Víctor Manuel Hernández Martín (1948-VVVV). El matador zamorano que conquistó el arte taurino

Víctor Manuel Hernández Martín (1948-VVVV), nacido en la localidad zamorana de El Cubo de la Tierra del Vino el 7 de abril de 1948, se erige como uno de los toreros que, con pasión y entrega, buscó la gloria en los ruedos españoles durante las décadas de los sesenta, setenta y principios de los ochenta. Su historia como matador de toros es reflejo de una vida dedicada a la tauromaquia, marcada por su temprano debut y un ascenso constante, aunque finalmente no lograra consagrarse como una gran figura en la historia del toreo.

Orígenes y contexto histórico

La cuna de Víctor Manuel Hernández Martín, El Cubo de la Tierra del Vino, es un pequeño municipio de la provincia de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León, conocido por su rica tradición vinícola y por forjar hombres valientes y trabajadores. En este entorno de laboriosidad y pasión por las raíces, nació y creció Hernández Martín, impregnado desde temprana edad por la afición taurina que caracterizaba a muchas zonas rurales españolas.

A mediados del siglo XX, la tauromaquia vivía una época de esplendor en España. Las plazas de toros se llenaban de fervorosos aficionados que ansiaban presenciar faenas memorables de figuras legendarias como Antonio Ordóñez, Luis Miguel Dominguín o Paco Camino. En este contexto de gran competitividad y exigencia, el joven Víctor Manuel decidió abrazar el arte taurino.

Su decisión de convertirse en torero, tomada siendo apenas un adolescente, refleja la fuerza de la vocación que lo impulsó a adentrarse en un mundo tan duro como apasionante. Desde su debut a los diecisiete años, Víctor Manuel Hernández Martín supo que el ruedo sería su escenario y que la vida de torero exigiría entrega y sacrificio.

Logros y contribuciones

La trayectoria de Víctor Manuel Hernández Martín estuvo marcada por la constancia y el deseo de superación. Tras un periodo de aprendizaje y adaptación a las exigencias del toreo, debutó el 27 de mayo de 1965 en la capital burgalesa. Aquella primera actuación le sirvió para empezar a forjar su nombre en el escalafón de los aspirantes a torero.

En su etapa como novillero, Hernández Martín participó en festejos de escaso relieve, pero imprescindibles para afianzar su técnica y temple en la plaza. El 12 de junio de 1966, dio un paso trascendental al tomar parte en su primera novillada picada en Burgos, consolidando así su camino en la profesión.

Durante la campaña de 1967, Víctor Manuel Hernández Martín actuó en quince festejos en calidad de novillero, enfrentándose a distintos encastes y consolidando su capacidad de lidiar con valentía y técnica. Sin embargo, fue en 1967 cuando alcanzó un logro fundamental: su alternativa como matador de toros.

La alternativa: un momento crucial

El 29 de junio de 1967, en el coso de la Ciudad Condal, Víctor Manuel Hernández Martín vivió uno de los momentos más significativos de su carrera. Fue apadrinado por el afamado espada sevillano Francisco Camino Sánchez, conocido como «Paco Camino», en una tarde en la que completaba el cartel el célebre Manuel Benítez Pérez, «El Cordobés». Durante esta ceremonia, Hernández Martín se doctoró lidiando y dando muerte a estoque a una res perteneciente a la vacada de Sánchez Fabrés.

Este acto marcó su ingreso en la categoría de matador de toros, un título que conlleva no solo prestigio, sino también el reconocimiento de toda la afición taurina.

Momentos clave

La carrera de Víctor Manuel Hernández Martín, aunque no alcanzó la fama de los grandes maestros, estuvo jalonada de momentos clave que definieron su paso por los ruedos. Entre estos, destaca especialmente su confirmación de alternativa en la plaza más importante del mundo taurino: la Monumental de Las Ventas en Madrid.

  • 19 de mayo de 1968: Durante la Feria de San Isidro, Hernández Martín confirmó su alternativa en la Monumental de Las Ventas. Fue un día de gran relevancia, en el que hizo el paseíllo acompañado de su padrino, el diestro cordobés Manuel Cano Ruiz, y el sevillano Pedro Benjumea Durán como testigo.

  • Aquella tarde, lidió y dio muerte a un toro de nombre Naranjito, con la intención de demostrar a la afición madrileña la validez de su doctorado taurino. Sin embargo, la suerte no estuvo de su lado, y su actuación no logró el brillo esperado, lo que evidenció la dificultad de mantenerse en la élite de la tauromaquia.

  • A pesar de este revés, Víctor Manuel Hernández Martín mantuvo su actividad en los ruedos durante más de una década, demostrando un profundo amor por el toreo y un compromiso inquebrantable con su profesión.

Relevancia actual

Aunque Víctor Manuel Hernández Martín no alcanzó el estatus de figura consagrada en el toreo, su carrera representa un testimonio de la pasión y la entrega que caracterizan a los matadores de toros. Su trayectoria, marcada por altibajos y momentos de gloria, es un reflejo de la dureza de la profesión y del esfuerzo constante que exige la tauromaquia.

Su decisión de cortar la coleta en 1982, tras haber cumplido diecinueve contratos ese año, puso fin a una etapa de casi dos décadas en los ruedos. Este gesto, cargado de simbolismo, marcó el cierre de un ciclo en la vida de un torero que supo entregarse por completo al arte de la lidia.

Hoy en día, la figura de Víctor Manuel Hernández Martín conserva un lugar en la memoria de los aficionados que valoran el coraje y la dedicación de aquellos toreros que, aunque no logren grandes triunfos, encarnan los valores esenciales de la tauromaquia. Su nombre sigue vinculado a la tradición de los toreros zamoranos que se atrevieron a desafiar al toro y al destino.

Trayectoria destacada de Víctor Manuel Hernández Martín

A modo de resumen, estos son los momentos y logros más relevantes de la carrera de Víctor Manuel Hernández Martín:

  • 27 de mayo de 1965: Debut en Burgos a los diecisiete años.

  • 12 de junio de 1966: Primera novillada picada en Burgos.

  • 1967: Participación en quince festejos como novillero.

  • 29 de junio de 1967: Alternativa en la Ciudad Condal, apadrinado por Francisco Camino Sánchez.

  • 19 de mayo de 1968: Confirmación de alternativa en Las Ventas, con Manuel Cano Ruiz como padrino y Pedro Benjumea Durán como testigo.

  • 1982: Última temporada como matador, con diecinueve contratos antes de retirarse definitivamente.

Estos hitos resumen una trayectoria taurina que, aunque no culminó en la cima del escalafón, dejó huella en la memoria de quienes presenciaron la valentía y el tesón de este matador zamorano.

La vida de Víctor Manuel Hernández Martín es un recordatorio de que el arte del toreo exige no solo talento, sino también una entrega total, y que, aunque no todos los que se visten de luces alcanzan la gloria eterna, su esfuerzo y pasión merecen el respeto de todos los amantes de la tauromaquia.