Baños de sangre del emperador Caracalla
Las Termas de Caracalla son un monumento imponente de la antigua Roma y un destino turístico icónico. Sin embargo, la verdadera historia de Septimio Bassiano Caracalla está llena de violencia y tragedias, que mancharon de sangre al Imperio Romano.
Un inicio marcado por la discordia
Tras la muerte de su padre, Septimio Severo, en el año 211 d.C., Caracalla y su hermano Geta fueron designados como cogobernantes. Desde la infancia, ambos hermanos se odiaban profundamente, al punto de evitar comer juntos por temor al envenenamiento y vivir en extremos opuestos del palacio con estrictas medidas de seguridad.
Caracalla no tardó en actuar. En una reunión organizada por su madre, Julia Domna, supuestamente para reconciliarse, Caracalla apuñaló a Geta en sus brazos, sellando su destino como único gobernante del imperio.
La primera masacre: el asesinato de Geta y sus partidarios
El asesinato de Geta desató una purga masiva. Caracalla ordenó la ejecución de más de 20,000 personas, incluyendo cortesanos, guardias y partidarios de su hermano. Entre las víctimas destacadas estuvo el jurista Emilio Papiniano, quien se negó a justificar legalmente el asesinato de Geta. Sus palabras, «es más fácil hacerlo que justificarlo», le costaron la vida.
Un reinado de terror y fracasos militares
Caracalla se proclamó a sí mismo como el nuevo Alejandro Magno e inició campañas militares contra los alamanes, sármatas, getas y partos. Sin embargo, sus esfuerzos militares fueron un desastre, ya que sus tropas sufrieron derrotas constantes. En cada provincia que visitaba, dejaba un rastro de saqueos y muertes masivas.
La masacre en Alejandría
Uno de los episodios más infames de su reinado ocurrió en Alejandría, Egipto, donde los habitantes, famosos por su independencia y sentido del humor, se burlaban del emperador llamándolo «Getiano», un insulto que hacía referencia al fratricidio de Geta.
En venganza, Caracalla convocó a miles de jóvenes egipcios con el pretexto de formar tropas de élite. Una vez reunidos, ordenó a sus soldados masacrar a todos. La violencia se extendió por las calles, con asesinatos, saqueos e incendios que devastaron la ciudad.
Una vida breve y un final violento
Caracalla gobernó con el respaldo de su ejército, siguiendo el consejo de su padre: «Si tienes a los soldados de tu lado, no importan los demás». Sin embargo, su trato abusivo hacia las tropas y su fracaso en la guerra contra Partia generaron descontento incluso entre sus propios militares.
El 8 de abril del año 217 d.C., mientras viajaba de Edesa a Carrhae, fue asesinado por uno de sus guardaespaldas, en una conspiración liderada por Macrino, un líder militar que Caracalla había humillado en repetidas ocasiones.
El legado sangriento de Caracalla
Caracalla murió a los 29 años, dejando tras de sí un imperio dividido, saqueado y traumatizado por su crueldad. Comparado con otros emperadores infames como Calígula y Nerón, las atrocidades de Caracalla son más grandes en escala, pero han recibido menos atención en la literatura y el cine.
A pesar de su brutalidad, su nombre sigue siendo asociado con las majestuosas Termas de Caracalla, un irónico contraste con el violento y sangriento legado que dejó tras su muerte.