Martín de Álzaga (1756-1812). El comerciante vasco que se convirtió en pilar de la resistencia e independencia en el Río de la Plata

Martín de Álzaga fue una de las figuras más relevantes en los albores de la independencia argentina. Nacido en Vizcaya en 1756, este comerciante español no solo amasó una gran fortuna en América del Sur, sino que además desempeñó un papel central en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas y en los primeros movimientos políticos que desembocarían en la independencia del Virreinato del Río de la Plata. Su historia es la de un hombre que, con visión y determinación, desafió a las potencias extranjeras y a las estructuras de poder coloniales, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y lucha por la autodeterminación.

Orígenes y contexto histórico

Martín de Álzaga nació en el seno de una familia vasca y emigró joven al Río de la Plata gracias a la influencia de su tío, Mateo Ramón de Álzaga. Esta región del imperio español se hallaba en pleno proceso de transformación, con una economía en crecimiento y tensiones políticas que auguraban grandes cambios. Al llegar a Buenos Aires, Álzaga se incorporó al mundo del comercio, inicialmente como empleado del poderoso comerciante Gaspar de Santa Coloma.

Poco después fundó su propia firma, “Alzaga y Requena”, que rápidamente creció hasta establecer sucursales en varias ciudades de América del Sur. Este éxito empresarial le permitió obtener una influencia considerable en la sociedad porteña, lo que a su vez lo catapultó al ámbito político.

Durante los años finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, el Virreinato del Río de la Plata fue escenario de profundas transformaciones. Las ideas ilustradas, los conflictos europeos —como la invasión napoleónica a España— y las ambiciones de autonomía de las colonias, encendieron el deseo de libertad en los territorios americanos.

Logros y contribuciones

Álzaga no fue simplemente un espectador de los acontecimientos de su tiempo. En 1790 fue nombrado procurador síndico general y al año siguiente primer regidor del Cabildo de Buenos Aires. En 1795 asumió como alcalde de primer voto, uno de los cargos más importantes del gobierno local, y fue ratificado en 1804, lo que consolidó su autoridad en la capital del virreinato.

Su momento más destacado llegó en 1806, durante la primera invasión inglesa a Buenos Aires. Álzaga se convirtió en el alma de la resistencia civil. Organizó un ejército con más de 1.000 hombres y utilizó su propia fortuna para mantener y uniformar a más de 2.000 voluntarios, que formaron el Regimiento de Voluntarios Patriotas de la Unión. Este cuerpo de combate resultó clave en la reconquista de la ciudad el 12 de agosto de 1806, en conjunto con las fuerzas lideradas por Liniers.

Durante la segunda invasión inglesa, en 1807, Álzaga volvió a desempeñar un papel esencial. A pesar de que las fuerzas de la vanguardia británica comandadas por el brigadier Gower vencieron a los hombres de Liniers, la firme resistencia organizada por Álzaga impidió que los invasores lograran el control de la ciudad. Su capacidad de liderazgo y su carisma lo convirtieron en una figura cada vez más influyente, tanto entre criollos como entre españoles peninsulares.

Momentos clave

La trayectoria de Martín de Álzaga está marcada por episodios decisivos que reflejan su compromiso con la autonomía de Buenos Aires y su visión política:

  • 1790-1795: Asume cargos municipales de creciente importancia, llegando a alcalde de primer voto.

  • 1806: Organiza y financia la defensa ante la primera invasión inglesa, logrando la reconquista de la ciudad.

  • 1807: Repite su protagonismo durante la segunda invasión, reforzando su influencia política.

  • 1809: Lidera una revolución con el fin de establecer una Junta de Gobierno similar a las de España, proponiendo una forma de gobierno democrática y nacionalista, anticipándose a los movimientos independentistas.

  • 1812: Planea derrocar al gobierno revolucionario, posiblemente con apoyo portugués, pero es delatado. El Primer Triunvirato, formado por Bernardino Rivadavia, Juan Martín de Pueyrredón y Feliciano Chiclana, ordena su fusilamiento.

La revolución de 1809 y su visión política

Uno de los episodios más significativos de su vida política fue la Revolución de enero de 1809, cuando Álzaga, junto a un grupo de criollos, catalanes y vascos, intentó instalar una Junta de Gobierno en Buenos Aires, similar a las que surgían en España tras la invasión napoleónica. Aunque el objetivo declarado era conservar la soberanía en nombre del rey Fernando VII, su verdadero propósito era avanzar hacia una forma de gobierno nacional y representativo.

Álzaga fue un precursor de las ideas republicanas en el Río de la Plata. Su visión iba más allá del mero reemplazo de autoridades: propugnaba un modelo en el que la soberanía popular y el congreso representativo fueran las bases del nuevo sistema político. Este planteamiento lo colocó en una posición de conflicto con otros sectores, incluidos algunos criollos que aún mantenían fidelidad al trono español.

Relevancia actual

La figura de Martín de Álzaga ha sido objeto de múltiples interpretaciones a lo largo del tiempo. Algunos lo han retratado como un conservador que solo pretendía mantener el orden colonial. Otros lo reivindican como un auténtico precursor de la independencia argentina, alguien que desde posiciones de poder y privilegio decidió apostar por un cambio profundo, adelantándose incluso a los sucesos de la Revolución de Mayo de 1810.

Hoy es posible afirmar que Álzaga representa la complejidad de los primeros años del proceso emancipador. Su vida resume la transición de la lealtad al imperio hacia los ideales de soberanía popular, así como las tensiones entre distintas corrientes políticas en una sociedad en transformación.

Legado político y simbólico

El legado de Álzaga puede resumirse en los siguientes puntos clave:

  • Fue uno de los primeros en organizar una resistencia armada local exitosa contra potencias extranjeras.

  • Promovió activamente la formación de una Junta de Gobierno autónoma.

  • Impulsó ideas de representación democrática y nacionalismo temprano.

  • Su ejecución en 1812 lo convirtió en una figura polémica, pero también en un mártir para ciertos sectores.

A pesar de su trágico final, Álzaga dejó una huella profunda en la historia argentina. Fue un actor esencial en la defensa de Buenos Aires, un líder político con ideas claras y adelantadas a su tiempo, y un símbolo de la lucha por la autonomía en una etapa crítica para el devenir de América Latina.

Su vida es testimonio del poder transformador de la voluntad individual en contextos de crisis y oportunidad. A más de dos siglos de su muerte, Martín de Álzaga sigue siendo un nombre clave para entender los orígenes de la nación argentina.