Mary Wigman (1886-1973). La pionera de la danza expresionista alemana

Mary Wigman, nacida como Marie Wiegmann el 13 de noviembre de 1886 en Hannover, Alemania, se erige como una de las figuras más influyentes en la historia de la danza. Su legado como bailarina, coreógrafa y profesora trasciende el paso del tiempo, siendo considerada una de las pioneras del movimiento conocido como Ausdruckstanz o danza expresionista. Esta innovadora corriente, que buscaba expresar las emociones y el sufrimiento humano a través del movimiento, marcó una revolución dentro de la danza moderna, desvinculándola de las convenciones clásicas y musicales del ballet tradicional.
Orígenes y contexto histórico
La historia de Mary Wigman se inserta en un contexto de profundo cambio social y artístico en Europa, especialmente en Alemania, donde las tensiones y la agitación provocadas por la Primera Guerra Mundial fueron propiciando el florecimiento de nuevas formas de expresión artística. La danza expresionista fue una de estas formas, caracterizada por su rechazo a los convencionalismos de la danza clásica y su enfoque en la fuerza emocional del movimiento físico.
Desde muy joven, Wigman mostró un gran interés por las artes y la danza. Inició sus estudios en la Escuela de Jaques-Dalcroze de Hellerau, un centro pedagógico que formó a muchos de los grandes innovadores de la danza de la época. Posteriormente, continuó su formación con el maestro Rudolf von Laban, uno de los pilares de la danza moderna, en Suiza. Laban, que también fue pionero del movimiento expresionista, ejerció una profunda influencia sobre la joven Wigman, quien adoptó su enfoque centrado en el movimiento puro y en la improvisación. Esta colaboración con Laban sería determinante para el desarrollo de su propio estilo coreográfico.
Logros y contribuciones
El arte de Mary Wigman no solo se distingue por su capacidad técnica, sino por su visión innovadora de la danza. En 1914, debutó como bailarina de recital y rápidamente se ganó un lugar destacado en el panorama artístico alemán. Durante la década de 1920, la danza expresionista comenzó a ganar terreno y Wigman se erigió como su principal exponente. Su habilidad para fusionar movimiento corporal, emoción y expresión dramática rompió con los esquemas rígidos del ballet académico.
En 1920, fundó una escuela de danza en Dresde, que rápidamente se convirtió en uno de los centros más importantes para el desarrollo de la danza expresionista en Europa. A la escuela de Wigman acudieron alumnos de la talla de Yvonne Georgi, Hanya Holm, Harald Kreutzberg, Gret Palucca, y muchos otros, quienes más tarde serían grandes nombres dentro del mundo de la danza. Esta escuela se convirtió en un faro para todos aquellos que querían aprender a expresar sus emociones a través del cuerpo y el movimiento.
Entre las piezas más destacadas de su repertorio coreográfico se encuentran Hexentanz I (1914), Schrei (1923), Die Abendlichen Tänze (1924), Raumgesänge (1926), y Visionen (1928), obras en las que exploró temáticas como el misterio, la muerte, el sufrimiento y la trascendencia. Su obra L’Histoire du Soldat (1929) es un ejemplo claro de su enfoque de la danza como medio para transmitir ideas filosóficas y sociales, al incorporar elementos teatrales y de narración.
El estilo único de Wigman también dejó huella en otras corrientes artísticas, influenciando no solo la danza moderna, sino también el teatro y la música de la época. En 1930 y 1931, realizó una exitosa gira por Estados Unidos, donde fundó una nueva escuela de danza en Nueva York, que estuvo dirigida por su discípula Hanya Holm. Esta gira fue fundamental para difundir el movimiento expresionista y la danza moderna a nivel internacional.
Momentos clave de su carrera
A lo largo de su vida, Mary Wigman vivió diversos momentos clave que definieron tanto su carrera como el desarrollo de la danza moderna. A continuación, se detallan algunos de los hitos más importantes:
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1914: Debutó como bailarina de recital.
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1920: Abrió su escuela en Dresde, donde formó a algunos de los bailarines más influyentes del movimiento expresionista.
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1930-1931: Realizó una gira por Estados Unidos y fundó una escuela en Nueva York, que estuvo bajo la dirección de Hanya Holm.
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1935: Publicó su libro Deutsche Tanzkunst (El arte de la danza alemana), en el que desarrolló sus ideas sobre la danza expresionista.
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1947: Estrenó la coreografía Orfeo y Eurídice, una de sus últimas obras más relevantes.
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1955-1958: Continuó innovando con trabajos como Catulli Carmina, Le Sacre du Printemps y Alkestis.
Durante la época del Tercer Reich, la carrera de Wigman sufrió una pausa significativa debido a la presión política del régimen nazi. Su escuela de Dresde fue cerrada, y la coreógrafa se vio obligada a alejarse de la escena pública. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, Wigman regresó a la danza y reabrió su escuela en Leipzig, lo que le permitió retomar su legado artístico.
Relevancia actual
A pesar de las dificultades que enfrentó a lo largo de su vida, el legado de Mary Wigman sigue vivo en la danza contemporánea. Su enfoque en el movimiento libre y expresivo sentó las bases para el desarrollo de la danza moderna y el contemporáneo, influenciando a generaciones de coreógrafos, bailarines y pedagogos. Su trabajo no solo transformó la danza como arte, sino que también propició la integración de nuevas ideas filosóficas, sociales y políticas en el mundo de las artes escénicas.
Hoy en día, las obras de Wigman siguen siendo estudiadas y representadas en todo el mundo, y su escuela y filosofía continúan inspirando a nuevos artistas y coreógrafos. El movimiento Ausdruckstanz, que ella ayudó a definir, sigue siendo una piedra angular del estudio de la danza moderna.
En cuanto a la danza expresionista, su influencia se extiende más allá del escenario de la danza, y se percibe en diversas disciplinas artísticas. El cuerpo como herramienta de expresión emocional sigue siendo un principio clave en muchas de las prácticas artísticas actuales, y las enseñanzas de Wigman siguen siendo fundamentales para la comprensión del lenguaje corporal en el arte contemporáneo.
Mary Wigman no solo cambió la danza, sino que dejó una marca imborrable en la historia del arte, transformando para siempre la manera en que entendemos y experimentamos el movimiento y la expresión humana. Su legado sigue vivo, y su impacto en la danza es tan relevante hoy como lo fue en su época.
MCN Biografías, 2025. "Mary Wigman (1886-1973). La pionera de la danza expresionista alemana". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/wigman-mary [consulta: 29 de septiembre de 2025].