Francisco Hernández Girón (1510-1554). El rebelde que desafió a la Corona española
Francisco Hernández Girón, nacido en
Cáceres en 1510 y ajusticiado en Lima en 1554, fue un destacado
conquistador español cuyo nombre quedó grabado en la historia de la
conquista de América. Participó activamente en las campañas de
expansión de la Corona y en las guerras civiles que siguieron,
destacando por su espíritu de rebelión contra las injusticias que
percibía dentro del nuevo orden colonial. Su historia encarna el
conflicto entre las aspiraciones de los conquistadores y las rígidas
normas impuestas por la Corona española, siendo protagonista del último
levantamiento importante contra el dominio real en el Perú virreinal.
Orígenes y contexto histórico
Francisco Hernández Girón nació en
el seno de una familia noble, aunque los rumores de la época sostenían
que era hijo de un caballero de la Orden de San Juan. Su espíritu
aventurero lo llevó a embarcarse hacia América en 1535, formando parte
de la desafortunada expedición de Felipe Gutiérrez a la provincia de
Veragua, en la actual Panamá. La empresa fracasó y, buscando nuevas
oportunidades, Hernández Girón se trasladó al Perú, donde se integró en
la expedición de Lorenzo de Aldana. Este último había sido enviado por Francisco Pizarro
para enfrentarse a Sebastián de Benalcázar, quien, desobedeciendo a las
autoridades, había partido hacia Quito en busca de gloria y riquezas
propias.
Tras participar en la conquista de
Quito, Hernández Girón penetró en el Nuevo Reino de Granada (actual
Colombia), combatiendo a los indígenas páez y yalcones de la
gobernación de Popayán. Sin embargo, las recompensas obtenidas no
colmaron sus expectativas: su renta de 600 pesos le parecía
insuficiente, por lo que regresó al Perú para continuar su carrera como
soldado al servicio de la Corona.
Logros y contribuciones
Hernández Girón sirvió como capitán en las filas del primer virrey del Perú, Blasco Núñez Vela, colaborando activamente en la pacificación del nuevo virreinato y en la aplicación de las controvertidas Leyes Nuevas, que pretendían proteger a los indígenas de los abusos de los encomenderos. En 1546, participó en la decisiva batalla de Añaquito, donde cayó prisionero de Gonzalo Pizarro. Este último, uno de los líderes de la resistencia contra las Leyes Nuevas, decidió perdonarle la vida a cambio de su lealtad.
A partir de ese momento, Hernández
Girón comenzó a distanciarse de la Corona y a forjar su propia agenda
política y militar. Aunque había servido en el ejército realista, sus
expectativas de obtener mayores recompensas no se cumplieron. Tras la
pacificación del virreinato por Pedro de Lagasca, Hernández Girón solo recibió un modesto repartimiento en Sacsahuamán. Como recuerda Garcilaso,
este repartimiento rentaba más de diez mil pesos, pero Hernández Girón
“se quejaba de que no le hubiesen aventajado sobre todos los demás”.
Momentos clave de la rebelión
La insatisfacción generalizada entre los antiguos conquistadores creció tras la muerte del virrey Mendoza y la publicación de la Cédula
del 23 de julio de 1552, que prohibía el servicio personal de los
indígenas. Esta medida afectó especialmente a quienes dependían de la
mano de obra para las actividades agrícolas, ganaderas y mineras.
Aunque la Audiencia intentó suavizar las restricciones, la tensión
entre las autoridades y los encomenderos desembocó en una nueva
revuelta.
El 12 de noviembre de 1553,
Hernández Girón se convirtió en el líder de una rebelión en Cuzco. Con
unos 400 soldados, prendió al corregidor, liberó a los presos y ejecutó
a Baltasar de Castilla y al contador Juan de Cáceres. Bajo el
estandarte de la libertad,
proclamó su ejército como el “Ejército de la Libertad” y se
autoproclamó procurador general y justicia mayor del Reino. Sus
objetivos eran claros: derogar la cédula que prohibía el servicio
personal indígena y eliminar las trabas que afectaban a los
repartimientos. Incluso amenazó con instaurar en el Perú una “Señoría
libre que se gobernase como Venecia”.
Su movimiento recibió pronto el
respaldo de Huamanga y Arequipa, y se sumaron a su causa incluso
esclavos negros a quienes prometió la libertad. La respuesta de la
Audiencia fue la de restablecer temporalmente el servicio personal
indígena, pero Hernández Girón no detuvo su avance hacia Lima.
Listado de momentos clave de la rebelión
-
12 de noviembre de 1553: Inicia la rebelión en Cuzco.
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Proclamación como procurador general y justicia mayor del Reino.
-
Promesa de libertad a los soldados y a los esclavos negros.
-
Propuesta de un gobierno independiente inspirado en la república de Venecia.
-
Derrota del ejército realista en Villacurí (abril de 1554).
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Victoria en Chuquinga (mayo de 1554).
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Derrota en Pucara (octubre de 1554).
-
Captura y ejecución en Lima (diciembre de 1554).
Relevancia actual y legado
La rebelión de Francisco Hernández
Girón constituye un episodio fundamental en la historia del Perú
colonial y en el contexto más amplio de las luchas de poder en el
continente americano. Su levantamiento refleja las profundas
contradicciones que surgieron entre los conquistadores —que se sentían
dueños de un territorio que habían ayudado a someter— y la Corona
española, que buscaba imponer un orden centralizado y mantener su
autoridad absoluta.
Aunque su revuelta duró poco más de trece meses, su impacto fue significativo. La violenta represión
que siguió y la decapitación de Hernández Girón —exhibida públicamente
junto a las cabezas de otros rebeldes como Gonzalo Pizarro y Francisco
de Carvajal— simbolizó el poder implacable de la monarquía española. La
ejecución de Hernández Girón, el 19 de diciembre de 1554, marcó el fin
de una era de grandes levantamientos contra la autoridad real en el
virreinato del Perú.
El caso de Hernández Girón pone de
manifiesto el dilema que enfrentaron los conquistadores: eran soldados
de la Corona, pero también ambiciosos aventureros que exigían
recompensas y reconocimiento por sus esfuerzos. Su figura recuerda que
la historia de la conquista no fue un proceso monolítico, sino un
complejo entramado de intereses enfrentados, promesas incumplidas y
sueños de libertad.
El final trágico de un rebelde
La captura de Hernández Girón fue
seguida de un juicio público en Lima. Fue atado dentro de un serón a la
cola de un rocín y conducido por las calles, mientras un pregonero
anunciaba su traición: “Esta es la justicia que manda hacer Su Majestad a este hombre por traidor a la corona real y alborotador destos reinos…”.
Su decapitación selló el destino de su causa, pero también convirtió a
Hernández Girón en símbolo de la resistencia contra las imposiciones de
la Corona.
La cabeza de Hernández Girón fue expuesta en el rollo de la ciudad, a la derecha de las de Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal, tal y como lo describió Garcilaso el Inca.
Con su muerte terminó el último gran levantamiento de los encomenderos
y soldados que habían contribuido a la fundación del imperio colonial
español en América.
Su rebelión, aunque fallida,
permanece como un recordatorio de las complejas relaciones de poder que
surgieron tras la conquista. Hernández Girón no solo fue un caudillo
rebelde, sino también el reflejo de las tensiones que marcaron la
formación de la sociedad colonial: entre la obediencia a la Corona y el
deseo de libertad e independencia. Su historia, al igual que las de sus
contemporáneos, constituye una pieza esencial para entender el convulso
proceso de consolidación del dominio español en el Nuevo Mundo.
Bibliografía
FERNANDEZ, D. Historia del Perú. Madrid, Editorial Atlas, B.A.E., 1963.
INCA GARCILASO DE LA VEGA. Obras completas de… Madrid, Atlas, 1965, 4 vols.
JUAN CALVETE DE LA ESTRELLA ET ALTER. Crónicas del Perú. Madrid, Atlas, 1963, 5 vols.
MCN Biografías, 2025. "Francisco Hernández Girón (1510-1554). El rebelde que desafió a la Corona española". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/hernandez-giron-francisco [consulta: 30 de septiembre de 2025].