José Nicolás de Azara (1730-1804). El diplomático ilustrado que defendió los intereses de España en Roma y París

Figura destacada del siglo XVIII español, José Nicolás de Azara encarnó el ideal del hombre ilustrado, comprometido con la política, la cultura y el conocimiento. Diplomático brillante, humanista, coleccionista y protector de las letras, tuvo una actuación decisiva en momentos clave de la historia europea, desde la expulsión de los jesuitas hasta la negociación con el naciente poder napoleónico. Su influencia fue crucial tanto en la Santa Sede como en la Francia revolucionaria, dejando una huella profunda en la diplomacia y la cultura de su tiempo.

Orígenes y contexto histórico

Nacido en Barbuñales, una pequeña localidad de Huesca, en 1730, José Nicolás de Azara creció en una época marcada por las luces de la Ilustración y los primeros síntomas de una Europa convulsa. Su educación inicial se desarrolló en un entorno humanista que fomentó su pasión por los libros, el arte y la política. Pronto, su talento le llevó a ocupar el cargo de bibliotecario en el Colegio de San Salvador de Oviedo, lo que marcó el inicio de su contacto con el mundo intelectual y le permitió cultivar un gusto refinado por la literatura clásica.

Durante el reinado de Carlos III, un monarca especialmente identificado con el pensamiento ilustrado, Azara ascendió rápidamente en la administración pública. Fue designado oficial de la Secretaría de Estado y, poco tiempo después, agente general de España ante la Santa Sede, uno de los puestos diplomáticos más delicados e influyentes del momento.

Logros y contribuciones

En su papel de agente en Roma, José Nicolás de Azara jugó un rol protagónico en varios eventos históricos. Uno de los más destacados fue su intervención en la expulsión de los jesuitas de España, medida que simbolizó la lucha de la monarquía ilustrada contra el poder eclesiástico tradicional. Su capacidad de negociación y su firmeza fueron determinantes en ese proceso, reflejando tanto su lealtad a la Corona como su sintonía con los ideales ilustrados.

Además, fue un personaje clave en la elección del papa Pío VI, negociando con gran habilidad los apoyos necesarios para su nombramiento. Esta elección fortaleció temporalmente las relaciones entre España y el Vaticano, consolidando su prestigio como diplomático.

Azara también se enfrentó a los desafíos derivados de la expansión militar de Napoleón. Cuando el entonces general francés avanzó hacia Roma, fue él quien logró contenerlo mediante la firma del armisticio de Bolonia, evitando así una intervención más violenta en la capital papal. Esta maniobra diplomática demostró su pericia negociadora y su capacidad para actuar en momentos críticos.

Más adelante, fue nombrado embajador de España ante el Directorio francés, etapa durante la cual sostuvo una estrecha relación con Napoleón, quien le profesó una profunda amistad. Aunque una intriga en la corte española provocó su retirada temporal, Azara fue restituido en el cargo durante el Consulado, una etapa decisiva en las relaciones hispano-francesas.

Uno de sus logros más significativos en esta etapa fue su participación en la firma del Tratado de Amiens (1802). Gracias a su intervención, logró anular los tratados de comercio previamente establecidos entre España y Reino Unido, los cuales eran considerados ruinosos para la economía española. Este acto consolidó su reputación como defensor de los intereses nacionales en medio de un complejo escenario internacional.

Momentos clave

A lo largo de su trayectoria, José Nicolás de Azara protagonizó varios hitos relevantes, tanto diplomáticos como culturales:

  • 1767: Participa activamente en la expulsión de los jesuitas del territorio español.

  • 1775: Facilita la elección del papa Pío VI como representante de los intereses españoles.

  • 1796: Logra que Napoleón firme el armisticio de Bolonia, evitando el saqueo de Roma.

  • 1798: Es nombrado embajador ante el Directorio francés en París.

  • 1802: Firma el Tratado de Amiens, eliminando acuerdos comerciales desfavorables con Inglaterra.

  • 1804: Muere en París antes de poder retirarse definitivamente a Roma.

Relevancia actual

Aunque su nombre ha sido eclipsado por figuras más mediáticas de su época, José Nicolás de Azara representa un ejemplo paradigmático del diplomático ilustrado, hábil en las negociaciones políticas pero también apasionado por el saber y la cultura. Fue un gran mecenas, coleccionista y editor, con una biblioteca personal de más de veinte mil volúmenes, además de una vasta colección de pinturas, esculturas y antigüedades.

Su legado en el ámbito cultural también es notable. Promovió la recuperación de los clásicos mediante cuidadas ediciones de autores como Garcilaso de la Vega, Horacio y Virgilio. Estas ediciones no solo supusieron una contribución a la erudición del momento, sino que también reflejaron su profundo respeto por la tradición literaria grecolatina.

Además, dejó escritos de enorme valor histórico, como un libro de memorias y un extenso epistolario, que permiten comprender no solo su pensamiento político, sino también su sensibilidad estética y su visión de Europa en un momento de transición profunda.

En tiempos actuales, su figura recobra interés como símbolo de un modo de ejercer la política desde la cultura y el conocimiento. En un contexto como el del siglo XXI, marcado por la globalización y los conflictos diplomáticos, el ejemplo de Azara ilustra el valor de la diplomacia ilustrada y del diálogo como herramientas fundamentales para la paz y el desarrollo.

Legado cultural y bibliográfico

Azara no solo fue un servidor del Estado, sino también un protector del arte y las letras. Su biblioteca, que proyectaba llevar a Roma para disfrutarla en su jubilación, es testimonio de su amor por el saber. Asimismo, su colección artística fue una de las más notables del momento, comparable a las de los grandes coleccionistas europeos.

Su actividad como editor y mecenas literario fue fundamental para la difusión del pensamiento clásico en la España ilustrada. Fomentó ediciones rigurosas de autores fundamentales del canon occidental y cultivó una correspondencia activa con escritores, filósofos y artistas del momento.

Entre sus contribuciones más destacadas figuran:

  • Ediciones anotadas y críticas de Garcilaso de la Vega.

  • Traducciones y comentarios sobre las obras de Horacio y Virgilio.

  • Un volumen de memorias personales, fuente indispensable para comprender la política exterior española en tiempos de Carlos III y Carlos IV.

  • Un epistolario amplio que testimonia sus relaciones con figuras clave del pensamiento europeo.

Su muerte en París, a los setenta y tres años, frustró su deseo de retirarse a Roma para dedicarse exclusivamente al estudio y el arte. Sin embargo, su legado como diplomático, humanista y mecenas permanece vigente, siendo una de las figuras más representativas del espíritu ilustrado español.

Bibliografía

OLAECHEA, R., José Nicolás de Azara: literato y mecenas, en Actas del I Symposium de Ilustración Aragonesa, Zaragoza, 1987, págs. 41-88.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "José Nicolás de Azara (1730-1804). El diplomático ilustrado que defendió los intereses de España en Roma y París". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/azara-jose-nicolas-de [consulta: 28 de septiembre de 2025].