Manuel Ruiz Zorrilla (1833–1895): El líder progresista y republicano de la España del siglo XIX
Manuel Ruiz Zorrilla nació el 22 de mayo de 1833 en el municipio de Burgo de Osma, en la provincia de Soria. En aquella época, España atravesaba una época de agitación política y social, marcada por luchas entre facciones conservadoras y liberales, así como por la inestabilidad que provocaba la monarquía de Isabel II. La sociedad española se encontraba profundamente dividida entre los moderados, que defendían un gobierno más centralizado y autoritario, y los progresistas, que abogaban por un sistema más liberal, representativo y participativo. Este contexto enmarcaría la vida y las decisiones de Ruiz Zorrilla, quien se orientaría hacia el progresismo y, más tarde, hacia el republicanismo.
La familia de Ruiz Zorrilla, perteneciente a una clase media acomodada, no tenía vínculos directos con la nobleza, pero sí gozaba de una posición estable que le permitió acceder a una buena educación. Comenzó sus estudios en la localidad natal, pero fue en la Universidad Central de Madrid donde desarrolló su formación académica, inicialmente centrada en la carrera de Derecho. A lo largo de sus años de formación, se fue familiarizando con las ideas políticas del momento, especialmente las relacionadas con el liberalismo progresista, un movimiento que buscaba la ampliación de los derechos civiles y la modernización del país.
Durante sus años de formación universitaria, Ruiz Zorrilla se acercó a las ideas de grandes pensadores y políticos liberales, como el Partido Progresista de Francisco Pi y Margall, y las corrientes que defendían la soberanía nacional y el derecho del pueblo a gobernarse a sí mismo. Este período de maduración ideológica sería clave para su futura carrera política. Aunque al principio no destacaría por una postura radical, su crecimiento como líder estaría marcado por su determinación y su capacidad para comprender las tensiones de su tiempo.
Primeros pasos en la política: la Milicia Nacional y su carrera parlamentaria
La carrera política de Manuel Ruiz Zorrilla comenzó en 1856, cuando se unió a la Milicia Nacional en Soria. En este contexto, participó activamente en la oposición al desarme de esta institución, un proceso que consideraba como una medida reaccionaria que atentaba contra los intereses de los sectores más liberales de la sociedad española. Fue en este momento cuando empezó a forjar su reputación como líder progresista, comprometido con los ideales de la libertad y el republicanismo, lo que lo llevaría más tarde a dar el salto al Parlamento.
En 1858, a los 25 años, Ruiz Zorrilla alcanzó un hito importante en su carrera al ser elegido diputado por la provincia de Soria. Esta victoria fue un reflejo de su capacidad de liderazgo y de su habilidad para conectar con los sectores progresistas que buscaban un cambio en la estructura política de España. Durante su mandato, Ruiz Zorrilla se alineó con el Partido Progresista de Práxedes Mateo Sagasta, un movimiento que se oponía al moderantismo del general O’Donnell y a las tendencias absolutistas de la reina Isabel II. A lo largo de su carrera parlamentaria, Ruiz Zorrilla se destacó por sus discursos vibrantes y sus interpelaciones al gobierno, posicionándose como un firme defensor de la soberanía nacional y de la voluntad popular.
Uno de los aspectos que definió su postura fue su relación con las ideas democráticas y la convicción de que la política debía basarse en los derechos naturales del hombre. Mientras los demócratas de la época luchaban por una democracia directa, basada en el sufragio universal, los progresistas de Ruiz Zorrilla apostaban por una evolución gradual hacia un sistema más inclusivo, pero sin comprometer el orden público. Esta distinción ideológica marcaría la diferencia entre su grupo político y otros movimientos contemporáneos.
La Revolución de 1868 y el exilio: El Pacto de Ostende
La relación de Ruiz Zorrilla con la reina Isabel II fue especialmente tensa. Desde sus primeras intervenciones políticas, se mostró vehemente en su oposición a la monarquía, viéndola como un obstáculo para la transformación democrática que España necesitaba. Este conflicto culminó en su participación activa en el pronunciamiento de 1866 en el cuartel de San Gil, a las órdenes del general Juan Prim. A raíz de este levantamiento, Ruiz Zorrilla se vio forzado a abandonar el país y exiliarse, una experiencia que fortalecería su determinación política.
El 16 de agosto de 1866, Ruiz Zorrilla participó en el Pacto de Ostende, un acuerdo histórico entre progresistas y demócratas que perseguía la destitución de Isabel II. Este pacto no solo fue un acto de oposición a la reina, sino también una tentativa de construir un frente común para convocar Cortes constituyentes, cuyo propósito era decidir el futuro político de España mediante un sistema basado en el sufragio universal. Junto a Ruiz Zorrilla, figuras como el propio Prim, Sagasta, Becerra y Carlos Rubio firmaron este acuerdo, marcando un punto de inflexión en la política española.
El retorno de Ruiz Zorrilla a España se produjo en 1868, durante el periodo conocido como La Gloriosa, una revolución que derrocó a Isabel II y permitió el ascenso de los liberales al poder. En el primer gobierno provisional de Francisco Serrano, Ruiz Zorrilla fue nombrado ministro de Fomento, cargo desde el cual promovió importantes reformas que modernizaron aspectos fundamentales del país.
Las reformas de Ruiz Zorrilla en el ministerio de Fomento
Como Ministro de Fomento, Ruiz Zorrilla implementó una serie de reformas significativas que reflejaron su visión progresista y su compromiso con la modernización de España. De entre sus iniciativas, destaca la promulgación de la libertad de la enseñanza en todos los niveles educativos, un avance crucial que marcó la apertura de nuevos horizontes para la educación en España. Además, controló los bienes artísticos de la Iglesia, lo que representó un desafío directo a la autoridad eclesiástica, y promovió la creación de bolsas de comercio para estimular el desarrollo económico.
Entre sus reformas también se incluyó la supresión de la Facultad de Teología, dejando la enseñanza religiosa a cargo de los seminarios, una medida que le valió tanto admiración como duras críticas, especialmente de los sectores conservadores. Además, impulsó el desarrollo de la ciencia y la tecnología a través de la creación de sociedades científicas y escuelas de arte y oficios, buscando una formación más práctica que respondiera a las necesidades de la agricultura y la industria.
La política de la Restauración: La crisis de la monarquía y la lucha interna
La presidencia del Congreso y la muerte de Prim
Con la elección de Amadeo de Saboya como rey de España en 1870, la monarquía parecía haber encontrado un nuevo curso. Sin embargo, la situación política se complicó rápidamente. Manuel Ruiz Zorrilla, que seguía defendiendo la monarquía, presidió el Congreso de los Diputados y fue uno de los principales apoyos de Amadeo, junto a figuras como Juan Prim. Sin embargo, la política en torno al nuevo rey pronto se vio marcada por conflictos internos que debilitaban la estabilidad del gobierno.
La muerte de Prim en 1870 fue un golpe devastador para los progresistas y un punto de inflexión en la historia política de España. Prim, que había sido uno de los más grandes líderes liberales, no solo había sido un fuerte defensor de la monarquía de Amadeo, sino también el hombre que había unido a diversas facciones dentro del liberalismo. Su asesinato dejó a los progresistas huérfanos de su liderazgo, lo que dio paso a divisiones internas dentro de su propio movimiento, y entre los seguidores de Ruiz Zorrilla y Práxedes Mateo Sagasta. La desaparición de Prim también favoreció la confusión en el Palacio Real, pues el rey intentó jugar a la estrategia de crear un sistema de alternancia de partidos, lo que llevó a un caos político.
El fracaso del reinado de Amadeo de Saboya
A pesar de los esfuerzos de Ruiz Zorrilla para consolidar la monarquía de Amadeo, la situación política continuó deteriorándose. En 1872, después de varios intentos fallidos de reconciliar las diferentes facciones, Amadeo se vio incapaz de sostener su trono y renunció el 11 de febrero de ese año. Con la abdicación de Amadeo de Saboya, España entró en una nueva etapa de incertidumbre política que llevaría a la proclamación de la Primera República.
Ruiz Zorrilla, como uno de los principales defensores de la monarquía, quedó desorientado ante la abdicación. A pesar de ser uno de los principales aliados del rey en su gobierno, la renuncia de Amadeo de Saboya obligó a Ruiz Zorrilla a replantear su futuro político. Si bien en su juventud había sido monárquico, los eventos políticos de los últimos años comenzaron a cambiar su visión, y pronto se inclinó hacia el republicanismo.
La transformación ideológica: El paso hacia el republicanismo
A partir de 1874, Ruiz Zorrilla dio un giro ideológico decisivo al unirse a la causa republicana. El golpe de Estado de Pavía y la posterior restauración de la monarquía borbónica bajo Alfonso XII marcaron el fin de la experiencia republicana. No obstante, Ruiz Zorrilla y otros destacados políticos republicanos comenzaron a percibir que el sistema monárquico ya no era viable, sobre todo ante el dominio absoluto de la Restauración. En un cambio radical de posición, se declaró públicamente republicano, abogando por un sistema de gobierno basado en los principios democráticos y en la soberanía popular.
En agosto de 1874, Ruiz Zorrilla se exilió nuevamente a Francia. En París, se unió a otros destacados republicanos como Nicolás Salmerón y Francisco Pi y Margall, quienes compartían su convicción de que España necesitaba un cambio de régimen. Durante este periodo de exilio, Ruiz Zorrilla se dedicó a organizar conspiraciones con la intención de derrocar la monarquía y restaurar la República. Sin embargo, sus esfuerzos se verían frustrados una y otra vez debido a la falta de un liderazgo efectivo y a las constantes disputas internas en el movimiento republicano.
El fracaso de las revoluciones: Conspiraciones y levantamientos
La conformación del Partido Reformista Republicano
En 1876, Ruiz Zorrilla y Nicolás Salmerón fundaron el Partido Reformista Republicano en un intento por estructurar de manera más sólida las fuerzas republicanas en el exilio. El movimiento, sin embargo, carecía de la cohesión necesaria para desafiar eficazmente el poder del gobierno español. A pesar de las buenas intenciones, los republicanos radicales seguían siendo una minoría, lo que dificultaba su lucha contra la Restauración borbónica.
El partido organizó varios intentos de levantamiento militar en territorio español. Uno de los más significativos tuvo lugar en Aragón, Cataluña y el País Vasco en 1877, pero fracasó debido a la falta de unidad en la dirección del movimiento. El liderazgo de Ruiz Zorrilla, aunque reconocido, no tenía la capacidad de aglutinar el apoyo necesario de las fuerzas militares, y las divisiones dentro del partido republicano condujeron a un fracaso tras otro.
La lucha por la República: La segunda conspiración y la escisión del partido
A pesar de los fracasos, Ruiz Zorrilla continuó luchando por la instauración de un gobierno republicano en España. En 1880, junto a Martos y otros republicanos, formó el Partido Progresista Democrático, y en 1883, se produjo otro intento de levantamiento, esta vez en Badajoz y La Seo de Urgell, así como en Santo Domingo de la Calzada. Nuevamente, el intento de insurrección fue un completo fracaso, lo que provocó más desilusión en el movimiento republicano. En este período, la figura de Ruiz Zorrilla comenzó a desdibujarse en medio de la creciente desunión entre los republicanos y su incapacidad para consolidar una alternativa política viable.
Los últimos años de vida: Retiro y muerte
El retorno a España: Años de reflexión
A pesar de los fracasos de las insurrecciones republicanas y la creciente división interna de su movimiento, Manuel Ruiz Zorrilla continuó con su actividad política en los últimos años de su vida. El periodo de la Restauración estaba consolidándose bajo el liderazgo de Sagasta y la regencia de María Cristina, y España vivía bajo un sistema político de alternancia de partidos en el que la monarquía de los Borbones se mantenía firme. Sin embargo, Ruiz Zorrilla seguía convencido de que España necesitaba una transformación profunda, una República basada en los principios democráticos.
Desde 1892, Ruiz Zorrilla abandonó la lucha armada en favor de un enfoque más parlamentario para conseguir sus objetivos republicanos. Junto a otros republicanos moderados, como Francisco Pi y Margall y José María Esquerdo, fundó la Unión Republicana, un partido que buscaba integrar diversas corrientes del republicanismo español en un esfuerzo por desafiar la Restauración. Aunque sus intentos de influir en la política nacional eran limitados, Ruiz Zorrilla siguió activo y continuó siendo una figura importante dentro del círculo republicano.
Salud deteriorada y renuncia a la política activa
A pesar de su renovada actividad política, la salud de Ruiz Zorrilla se había deteriorado considerablemente. La muerte de su esposa, María Barbadillo, en 1893 le afectó profundamente, lo que contribuyó a su decisión de retirarse de la política activa. A pesar de su constante lucha por un cambio en España, su salud y la frustración ante la falta de apoyo popular para sus ideas republicanas lo llevaron a reconsiderar su postura.
En 1895, ya con más de 60 años, Ruiz Zorrilla anunció su retirada definitiva de la política mediante una carta publicada en el diario liberal El País. En ella, explicaba su decisión irrevocable de alejarse de la vida pública, y este anuncio desencadenó una serie de reuniones dentro de su partido para elegir un nuevo líder. La renuncia de Ruiz Zorrilla provocó una escisión en el Partido Progresista, dividiéndolo entre la izquierda, liderada por Alejandro Lerroux y Esquerdo, y la derecha, en torno a figuras como Muro y Sol.
Últimos días en Villajoyosa
Tras su retiro de la política, Ruiz Zorrilla se trasladó a la localidad de Villajoyosa, en la provincia de Alicante, donde vivió los últimos meses de su vida. Durante este tiempo, estuvo alejado de la agitación política que había marcado su vida. Su salud siguió deteriorándose, y las dificultades que enfrentó en los últimos años de su vida reflejaban la soledad de un hombre que había luchado incansablemente por sus ideales, pero que no había logrado ver cumplida su visión de una España republicana.
Manuel Ruiz Zorrilla murió el 13 de junio de 1895 en Burgos, a la edad de 62 años, tras haber recorrido un largo camino lleno de luchas políticas, exilios, conspiraciones y frustraciones. Su figura fue en su tiempo muy discutida, y su legado como líder republicano se consolidó, aunque de manera póstuma, como un símbolo de la resistencia a la monarquía y de la lucha por una España más democrática.
El legado de Manuel Ruiz Zorrilla
Manuel Ruiz Zorrilla fue una figura clave en la política española de la segunda mitad del siglo XIX. Su carrera estuvo marcada por su firme oposición al sistema monárquico, su defensa de los principios progresistas y su eventual transformación en un líder republicano. Aunque no logró instaurar el régimen republicano que deseaba, sus esfuerzos contribuyeron al desarrollo de un pensamiento republicano que más tarde encontraría eco en generaciones posteriores.
A lo largo de su vida, Ruiz Zorrilla intentó abrir nuevas vías para una España más moderna y democrática, promoviendo la educación, las reformas sociales y la ampliación de los derechos ciudadanos. A pesar de los fracasos que marcaron su vida política, su figura es recordada como la de un hombre que luchó por sus ideales, un hombre cuyo compromiso con el cambio y la justicia social permaneció firme incluso cuando las circunstancias parecían estar en su contra.
En el ámbito republicano, su figura perduró como un referente en la lucha contra la monarquía y la defensa de los valores republicanos. Aunque su última etapa estuvo marcada por la decepción y el retiro, el impacto de sus ideas y sus acciones reverberó en la historia política de España durante años, y su influencia puede rastrearse en la evolución de los movimientos republicanos a lo largo del siglo XX.
Manuel Ruiz Zorrilla es recordado no solo como un líder progresista, sino como un hombre que, a pesar de sus derrotas y las tensiones internas que enfrentó, se mantuvo fiel a sus principios y defendió la posibilidad de un país más libre, más justo y más democrático.
MCN Biografías, 2025. "Manuel Ruiz Zorrilla (1833–1895): El líder progresista y republicano de la España del siglo XIX". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ruiz-zorrilla-manuel [consulta: 18 de octubre de 2025].