Francisco Largo Caballero (1869-1946): Líder sindicalista y político español clave en la historia de la Segunda República
Francisco Largo Caballero (1869-1946): Líder sindicalista y político español clave en la historia de la Segunda República
Francisco Largo Caballero fue uno de los grandes nombres del sindicalismo y la política en España, destacando por su lucha en favor de los derechos de los trabajadores y su influencia en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Unión General de Trabajadores (UGT). Nacido en Madrid en 1869, su vida estuvo marcada por su inquebrantable compromiso con las clases obreras y su constante batalla por la mejora de sus condiciones laborales y sociales. Fue una figura destacada durante los momentos más turbulentos de la historia de España, incluyendo la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la Segunda República, y la Guerra Civil Española, siendo presidente del Gobierno de la República entre 1936 y 1937. A continuación, exploramos los orígenes, logros y momentos clave de la vida de Largo Caballero, un hombre cuya historia sigue siendo de vital importancia para entender la política española del siglo XX.
Orígenes y contexto histórico
Francisco Largo Caballero nació en Madrid el 15 de febrero de 1869 en el seno de una familia modesta, lo que lo obligó a empezar a trabajar a una edad temprana. A los nueve años, comenzó su aprendizaje como estuquista, un oficio que más tarde definiría su vida profesional. La separación de sus padres lo forzó a una independencia prematura, lo que cimentó su carácter y determinación. A los 21 años, en 1890, se afilió a la Unión General de Trabajadores (UGT), un sindicato socialista que luchaba por los derechos de los obreros, y tan solo cuatro años más tarde, en 1894, se unió al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La época en la que Largo Caballero comenzó su carrera estuvo marcada por importantes transformaciones sociales y políticas en España. La Revolución Industrial ya había comenzado a cambiar la estructura económica del país, y con ella, las condiciones de vida de los trabajadores. En este contexto, los movimientos obreros comenzaron a ganar fuerza, lo que permitió que líderes como Largo Caballero tuvieran una influencia decisiva en el rumbo del socialismo español. Desde muy temprano, mostró su habilidad para la organización y la lucha sindical, lo que le permitió alcanzar puestos de relevancia en el movimiento obrero.
Logros y contribuciones
A lo largo de su vida, Francisco Largo Caballero tuvo un impacto significativo tanto en el sindicalismo como en la política española. En 1904, fue nombrado vocal obrero del Instituto de Reformas Sociales, y al año siguiente, en 1905, fue elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid. Estos primeros pasos en la política le dieron una base sólida sobre la que construir su futuro. Sin embargo, su mayor contribución llegó en 1918 cuando fue elegido Secretario General de la Unión General de Trabajadores (UGT), puesto que ocupó durante dos décadas. Su liderazgo en la UGT marcó un antes y un después en la historia del sindicato socialista español, lo que consolidó su figura como uno de los líderes más influyentes de su tiempo.
En cuanto a su postura política, Largo Caballero defendió la independencia del movimiento sindical respecto a las organizaciones comunistas, una postura que generó importantes tensiones dentro del movimiento obrero internacional. En 1919, participó en el Congreso de Berna de la II Internacional, donde defendió que la UGT no debía adherirse a la III Internacional ni seguir los postulados del comunismo. Esta postura quedó reflejada en el Congreso de la UGT de 1922, donde se rechazó toda vinculación con los comunistas, lo que consolidó la UGT como un sindicato socialista reformista, alineado con el PSOE y con la II Internacional.
Momentos clave
Durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, Largo Caballero pasó por varios momentos clave que definieron su carrera. En 1917, fue uno de los principales impulsores de la huelga general, lo que le valió ser detenido y condenado a pena de muerte, aunque esta pena fue conmutada por cadena perpetua. A raíz de su implicación en la huelga, fue elegido diputado en las elecciones de 1918, lo que permitió que, en 1924, ingresara al Consejo de Estado como representante obrero. Durante la dictadura de Primo de Rivera, Largo Caballero adoptó una postura pragmática, participando en el sistema político bajo el régimen, aunque en 1927 comenzó a distanciarse de él al negarse a participar en la Asamblea Nacional.
El periodo más crucial en la vida política de Largo Caballero llegó con la proclamación de la Segunda República en 1931, de la que fue uno de los grandes defensores. En este momento, el PSOE y la UGT comenzaron a alinear sus estrategias con los movimientos republicanos y de izquierda. En 1932, Largo Caballero fue elegido presidente del PSOE y de la UGT, desplazando a su anterior líder, Besteiro. Su lucha se radicalizó aún más, lo que llevó a la UGT a una postura más izquierdista. Durante los disturbios de octubre de 1934, que se produjeron como respuesta a la entrada de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) en el gobierno, Largo Caballero se ganó el apodo de «Lenin español», un título que reflejaba su inclinación por la revolución social.
Sin embargo, tras la derrota en los sucesos de octubre de 1934, Largo Caballero se vio obligado a dimitir como presidente del PSOE en 1935, aunque continuó ejerciendo una gran influencia en la política española desde su posición en la UGT.
La Guerra Civil y el exilio
La Guerra Civil Española, que estalló en 1936, marcó el punto culminante de la carrera política de Largo Caballero. En septiembre de ese mismo año, fue elegido presidente del gobierno del Frente Popular, un gobierno que combinaba fuerzas republicanas, socialistas y anarquistas. En este contexto, Largo Caballero asumió también la cartera de la Guerra, liderando el esfuerzo bélico de la República. No obstante, la presión de los comunistas y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1937 provocó su dimisión como presidente del gobierno, lo que reflejó las tensiones dentro del propio bando republicano. Tras la caída de Cataluña en 1939, Largo Caballero se exilió a Francia, donde, tras ser detenido por la policía de Vichy, fue enviado al campo de concentración alemán de Oranienburg, del que fue liberado en 1945 por las tropas soviéticas.
Una vez liberado, regresó a Francia y se reincorporó al PSOE y la UGT en el exilio, impulsado por otros líderes del movimiento obrero como Llopis y Trifón Gómez. Sin embargo, su salud se vio gravemente afectada por los años de prisión y sufrimiento, y Francisco Largo Caballero falleció en París en 1946, dejando un legado imborrable en la historia del socialismo y el sindicalismo español.
Relevancia actual
El legado de Francisco Largo Caballero sigue siendo de gran importancia en la historia política y sindical de España. Su figura, como defensor de los derechos de los trabajadores y como líder en momentos clave de la historia contemporánea del país, sigue siendo estudiada y debatida. Su papel en la creación de la Segunda República y en la defensa de la misma durante la Guerra Civil, así como su influencia en el movimiento sindical, lo consolidan como uno de los personajes más relevantes del siglo XX en España. Sin lugar a dudas, la figura de Largo Caballero sigue siendo fundamental para comprender los orígenes de los movimientos sociales y políticos que marcaron el rumbo de la historia reciente de España.
Bibliografía:
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«Presente y futuro de la Unión General de Trabajadores de España» (obra más conocida de Francisco Largo Caballero).
MCN Biografías, 2025. "Francisco Largo Caballero (1869-1946): Líder sindicalista y político español clave en la historia de la Segunda República". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/largo-caballero-francisco [consulta: 28 de septiembre de 2025].