Francisco Serrano y Domínguez (1810–1885): Un Militar y Estadista en el Corazón de la Historia Española
Francisco Serrano y Domínguez (1810–1885): Un Militar y Estadista en el Corazón de la Historia Española
Orígenes y Formación Militar
Francisco Serrano y Domínguez nació el 17 de diciembre de 1810 en la Isla de León, actualmente conocida como San Fernando, en la provincia de Cádiz, España. Su familia estaba profundamente arraigada en la tradición militar. Su padre, Francisco Serrano y Cuenca, era un destacado militar liberal que llegó a ostentar el grado de mariscal de campo. Esta influencia familiar fue determinante en la formación y elección de carrera del joven Francisco, quien desde temprana edad mostró una inclinación hacia el ámbito castrense.
Su formación comenzó en el Colegio de Vergara, institución en la que recibió los primeros conocimientos académicos antes de ingresar, a la edad de doce años, al Regimiento de Caballería de Sagunto. En este regimiento inició su educación y entrenamiento militares, experiencia que continuó en el Regimiento de Caballería del Príncipe. Posteriormente, se unió al Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras, que se encargaba de vigilar las costas y fronteras del país. Tras completar su formación, Serrano se licenció en octubre de 1830 con el rango de subteniente.
Inicios en la Carrera Militar y la Primera Guerra Carlista
La primera gran prueba de fuego para Francisco Serrano en su carrera militar fue su participación en la Primera Guerra Carlista (1833-1839). Esta guerra civil enfrentó a los liberales, que apoyaban a Isabel II, contra los carlistas, que luchaban por la causa de Carlos María Isidro de Borbón. La Guerra Carlista se convirtió en un campo de pruebas para numerosos militares que, como Serrano, aspiraban a ascender en la jerarquía militar.
Durante este conflicto, Serrano se destacó rápidamente por su valentía y capacidad estratégica. Participó activamente en varias batallas en Cataluña, donde sirvió bajo las órdenes de su propio padre, quien también estaba implicado en la lucha. En particular, su actuación en los sitios de Calaf y Castilseras le valió la Cruz Laureada, una de las distinciones más importantes que se otorgaban a los militares por su heroísmo.
Serrano ascendió de manera meteórica en el escalafón militar. Condecorado con la Cruz de San Fernando y otros méritos, logró el rango de capitán. Su brillantez en el campo de batalla le permitió ganarse la confianza de las altas esferas militares y políticas, lo que le abrió nuevas oportunidades en su carrera.
Desarrollo Político: Primeros Pasos en la Política Española
La influencia de Serrano no se limitó a su faceta como militar. Pronto empezó a involucrarse en la política española, una tradición que continuaría a lo largo de su vida. En 1839, tras la firma del Convenio de Vergara, que puso fin a la Guerra Carlista, Serrano ascendió al rango de coronel y, poco después, fue nombrado brigadier. No solo destacó en el campo de batalla, sino que también comenzó a ejercer una creciente influencia política. Su entrada en la arena política fue formal, al ser elegido diputado por Málaga para las Cortes.
En estos primeros años de su carrera política, Serrano adoptó una postura pragmática. Su ideario político no estaba atado a ninguna ideología fija; más bien se adaptaba a las circunstancias. A lo largo de los años, Serrano demostraba una notable capacidad para cambiar de alianzas y hacer frente a los distintos desafíos políticos que surgían, lo que le permitió mantenerse relevante a lo largo de los años.
Ambición y Pragmatismo Político
Serrano pronto se unió a figuras como el general Ramón María Narváez, el político Luis González Bravo y el propio Baldomero Espartero para desafiar al poder establecido, uniendo fuerzas para acabar con el régimen del general Espartero, que se encontraba al frente del gobierno tras la muerte de Fernando VII. La política de alianzas temporales, en las que se comprometía con los grupos políticos más convenientes en cada momento, se convirtió en una característica distintiva de su carrera.
La ambición de Serrano era evidente. Uno de sus objetivos era suceder a Espartero como líder del país, y su cercanía con la reina Isabel II era un reflejo claro de su creciente poder. La reina, quien en ocasiones estaba al borde de la desesperación por los problemas de su vida marital con Francisco de Asís de Borbón, encontró en Serrano un aliado cercano. Su relación con la monarquía, especialmente con Isabel II, fue clave para su ascenso.
Sin embargo, el creciente poder de Serrano en la corte despertó recelos en otros sectores, como el duque de Sotomayor, que intentaron distanciarlo de la influencia sobre la reina. En 1847, el gobierno moderado logró apartarlo de la corte mediante su nombramiento como capitán general de Navarra, un destino que alejó temporalmente a Serrano de los círculos de poder. No obstante, este intento de marginarlo fracasó y, más tarde, fue nombrado capitán general de Granada, un cargo que también resultó ineficaz, ya que Serrano acabó por retirarse a su finca en Arjona.
El Período de Exilio y Viaje a Rusia
El distanciamiento temporal de la política española le permitió a Serrano salir del país y continuar su formación. En un viaje a Rusia, aprovechó para estudiar la organización militar zarista, lo que reforzó aún más su visión sobre la importancia de un ejército profesional y organizado. Al regresar a España, Serrano retomó su carrera política con renovados bríos. En 1854, se unió a la Revolución de 1854, que buscaba la restauración del poder de Espartero, y poco después asumió la Dirección General de Artillería.
A nivel personal, Serrano también experimentó cambios significativos. En 1856, contrajo matrimonio con su prima, Antonia Domínguez Borrell, hija de los condes de San Antonio. A pesar de su matrimonio, su ambición política no flaqueó y siguió buscando oportunidades para consolidar su poder dentro del sistema político español.
Renovación de su Carrera Política: Revolución de 1854 y la Unión Liberal
A mediados de la década de 1850, la situación política en España se encontraba en un período de agitación, con los gobiernos moderados luchando por mantener el control frente a los avances de las fuerzas progresistas. Francisco Serrano aprovechó esta coyuntura para consolidar aún más su poder. En 1854, se unió a la Revolución que buscaba la vuelta de Espartero al poder, un paso que consolidó su liderazgo en la política española. La revolución de 1854 tuvo como resultado la caída del gobierno moderado y la instauración de un régimen más favorable a los intereses del progresismo.
Durante este período, Serrano pasó a ocupar la Dirección General de Artillería, una posición clave dentro del ámbito militar, donde demostró sus capacidades organizativas. Su figura se consolidó como un referente tanto en el campo militar como en la política. Además, su pragmatismo continuó siendo evidente: no dudó en apoyarse en las facciones más convenientes según la situación, una característica que marcaría su carrera a lo largo de los años.
A partir de 1856, Serrano se convirtió en uno de los principales impulsores de la Unión Liberal, un movimiento que buscaba equilibrar las tensiones entre los liberales moderados y progresistas. Esta organización desempeñó un papel central en la política de la época, y la cercanía de Serrano a sus principios lo colocó como uno de los principales líderes del movimiento.
Durante este periodo, Serrano también asumió la Capitanía General de Cuba (1859-1862), un destino que reflejaba la importancia del militar y estadista en el ámbito internacional. Su estancia en Cuba le permitió adquirir una experiencia valiosa en la administración colonial, aunque también estuvo marcada por las tensiones internas en la isla. Su paso por Cuba consolidó su imagen como un hombre de Estado capaz de manejar distintos escenarios, tanto a nivel nacional como internacional.
El Papel en la Revolución de 1868 y la Regencia
La Revolución de 1868, también conocida como la «Gloriosa Revolución», fue un hito en la historia de España, pues resultó en la destitución de Isabel II. Serrano, una figura clave en la política de la época, tuvo un papel protagónico en este proceso. Su apoyo a la revolución se debió a su descontento con la situación de la monarquía y a su ambición por jugar un papel principal en el futuro político de España.
Tras la caída de Isabel II, Serrano asumió la regencia, asumiendo la presidencia del gobierno provisional. En este período, su pragmatismo político se hizo más evidente que nunca. Intentó ofrecer un gobierno de conciliación que integrara a todos los sectores políticos del país, incluidos unionistas, progresistas y demócratas. No obstante, la situación política española resultó ser más complicada de lo que había anticipado, ya que las tensiones entre las distintas facciones políticas se incrementaron.
Serrano fue consciente de que su posición estaba en constante amenaza. A pesar de los esfuerzos por estabilizar la situación, su regencia se enfrentó a constantes críticas de la oposición. Durante este tiempo, se debatió la posibilidad de la restauración de la monarquía, y Serrano jugó un papel importante en las negociaciones para encontrar un nuevo monarca para el trono español. Su apoyo inicial al duque de Montpensier, aunque finalmente descartado, evidenció una vez más su habilidad para adaptarse a las circunstancias y cambiar de alianzas si era necesario.
El periodo de su regencia concluyó en julio de 1871, cuando Serrano se vio obligado a dimitir debido a la presión de la oposición y la falta de apoyo de las fuerzas políticas que antes lo habían respaldado.
El Fin de la Primera República y el Retorno a la Monarquía Borbónica
El colapso de la Primera República en 1873 fue un acontecimiento clave en la historia de España, y una de las respuestas de Serrano fue tratar de organizar una revuelta en la Milicia Nacional para recuperar el poder. Sin embargo, su intento de provocar un levantamiento republicano fracasó, lo que resultó en su exilio a Biarritz, Francia.
A pesar de su exilio, Serrano no abandonó la política española. Su influencia permaneció vigente, y cuando en 1874 el general Manuel Pavía dio un golpe de Estado que puso fin a la República, Serrano regresó a España y fue elegido presidente del poder ejecutivo. Este nuevo gobierno que lideró Serrano no fue una restauración de la República, sino un intento de establecer una dictadura republicana ultraconservadora, que aunque ambiciosa, no logró estabilizar la situación.
La vuelta de la monarquía borbónica, con Alfonso XII al frente, hizo que Serrano se sintiera menos relevante en el nuevo panorama político. No obstante, su capacidad para adaptarse a las circunstancias lo mantuvo presente en la política española, aunque su influencia disminuyó notablemente.
Últimos Años y Desilusión
En los años siguientes, la figura de Francisco Serrano se fue alejando de la política activa, especialmente después de que la restauración monárquica se consolidara bajo el reinado de Alfonso XII. Aunque inicialmente se mostró dispuesto a colaborar con el nuevo monarca, pronto se desilusionó con su exclusión del poder. Durante la época del turno pacífico, cuando los partidos conservador y liberal alternaban en el gobierno, Serrano militó en el Partido Liberal.
Sin embargo, tras la caída de los conservadores, el rey Alfonso XII no le encargó la formación de un nuevo gabinete, sino que prefirió confiar en el político Sagasta. Esto hizo que Serrano se sintiera despreciado y alejado del centro del poder, lo que lo llevó a formar un nuevo grupo político: la Izquierda Dinástica, que representaba una opción moderada y dinástica dentro del panorama político español.
A pesar de la falta de reconocimiento que sufrió en sus últimos años, la figura de Francisco Serrano continuó siendo relevante en la política española, aunque en un segundo plano. Su muerte, ocurrida el 25 de junio de 1885, coincidió con el mismo día en que se enterraba al rey Alfonso XII, lo que sumó un componente simbólico a su fallecimiento. El legado de Serrano, tanto como militar como político, fue indudable, y su nombre permanece en la historia como una figura clave de los turbulentos años del siglo XIX español.
MCN Biografías, 2025. "Francisco Serrano y Domínguez (1810–1885): Un Militar y Estadista en el Corazón de la Historia Española". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/serrano-y-dominguez-francisco [consulta: 18 de octubre de 2025].