Miaja.
Su actuación a partir de ese momento se centró en la defensa de Madrid. Tuvo una participación decisiva en las batallas de Madrid, Jarama, Brunete, Belchite (segunda) y Extremadura. En 1939 las perspectivas de victoria republicana eran muy escasas. Contrario a la opinión del presidente Negrín de aguantar hasta el final, Casado, de acuerdo con otros oficiales de menor relevancia, trató de lograr una paz negociada con los sublevados. Entre sus objetivos parece que estaba la posibilidad de que, una vez terminada la guerra, los militares profesionales republicanos pudieran integrarse en las filas del ejército franquista sin merma de sus rangos. La noche del 5 al 6 de marzo de 1939 decidió alzarse contra el que era legítimo gobierno republicano, creando el Consejo Nacional de Defensa. Este consejo era una especie de gobierno provisional compuesto por personajes como el socialista Julián Besteiro, Wenceslao Carrillo o el general Miaja, el más laureado militar republicano.
A partir de ese momento se produjo una guerra interna entre las tropas republicanas. La mayoría de las guarniciones republicanas estaban formadas en esos momentos por comunistas que decidieron marchar hacia Madrid para combatir al consejo de Casado. Éste tenía su apoyo más firme en una división dirigida por el militante anarquista Cipriano Mera. Los leales a Casado triunfaron sobre los comunistas. La república aún contaba con medio millón de soldados y la cuarta parte del territorio español. Pero la división interna iba a terminar de decantar la guerra a favor de los franquistas. Su pírrico triunfo permitió al Consejo Nacional de Defensa iniciar negociaciones con el gobierno fascista de Burgos. El resultado de las conversaciones fue nulo, ya que los rebeldes, seguros de su triunfo, sólo aceptaban una rendición incondicional del ejército republicano.
Casado no tuvo más remedio que aceptar la situación y prepararse para la derrota. Ante la inminente entrada de las tropas del general Franco en Madrid, partió hacia Valencia y de allí prosiguió hacia el puerto de Gandía, donde tomó un barco que le condujo a Marsella (Francia). Pasó su exilio en Gran Bretaña, Venezuela y Colombia. En 1961 decidió regresar a España. A su vuelta, tuvo que enfrentarse a un consejo de guerra en el que resultó absuelto de los cargos que se le imputaban, aunque en ningún caso se le permitió reintegrarse en el ejército. Su esperanza de conseguir una pensión por sus méritos y grado militar se vio disipada en 1966. Segismundo Casado falleció dos años después, en 1968. Antes de morir editó Así cayó Madrid, libro de memorias con el que trató de justificar sus decisiones durante la defensa de la capital.
Una vez terminada la guerra, la figura de Segismundo Casado fue muy denostada, tanto por los historiadores de uno y otro bando, como por los comunistas. Se le ha acusado de pasividad ante el avance franquista. Sin embargo, durante los dos primeros años de la guerra, Casado López trató denodadamente de evitar la caída de Madrid.
Bibliografía
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CASADO LÓPEZ, Segismundo. Así cayó Madrid: último episodio de la guerra civil española. Madrid, 1968.
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PRESTON, Paul. La Guerra civil española, 1936-1939. Madrid, 1986.