Camino Sánchez, Francisco, «Paco Camino» (1940-VVVV).
Matador de toros español, nacido en Camas (Sevilla) el 14 de diciembre de 1940. En el planeta de los toros es conocido por su nombre hipocorístico de “Paco Camino”.
En 1954, en la pequeña localidad onubense de Cumbres Mayores, se vistió de luces por vez primera. Tras una dilatada etapa novilleril que vino jalonada de grandes triunfos, el día 17 de abril de 1960 compareció ante la afición valenciana para tomar la alternativa. Fue su padrino el diestro hispalense Jaime Ostos Carmona, quien le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque al toro Mandarín, perteneciente a la ganadería de Urquijo de Federico. El coletudo gaditano Juan García Jiménez (“Mondeño”) compareció aquella tarde en calidad de testigo.
Comoquiera que se daba la extraña circunstancia de que Paco Camino, ya doctorado como matador de toros, aún no se había presentado ante la primera afición del mundo, el día 12 de mayo de 1961 compareció en el ruedo de la plaza Monumental de Las Ventas, dispuesto a confirmar su alternativa. Venía, a la sazón, apadrinado por el espada madrileño Julio Aparicio Martínez, quien, en presencia del matador José María Clavel (que hacía las veces de testigo), le cedió la lidia y muerte a estoque de un burel criado en las dehesas de don Antonio Pérez de San Fernando. Durante aquella temporada, y a pesar de que fue herido de consideración en las plazas de Madrid y Bilbao, Paco Camino lidió sesenta y ocho corridas; y al acabar la campaña en tierras españolas, cruzó el Atlántico y debutó en las principales plazas de Ultramar, donde los toros también castigaron su pundonor a la hora de no hurtarse a la emoción y el peligro (en Perú sufrió una fractura del maxilar izquierdo).
En la temporada de 1962, tras despachar setenta ajustes en plazas españolas, volvió viajar a Hispanoamérica y cosechó un clamoroso triunfo en la capital de México. Algo parecido le ocurrió en la campaña siguiente, en la que fue galardonado en México con la Oreja de Oro, después de haber lidiado en el suelo patrio setenta y seis festejos. En 1964, a pesar de que un toro de doña Francisca Mora Figueroa le corneara gravísimamente en Málaga (el día 6 de agosto), pudo acabar la temporada con setenta y cuatro corridas en su haber. Al año siguiente intervino en España en setente y nueve festejos, viajó a Hispanoámerica y, además, lidió tres corridas en Houston (Texas, Estados Unidos). Cada vez más afianzado en los lugares cimeros del escalafón, en 1966 firmó y cumplió noventa y cinco contratos en tierras españolas.
El año de 1967 fue el de su consagración definitiva en España. Aconteció que, habiéndose anunciado en Madrid como único espada, para lidiar y dar muerte a seis astados del hierro del marqués de Albayda, la corrida hubo de ser suspendida porque los veterinarios desecharon todos los toros del encierro. Picado en su orgullo, promovió una gesta similar que, celebrada en Badajoz el día 28 de junio, le deparó los merecidos galardones de siete orejas y dos rabos. Fue éste uno de sus mayores éxitos profesionales, tal vez sólo comparable al que, tres años después, habría de cosechar en la Monumental de Las Ventas.
En 1968 sólo lidió cincuenta y nueve corridas, y ochenta y dos en 1969. En 1970 se redujo a cuarenta y cinco el número de sus actuaciones, ya que, en las arenas de la plaza de Tarazona (Zaragoza), un morlaco perteneciente al hierro de don Luis Albarrán le infirió una gravísima cornada cuando Paco Camino se disponía a matarlo. No obstante, los escasos contratos que firmó durante aquella temporada no bastan para eclipsar el relumbrante triunfo que cosechó en la Monumentel de Las Ventas, con motivo de la Corrida de Beneficencia celebrada aquel año de 1970. De nuevo encerrado en solitario con seis toros (de Urquijo, Miura, Buendía, Arranz, y dos de Juan Pedro Domecq), más el sobrero (de Felipe Bartolomé), Camino desplegó todos los recursos de su técnica y aventó todas las esencias de su arte para acabar cortando ocho apéndices auriculares de sus enemigos. Aquel mismo año viajó otra vez a Hispanoamérica, donde volvió a probar la hiel de la cornada, esta vez en Cali (Colombia) y a merced de las astas de un toro de Féliz Rodríguez, lo que le forzó a suspender su andadura ultramarina y regresar a España.
Tras torear cincuenta y una corridas en 1971, y setenta y seis en 1972, afrontó en 1973 la que habría convertirse en la campaña más trágica de su vida. En efecto, el día 3 de junio de aquel aciago año, en las arenas de la Ciudad Condal, su hermano y peón de confianza Joaquín Camino Sánchez fue alcanzado por el toro Curioso, perteneciente al hierro de don Atanasio Fernández, que le infirió sendas cornadas gravísimas en el muslo derecho y en el hemitórax, de resultas de las cuales vino a perder la vida al cabo de dos días de dolorosa agonía. Vencido por la tragedia, Paco Camino sólo cumplió diecisiete contratos durante dicha temporada, y decidió apartarse de los ruedos.
Mas, por fortuna para los buenos aficionados, esta retirada fue sólo momentánea, ya que Camino regresó al ejercicio activo del toreo en 1974. Aquel año firmó setenta ajustes, cincuenta y dos en 1975, idéntico número en 1976, y cuarenta en 1977. En 1978 volvió a apartarse de los ruedos, tras depedirse el día 1 de abril de la afición hispanoamerica en la plaza de toros de México. Sin embargo, reapareció con bríos renovados en 1980, bríos que enseguido truncó, en Aranjuez, un toro perteneciente a los herederos de don Baltasar Ibán. En efecto, el día 30 de mayo de aquel año, en la segunda corrida que toreaba tras su reaparición, Paco Camino fue severamente corneado en el cuello y en una pierna, lo que le obligó a suspender la temporada cuando apenas acababa de iniciarla.
Lejos del desánimo, volvió a pisar las arenas de un coso en 1981, año en el que cumplió diecisiete contratos. En 1982, fecha en que habría de verificarse su retirada “casi” definitiva, lidió dieciocho corridas. Se despidió de la afición española en las arenas de Valladolid, el día 23 de septiembre de dicho año; no obstante, viajó al final de la temporada a Hispanoamérica, para hacer partícipe de esta despedida al público de Venezuela, Ecuador y Colombia.
El día 26 de septiembre de 1987, con motivo de la toma de alternativa que su hijo Rafael Camino Sanz protagonizaba en las arenas de Nimes (Francia), Paco Camino volvió a vestirse de luces para doctorar a su retoño. En el mismo emotivo festejo reapareció -también fugazmente- el espada onubense Miguel Báez y Espuny (“Litri”), que a su vez otorgó la alternativa a su hijo Miguel Báez Spínola (“Litri”).
Francisco Camino Sánchez (“Paco Camino”) ha sido uno de los más grandes toreros de la segunda mitad del siglo XX, como lo prueba el respeto y la devoción que le profesaron tanto el aficionado cabal como la crítica taurina más severa y desinteresada. Su manejo de los engaños -sublime, tanto con el percal como con la pañosa- no oscurecía la valentía y la precisión con que ejecutaba la suerte suprema.
En mayo de 2005 el Consejo de Ministros de España le concedió la Medalla de Oro de las Bellas Artes.