Manasés (687-642 a.C.): El monarca de Judá que cambió el rumbo del reino
Manasés, rey de Judá (687-642 a.C.), es una de las figuras más controvertidas de la historia bíblica. Su reinado, que comenzó a la edad de doce años, marcó una era de profundas transformaciones religiosas y políticas. Hijo del rey Ezequías y de la reina Hafsi-bah, Manasés ascendió al trono en un contexto de fragilidad política y religiosa, lo que determinó su controversial liderazgo. Este artículo profundiza en su historia, sus logros y su impacto en el reino de Judá, así como en la posteridad de su figura.
Orígenes y contexto histórico
Manasés nació en un periodo complejo para el reino de Judá. Hijo de Ezequías, uno de los reyes más justos y fieles a la tradición del yahvismo, y de Hafsi-bah, su madre, Manasés fue educado bajo un principio de respeto al Dios único, Yahvé. Sin embargo, desde su ascensión al trono, los vientos del cambio soplaron con fuerza, y el joven rey fue influenciado por sus consejeros y por las potencias extranjeras de la época.
Durante los primeros años de su reinado, Manasés tomó decisiones que marcaron un giro drástico respecto a la política religiosa de su padre. Bajo la influencia de sus consejeros, se permitió la tolerancia y promoción de cultos idolátricos, favoreciendo deidades como Baal, Ashtarté y Shamash, cuyas prácticas paganas se adentraron en el reino de Judá. En vez de seguir el camino recto de su padre Ezequías, Manasés introdujo un sincretismo religioso que alteró profundamente la estructura de la sociedad judía.
Logros y contribuciones
A lo largo de su extenso reinado de 55 años, Manasés dejó una huella indeleble en la historia de Judá. Aunque muchos de sus actos fueron condenados por los profetas y cronistas de la época, no se puede negar que su influencia, aunque negativa, tuvo un impacto significativo en el desarrollo del reino.
Uno de los aspectos más polémicos de su reinado fue la inmortalidad de su hijo en honor a Molok. Este acto macabro, consistente en sacrificar a su propio hijo, fue un ejemplo de la profunda desviación de las normas religiosas de la época. El sacrificio humano era una práctica asociada a cultos idólatras que el rey Manasés permitió en su territorio.
Además de su corrupción religiosa, Manasés se vio involucrado en las intrigas políticas de su tiempo. Durante su reinado, el poder de Asiria fue dominante en el mundo antiguo. Enfrentado a las demandas de los reyes asirios, Manasés fue forzado a tributar a Assarhaddón, el monarca asirio, reconociendo la supremacía de esta gran potencia sobre su reino. Sin embargo, los problemas de Manasés no se limitaron a las presiones exteriores.
Momentos clave
A continuación, se detallan algunos de los momentos más significativos del reinado de Manasés:
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Ascensión al trono: Manasés ascendió al trono de Judá a los doce años, lo que marcó el comienzo de un reinado extenso pero problemático.
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Promoción del culto idolátrico: En su reinado, Manasés promovió prácticas idolátricas que incluían sacrificios humanos y adoración a dioses como Baal, Ashtarté y Shamash.
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Confrontación con Asiria: Durante su reinado, Manasés tuvo que someterse al poderío de Assarhaddón, el rey asirio, quien exigió tributo.
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Rebelión y cautiverio en Babilonia: Manasés participó en una rebelión contra Asiria, apoyando a Shamash-shum-ukin de Babilonia en su lucha contra su hermano, el rey asirio Assurbanipal. Esta rebelión lo llevó a ser capturado y llevado cautivo a Babilonia.
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Conversión al yahvismo: Tras ser liberado por Assurbanipal, Manasés experimentó una conversión espiritual, renunciando a las prácticas idolátricas y volviendo al yahvismo, el culto al Dios único. Esta conversión fue un cambio significativo en sus últimos años de reinado.
Relevancia actual
El legado de Manasés sigue siendo debatido entre historiadores y teólogos. Su figura es emblemática de los peligros del sincretismo religioso y la influencia de las culturas extranjeras en los reinos bíblicos. A pesar de sus desaciertos, su conversión final al yahvismo presenta un giro interesante, sugiriendo que incluso los líderes más corruptos pueden experimentar un cambio de corazón.
Además, la Oración de Manasés, incluida entre los Apócrifos del Antiguo Testamento, ofrece una visión introspectiva sobre su arrepentimiento y su anhelo de redención, lo que añade una capa de complejidad a su figura histórica.
La muerte de Manasés y el legado de su hijo
Al fallecer Manasés, su hijo Amón heredó el trono de Judá. Amón, sin embargo, continuó por el camino de su padre, perpetuando las políticas idolátricas. No obstante, la influencia de Manasés y su larga etapa de gobierno dejaron una marca indeleble en la historia del reino de Judá. A su muerte, fue enterrado en el sepulcro del rey Azarías, como muestra de su importancia en la dinastía.
El reino de Judá, que ya había sido golpeado por las decisiones erróneas de Manasés, vivió durante varios años las consecuencias de su reinado. La memoria de este monarca es una advertencia sobre los peligros del poder absoluto, el abandono de los principios religiosos y las tensiones con las potencias extranjeras de la época.
MCN Biografías, 2025. "Manasés (687-642 a.C.): El monarca de Judá que cambió el rumbo del reino". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/manases [consulta: 24 de junio de 2025].