Sergei Lifar (1905-1986): El Legado de un Maestro de la Danza

Sergei Lifar

Sergei Lifar (1905-1986) fue un destacado bailarín, coreógrafo y director artístico ruso, nacionalizado francés, cuya influencia perdura en la historia de la danza clásica. Nacido el 2 de abril de 1905 en Kiev, Ucrania, Lifar se convirtió en una figura esencial de la danza del siglo XX, no solo como intérprete, sino también como un visionario que dejó una huella imborrable en la evolución del ballet. Su carrera estuvo marcada por su vínculo con los Ballets Russes de Diaghilev, su labor como director en la Ópera de París y sus contribuciones como escritor y pedagogo.

Orígenes y Contexto Histórico

Sergei Lifar creció en un contexto de grandes cambios históricos. Nacido en Kiev, Ucrania, en una época en la que el Imperio Ruso aún estaba vivo, su vida estuvo marcada por la Revolución Rusa de 1917. A raíz de los eventos revolucionarios, Lifar se exilió a Francia en 1921, lo que marcaría el inicio de su carrera internacional. Su formación inicial comenzó bajo la tutela de Bronislava Nijinska, quien fue una de las grandes maestras de la danza en Europa. Cuando Nijinska dejó Ucrania y se trasladó a Occidente, Lifar continuó su formación con Anna Vorobieva, quien fue su profesora en la Escuela Imperial de Kiev.

En 1923, Sergei Lifar se unió a los Ballets Russes de Diaghilev, una de las compañías más influyentes de la época, que estaba revolucionando la danza clásica. En este entorno, Lifar tuvo la oportunidad de trabajar junto a algunas de las figuras más importantes del ballet, y pronto se destacó por su habilidad y su presencia en el escenario. En 1924, alcanzó el estatus de solista, y a partir de 1925 se convirtió en el primer bailarín de la compañía. Su talento le permitió estrenar una serie de ballets clave que se convertirían en parte de su legado artístico.

Logros y Contribuciones

La Era de los Ballets Russes de Diaghilev

Durante su tiempo en los Ballets Russes de Diaghilev, Lifar fue parte fundamental en la creación de una nueva era para la danza. Bajo la dirección de Sergei Diaghilev, Lifar estrenó obras esenciales del repertorio clásico y moderno, muchas de ellas coreografiadas por figuras como Léonide Massine y George Balanchine. Entre los ballets que Lifar interpretó y contribuyó, destacan:

  • Les Fâcheux (1924) y Le Train Bleu (1924), ambos de Bronislava Nijinska.

  • Zéphire et Flore (1925), Les Matelots (1925) y Le Pas d’Acier (1927) de Léonide Massine.

  • Apollon Musagète (1928) y Le Fils Prodigue (1929) de George Balanchine.

Además, Lifar realizó su primera coreografía para la compañía con Le Renard (1929), una pieza acompañada de la música de Stravinsky.

El paso de Lifar por los Ballets Russes de Diaghilev fue un punto culminante en su carrera, no solo por las oportunidades que le ofreció para brillar como intérprete, sino también por el contacto directo con compositores revolucionarios como Stravinsky, quien tuvo un impacto profundo en su arte.

El Ascenso en la Ópera de París

En 1929, Lifar fue nombrado bailarín étoile y asumió el cargo de director artístico de la Ópera de París, donde dejó su marca en la danza clásica de Occidente. En este período, Lifar estrenó y coreografió numerosos ballets para la compañía, muchos de los cuales reflejaban su evolución artística. Entre los más destacados se incluyen:

Aunque sus años en la Ópera de París fueron fructíferos, también estuvieron marcados por controversias, especialmente al final de la Segunda Guerra Mundial. Fue acusado de colaborar con oficiales alemanes durante la ocupación nazi, lo que afectó su reputación y su carrera en Francia. A pesar de ello, Lifar continuó su labor como coreógrafo y bailarín en diferentes partes de Europa.

Momentos Clave

El Regreso y la Evolución

Después de su salida de la Ópera de París, Lifar se unió al Nouveau Ballet de Monte Carlo en 1944, donde continuó su trabajo como coreógrafo y bailarín principal. En este período, creó algunas de sus obras más importantes, como:

  • Aubade (Poulenc, 1946).

  • Salomé (R. Strauss, 1946).

  • Nautéos (Leleu, 1947).

  • Pavane pour une Infante Défunte (Ravel, 1947).

En 1947, regresó a la Ópera de París como director artístico, pero no pudo volver a bailar hasta 1949. Durante este tiempo, Lifar siguió desarrollando nuevas coreografías, como Les Mirages (Sauguet, 1947) y Zadig (Petit, 1948), consolidándose como un maestro en su campo.

El Último Acto

El último papel que Lifar interpretó en un escenario fue en el ballet Giselle en 1956. Aunque ya no bailó después de esa fecha, su influencia como director artístico continuó hasta 1958. En estos últimos años, Lifar creó varias coreografías, como:

  • Septuor (Lutèce, 1950).

  • Blanche-Neige (Yvain, 1951).

  • Romeo y Julieta (Prokofiev, 1955), donde Lifar interpretó el papel de Fray Lorenzo.

Reconocimientos y Legado

Además de su trabajo en la danza, Sergei Lifar fue un prolífico escritor. Entre sus más de veinte libros destacan títulos como La Danse (1938), Traité de Danse Académique (1949) y su autobiografía Ma Vie (1965). Lifar también fue un profesor de danza reconocido y fundó en 1957 la Universidad de la Danza.

Su trabajo fue galardonado con numerosos premios, incluidos la Medalla de Oro Carina Ari en 1974, que le fue entregada por la princesa Cristina de Suecia, en reconocimiento a su contribución a la danza y su salvaguarda de los Archivos Internacionales de la Danza de París durante la Segunda Guerra Mundial.

Relevancia Actual

La figura de Sergei Lifar sigue siendo fundamental para comprender la evolución del ballet en el siglo XX. Su paso por los Ballets Russes de Diaghilev, su influencia en la Ópera de París y su extensa obra escrita lo convierten en una referencia clave para la danza contemporánea. A través de su coreografía, Lifar no solo perfeccionó las técnicas del ballet clásico, sino que también introdujo innovaciones que aún influyen en la danza moderna.

Su legado como bailarín, coreógrafo y pedagogo sigue vivo, no solo en las obras que creó, sino también en la manera en que la danza es enseñada y percibida hoy en día. Su enfoque disciplinado y su capacidad para fusionar la técnica con la expresión artística dejaron una marca indeleble en la historia de la danza.

Bibliografía

  • La Danse (1938)

  • Traité de Danse Académique (1949)

  • Ma Vie (1965)

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Sergei Lifar (1905-1986): El Legado de un Maestro de la Danza". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/lifar-sergei [consulta: 18 de octubre de 2025].