Castelló y Ginesta, Pedro (1771-1850)
Médico español nacido en Guisona (Lérida) el 4 de marzo de 1771 y fallecido en Madrid el 1 de julio de 1850 (aunque existen distintas fuentes que dudan de que ésta sea la fecha exacta de su muerte).
Después de cursar estudios de filosofía en la Universidad de Cervera, se trasladó a Barcelona, donde estudió cirugía médica. Ingresó en la Sanidad Militar como médico de regimiento de caballería de Alcántara, donde estuvo sirviendo cuatro años. Su tío por parte de madre, el doctor Agustín Ginesta, le consiguió un puesto de catedrático substituto en el Colegio de Santiago de esta misma localidad, aunque cuando se cercioró de que este centro no comenzaba su actividad, consiguió que le diesen el mismo destino en la ciudad de Barcelona. No obstante, tampoco estuvo mucho tiempo en la ciudad condal, puesto que en 1801 obtuvo el puesto de cirujano de la Real Familia y catedrático substituto del Real Colegio de San Carlos, en el que obtendría el título de médico. Tras la invasión napoleónica, no atendió a los tentadores ofrecimientos de Murat y huyó de la Corte, disfrazado de criado de un amigo suyo, y se refugió en Mallorca, donde permaneció hasta que acabó la contienda.
Volvió a la Corte en 1814 y recuperó sus antiguos cargos, a los que añadió, tras la muerte de su tío, la cátedra de obstetricia, enfermedades de mujeres y niños y sífilis que aquel desempeñaba. Fue precisamente en estas disciplinas donde se granjeó tal fama entre los facultativos madrileños que prácticamente ninguna enfermedad grave dejaba de pasar por sus doctas manos, las cuales, en la mayoría de los casos, obtenían resultados positivos aun en los peores historiales. Con la vuelta al absolutismo durante la Década Ominosa, Castelló se vio perseguido por sus ideas liberales y destituido, algo que fue moneda corriente entre el resto de catedráticos del Colegio tras el decreto del 18 de marzo de 1824. No obstante, un virulento ataque de gota que puso en serio peligro la vida de Fernando VII hizo que el monarca requiriera sus servicios en palacio. El acierto en el tratamiento de la dolencia real hizo que de nuevo conquistara el favor del monarca que no sólo le restituyó en su puesto, sino que le concedió el título nobiliario de marqués de la Salud, circustancia que fue aprovechada por Castelló para conseguir que sus compañeros de claustro volvieran también a sus puestos.
El favor real no terminó ahí; gracias a su intercesión, Castelló consiguió que se llevara a cabo una reforma vital para el desarrollo posterior de las ciencias médicas en España, ya que, por decreto de 1827, y según sus gestiones, se unificaron las dos ramas de la medicina, hasta entonces dividida en medicina propiamente dicha y cirugía, lo que ocasionaba un grave perjuicio a los estudiantes de ambas facultades y aun para los médicos en general.
A Castelló también se le debe la construcción del edificio que, ubicado en la calle de Atocha, sirvió de facultad práctica de medicina en la que muchas generaciones de estudiantes recibieron su formación; conseguido gracias, de nuevo, a la intercesión real, ya que el monarca le cedió los terrenos del antiguo Hospital de la Pasión, se construyó el edificio de la facultad de medicina donde una lápida y un busto costeado por Isabel II en memoria del insigne catedrático presiden la entrada. En su memoria se nombró, también, una populosa calle de Madrid, en la zona de ensanche diseñada por el marqués de Salamanca.
FDS