Jeremías (650-580 a.C.).


(Yirmeyah[u] o Ieremías o Hieremías) Profeta hebreo del Antiguo Testamento. Fue hijo de Jilquiyá, de familia sacerdotal, y nació en Anatot, pequeña aldea cercana a Jerusalén. En tiempos del rey Josías fue llamado al profetismo, tarea que desempeñó durante cuarenta años casi exclusivamente en Jerusalén, en donde vaticinó calamidades de todo tipo motivadas por los pecados de Judá. El país vivía entonces un contexto político complejo, pues se hallaba en la órbita política de Asiria y de Egipto (durante los reinados de Joaquím, Joaquín, Sedecías). Políticamente, y a pesar de que Jeremías había sufrido prisión, intentó inclinar al rey Sedecías (Sidquiyyá) hacia los babilonios, en contra de la política filoegipcia que seguían los cortesanos. Esta política fue la causa del sitio y conquista de Jerusalén en el año 586 a.C. por las tropas babilonias de Nabucodonosor II, quien ordenó la deportación del rey, autoridades, artesanos y gran parte del pueblo. Jeremías fue dejado en libertad a pesar de ofrecérsele una vida regalada en Babilonia; prefirió quedarse con su amigo Godolías, instalado éste en Jerusalén por los babilonios como Gobernador. Sin embargo, el asesinato de este príncipe, motivó la huida de Jeremías junto con los asesinos a Egipto, país en donde predijo la suerte de los refugiados y la del propio Egipto. Se ignoran los detalles acerca de sus últimos años, aunque una tradición tardía señala que fue lapidado en Tafnes, a orillas del delta del Nilo. Los escritos atribuidos al profeta son: el Libro de Jeremías, en realidad un conjunto de oráculos y noticias histórico-biográficas, las Lamentaciones, composición que llora la muerte del rey Josías, y la Carta de Jeremías, breve texto unido al último libro de Baruc. También se le atribuyen algunos escritos apócrifos.