Olavide, Gracia Estefanía de (1744-1775).
Dramaturga y poetisa española, nacida en Lácar (Navarra) el 23 de febrero de 1744, y muerta en Baeza (Jaén) el 28 de septiembre de 1775. Hermana del célebre político reformista Pablo de Olavide, nació del matrimonio en segundas nupcias que había contraído el padre de ambos, don Martín de Olavide, con doña María de Lezaún. El progenitor encomendó a Pablo, que tenía diecinueve años más que Gracia Estefanía, la educación de su hermana (junto con la de un tercer hermano menor, Pedro Esteban), lo que explica la admiración que la escritora profesó al político durante toda su vida. Por su parte, Pablo Olavide mantuvo tan estrechas relaciones con su hermana (a la que, para mayor confusión de todos los que les rodeaban, presentaba siempre como prima), que dio lugar a no pocos comentarios maliciosos en la Corte. A todo ello contribuyó el hecho de que Gracia de Olavide se casara con un íntimo amigo de su hermano mayor, el brigadier Francisco Luis de Urbina, Marqués de la Alameda; y aún más, la extraña circunstancia de que el matrimonio se instalara en la casa madrileña del archiconocido político, visitada por todas las figuras de relieve que poblaban el Madrid de la segunda mitad del siglo XVIII.
La salud de Gracia Estefanía, de naturaleza frágil y quebradiza, se arruinó definitivamente a partir de este matrimonio, del que tuvo un aborto en 1768 y un dificultoso parto en 1772. El nacimiento de su hijo, Pablo María, la sumió en un estado de debilidad que aconsejó su traslado a tierras más cálidas y tranquilas. Instalada, pues, en la casa de campo que la familia Olavide poseía en Baeza (Jaén), falleció allí el día 28 de septiembre de 1775. La muerte de esta joven escritora, muy conocida en los salones intelectuales y artísticos madrileños, dejó su huella de condolencia en grandes figuras de la cultura española de la época, como quedó patente en la triste elegía que, por el luctuoso suceso, compuso Gaspar Melchor de Jovellanos.
Precisamente Jovellanosera uno de los intelectuales recibidos diariamente en los salones de la casa madrileña de los Olavide, en donde Gracia Estefanía desempeñó un papel cercano al de las grandes animadoras culturales del París de la época. Allí se discutió sobre los asuntos políticos, filosóficos, artísticos y teológicos que fueron forjando el espíritu de la Ilustración española, alternando estos debates con frecuentes representaciones dramáticas. El susodicho Jovellanos escribió El delincuente honrado para que fuese puesto en escena en casa de los Olavide, y el propio político reformista tradujo, con idéntico fin, varias obras francesas (Mitrídates y Fedra, de Racine; Zaida, Casandro y Olimpia, y Mérope, de Voltaire; Celmira, de Belloy; Hipermestra y Lina, de Lemierre; y El jugador o estragos que causa el juego, de Regnard). Además, las famosas tragedias de Cándido María Trigueros fueron escritas para ser representadas en las tertulias de los Olavide.
No es de extrañar, pues, que Gracia Estefanía de Olavide participara de esta explosión de creatividad y análisis crítico, para lo que escogió una obra famosísima en su tiempo, la Paulina de Madame de Graffigny. Era ésta una pieza considerada como canónica dentro del género de la comedia sentimental, y sirvió para ilustrar los debates que al respecto se suscitaron entre los contertulios.
Bibliografía
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HORMIGÓN, Juan Antonio (dir.) Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-1994). (Madrid: Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España, 1996).