Castilla del Pino, Carlos (1922-2009).
Psiquiatra y ensayista español, nacido en San Roque (Cádiz) el 15 de octubre de 1922, y fallecido en la ciudad de Córdoba el 15 de mayo de 2009. Fue conocido durante años como el «psiquiatra rojo» porque, durante la España franquista, se convirtió en adalid de un movimiento clínico e intelectual que luchó por la humanización del tratamiento del enfermo mental y la introducción de técnicas farmacológicas que aliviaran su sufrimiento. Este «marxista intelectual» publicó más de una veintena de libros que corrieron de mano en mano entre los universitarios de los años setenta.
Estudió en el internado del Colegio Salesiano de Ronda hasta que el estallido de la Guerra Civil obligó a su familia a trasladarse a Gibraltar. Concluido el conflicto, en 1940 viajó a Madrid, donde cursó la carrera de Medicina con especialidad en Psiquiatría y se doctoró con la tesis titulada «Fisología y patología de la percepción óptica del movimiento». Sus primeros años de profesión estuvieron vinculados al departamento de Psiquiatría del Hospital General de Madrid, junto al doctor López Ibor, y al departamento de Neuropatología del Instituto Cajal.
En 1949 ganó por oposición la plaza de director del Dispensario de Psiquiatría de Córdoba, institución andaluza en la que, a partir de entonces, desarrolló toda su actividad clínica, durante 38 años. No obtuvo la cátedra de psiquiatría en 1960, circunstancia que representó una las mayores frustraciones profesionales de su vida aunque finalmente desarrolló una reconocida labor docente en la Facultad de Medicina de la Universidad cordobesa, donde en 1983 (tan sólo tres años antes de jubilarse) le fue concedida la cátedra extraordinaria de Psiquiatría y Dinámica Social. Desde su jubilación continuó con su labor investigadora en la Fundación Castilla del Pino, creada en 1993 con el objetivo de promocionar la psiquiatría y asumir las funciones del Instituto de Investigación Psicopatológica.
También fue profesor en la Escuela de Ciencias Sociales junto con López Aranguren y Tierno Galván y su aportación significó un estímulo para la renovación de la clínica psiquiátrica en España. Cuenta en su haber con más de 30 obras psiquiátricas y 186 monografías neuropsiquiátricas publicadas en revistas especializadas. Además es autor de más de un centenar de ensayos, dos novelas –Discurso de Onofre (1977) y La alacena tapiada (1991)- y un libro de memorias –Pretérito imperfecto (1997)-, donde recoge los retazos de una vida personal marcada por episodios dramáticos y curiosas anécdotas. Testigo directo de los horrores de la guerra fraticida, fue un decidido opositor del régimen franquista y militó en el Partido Comunista hasta 1980, aunque siempre se definió políticamente como un simple demócrata. Dos años después de su jubilación puso fin a un largo matrimonio del que nacieron cinco hijos, tres de ellos trágicamente fallecidos, y estableció su residencia junto a su nueva pareja en la localidad cordobesa de Castro del Río.
Entre otras distinciones, ha sido nombrado Andaluz Universal, hijo adoptivo de Córdoba y de Castro del Río e hijo predilecto de Andalucía y de San Roque, su pueblo natal. El 12 de octubre de 1988 recibió en Las Palmas de Gran Canaria un homenaje de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, institución que presentó su candidatura al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 1998. Fue candidato al mismo premio en 1989, 1990 y 1991. Investido doctor honoris causa por varias Universidades españolas y extranjeras, el 2 de septiembre de 1996 le fue concedido el premio Comillas de Biografía, Autobiografía y Memorias por su obra Pretérito imperfecto. Dos años después recibió el Internacional de Ensayo Jovellanos por El delirio, un error necesario y en 2000 el premio María Zambrano de Cultura.
En 2002 fue condecorado con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y nombrado candidato para ocupar la una vacante en la Real Academia de la Lengua. Finalmente, fue elegido miembro de la institución en junio de 2003, ocupando el sillón de la letra Q.
Obra
Sus obras dan fe de un espíritu abierto a las más diversas manifestaciones de la cultura: en Dialéctica de la persona, dialéctica de la situación (1968) busca desarrollar una antropología capaz de dar cuenta de las relaciones entre el sujeto y la realidad, de forma que la libertad del hombre, entendida como motor de la historia, se constituye en fundamento de la apropiación de lo real, en contra de las diversas interpretaciones idealistas o mecanicistas. También traza el marco de referencia teórica para una psicoterapia que tenga en cuenta la dialéctica del hombre con su realidad.
El campo de psicopatología y de la psiquiatría lo afronta en obras como: Un estudio sobre la depresión (1966), La culpa (1968), Introducción al masoquismo (1973), Introducción a la psiquiatría (dos vols., 1979, 1980), Estudios de psicología sexual (1984), Teoría de la alucinación (1984), Cuarenta años de psiquiatría (1987). La ontología humana se ve reflejada en Teoría de la incomunicación (1970). También se ocupó del análisis del discurso en Introducción a la hermenéutica del lenguaje (1972). En 2000 publicó Teoría de los sentimientos, una obra donde analiza las funciones que desarrolla el aparato emocional de los individuos. Para el autor, el ser humano es una máquina de desear y cuando no se produce una función emocional necesaria se obtiene como resultado un sentimiento anormal.
En 2004 publicó Casa del Olivo, donde narra sus experiencias en Córdoba durante los años cincuenta y sesenta, cuando tuvo que sufrir el rechazo de la psiquiatría oficial debido a sus ideas políticas. La obra traza el perfil psicológico del franquismo y describe la lucha del autor contra el aislamiento. Al año siguiente presentó Cordura y locura en Cervantes, una recopilación de sus estudios sobre la locura en la obra del genial novelista español, especialmente en el Quijote.
Castilla del Pino escribió estudios sobre la tristeza, la depresión y la incomunicación, indagando en las fuentes primordiales del sufrimiento humano. Planteó una reforma de la psiquiatría española mediante su práctica, proponiendo una «psiquiatría comunitaria» en los años 80 y 90. Fue marginado la mayor parte de su vida por su posición política, e incomodaba a la sociedad con sus opiniones sobre la familia, pero durante los años 70 y 80 fue uno de los intelectuales más influyentes, y a partir del período democrático formó a más de 200 profesionales.