Bonet, Antonio (1913-1989).
Arquitecto español nacido en la ciudad de Barcelona el 20 de octubre de 1913 y fallecido en 1989; en su etapa de estudiante de arquitectura, recibió una formación proveniente de dos fuentes distintas: por una parte, la enseñanza recibida en la Universidad y por otra, la vinculada a la actividad de J. Ll. Sert, totalmente involucrado en el Movimiento Moderno.
Desde 1930, Sert formó el GATPAC, (Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea), identificado con las corrientes arquitectónicas de vanguardia, pronto se formalizó su constitución.
Bonet, siendo estudiante, participaba con entusiasmo en las actividades del grupo, viviendo de cerca los pasos que cambiarían la arquitectura de la época.
En 1935, ingresó como colaborador en el estudio que Sert tenía con Torres Clavé, también miembro del GATPAC, hasta 1935. Durante esta época y en este estudio, Bonet trabajó en los proyectos de la joyería Roca, las casas en Garraf, el parvulario y el stand MIDVA, al que concedieron el primer premio en el Salón de decoradores de Barcelona. En 1933 asiste al histórico crucero a bordo del Patris II, teniendo la oportunidad de vivir la redacción de la carta de Atenas, fundamental para la cultura arquitectónica del siglo XX. En ella se enuncian las funciones de habitar, trabajar, descansar y circular como los elementos fundamentales a considerar en el desarrollo urbanístico. En este viaje conoce a Le Corbusier y a Alvar Aalto.
Más tarde, Le Corbusier tuvo una mayor y más directa influencia en la formación de Bonet ya que, cuando Bonet se trasladó a París, en 1936, se puso a trabajar en su estudio. Un año antes, en 1935, obtuvo el segundo premio en el concurso para estudiantes de arquitectura, organizado por Rubio y Tudurí (ACTAR).
En el estudio de Le Corbusier proyectó la casa realizada por Bonet libremente, a petición del maestro: la Maison Jaoul. También se ocupó de diseñar el edificio principal para la Exposición Internacional de Lieja, que fue el Pabellón del Agua. Para esta obra incorporó las ideas surrealistas a la arquitectura funcionalista del momento. Este es uno de los aspectos que más tarde caracterizaron su obra.
En 1937 en la Exposición Internacional de París, en la que Le Corbusier presenta el Pabellón Des Temps Nouveaux, Bonet colaboró con Sert en la realización del Pabellón Español, cuyo carácter simbólico fue fundamental, atendiendo al concepto de unidad buscado en ese momento histórico. Esta construcción actuaba como nexo entre las distintas obras de artistas españoles que se exponían (Miró, Calder y Picasso) integrándolas a la arquitectura.
Durante su permanencia en el estudio de Le Corbusier conoció a dos jóvenes arquitectos argentinos: Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy. El hecho de la situación prebélica y la compatibilidad creada entre ellos, hace que Bonet se decidiera en 1938 a trasladarse a Argentina. Una vez allí formó, junto con Kurchai y Jorge Ferrari, el Grupo Austral, que actuó como primera referencia a la moderna arquitectura argentina y estuvo encargado de difundir las ideas básicas del movimiento moderno, pero ofreciendo una profunda crítica en cuanto a sus resultados. Se propuso estudiar los problemas del urbanismo del país y sugerir soluciones.
De la condición catalana de Bonet fue de donde surgió su comprensión y gusto por lo popular y su adhesión al surrealismo, y de donde resultó el carácter expresivo de su obra. Por otra parte, fue de su contacto con el GATPAC y con Le Corbusier lo que le abrió camino a las ideas del movimiento moderno. Bonet destacó su condición de catalán, tierra del surrealismo de Picasso, Miró, Dalí, y del modernismo de Gaudí y Jujol. El modernismo, muy asociado con Cataluña, plasmaba en su arquitectura imágenes caracterizadas por su irracionalidad.
Hay que destacar la importancia que dió Bonet a la dinámica del espacio; va creando distintas sensaciones perceptivas al jugar con los cambios de escala, las diferentes definiciones que produce la luz a través de los cierres y el movimiento de pisos y techos. Bonet diseñó desde los planteamientos generales, que permiten ver la intención de la obra, pasando por los patios, terrazas y galerías, hasta los elementos arquitectónicos como cornisas, barandillas o cierres.
Representa el camino que seguirá a partir de entonces las terrazas del Sel (1938), ejecutando la obra según una tendencia surrealista, que aparecerá en obras posteriores en el Río de la Plata: edificio Solana y las bóvedas del remate del Paraguay y Suipache, de 1938.
Bonet siente simpatía por los ambientes sugerentes e imaginativos que no sólo se manifiestan en la resolución formal, sino también en el planteamiento de las situaciones espaciales intensas. Por ejemplo, la sensación de irrealidad creada por la sustentación de estructuras pesadas por columnas que dan la impresión de diluirse: casa Oks (1955), la Ricarda (1953) y Castanera (1964). Para ello también recurre a la presión de pesadas estructuras de hormigón sustentadas a poca altura, como en el edificio Terraza Palace (1957), en el Mar de Plata, o en la Torre del Barrio Pedralpes, en Barcelona (1973).
Desde su regreso a España siguió esta tendencia: realizó algunas torres escultóricas, como la Cervantes (1955) o la Torre Urquinaona (1971), las más significativas dentro de esta línea, el proyecto para la Plaza de Castilla, Madrid (1964) y la Torre Rosas (1967).
Su origen catalán y su contacto con el espíritu mediterráneo se manifiestan en la elección de materiales y en la adaptación de sus construcciones al lugar y a su clima. Se plantea las fronteras entre lo público y lo privado desdibujando sus límites, produciendo una sensación de encuentro y relación. Son característicos de su obra de climas intermedios. Juntó estas dos conclusiones en las bóvedas para cubrir espacios uniendo las técnicas tradicionales y materiales del lugar. Algunos ejemplos son: casas en Martínez (1940), casa de Berlingieri (1947), obra en la que es fácil ver su raíz mediterránea; en este caso las bóvedas definen una dirección espacial y portante, al contrario que en la Ricarda (1953) realizada en su regreso a España, donde el concepto evoluciona siendo la bóveda la cubierta de un módulo cuadrado y sostenidas por soportes puntuales y no direccionales, creando así un espacio fluido y abierto.
Utilizó la alternativa de emplear las pendientes para ocultar las fachadas y lograr una integración con al paisaje: casa Cruylles (1967) en la Costa Brava.
La urbanística de Bonet perseguía la sistemalización en la combinación de unidades y la resolución de circulaciones y accesos. De este modo organizó calles en diferentes niveles para la distribución a las viviendas. Para proveer mayor carácter de cada unidad de vivienda, las dotaba de vitalidad propia y así adquirían independencia: Conjunto habitacional TOSA (1945) y el proyecto para la casa amarilla (1943). También le preocupó la separación de la circulación de automóviles y de vías peatonales: en Punta Ballena, ligeros puentes cruzaban las calles buscando el mar.
El concepto de producción en serie, tan arraigado por los ideólogos del movimiento moderno, origina la precisión en la modulación y la creación de unidades espaciales repetibles y combinables: pirámides de la casa Rubio en el Mar Menor (1965). Pero a Bonet este aspecto no le lleva a la repetición y al fanatismo, sino a la creación de ámbitos coherentes.Bonet diseñó muebles en su totalidad: piezas de cierre, revestimientos, etc., y todo lo que participara en su buscada unidad arquitectónica.
Buscó para sus proyectos la simplicidad de líneas. Esta tendencia purista se puede ver en la casa Oks o en el Pabellón de Cristal plano de 1958, en la fachada lateral de la Terraza Palace o en algunos espacios interiores donde unos pocos trazos definen al conjunto.
Trató de introducir los valores del surrealismo, sobre el entramado racionalista, con una mayor preocupación por la psicología individual y mostró un gran interés por establecer la continuidad con el paisaje y con las técnicas y materiales de la zona. Introdujo una gran libertad de formas sin abandonar el carácter funcionalista.
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