Juana Manuela Gorriti (1818–1892): Pionera de la Literatura Femenina Latinoamericana
Orígenes y Contexto Familiar
Juana Manuela Gorriti nació el 15 de junio de 1818 en la hacienda Horcones, una de las dos propiedades que su familia poseía en la provincia de Salta, en el noroeste de Argentina. Su origen aristocrático la situó en el corazón de una familia influyente que tenía vínculos estrechos con las figuras clave del movimiento independentista argentino. Su padre, el coronel José Ignacio Gorriti, y su madre, Feliciana Zuviría, pertenecían a la élite local, comprometida con las ideas unitarias en una época marcada por la guerra civil y los conflictos internos entre los unitarios y los federales.
A lo largo de su vida, Juana Manuela fue testigo directo de los eventos convulsos que marcaron el destino de Argentina y de muchos países latinoamericanos. La guerra civil argentina, que se libró entre 1828 y 1835, transformó la vida de su familia. Pese a que los Gorriti se alinearon con los unitarios, fueron derrotados por las fuerzas federales dirigidas por el temido general Facundo Quiroga. Esta derrota les llevó a una vida de exilio y privaciones: sus bienes fueron confiscados, y la familia se vio obligada a emigrar a Bolivia en busca de seguridad.
El viaje a Bolivia marcó el inicio de una serie de desplazamientos que caracterizarían la vida de Gorriti. Primero se instalaron en Tarija, una ciudad ubicada en el sur de Bolivia, donde la joven Juana Manuela comenzó a conocer nuevas realidades culturales, políticas y sociales. Durante esta época de incertidumbre, Gorriti fue introducida al mundo de la literatura y comenzó a formarse intelectualmente en un entorno diferente al de su patria.
Familia y Primeras Influencias
Los primeros años de Gorriti estuvieron influenciados por la constante lucha por la libertad y la independencia que atravesaba toda la región. El ambiente de su hogar, orientado hacia el pensamiento político y patriótico, desempeñó un papel crucial en la formación de su visión del mundo. La cercanía con su padre y su madre, ambos de convicciones firmes, fomentó en ella un sentido de justicia y un compromiso con los ideales republicanos.
Su vida cambió de manera significativa cuando, a los 15 años, se casó con Manuel Isidoro Belzú, un joven oficial del ejército boliviano. El matrimonio, que la llevaría a recorrer diversas ciudades de Bolivia, representó una etapa de gran agitación personal para Gorriti. Juntos, Belzú y Gorriti vivieron en Sucre, La Paz y Cochabamba, ciudades donde la escritora experimentó tanto la estabilidad como los conflictos del turbulento contexto político de Bolivia, incluido el impacto de las luchas internas que marcaron la vida del país.
El matrimonio fue complicado, lleno de altibajos y problemas que culminaron en una separación alrededor del año 1840. Este episodio fue decisivo para la vida de Gorriti, pues la impulsó a trasladarse a Lima, en el Perú, donde la escritora se dedicó a la enseñanza y comenzó a involucrarse activamente en la vida cultural y literaria de la región. La educación, tanto formal como autodidacta, fue un pilar fundamental en su desarrollo intelectual, y desde allí comenzó a forjarse su identidad literaria.
Formación y Primeros Años en Bolivia
Durante su tiempo en Bolivia, Gorriti comenzó a afianzarse como escritora, aprovechando sus conocimientos de la cultura local y de las tensiones políticas del momento. La influencia de su entorno se reflejó en sus primeros escritos, donde abordó temáticas vinculadas con la independencia, el sacrificio y los ideales republicanos. Sin embargo, fue en Lima donde Gorriti encontró un espacio más amplio para desarrollar su vocación literaria, influyendo a su vez en otros escritores de la región.
La separación de su esposo y su posterior establecimiento en Lima significaron un nuevo comienzo para Gorriti. Allí, en contacto con los intelectuales de la época, comenzó a publicar sus relatos en diferentes periódicos. Su primera gran incursión fue la publicación de su relato «La quena» en el diario El Comercio en 1851, seguido por «El guante negro» en 1852. Estos relatos, que se publicaron como folletines, marcaron su inicio en el mundo literario, y es en estos primeros trabajos donde ya se puede percibir la influencia del romanticismo en su estilo narrativo.
En este entorno de efervescencia literaria, Gorriti no solo desarrolló su obra, sino que también formó valiosas relaciones con otros escritores, entre ellos Ricardo Palma, quien fue uno de los principales exponentes del periodismo y la literatura peruana en ese momento. Gorriti se convirtió en una figura clave en la cultura literaria de la época, especialmente en la literatura femenina, en la que desempeñó un papel esencial, promoviendo la participación de las mujeres en la creación literaria.
En resumen, los primeros años de vida de Juana Manuela Gorriti, marcados por la guerra, el exilio y su matrimonio con Belzú, fueron fundamentales para su desarrollo intelectual y literario. Su experiencia en Bolivia y su traslado a Lima le ofrecieron el espacio necesario para consolidarse como una de las escritoras más destacadas de su tiempo, comenzando a dejar su huella en la historia literaria latinoamericana.
Desarrollo de su Carrera Literaria y Activismo
Establecimiento en Lima y Primera Producción Literaria
Tras su llegada a Lima, Juana Manuela Gorriti comenzó a fortalecer su carrera literaria. En esta ciudad, tuvo la oportunidad de participar en el floreciente panorama cultural del Perú, donde pudo interactuar con otros intelectuales y escritores de la época. Su vinculación con figuras prominentes como Ricardo Palma fue clave para su integración en el ambiente literario limeño, y su apoyo a jóvenes escritores fue fundamental para el desarrollo del periodismo literario en la región.
A partir de 1851, comenzó a publicar relatos en el diario El Comercio, uno de los periódicos más importantes de Lima. En este contexto, su obra comenzó a tomar forma a través de folletines, una práctica común en el siglo XIX, que permitió a los escritores llegar a una audiencia más amplia. Entre sus primeros relatos se destacan «La quena» (1851) y «El guante negro» (1852), piezas que reflejan sus primeros esfuerzos por mezclar el romanticismo con un análisis social sutil.
En estos relatos, Gorriti comenzó a abordar temas que serían recurrentes a lo largo de su obra: la tensión entre las clases sociales, los conflictos étnicos, y las emociones humanas frente a los procesos de independencia y cambio social. Aunque su estilo se mantiene fiel a las tendencias románticas del momento, sus personajes tienden a ser más complejos y están marcados por una preocupación por las injusticias sociales y políticas de la época. Estas temáticas no solo le permitieron consolidarse como escritora, sino que también le dieron un lugar destacado dentro del movimiento literario latinoamericano.
Relación con los Escritores de la Época
A lo largo de su carrera, Juana Manuela Gorriti entabló relaciones significativas con muchos de los escritores más influyentes de su tiempo. Uno de los vínculos más importantes fue con Ricardo Palma, quien no solo fue un cercano amigo, sino también un gran admirador de su trabajo. Gorriti jugó un papel crucial en sus primeros años como escritor, alentándolo y apoyándolo en su incursión en el mundo literario. Palma, a su vez, la admiraba profundamente, reconociendo su importancia tanto en la historia de la literatura peruana como en la lucha por la visibilidad de las escritoras en un campo dominado por hombres.
Además de su relación con Palma, Gorriti fue una ferviente defensora de la literatura femenina, un área que aún carecía de visibilidad en gran parte de América Latina. A lo largo de los años, Juana Manuela organizó veladas literarias en su hogar en Lima, un espacio en el que se reunieron escritores consagrados y jóvenes talentos. Estas veladas, celebradas entre 1876 y 1877, fueron fundamentales para la creación de un círculo literario que permitió la interacción entre generaciones de escritores, consolidando así el rol de las mujeres en la literatura de la época. Muchas escritoras peruanas del siglo XIX, como Clorinda Matto de Turner, consideraron a Gorriti su maestra, llegando incluso a llamarla su “segunda madre”.
El Exilio, Reconciliaciones y Rechazos
A pesar de sus logros literarios, la vida personal de Gorriti estuvo marcada por una serie de dificultades. En 1847, después de un breve regreso a Salta, Gorriti regresó nuevamente a Bolivia. Allí, se encontró con su exesposo, Manuel Isidoro Belzú, quien, tras haber sido desterrado, buscó reconciliarse con ella. Aunque esta reconciliación fue breve, reflejó las complejidades emocionales de su vida personal, marcada por el amor, la separación y las tensiones políticas.
En 1855, Belzú se convirtió en presidente de Bolivia, lo que sumó otro capítulo de agitación política en la vida de Gorriti. Su figura estuvo vinculada tanto a la política como a la literatura, y sus vivencias se reflejaron en sus escritos. Después de la breve reconciliación con Belzú, Gorriti regresó a Lima, donde continuó con su actividad literaria y se involucró de nuevo en los círculos intelectuales.
Sin embargo, la vida de Gorriti estuvo plagada de tragedias personales. En 1865, su exesposo fue asesinado por Mariano Melgarejo, un caudillo boliviano, lo que provocó un nuevo período de duelo y reflexión en la vida de la escritora. Este suceso marcó una etapa dolorosa que, sin embargo, también proporcionó material para su escritura, en la que la memoria, el sufrimiento y el perdón fueron temas recurrentes.
Activismo y Reconocimientos
Además de su labor literaria, Gorriti fue una defensora de la causa femenina. Su activismo se expresó en varios frentes, y una de las iniciativas más notables fue la creación de revistas y semanarios literarios. En 1874, fundó junto con la escritora Carolina Freyre de Jaimes El Álbum, una revista destinada a promover la literatura femenina. A pesar de que este semanario tuvo una vida corta, sirvió para consolidar la figura de Gorriti como un pilar del movimiento literario feminista de su tiempo.
Al año siguiente, en 1875, Gorriti fue invitada a Buenos Aires para recibir el reconocimiento del Club Literario de Lima. Durante esta visita, pronunció un emotivo discurso en el que criticó las costumbres educativas de la época, especialmente la tendencia de enviar a los jóvenes a Europa para su formación. Para Gorriti, el vínculo con la familia y con la patria natal era esencial, y consideraba que la educación debía ser un proceso profundamente nacionalista, basado en los valores y las realidades de América Latina.
Durante esta misma estancia en Buenos Aires, la escritora fue homenajeada en varias ocasiones, recibiendo el reconocimiento tanto de sus colegas literarios como de las instituciones culturales del país. Estos homenajes no solo reflejaron el respeto hacia su obra literaria, sino también el valor de su lucha por la integración de las mujeres en el campo literario.
Últimos Años y Legado Literario
Desafíos de los Últimos Años
Los últimos años de la vida de Juana Manuela Gorriti estuvieron marcados por una serie de tragedias personales y dificultades económicas. Tras la muerte de su hija Mercedes, a quien había ido a visitar en Lima en 1879, la escritora se sumió en un profundo dolor, una pérdida que dejó una huella imborrable en su vida y que la acompañó durante los años siguientes. Durante este periodo, Gorriti se mantuvo alejada de las grandes producciones literarias y se enfocó más en la publicación de obras recopilatorias y en la organización de proyectos que promovieran la literatura, especialmente la femenina, como los semanarios que publicó en Buenos Aires y Lima.
La Guerra del Pacífico (1879-1884), que enfrentó a Chile contra las fuerzas de Perú y Bolivia, también impactó profundamente en Gorriti, quien vivió en Lima durante la invasión chilena de la ciudad en enero de 1881. La escritora, en medio del conflicto, presenció la entrada de las tropas chilenas a Lima, lo que le permitió captar el sufrimiento y las angustias de un pueblo en guerra. Este periodo también sirvió para reflexionar sobre el impacto de la guerra y las divisiones internas en América Latina, reflejando las complejidades de los enfrentamientos políticos y sociales en sus últimos escritos.
Tras el final de la guerra, en 1884, Gorriti se trasladó nuevamente a Buenos Aires, donde pasaría sus últimos años de vida. En la capital argentina, se dedicó a la publicación de sus obras y a la recopilación de sus relatos, que continuaban siendo apreciados, aunque ya no con la misma fuerza de antes. En 1886, regresó a Salta por última vez, donde visitó su ciudad natal y revivió los recuerdos de su infancia, pero al regresar a Buenos Aires, su salud comenzó a deteriorarse gravemente.
Obra Literaria y Reconocimientos Póstumos
La obra de Juana Manuela Gorriti se caracteriza por su estilo romántico, aunque, a lo largo de su carrera, su narrativa fue evolucionando, reflejando su creciente preocupación por las cuestiones sociales y políticas de su tiempo. Entre sus primeras obras se destacan Sueños y realidades (1865), una recopilación de sus relatos más importantes, los cuales, si bien se enmarcan en el romanticismo, también tocan temas como la guerra de independencia y los conflictos internos de los países sudamericanos. Obras como «El guante negro» y «La novia del muerto» son ejemplos del estilo melodramático y emotivo que la caracteriza, pero también muestran una mirada crítica hacia las desigualdades sociales y los conflictos políticos que dominaron la historia de la región.
Con el paso de los años, Gorriti profundizó en temas más complejos y en la crítica social. En su obra Panoramas de la vida (1876), una recopilación de novelas, leyendas y descripciones, se destacan relatos como Peregrinaciones de una alma triste, una de sus novelas más logradas. En ella, la autora narra las peripecias de una mujer que viaja por distintos países sudamericanos, un claro reflejo de los desplazamientos que ella misma experimentó a lo largo de su vida. A través de esta novela, Gorriti exploró las emociones humanas, las tensiones entre el individuo y la sociedad, y las dificultades de las mujeres en un contexto cultural y social marcado por el patriarcado.
Otro de sus libros significativos fue Oasis en la vida (1888), donde se apartó de sus temas previos para defender el sistema financiero mediante una metáfora explícita. En este texto, se presenta la historia de un autor de folletines que logra la estabilidad económica gracias a una póliza de seguros, un giro inesperado para una escritora tan comprometida con la causa social y política. Esta obra, financiada por una compañía de seguros, también revela las tensiones económicas que vivió Gorriti en sus últimos años.
Su Cocina ecléctica (1890) y Perfiles (1892) son otros ejemplos de su producción tardía, en los cuales la escritora, en medio de problemas de salud, busca ofrecer algo más ligero y práctico para el público. En Cocina ecléctica, una recopilación de recetas, se muestra una faceta menos conocida de Gorriti, que decide rendir homenaje a la ciencia de la cocina, mientras se justifica por haberse dedicado tanto tiempo a la literatura.
Sin embargo, fue la «Corona poética» (1866), un compendio de composiciones que conmemoraban la victoria peruana sobre la escuadra española en el combate del Callao, la obra que mostró una faceta patriótica de la escritora. Aunque su valor literario es escaso, esta publicación resalta el compromiso de Gorriti con los acontecimientos nacionales y su labor de compilar la producción literaria de su época.
En sus últimos años, Gorriti publicó Veladas literarias de Lima (1892), una obra que compila los trabajos leídos durante las veladas literarias que ella organizó en su casa. Este libro, que fue editado póstumamente por su hijo, Julio Sandoval, refleja la influencia que tuvo Gorriti sobre la literatura peruana y su legado como una figura clave en el fomento de la cultura literaria en América Latina.
Reflexión Final
El legado de Juana Manuela Gorriti es vasto y multifacético. Su obra literaria, aunque a veces limitada por los excesos del romanticismo, continúa siendo relevante por su valentía al abordar los temas sociales, políticos y de género. Como primera novelista argentina y pionera de la literatura femenina en Latinoamérica, su influencia fue fundamental para abrir puertas a las escritoras que le siguieron. A lo largo de su vida, demostró una profunda dedicación al fomento de la literatura femenina, un campo que ella ayudó a legitimar en una época en la que las mujeres tenían escasas oportunidades de ser reconocidas como escritoras profesionales.
Su capacidad para conectar con los problemas sociales y políticos de su tiempo, así como su amor por su tierra natal, hicieron de ella una de las voces literarias más destacadas del siglo XIX en América Latina. Su influencia perdura no solo en las generaciones de escritoras que la vieron como una figura ejemplar, sino también en el continuo estudio y valoración de su obra. Juana Manuela Gorriti, más allá de las dificultades que enfrentó a lo largo de su vida, sigue siendo un símbolo de la resistencia, la creatividad y el compromiso social de las mujeres latinoamericanas.
MCN Biografías, 2025. "Juana Manuela Gorriti (1818–1892): Pionera de la Literatura Femenina Latinoamericana". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/gorriti-juana-manuela [consulta: 18 de octubre de 2025].