Alcolea, Carlos (1949-1992).
Pintor español, nacido en La Coruña en 1949 y muerto en Madrid, en 1992. Es uno de los representantes de la llamada Pintura de los Ochenta o Nueva Figuración Madrileña que se desarrolló en Madrid en la década de los 70 y 80, tras la estela de la recuperación de la pintura que inició en solitario Luis Gordillo y que se conformó como uno de los movimientos pictóricos más estimulantes del arte español de este final de siglo.
Siendo un niño, Alcolea se trasladó con su familia a Sevilla. Hijo de notario, se crió en un ambiente familiar culto y recibió una esmerada educación especialmente en el conocimiento de la música clásica. Durante una larga enfermedad infantil que le retuvo en su casa, hizo un repaso de la nutrida y selecta biblioteca familiar, leyendo entre otros a Proust o Dostoievsky.
En 1967, se instaló en el colegio mayor Alfonso X El Sabio de Madrid para comenzar la carrera de Derecho. Asiduo de los círculos culturales madrileños, entre otros la galería Juana Mordó, ganó un concurso de pintura convocado en su colegio mayor con el que fuera su primer cuadro, de estilo expresionista y abstracto, hecho que le llevó a abandonar la carrera para dedicarse a la pintura. Ese mismo año, 1968, viajó a París y descubrió, a través de unos catálogos, la pintura de David Hockney, Kitaj y Jim Dine; poco después conoció al pintor Luis Gordillo. Este encuentro decisivo con la pintura pop lo resumió el propio artista en una entrevista publicada en Arteguía en 1980: «Hasta ese momento yo había pensado que la pintura era Tapies y las cosas que había visto en Juan Mordó«.
Su primera exposición individual la presentó en la Galería Amadís, en 1971. Es esta galería el primer núcleo de gestación de lo que más tarde se conocería como Pintura de los Ochenta o Nueva Figuración Madrileña, en la tuvieron un importante papel impulsor su director, el crítico de arte Juan Antoni Aguirre y el pintor Luis Gordillo. La galería reunió a un grupo de artistas (inicialmente formado por Carlos Franco, Rafael Pérez Mínguez, Guillermo Pérez Villalta y el propio Carlos Alcolea, a los que se unirían, más tarde, Manolo Quejido y Herminio Molero) que, tomando como referencia la labor que había iniciado en solitario Gordillo, iniciaron una apasionada defensa y recuperación de la pintura como medio artístico, frente a las últimas tendencias dominantes del arte conceptual -sin que deba concluirse por ello que este grupo despreciase estas tendencias, llegando incluso a participar en acciones artísticas o proyectos claramente defendidos dentro del arte conceptual. Este peculiar movimiento pictórico, uno de los más fértiles de la pintura contemporánea española, no tuvo apenas repercusión fuera de nuestras fronteras, a pesar de ser una de las manifestaciones de vuelta a la pintura más interesantes, de mayor calado y calidad artística que se produjo en el panorama internacional.
En esta primera exposición de Alcolea en la galería Amadís aparecieron por primera vez dos temas que serían recurrentes a lo largo de su trayectoria artística, las piscinas -sin duda deudoras de las de su admirado Hockney- y la primera versión del Desnudo Bajando la Escalera de Marcel Duchamp (artista admirado del que era famosa, entre sus amigos, la exhaustiva bibliografía que había reunido Alcolea). Obtuvo un gran éxito en el entorno artístico en el que se desarrolló su carrera y se sucedieron importantes exposiciones colectivas que mostraron la nueva pintura figurativa, así como dos individuales (a finales de 1971 en la sala Doncel de Pamplona y en la Galería Daniel de Madrid), en las que de nuevo apareció el tema de las piscinas. En 1972 participó en la organización del (ya mítico) congreso de artistas conocido como Encuentros de Pamplona.
En 1974 se inauguró la galería Buades que, bajo la dirección de Mercedes Buades, tomó el relevo de la Galería Amadís en la promoción de los artistas de la Nueva Figuración Madrileña, con una exposición conjunta de Carlos Alcolea y Carlos Franco. A partir de entonces y durante lo que restaba de la década de 1970 y toda la década de 1980, expuso regularmente en esta galería que reunió en su torno a los críticos Juan Manuel Bonet, Francisco Rivas y Ángel González que, además del ya citado Juan Antonio Aguirre, fueron artífices de una gran labor de difusión de este movimiento pictórico. La galería Buades publicó una revista homónima que reunió importantes textos de Alcolea y relativos a su obra. En ese mismo año viajó a Nueva York; en éste y en sus viajes a posteriores a esta misma ciudad, París o Milán, engrosó su colección de catálogos de artistas que tuvieron una decisiva influencia tanto en su obra como en las de los artistas de su entorno, que a menudo pasaban las horas en su estudio admirando su biblioteca, compuesta no solo de libros de arte. Para entonces, este grupo de pintores se había ganado el apodo de los insoportables, por su costumbre, animada sobre todo por la personalidad excéntrica de Rafael Pérez Mínguez, de aparentar ser sumamente exquisitos en todo, pero especialmente en la elección de sus materiales de pintura, con la consiguiente irritación de sus interlocutores que en palabras de Alcolea: «(a pesar de ser) todo mentira, pura pose…apretaban los dientes y se iban«.
En 1975 inauguró en Buades la exposición individual titulada Queens of London, en la que se presentó el cortometraje Extensiones de Carlos Alcolea realizado por Baldomero Concejo y Nacho Criado en torno a su obra. A esta exposición siguieron las de 1978, donde presentó su libro Gray Book, editado por la galería, y la de 1979 que mostró algunos de sus cuadros más importantes, como Matisse de día / Matisse de noche o Mickey Mouse. El laberinto.
En 1980, año en que apareció en su obra un nuevo tema, Los Borrachos, el Museo Español de Arte Contemporáneo le dedicó una exposición retrospectiva, que reunió su obra más importante: entre otros, algunos cuadros de piscinas, dos versiones del Desnudo Bajando una Escalera o los cuadros titulados Las Gafas y La república. Ese mismo año editó, bajo el sello Francisco Rivas Editor, su libro Aprender a nadar.
En 1986 realizó una exposición individual de pintura en la galería La Cúpula (Madrid) y no volvió a realizar una exposición de este tipo hasta finales de 1991, en la galería Gamarra y Garrigues (Madrid).
En septiembre de 1992, tras haber realizado su última exposición individual en la galería Miguel Marcos de Zaragoza, murió en Madrid a la edad de 43 años, a causa de una grave afección renal, fatalmente acrecentada por una tardía y voluntaria inclinación al alcohol; aunque quizá la verdadera clave de su muerte prematura hay que buscarla en una frase suya: «Como todo, la pintura mata«, que resume sus veinte años de apasionada entrega a la pintura, en unos tiempos en que los pintores no lo tenían nada fácil.
Su obra, siempre asociada a la figura de Luis Gordillo y Hockney, no puede considerarse una mera continuación de las propuestas de éstos. Su influencia es solo un punto de partida para desarrollar un tipo de pintura distinto. Con Gordillo compartía muchos de sus mecanismos de creación, entre otros el psicoanálisis como catalizador de la creación artística; pero Alcolea invirtió el proceso pictórico de Gordillo, creando espacios ilusionistas donde se movían sus personajes, frente a los espacios generados exclusivamente a partir del plano pictórico de Gordillo. También, de algún modo, invirtió la pintura de Hockney: ambos compartían su capacidad de narración, de hacer verosímiles sus escenas cotidianas, pero mientras el pintor inglés se recreaba en la imagen privada hasta el punto de transmitir al espectador la sensación de contemplar algo impúdico, los personajes de Alcolea se exhiben de forma divertida y -quizá por ello- inquietante.
Todas las influencias que se pueden rastrear fácilmente al analizar su pintura, cualquiera de sus muchas referencias, cultas o privadas, a la historia de la pintura o a la imaginería pop, dejan de tener importancia ante la contemplación de sus cuadros; meticulosamente ejecutados a base de capas de pintura acrílica semiopacas, introducen al espectador en su juego narrativo, construido a partir de una cierta pose de pura habilidad pictórica, que, por otra parte, no poseía, y una construcción casi matemática. Son pintura-pintura (expresión acuñada en esos años y que no agradaba mucho a este artista) que surge ante el espectador como si nada parecido hubiese ocurrido nunca.
Este artista dejó a su muerte una estela casi mítica entre quienes le conocieron, que acompaña a la pintura de los ochenta y que posiblemente no ha contribuido a una valoración general de su figura en sus justos términos, como uno de los pintores más importantes del panorama contemporáneo español.
En 1992 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas a título póstumo.En 1997, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le dedicó una exposición antológica, acompañada del catálogo razonado de su obra y la reedición facsímil de su libro Aprender a nadar.
Su obra puede contemplarse en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (Matisse de día / Matisse de noche, 1977), el Museo de Navarra o el Museo Municipal de Madrid (El pintor y su modelo, 1974), y forma parte de algunas de las más importantes colecciones privadas de pintura españolas.
Escritos
Gray Book, Madrid, 1978.Aprender a nadar, Madrid, 1980.Ed. facsimil del bloc 1991-1992. Carlos Alcolea. Madrid, 1993.»La verdadera Historia del Llanero Solitario», EL PASEANTE, número 2, Madrid, 1986.»Dar la vuelta a la manzana», EL PASEANTE, número 5, Madrid, 1987.»Poco tiempo lleva tardar tanto», SUR EXPRES, número 12, Madrid, 1988.
Bibliografía
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ALAMINOS, E. Catálogo Exposición: Carlos Alcolea, Galería Buades, Madrid, 1978.
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AGUIRRE, Juan Antonio, Catálogo Exposición: Carlos Alcolea, Museo Español de Arte Contemporáneo, Madrid, 1980.
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BONET, Juan Manuel: «Uno de los grandes «, ABC, Madrid, 21 de Septiembre, 1992.
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BULNES, P. Catálogo Exposición: Carlos Alcolea, Galería Buades, Madrid, 1979.
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CALVO SERRALLER, Francisco: «La muerte de Alcolea deja a la figuración madrileña sin una de sus figuras clave», EL PAÍS, Madrid, 21 de septiembre, 1992.
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FERNÁNDEZ CID, Miguel: «Presentado un facsímil de un libro de notas y dibujos de Carlos Alcolea», DIARIO 16, Madrid, 29 de Mayo, 1993.
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GÓMEZ DE LIAÑO, Ignacio, Catálogo exposición: Alcolea «Hermas (A Carlos Alcolea)», Galería Columela, Madrid, 1988.
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GÓMEZ DE LIAÑO, Ignacio y GONZÁLEZ, Ángel, Catálogo Exposición: Carlos Alcolea, Galería Gamarra y Garrigues, Madrid, 1991.
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GONZÁLEZ, Ángel y BONET, Juan Manuel. Catálogo Exposición: ‘Carlos Alcolea’, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid, 1997. (Este catálogo contiene el catálogo razonado de la obra de Alcolea, así como una bibliografía exhaustiva sobre el pintor).
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GORDILLO, Luis.: «Razón de una muerte», ABC, Madrid, 21 de Septiembre, 1992.
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NAVARRO, J. en Catálogo Exposición: «El espadachín contra la telaraña» Alcolea. Salón de los 16, Barcelona, 1989.
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UTRAY, Javier. Catálogo Exposición: «Metamorfosis de Mickey Fenix», Alcolea, Galería La Cúpula, Madrid, 1986.