Guangxu (1871-1908): El emperador de China que soñó con la modernización

Guangxu, cuyo nombre personal era Zaitian y que ocupó el trono imperial de China desde 1875 hasta su muerte en 1908, es una de las figuras más complejas y trágicas de la historia china. Su reinado, marcado por la influencia de la emperatriz Cixi y sus intentos fallidos de reforma, revela las tensiones de una China en transformación, atrapada entre sus tradiciones milenarias y las presiones de las potencias extranjeras. Durante casi todo su gobierno, Guangxu fue un emperador cautivo, incapaz de controlar su destino, pero que al mismo tiempo intentó, con determinación, cambiar el curso de la historia de su país.

Orígenes y contexto histórico

El nacimiento de Guangxu tuvo lugar el 14 de agosto de 1871 en Pekín, en el seno de la familia imperial de la dinastía Qing, de origen manchú. Su ascenso al trono fue poco convencional, ya que no pertenecía a la línea directa de sucesión. De hecho, fue elegido emperador tras la muerte prematura del emperador Tung-chih, quien murió sin descendencia a los 18 años. A raíz de esta tragedia, la madre del emperador fallecido y la emperatriz Cixi decidieron adoptar a Zaitian, el sobrino de la emperatriz, y proclamaron al niño de solo cuatro años como el nuevo emperador de China el 25 de febrero de 1875.

Esta decisión rompió con la sagrada ley de sucesión de la dinastía, pero garantizó que la emperatriz Cixi mantuviera el control del poder a través de la regencia, situación que se mantuvo durante muchos años. Durante su minoría de edad, Guangxu fue más un símbolo que un gobernante efectivo, ya que fue sometido a la voluntad de su tía. Sin embargo, este escenario cambiaría radicalmente cuando alcanzó la mayoría de edad en 1889.

Logros y contribuciones

La transición al poder

En 1889, cuando Guangxu alcanzó los 18 años, asumió oficialmente el control del imperio y comenzó a gobernar por su cuenta. Su primer acto simbólico fue apartar a Cixi de la corte, enviándola a un exilio voluntario en el palacio de verano, el mismo palacio que había sido destruido durante la Rebelión Taiping. No obstante, esta medida no fue suficiente para liberarse del control de su tía, quien seguía ejerciendo una poderosa influencia en los asuntos políticos.

El intento de reforma: Revolución de los Cien Días

Uno de los momentos más destacados del reinado de Guangxu fue su intento de modernizar China a través de un conjunto de reformas conocido como la Revolución de los Cien Días. Este periodo, que se extendió desde el 11 de junio hasta el 21 de septiembre de 1898, surgió como respuesta a la derrota de China en la guerra sino-japonesa de 1895 y la creciente influencia de las potencias extranjeras en la región.

Un grupo de intelectuales, encabezado por Kang Youwei, presentó al emperador un ambicioso proyecto de reformas que abogaba por la creación de una monarquía constitucional, la reforma del sistema educativo, el ejército, la industria y el gobierno. El emperador Guangxu adoptó estas ideas con entusiasmo, promulgando decretos que apuntaban a transformar profundamente la estructura del Estado.

Sin embargo, estas reformas encontraron una feroz oposición entre los sectores conservadores de la corte imperial, liderados por Cixi, quien veía en estas medidas una amenaza a su poder. Ante la creciente presión, Cixi dio un golpe de estado en 1898 con la colaboración del comandante en jefe del ejército imperial, Jung-lu, y recuperó la regencia, anulando todas las reformas. A seis de los principales reformistas, entre ellos Tan Sitong, les fue arrebatada la vida, mientras que Kang Youwei huyó a Japón.

El regreso al control de Cixi y la caída del emperador

A partir de ese momento, Guangxu fue relegado a un papel meramente simbólico. Aunque seguía siendo el emperador, en la práctica no tenía ningún poder. Vivió encerrado en su palacio, bajo el absoluto control de Cixi, quien continuó gobernando China de manera autoritaria. Los rumores sobre la grave enfermedad de Guangxu se hicieron más frecuentes, pero la presión internacional impidió que fuera asesinado o destronado, pues las potencias extranjeras estaban interesadas en mantener la estabilidad en la región.

Durante la Rebelión de los bóxers en 1900, Guangxu y Cixi se refugiaron en la ciudad de Xian, pero regresaron a Pekín en 1901. Aunque parecía que la situación política podría cambiar, el emperador vivió en constante vigilancia hasta su muerte en 1908, en circunstancias misteriosas, un día antes de que Cixi también falleciera. Su sucesor fue Puyi, el sobrino de Guangxu y el último emperador de China, quien tenía solo tres años en el momento de su ascenso al trono.

Momentos clave en el reinado de Guangxu

  1. Ascenso al trono (1875): Guangxu fue proclamado emperador a la edad de cuatro años, bajo la influencia de su tía Cixi.

  2. Asunción del poder (1889): A los 18 años, Guangxu asumió el control del gobierno, desplazando temporalmente a Cixi.

  3. Revolución de los Cien Días (1898): Intento de reformas en China que incluyó reformas políticas, sociales y culturales, pero que fue abruptamente detenido por un golpe de estado de Cixi.

  4. Golpe de estado de 1898: Cixi recuperó el control del imperio y anuló las reformas impulsadas por Guangxu, relegándolo a una posición subordinada.

  5. Muerte (1908): Guangxu murió en extrañas circunstancias, justo un día antes de que Cixi también falleciera. Su muerte marcó el fin de la dinastía Qing.

Relevancia actual

Aunque el reinado de Guangxu estuvo marcado por la inestabilidad y las tensiones internas, sus intentos de reforma y modernización son vistos hoy como un reflejo de los esfuerzos por transformar China en una nación moderna, capaz de enfrentar los desafíos que representaban las potencias extranjeras. Sus esfuerzos, aunque frustrados en su época, fueron un precursor de los cambios que finalmente se producirían en China en el siglo XX, cuando se abolió la monarquía y se estableció la República de China.

Además, el reinado de Guangxu resalta las complejidades de una monarquía que, a pesar de la apariencia de un gobierno absoluto, estaba profundamente fragmentada por luchas internas de poder, tanto en la corte como en la sociedad en general.

En resumen, el legado de Guangxu como emperador de China es uno de una figura atrapada entre las tradiciones y las presiones modernas, que intentó, sin éxito, dirigir a su país hacia el futuro. Su historia se ve a través de la lente de las reformas fallidas y de una corte dividida, pero también como el testimonio de los desafíos de una nación en el umbral de una nueva era.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Guangxu (1871-1908): El emperador de China que soñó con la modernización". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/guangxu [consulta: 28 de septiembre de 2025].