Gómez, Esteban (1484-1538).


Piloto portugués nacido en 1484 y muerto en Candelaria (Chaco). Fue miembro de la expedición de Magallanes que desertó con la nao San Antonio en el Estrecho y llevó a España la noticia de su descubrimiento. Posteriormente hizo un viaje de exploración en Norteamérica.

Se desconoce su trayectoria vital hasta que pasó a servir a los Reyes Católicos, que le nombraron piloto de la Casa de Contratación en 1518. El célebre viajero italiano y cronista Pigafetta aseguró que era un marino acreditado y que su llegada a España fue motivada porque quería ofrecer a Carlos I un viaje de descubrimiento para hallar un paso interoceánico al sur del Río de la Plata. Gómez estuvo a punto de conseguir su propósito, que se malogró cuando Magallanes se le adelantó al proponer al monarca la realización de un viaje a las Molucas a través de un paso occidental, es decir, por América.

Desde luego Gómez era un marino de gran experiencia, lo que explica que fuera nombrado piloto de la nao Trinidad (capitana) en la expedición al mando de Fernando de Magallanes, y parece que fue leal al gran navegante portugués. Cuando surgió el incidente entre Magallanes y Juan de Cartagena -éste saludó de forma altiva al general, lo que provocó un grave conflicto de autoridad entre ambos-, Magallanes mandó a Esteban Gómez “que dijese a Elorriaga, maestre de la dicha nao San Antonio que dijese al dicho Juan de Cartagena que no le salvase de aquella manera, salvo llamándole Capitán General”, según escribió López de Recalde. Esta lealtad se corroboró cuando Magallanes le ordenó pasar a la nao San Antonio, tras el motín de San Julián. Esteban Gómez estuvo presente en la junta de capitanes y pilotos en la que Magallanes propuso continuar hacia el sur hasta encontrar el estrecho, si bien manifestó en ella su deseo de regresar a España para informar de lo ya descubierto (costa patagónica), ya que las provisiones sólo durarían tres meses y no darían para ir hasta las Molucas.

Descubierta la boca del estrecho, Magallanes ordenó sondearlo a las naves Concepción y San Antonio. La última de estas volvió de su exploración hasta donde debía encontrarse con la nao Concepción, pero no la encontró porque se había ido al río de las Sardinas. Su capitán Álvaro de Mezquita ordenó entonces seguir buscando a la armada, cosa que se hizo durante cuatro o cinco días, pero el piloto Esteban Gómez y el escribano Jerónimo Guerra le dijeron que era mejor regresar a España. Insistió Mezquita en su orden y, ante el empecinamiento del piloto, le dio una estocada en la pierna, a la que respondió Esteban Gómez hiriéndole en la mano izquierda.

Mezquita fue apresado el 8 de octubre de 1520 bajo la acusación de haber sido consejero de Magallanes en las justicias que hizo en San Julián. Se nombró entonces capitán a Jerónimo Guerra y la nave emprendió el regreso, rumbo a Guinea, pilotada por Gómez. El capitán impuso una ración de tres onzas de pan por día a los tripulantes, que eran sesenta hombres. Gracias a ello pudieron subsistir, aunque pasaron mucha hambre. La San Antonio llegó al puerto de las Muelas de Sevilla el 6 de mayo de 1521. Arribó con sus sesenta hombres a bordo y con el prisionero Álvaro de Mezquita, sobrino de Magallanes, y llevó a España la noticia del descubrimiento del estrecho.

Gómez dio informaciones desfavorables sobre Magallanes, vaticinando que no volvería. López de Recalde, contador de la Casa de la Contratación, notificó la llegada de la nao al obispo Fonseca y le envió los informes recibidos, anotándole que “no volverá a Castilla el dicho Magallanes, porque la vía que llevaba la juzgan ser inútil e sin provecho, e por no querer la vuelta por Buena Esperanza e isla de San Lorenzo, como les decía algunas veces que irían e después les tornaba a decir que tornasen su vía, porque antes que tomasen la vía del dicho Cabo de Buena Esperanza e San Lorenzo, se le habían de desparejar las naos dos veces”. Acusó a Magallanes de doblez y añadió que “Ninguna esperanza de los dan (de Magallanes), ni acá la tenemos, por haberse detenido en catorce meses en la costa del sur, demás de la mala e perversa cuenta e fin que de los oficiales e capitanes de Su Alteza, que en su compañía llevaba, ha dado”. Fernández de Oviedo dio otra versión distinta de la deserción, indicando que la San Antonio fue llevada por el reflujo del mar fuera del estrecho y que sus tripulantes decidieron entonces volver a España. Prendieron al capitán y dieron la vuelta “y en fin aportaron a la Etiopía (debía referirse a África), donde tomaron vituallas”. Añadió que llegaron a España ocho meses después de haber salido del estrecho y que allí “hicieron decir con tormentos al dicho Álvaro como su tío, Magallanes, por su consejo, se había habido mal con los castellanos”.

Álvaro de Mezquita fue apresado, embargándose sus bienes, y la familia de Magallanes fue vigilada para evitar que se fuera a Portugal. Finalmente se dispuso no extraer nada de la nao hasta no se ajustasen cuentas con los interesados. Se mandó además enviar una nave para buscar a Juan de Cartagena y a su compañero abandonados en San Julián, pero no se hizo. En cuanto a Gómez, fue encarcelado junto con cinco hombres de su confianza por haber obrado irregularmente; sin embargo, no duró mucho su castigo, salió pronto de la cárcel y fue premiado con el mando de una armada contra los corsarios franceses el mismo año 1521.

El 27 de marzo de 1523, Gómez obtuvo incluso una capitulación de Carlos I para descubrir otro paso interoceánico a Catay en Norteamérica. Esta nueva expedición se costearía por mitades entre el emperador y los particulares (uno de estos fue Cristóbal de Haro, que había subvencionado la empresa de Magallanes). Gómez construyó la nao Nuestra Señora de la Anunciada y partió con ella y 29 hombres desde La Coruña el 24 de septiembre de 1524. Subió en latitud hasta Terranova o quizá Nueva Escocia, desde donde bajó hacia el sur por la costa atlántica norteamericana hasta la Florida (Vigneras ha supuesto que hizo el viaje en sentido inverso, es decir, desde la Florida hasta Terranova). Su descubrimiento costero, que enlazó con el de Juan Caboto y Juan de Verrazzano, fue recogido en el mapa de Diego Ribeiro («el Castiglioni», 1525) y en el Islario general de Alonso de Santa Cruz. Tardó once meses en su viaje y regresó a España cargado de esclavos, por lo que tuvo escasa importancia económica. Fernández de Oviedo escribió que la costa “desde cuarenta y un grados hasta cuarenta y dos y medio descubrió el piloto Esteban Gómez el año de mill e quinientos e veinte y cinco años, e trujo relación de lo que vido en esta costa del norte, el mesmo año, a Toledo”.

Esteban Gómez residió algunos años en La Coruña, donde era maestro de obras, y ayudó en la construcción de los barcos de la expedición de Alcazaba. Abandonó dicha ciudad en 1528, cuando se suprimió la Casa de la Contratación. En 1533 se aprobó un proyecto suyo para hacer un dique seco entre el Guadalquivir y el Tagarete, que no llegó a realizarse. Vigneras demostró que Gómez fue contratado por Pedro de Mendoza como piloto mayor para su expedición al Río de la Plata (1535-36). Subió así con Ayolas el río Paraná y el Paraguay hasta llegar a Candelaria. Desde allí penetró en el Chaco con el citado conquistador, a quien aconsejó regresar por refuerzos. Ayolas, Gómez y sus hombres perecieron en el viaje de regreso a Candelaria a manos de los indios en la primavera de 1538.

Bibliografía

  • FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Gonzalo. Historia General y natural de las Indias. Madrid, Atlas, 1959 (5 vols.).

  • HERRERA, Antonio. Historia General de los hechos de los castellanos en las islas y Tierrafirme del Mar Océano. Madrid, 1957 (vol. XVII).

  • VIGNERAS, L. A. «El viaje de Estéban Gómez a Norteamérica», en Rev. de Indias, núm. 68, Madrid, 1957.

MLS