Abd al-Aziz Ibn Saud III (1881-1953).
Fundador y primer rey de Arabia Saudita nacido en Riad en 1881 y muerto en Taif el 9 de noviembre de 1953. Su nombre completo era Abd al-Aziz Ibn Saud. Hizo suya la determinación de sus antecesores, la familia que mandaba en el estado Saudí de Néyed, de extender el credo islámico Wahabí. Era un puritano musulmán cuya vida estuvo marcada por al palabra de Alá. Fue el fundador del Estado de Arabia Saudita e inició la explotación del petróleo en el país. Estableció un reino cuyo petróleo le hizo convertirse en uno de los más influyentes dirigentes árabes, y a su país en una nación rica y de gran importancia estratégica mundial.
Era hijo de Abd al Rahman quien se había propuesto extender el credo Islámico Wahhabí, y abogaba por un Islam purificado, libre de corrupciones populares e influencias occidentales. Los Wahhabíes creían que la forma vida de los musulmanes debía de dominar el Estado y la indolencia en el culto a Alá no podía ser tolerado de ningún modo. Su padre gobernaba en el estado Saudí de Néyed que tenía su centro principal en Riad. Su estado cayó ante el ataque de la dinastía Rashidi de la tribu Shammar, que tenían su centro en Hail, al noroeste de Riad, y que contaba con el apoyo del Imperio Otomano. Esto obligó a Ibn Saud junto a su familia a partir hacia el exilio. Se establecieron en la ciudad de Kuwait en 1891, cuando Ibn Saud tan solo contaba con diez años. A pesar de encontrarse en el exilio se educó en un ambiente real. Pronto se unió al entorno del soberano de Kuwait, donde aprendió a montar a caballo, a luchar y las costumbres reales.
Contrajo matrimonio por primera vez cuando tenía 15 años, pero tras la muerte de su primera esposa, volvió casarse tres años después. Su nueva mujer le dio, poco tiempo después, su primer hijo. Como era costumbre entre su estirpe, tras el nacimiento del primogénito contrajo matrimonio numerosas veces. Educado bajo las premisas de Ibn Saud, pronto mostró su intención de recuperar el antiguo prestigio y poder del desaparecido Estado Saudí. Ansiaba extender las creencias islámicas y renovar el poder de su familia. Mientras se encontraba en el destierro reorganizó militarmente a los beduinos. Trató de ganarse el apoyo de los extremistas Wahhabíes, con los que formó una organización militante conocida como Ikhwan. A través de esta fanática hermandad hizo un llamamiento a sus seguidores para combatir y masacrar a sus rivales árabes. De esta forma consiguió poner a las tribus nómadas bajo su influencia política. En 1900 fracasó en su primer intento de restaurar el prestigio de su familia, y no consiguió conquistar Riad, por entonces la capital de su antiguo reino de Néyed.Durante esta acción estuvo apunto de perder la vida. Al frente de doscientos de sus hombres nuevamente atacó en 1902 Riad, la cual consiguió arrebatar a los turcos a los gritos de «Al Saud» y «Dios es Grande». Poco después fue proclamado Imán de la ciudad. Sus acciones militares audaces le permitieron en 1904 adueñarse de todo el reino de Néyed. En 1906 rechazó a las tropas turcas que habían acudido a apoyar a los Rashidi. En 1910 Ibn Saud había logrado extender su poder hasta la región de Asín. Entoncés adoptó una serie de medidas políticas y militares con el fin de construir un nuevo estado Saudí, el cual asentó sobre una base pantribal y bajo los auspicios de la sagrada ley del islam, que se oponía a la tradicional ley patriarcal de la región. Trató de crear entre sus súbditos un profundo celo religioso y una culto hacia su persona. Inició una política radical de asentamiento y asentó a las tribus militaristas de los Wahhabíes en colonias agrícolas. De esta forma los podía tener más controlados. Sin embargo fueron incapaces de cultivar las tierras y se unieron la mayoría de ellos al ejército de Ibn Saud.
Sin olvidar sus principios religiosos puso en práctica una política pragmática. Consciente de la importancia estratégica de Arabia para el Reino Unido y el Imperio Otomano, trató de ganarse el favor de los británicos. Los turcos apoyaban a sus eternos rivales los Rashidi. El gobierno británico, que apoyaba al jeque Hachemita, veía en Ibn Saud un nuevo frente que oponer al poderío otomano. En sus continuas campañas Ibn Saud evitaba atacar a las tribus aliadas de Reino Unido, con lo cual pronto se convirtió en aliado de esta última nación. Con el fin de consolidar su poder, poco después de la conquista de Riad emprendió una política de alianzas matrimoniales con las tribus vecinas. Sobrevivió al atentado promovido por dos de sus sobrinos, quienes trataron de envenenarlo.
En 1912, después de haber conquistado todo la región de Néyed, fue reconocido sultán de este territorio. Continuó con su política expansiva , y en 1913 sus tropas capturaron al-Hasa, por lo que consiguió arrebatar a los turcos la región del Golfo Pérsico. Ésto le hizo ganar todavía más el favor de los británicos, que consideraban el Golfo Pérsico un punto vital en la ruta marítima hacia la India. De esta forma Ibn Saud puso fin a la primera etapa de sus campañas, conocida como el período beduino. Fue en este momento cuando empezó sus enfrentamientos con el jedive de La Meca, el hachemita Husein de Hayaz. En 1915, al poco de haber estallado la Primera Guerra Mundial, en la que un principio se había declarado neutral, firmó un tratado con Reino Unido, en el cual este país se comprometía a ayudar a Ibn Saud en caso de cualquier agresión exterior y reconocía el Estado Saudí como entidad independiente al que concedía el estatuto de protectorado. Como contrapartida Ibn Saud se comprometía a no atacar a los aliados de los británicos en la zona.
Esta nueva situación le permitió atacar a Ibn Rashid, cuya presencia en la zona no era bien vista por Reino Unido. En junio de 1916 protestó ante los británicos por la actitud de Husein, quien se había autoproclamado rey de los árabes. La finalización de la Primera Guerra Mundial supuso la alteración del panorama político de Arabia, de donde desapareció el Imperio Otomano como factor determinante. En 1920 Ibn Saud descubrió un complot para asesinarle promovido por la familia Hachemita y el jeque de Kuwait. Como respuesta intensificó sus campañas, conquistó ciudades cercanas a Kuwait y atacó las posesiones de la dinastía de los Rashid. En 1922 consiguió acabar con el poder de esta última dinastía. No volvió a buscar expansiones territoriales hasta 1924, cuando avanzó con sus fanáticos Wahhabíes sobre La Meca. Lo hizo después de que los hijos de Husein se declarasen reyes en Transjordania y en Irak, y se encontrase rodeado por miembros de una dinastía rival. Ese mismo año derrotó a Husein de Hayaz, el antiguo protegido de los británicos, que poco antes se había autoproclamado califa de los musulmanes.
Las acciones de Ibn Saud provocaron que Husein abdicara en su primogénito, el emir Alí, y que se refugiase en Irak. En 1925 incluyó la región de Asir entre sus posesiones. Al siguiente año sus hombres pusieron cerco a las ciudades de La Meca y Jidda, las que conquisto poco tiempo después. Con estas victorias consiguió poner bajo su control toda Arabia Central y su objetivo de revivir los límites del antiguo estado Saudí. Tras su victoria en 1926 se hizo proclamar rey del Hayaz. Los miembros de la hermandad Ikhwan, que formaban el núcleo principal de su ejército, consideraban a todos los no Wahhabíes infieles, por lo que a pesar de las advertencias de su soberano continuaron sus ataques contra los países vecinos. Por lo que se vio obligado a combatirlos y el 29 de marzo de 1929 los derrotó en la batalla de Sibilla. Consolidó su poder casando a sus hijos y hermanos con los principales familias de la región.
Una vez cumplidos sus objetivos trató de modernizar el estado, por lo que organizó un sistema de funcionarios y desarrolló un sistema de carreteras y líneas telegráficas. Trató de reducir al importancia comercial de Kuwait con el desarrollo de las ciudades de Jubail y Qatif. A comienzos de la década de 1930 tuvo que hacer frente a dos rebeliones de tribus contrarias a su políticas, una en la región de Hayaz y otra en la de Asir. Una vez controlada la situación interna declaró la guerra a Yemen, pero las presiones británicas le obligaron a retirar sus tropas. Posteriormente cambió su política expansionista y trató de establecer relaciones diplomáticas con los estados vecinos, y firmó tratados de amistad con Irak y Jordania. El 16 de septiembre de 1932 proclamó el reino de Arabia Saudita y oficialmente fue coronado rey como Abd al-Aziz. A partir de entonces se comportó como un soberano absolutista. Todas las decisiones eran tomadas directamente por el rey o por aquellos nombrados por él para una función particular.
Desde entonces cambió su política de panislamismo por el panarabismo. Adoptó los medios y avances técnicos propios de la civilización occidental sin abandonar las costumbres tradicionales. Poco tiempo después Reino Unido reconoció a su reino. La firma en 1933 de un contrato por 66 años con la Standard Oil para la explotación de los importantes yacimientos petrolíferos hallados en la región de al-Hasa, permitió el inicio del desarrollo económico de Arabia Saudita, debido a los enormes ingresos que ello trajo consigo. El dinero le permitió dotar de abundante y moderno material de guerra a su ejército y modernizar su incipiente industria. Se declaró neutral al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aunque un tratado comercial firmado con Italia en 1932, le hizo mantener buenas relaciones comerciales con las potencias del eje hasta 1942. Consiguió que su país se beneficiara a partir de 1943 de la ley estadounidense de Préstamo y Arriendo.
En 1945 salió por primera vez de su país desde que regresó en 1902. Lo hizo para entrevistarse a bordo de un crucero anclado en el mar Rojo, con Roosevelt y Winston Churchill, quienes regresaban de Yalta. Como consecuencia de esta entrevista en marzo de 1945 declaró la guerra a Alemania. La Segunda Guerra Mundial acabó con la importancia del Reino Unido en la región, por lo que Ibn Saud estrechó relaciones con Estados Unidos dentro del marco de la Guerra Fría. Hacia el final de la década de 1940 las compañías petrolíferas americanas que operaban en el país se unieron para organizar la Compañía Petrolífera Americana de Arabia (ARAMCO). Esta organización finalizó en 1950 un oleoducto que atravesaba Arabia Saudita y Siria, para hacer llegar el petróleo hasta el Mediterráneo. El petróleo consiguió enriquecer a la población saudí. La llegada del dinero trajo un nuevo problema, el conflicto entre las practicas modernas y las tradicionales proclamadas por el Islam, que eran apoyadas por el propio Ibn Saud. A pesar de ello introdujo la tecnología moderna en su país. A comienzos de 1953 se le diagnosticó una grave enfermedad, de la cual falleció el 9 de noviembre de 1953. Fue sucedido por su hijo mayor, Saud bin Abdul Aziz, pero pronto este contó con la oposición de otro de los hijos de Ibn Saud, Faisal bin Abd al-Aziz.
Bibliografía
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